En el estudio de arquitectura e interiorismo de Borja Vildósola ha recaído la tarea de darle una nueva vida a un piso con una ubicación privilegiada. Situado junto al Museo Guggenheim de Bilbao, la casa estaba prácticamente en ruinas. ¡Era necesario replantearla desde cero! Y así se hizo. La reforma integral partía de un reto complejo: el mal estado, las estancias compartimentadas (algunas sin ventilación) y un solo baño. A partir de aquí, debía convertirse en un piso funcional, atractivo, práctico y de estilo contemporáneo. Ya te avisamos, el reto se superó con creces.
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El piso antes de la reforma
¡Casi en ruinas! En un estado de abandono completo. Así estaba este piso de 90 metros cuadrados cuando el estudio de Borja Vildósola entró a darle una nueva vida. El reto existía porque había que redistribuir y actualizar. El resultado, partiendo de esta imagen, es un piso con carácter que se diseñó con equilibrio entre la estética contemporánea y la conservación de algunos elementos originales de la construcción. "Cada detalle, desde la distribución de los espacios hasta la elección de los materiales y la iluminación, contribuyó a crear un hogar que no solo es práctico, sino también un lugar lleno de estilo y personalidad, perfecto para quienes busquen una experiencia única en una de las zonas más vibrantes de Bilbao", recuerdan desde el estudio.
Una nueva zona de día
Desde el estudio de arquitectura e interiorismo de Borja Vildósola (www.borjavildosola.com) se planteó la redistribución con el objetivo de "optimizar los espacios y dotarlos de mayor amplitud y comodidad", indican los responsables del proyecto. La cocina se reubicó en el extremo opuesto de su ubicación original, lo que permitió liberar el centro de la vivienda y crear un gran espacio principal y abierto que integrara la zona de entrada a la vivienda, la cocina, el salón y el comedor. Esta imagen muestra el resultado. A la derecha el hall con una zona abierta de paso hacia los dormitorios. En ella, como veremos más adelante, se creó un funcional frente de almacenaje. La cocina se delimita con una isla, a continuación queda el comedor con una mesa redonda junto a un pilar visto y, en primer plano, el sofá del salón.
Un salón elegante
La disposición de la zona de día como eje central de la vivienda, de ambientes compartidos, "no solo mejoró la circulación, sino que también permitió una mayor interacción entre los diferentes espacios, con vistas y fluidez visual entre ellos", indica Borja Vildósola. De este modo, la vivienda pasó de tener una distribución muy compartimentada y poco funcional a una distribución más práctica y moderna, adaptada a las necesidades actuales de los inquilinos. La zona de estar queda en el extremo más protegido desde la entrada. Coincidiendo con el paso que lleva a los dormitorios. Se resuelve de forma práctica con mobiliario elegante pero funcional. Una bancada corrida en la pared aporta almacenaje y es el espacio perfecto para ubicar los audiovisuales. Entre el sofá, tapizado en terciopelo en color azul marino -pertenecía a la propiedad-, y la bancada, una mesa de centro rectangular en negro. La alfombra ayuda a demarcar el ambiente, que coincide con una de las grandes ventanas de la pared. Las molduras del techo en esta zona también favorecen la delimitación visual y le dan sofisticación.
Un comedor de transición
Entre salón y cocina queda el comedor, que se resuelve con una mesa de forma circular y sillas que también apuestan por las líneas redondeadas. El conjunto ocupa un lugar de transición por lo que era necesario que favoreciera la fluidez, sin esquinas ni aristas. Había que evitar la sensación de compartimentación. En este proyecto además se respetaron algunos elementos originales de la vivienda que se ponen en valor en la nueva interpretación. "Esto otorga al piso un carácter único y una personalidad distintiva", señalan los responsables del proyecto. Se conservó el artesonado de escayola en el salón, un elemento clásico que se restauró y se integró en el nuevo diseño de manera armónica. Además, se dejó al descubierto un pilar de hormigón visto junto al comedor, que se convirtió en un punto de interés arquitectónico, al tiempo que se mantuvieron los radiadores de hierro fundido lacados en gris antracita.
Así era la cocina antes de la reforma
Estaba ubicada en una posición totalmente diferente dentro de la vivienda. Su planta era alargada y quedaba desconectada de la vida en el piso. Una cocina antigua que nada tiene que ver con el resultado tras la intervención del estudio.
Una cocina elegante con isla
El gris visón fue el tono elegido para el mobiliario de la cocina, un tono elegante, que integra perfectamente con clase la cocina en el espacio de día. Este pequeño espacio se distribuye en dos elementos: un frente de armarios adosado a la pared y una isla central. En esta se instala el fregadero. Cuenta con mucho espacio de preparación de alimentos y almacenaje por sus dimensiones. Además, en un extremo cuenta con una barra alta con taburetes, que da comodidad en el día a día y evita el uso del comedor. En la pared queda la zona de cocción con muebles altos y bajo y un par de columnas en las que se integran horno, microondas y frigorífico integrado. El resultado de este espacio compartido es moderno y funcional. La cocina cuenta con mobiliario de la firma Santos.
La paleta de colores
Se optó por una base neutra en tonos blancos para que se multiplicara la luminosidad y sensación de amplitud en todos los ambientes, pero no se descuidan los contrastes con colores más intensos, responsables de introducir profundidad y carácter. En esta toma se aprecian los radiadores mencionados anteriormente, como elemento recuperado de la vivienda. Conviven en armonía con la nueva configuración y estilo. Materiales que crean una estética más contemporánea y limpia pero que ponen carácter. Se ve aquí el frente de armarios creado en la pared, con frentes en color blanco, lisos, que no entorpecen ni interfieren visualmente pero aportan una gran solución para guardar.
Nuevo concepto para el área de descanso
Así lucía uno de los dormitorios de esta vivienda en Bilbao. Con el nuevo planteamiento de la distribución, no solo se mejoran los dormitorios (tres habitaciones dobles), diseñando uno de ellos con baño en suite, sino que se gana un segundo baño para dar servicio a los otros dormitorios.
La calidez y confort de los dormitorios
Este es uno de los dormitorios, con una estética acogedora, cálida y confortable, que se logra a través del uso de los textiles y una gama cromática suave. Los tres dormitorios comparten estas premisas aunque modifican ligeramente las mesitas de noche y algún accesorio como las lámparas. El buscar en todo el proyecto un estilo acogedor era clave para el estudio ya que al tratarse de una vivienda de alquiler, los huéspedes deben sentirse como en casa según atraviesen la puerta. Por eso se han utilizado materiales nobles y texturas que aportaran confort y calidez, como la madera, el lino y el terciopelo. Además, en los dormitorios se respira cierta sofisticación contemporánea. La cama aquí queda enmarcada por un cabecero tapizado y dos mesitas de noche oscuras y altas.
Un baño antiguo
Este es el aspecto que tenía el baño de la vivienda antes de la entrada del estudio. Un baño con ducha, inodoro, bidé y mueble de lavabo, con azulejos retro en color verde. ¡Cómo se transforma todo con las intervenciones adecuadas!
El baño en 'suite'
El acabado que se ha buscado en este espacio integrado en uno de los dormitorios juega con los tonos grises en paredes y techos, revestidos con baldosa grande rectangular; y la madera. Al combinar el mismo acabado efecto pétreo natural en paredes y suelo se da continuidad, favoreciendo la sensación de amplitud. Esta está presente en el mueble del lavabo, un diseño sencillo y funcional con espacio de almacenaje, suspendido, que integra el lavabo en la encimera. Este espacio cuenta con inodoro y una confortable zona de ducha.
El tratamiento de la luz natural y los textiles, esenciales en el dormitorio
En este dormitorio, como en el resto, los colores neutros aportan sosiego. Es un espacio en el que todo invita al confort. Los tejidos tienen gran peso en esta sensación. De hecho, el lino es el tejido protagonista en la ropa de cama y en los estores. Para vestir las ventanas, solo tonos neutros que tamizan la luz sin restarla. Además así se protege la estancia de las miradas exteriores, ya que hay bloques de pisos enfrente. Pero además de cuidar el efecto de la luz natural, en este proyecto se ha creado una iluminación estratégica para lograr los ambientes deseados. "La iluminación jugó un papel esencial en este proyecto, ya que se pensó cuidadosamente para no solo iluminar, sino también para crear una atmósfera acogedora y confortable. En lugar de recargar el techo con focos visibles, se optó por una distribución de luz más estratégica y discreta, que evitara sobrecargar el espacio", detallan desde el estudio. De esta manera, con una luz cálida en puntos clave se resaltan las texturas y los materiales.
Un baño de estética elegante repleto de matices
La elegancia es la seña de identidad de este baño en el que los colores oscuros aportan sobriedad y se combinan con la calidez y naturalidad de la madera. En la pared destaca la combinación de revestimientos con piezas cerámicas esmaltadas en gris oscuro, creando un zócalo en la parte baja de la pared con baldosas rectangulares instaladas en vertical. En la zona superior de la pared, papel pintado tipo macramé en tono marfil y gris oscuro. A la derecha queda la repisa que se crea al instalar la cisterna del inodoro empotrada. Ese espacio se remata con una balda de madera del mismo acabado que el mueble del lavabo. Las formas redondeadas se introducen en el lavabo de sobre poner, la grifería de caño alto redondeado y el espejo. A la izquierda queda la ducha. Y es que como explican desde el estudio de Borja Vildósola, "en los baños se siguió la misma línea de contrastes de colores, combinando el gris con la madera para crear un ambiente armonioso".