Originaria de América Central y del Sur, la amarilis o Amaryllis (Hippeastrum spp.) es una planta con un bulbo de gran tamaño (de 12 a 15 cm de diámetro) e interesante altura (de 40 a 60 cm) que destaca por su capacidad para florecer varias veces al año, generalmente en invierno y primavera. Descubre todos los cuidados de esta planta de interior exótica.
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Así sus flores decorarán tu casa en invierno
Con el manejo adecuado de la amarilis se logra que florezca durante los meses más fríos del año, para ello hay que inducir que entre en período de reposo, colocando la maceta en un lugar fresco con poca luz y dejando de regar. Tras seis semanas en estas condiciones, se reactiva, volviendo a colocar la planta en un lugar cálido y con buena luz. Reinicia también el riego y el tallo floral comenzará a crecer.
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Diferentes tipos de ‘hippeastrum’
La amarilis, de flores grandes y vistosas que duran de tres a seis semanas, tiene muchas variedades: con flor doble o simple y en blanco, rosa, rojo, amarillo y multicolor.
Estas son algunas de las variedades más populares:
- Hippeastrum nymph: flores dobles redondeadas de color blanco con matices rosas en forma de rayas (en la imagen).
- Hippeastrum ice queen: flores con pétalos rizados y de un blanco vibrante.
- Hippeastrum pink rival: en un atractivo rosa fucsia.
- Hippeastrum red lion: flor en un rojo intenso.
- Hippeastrum benfica: flor de color rojo oscuro, brillo aterciopelado y el corazón más oscuro.
- Hippeastrum lemon star: con flor en amarillo suave con el centro verdoso.
- Hippeastrum sunny star: amarilla muy vibrante, en este caso con toques anaranjados.
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Plantación de la amarilis
Los bulbos de amarilis (estos se han adquirido en BULBi) pueden plantarse inmediatamente. Aunque antes de ello, resulta interesante sumergir el bulbo con sus raíces en agua durante medio día, para así favorecer la creación de nuevas raíces.
Cuando lo pongas en tierra, debes dejar que un tercio del bulbo sobresalga en altura, que quede al aire, para prevenir problemas de salud como la podredumbre.
Si ya tienes ejemplares de amarilis, cuando terminen su ciclo de crecimiento debes sacar los bulbos de la tierra y guardarlos en un lugar seco y fresco durante unas diez semanas. Pasado este tiempo, vuelve a plantarlos. Los bulbos tienen una vida excepcionalmente larga, así que podrás disfrutar de tu flor al menos 20 años.
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Un aspecto crucial, el tamaño de la maceta de la amarilis
La amarilis requiere una maceta no muy grande debido a la forma en que desarrolla su sistema radicular y, también, a su necesidad de estabilidad. Una maceta ajustada favorece un mejor anclaje del bulbo y evita que se incline o se hunda a medida que crece el tallo floral, que puede alcanzar una altura considerable.
Otro motivo por el cual debe plantarse en una maceta no demasiado grande es que un espacio excesivo fomenta el crecimiento de raíces en lugar de la floración. Al estar en un recipiente más pequeño, la planta canaliza su energía hacia la producción de flores.
¿Cómo debe ser el contenedor, entonces? Lo ideal es que tenga un diámetro solo unos 4 cm mayor que el bulbo.

¿Dónde colocar mis amarilis?
Las amarilis aprecian el sol y pueden recibir luz directa, siempre que no sea demasiado intensa. También puedes colocarlas en semisombra. Ten en cuenta que los tallos tienden a ir a la luz, así que deberás girar la maceta de vez en cuando para que mantengan una posición recta.
Esta bulbosa es feliz con temperaturas entre los 18 y los 25° C y no soportan estar expuestas a fuentes de calor cercanas (radiadores, chimeneas, estufas…). En la propuesta, los ejemplares son de Flower Council of Holland.
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El sustrato que agradecen
Elige para tus amarilis una tierra rica en materia orgánica y procúrales un buen drenaje, por ejemplo, situando en la capa inferior de arena. Ten en cuenta que es muy susceptible frente al encharcamiento, que puede conllevar que se pudra en bulbo, por ello es tan importante el drenaje.
A pesar de que esta planta bulbosa no es exigente en los cuidados, la mantendrás más saludable si la fertilizas en todos sus períodos salvo el de reposo vegetativo, ya que el bulbo necesita descansar. ¿El mejor abono? Uno orgánico, que es de liberación lenta y, además, natural.
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El mejor sistema de riego
El mejor riego para esta planta de interior es mediante plato (también conocido como riego por capilaridad o fondo). Consiste en poner agua en el platillo de la planta para que la planta absorba el agua a través de los agujeros de drenaje de la maceta. Tras dejar un tiempo el agua, cuando la planta está bien hidratada, se retira la sobrante. ¿Por qué es preferible al riego desde arriba? Porque al bulbo no le gusta recibir agua de forma directa.
Respecto a la pauta de riego, debe ser regular, manteniendo el sustrato siempre húmedo cuando la amarilis crece. Una vez tiene un tamaño considerable, hay que regarla una vez por semana en invierno y dos o tres veces en verano.
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Multiplicación
La amarilis puede reproducirse por hijuelos o plantando semillas, aunque en el segundo caso puede tardar hasta seis años en florecer.
Así pues, lo mejor es que lo hagas por separación de bulbillos (hijuelos que desarrolla el bulbo principal). En este caso la nueva planta puede tardar 2 o 3 años en florecer, ya que primero necesitará desarrollar un bulbo fuerte.
En la imagen, Hippeastrum santiago, adquirida en BULBi. Esta variedad es muy apreciada por su belleza bicolor, con pétalos de una tonalidad roja vibrante con franjas blancas en contraste.
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Plagas más comunes
Si aparece cualquier plaga, es importante actuar rápidamente. Los enemigos que suelen atacar a la amarilis son los pulgones (fíjate porque en ocasiones lo mostrará sus hojas deformadas), la cochinilla algodonosa (un síntoma de su presencia puede ser que las hojas se ven debilitadas o amarillentas) y la araña roja (presentará hojas secas con puntitos amarillos).
Para asegurar una planta sana, de crecimiento vigoroso y floración espectacular, conviene prevenir las plagas, teniendo la amarilis en un ambiente ventilado y no excediéndonos con el riego. Además, ve revisando el bulbo y las hojas regularmente para detectar si hay signos de ‘enemigos’. Para una prevención natural, es muy efectivo el uso de aceite de neem una vez al mes, ya que actúa como insecticida natural.
¡La unión hace la fuerza! Otra medida interesante consiste en agrupar plantas (como en la propuesta), pues al crearse un microclima alrededor de ellas, con condiciones de temperatura y humedad más estables, se beneficia al conjunto de los ejemplares.