A 60 kilómetros de París, en la región de la Isla de Francia, se encuentra la Maison de Gressey, una imponente mansión construida sobre las ruinas del castillo de Gressey. La magnífica residencia, que pertenece desde 2019 a Charles y Maylis Tassin, reconocidos diseñadores de muebles en Francia, es una casa señorial rodeada de diversas construcciones, una de las cuales alberga parte de la colección de coches y motos vintage de nuestro anfitrión.
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Rediseñado al estilo de los ingleses, el jardín está rodeado por un muro del siglo XVI, coronado por un palomar de la misma época.
Charles y Maylis adquirieron la propiedad en un estado de notable deterioro, y se comprometieron a restaurar su esplendor original, con el objetivo de crear un refugio de fin de semana en el campo.
Una renovación en la que supieron integrar, a la perfección, todas las comodidades modernas, mientras preservaban la historia y la armonía de cada estructura. Hace una década, la pareja fundó la Galerie May en el distrito de antigüedades de París, entre el Louvre y el Musée d’Orsay, en el 23 de la Rue de Lille, y rápidamente se expandieron al número 34 de la misma calle, ganando reconocimiento internacional.
La casa está impregnada de una rica historia familiar vinculada al arte, fusionando diversas épocas e inspirándose en los estilos de las décadas de 1940 y 1970. Cada detalle se refleja en piezas excepcionales, donde fusionan técnicas ancestrales con un enfoque contemporáneo, dando lugar a obras descritas como "antigüedades del futuro" .
De hecho, sus obras han cautivado a muchísimos clientes conocidos, entre los que se encuentran las Reinas Rania de Jordania y Máxima de los Países Bajos y la princesa de Liechtenstein, todas ellas ávidas coleccionistas de sus creaciones. También han colaborado con la princesa de Broglie, diseñando su residencia en Neuilly, así como con Peter Marino en proyectos para Dior y para la casa de moda de Alexandre Vauthier, entre otros. Sus hijos, Manon, Georges y Geneviève, también participan en esta empresa familiar, trabajando en la galería.
Y Edgar, con tan solo 11 años, ha diseñado ya su propia lámpara. La historia de Charles siempre ha estado entrelazada con el mundo del diseño y la decoración. Su madre, después de trabajar como estilista en Maison Carven, se asoció con Geneviève Prou, hija del renombrado decorador René Prou, para abrir una galería de antigüedades que logró rápidamente un notable éxito.
Geneviève estaba casada con Pierre Frey, fundador de la prestigiosa casa de tejidos, y su hijo Patrick, presidente de la reconocida firma Pierre Frey, se convirtió en el padrino de Charles. Maylis, por su parte, proviene de una familia muy conocida por la cría de caballos árabes de pura raza y, como artista plástica, colabora estrechamente con artesanos, creando piezas únicas. De ahí que, cuando la pareja se conoció, lo suyo fuera mucho más que una historia de amor. Fue la simbiosis perfecta de gustos, compartiendo la misma visión y una compenetración creativa sin igual.
Charles: "Es una casa emblemática"
—¿En qué año se construyó esta casa y cómo la encontrasteis?
—Fue construida en 1789, al inicio de la Revolución Francesa, sobre las ruinas de un antiguo castillo del que aún quedan algunos vestigios, como el muro de la finca y la torre de entrada. Es una casa emblemática de la región porque, escondida tras sus muros, solo se vislumbra algo de lo que en su día fue, cuando está el portón abierto. Los antiguos propietarios, que eran ya muy mayores, rechazaron todas las otras ofertas anteriores, así que se podría decir que casi nos eligieron a nosotros.
—¿Qué fue lo que más os atrajo?
—Buscábamos comprar algo en esta región que amamos, un sitio muy cercano a París y que, al mismo tiempo, fuese completamente rural. Nos cautivaron las proporciones encantadoras de la fachada de esta casa solariega, su arquitectura en forma de "U", su camino central y la torre.
—¿Cómo fue el proceso de renovación de la mansión?
—El estado general de la casa era bastante lamentable y tuvimos que rehacerlo todo, así que el desafío fue recuperar la nobleza de sus orígenes, aportando el confort del siglo XXI. Rediseñamos completamente la estructura interior de la casa, ampliamos el salón hacia el jardín trasero y creamos una conexión entre todas las edificaciones, sin necesidad de salir al exterior.
—¿Qué estilo de jardín rediseñasteis para esta casa?
—Lo que hicimos fue nivelarlo y rediseñarlo al estilo inglés, con la creación de pequeños muros de piedra.
—¿Y cómo describirías tu estilo?
—Al principio, nos frustraba no poder encontrar muebles atemporales con las dimensiones adecuadas para nuestros proyectos de arquitectura de interiores. Además, la oferta de los anticuarios era demasiado incierta y aleatoria. Ese fue el motivo por el que decidimos crear nuestras propias colecciones.
—¿Cuál es la principal característica de las piezas que diseñáis?
—Maylis y yo diseñamos colecciones fuera de las modas, obras de arte concebidas para que puedan perdurar generación tras generación.
—¿Qué clientes, para los que has trabajado, te han impactado más?
—Es difícil mencionar nombres en concreto, pero me gusta decir que mis clientes, algunos de ellos personajes muy conocidos, saben valorar mis consejos. Yves Gastou, por ejemplo, gran anticuario y descubridor de talentos olvidados, me daba total libertad para las escenografías de sus exposiciones.
Maylis: "Nuestras vidas deberían haberse cruzado mil veces antes"
—¿Y qué significa para ti haber nacido en una familia tan ligada al arte?
—Ese anclaje forjó mi vocación desde muy joven y, por ello, nunca consideré otro oficio que el que hoy ejerzo con gran pasión.
—¿Qué fue lo que te aportaron tus padres en este mundo?
—Mi padre era un grandísimo artista, un hombre con una gran curiosidad intelectual que me introdujo en muchas disciplinas. Y mi madre fue una joven estilista y, más tarde, anticuaria, que me llevó por toda Europa en busca de objetos muy especiales.
—Al futuro, ¿qué le pides?
—Que esta magnífica aventura perdure gracias a nuestros hijos y que nuestras piezas e interiorismos sean una referencia para las futuras generaciones.
—¿Cómo os conocisteis Charles y tú, Maylis?
—Nos conocimos en el año 2008, en casa de unos amigos comunes. Siempre pienso que nuestras vidas deberían haberse cruzado mil veces antes, pero el destino decidió que nos conociéramos en ese momento.
—Desde entonces, ¿habéis trabajado juntos?
—Nuestra relación, tanto amorosa como artística, fue muy afín desde el principio. Yo era artista plástica y Charles diseñaba y producía muebles para sus proyectos, así que lo de crear nuestra primera colección surgió de una manera muy natural.
—¿Siempre quisiste ser artista plástica?
—Sí, se podría decir que nací con un lápiz en la mano y eso ha hecho que haya terminado en el mundo de las artes decorativas.
—¿Y habéis logrado transmitir a vuestros hijos el amor por el arte?
—Parece que nuestros hijos han heredado nuestra pasión, sí. Manon, la mayor, es curadora de arte contemporáneo en París y supervisa la producción de piezas excepcionales para nosotros. Georges se ha unido para encargarse del desarrollo comercial. Geneviève es realizadora y produce nuestros contenidos en video. Y Edgar, aunque es pequeño todavía, es muy creativo y dibuja muy bien. Los apliques Torchh son una de sus creaciones.
—¿Os gusta tener invitados aquí?
—Recibimos mucho en casa y nos gusta hacerlo de manera sencilla, alrededor de la chimenea, siempre con platos tradicionales franceses y con buen vino.
—¿Soléis venir a menudo?
—Sí, sí. Nos encanta venir todos los fines de semana y nada hará cambiar eso.