En decoración, no existen los milagros y los metros cuadrados son los que son. Pero lo cierto es que, los efectos que producen ciertos colores, se parecen mucho, salvando las distancias, Así, pueden crear ilusiones e iluminarlo, lograr que una habitación parezca más grande o convertirla en un espacio acogedor y tranquilo. Además, del blanco, hay tonos con muchas posibilidades de éxito. Evidentemente los claros siempre son bienvenidos, pero no son los únicos para espacios pequeños, ya que hay oscuros que cumplen su función con creces y con personalidad. Descubre los 10 mejores colores y cómo usarlos adecuadamente.
Verde frío: profundo y apetecible
Las paredes de color verde suave, como las de este dormitorio de La Redoute Interieurs, proporcionarán dosis de relajación al dormitorio, sin perjudicar la sensación de amplitud. Además, tonos como el oliva, uno de las tonalidades tendencia esta temporada, tienen la capacidad de proporcionar bienestar, logrando, al mismo tiempo, mayor profundidad. Sin olvidar su conexión con la naturaleza y su poder para enriquecer sin abrumar. Eso sí, procura no incorporar demasiados tonos adicionales y evita los contrastes potentes. Mejor neutros cálidos, texturas naturales y una iluminación suave.
Hueso: el blanco más cálido
Evidentemente en nuestra lista no podía faltar el blanco, sinónimo de luz y amplitud. Sin embargo, para el dormitorio nos aliamos con sus versiones más cálidas. Elige un blanco roto, igual de infalible, pero más apetecible, y úsalo para pintar las paredes, incluso si no tienen ventana. Una buena idea es optar por un solo color, como en esta habitación de George Home, donde al crear menos contraste visual, la sensación de amplitud es mayor. Al igual que usar el mismo tono en el techo, de forma que no te das cuenta dónde termina la pared y empieza este.
Rosa pálido: dulzura con personalidad
Los rosas suaves, pasteles o palo, son perfectos en dormitorios pequeños, ya que, además de ampliar visualmente, diseñan una atmósfera acogedora y relajante. Otra buena cualidad de estos tonos es su capacidad para reflejar la luz, sin resultar molestos. Haz que el 'look' sea uniforme, pintando las paredes, el techo y el rodapié del mismo rosa. Así, lograrás que el espacio parezca más grande, sin perder esa sensación de dulzura.
Azul oscuro: un sofisticado en pequeñas dosis
A la hora de decorar espacios de pocos metros, siempre huimos de los colores oscuros y vamos a lo seguro (los claros), ya que multiplican la luz y la sensación de amplitud. Sin embargo, esto no significa que colores como el azul oscuro, e incluso, el negro, puedan dar mucho juego en habitaciones pequeñas, siempre que sean luminosas. Puedes no hacer un 'total look', sino jugar con una pared de acento, como en esta propuesta de Bruguer, y dejarla brillar en solitario. Si te fijas bien, verás que se aleja y aporta profundidad. Nos encanta el contraste con el techo blanco. ¿Otra idea? El marco perfecto para poner cuadros.
Amarillo: tocado por el sol
El amarillo, en sus muchas variantes, desde el mostaza hasta el huevo, limón o dorado, es una opción infalible en un dormitorio pequeño. Este tono, el de esta propuesta, es de Mylands, elimina cualquier sensación de oscuridad y lleva el sol a todos los rincones. De esta manera, el espacio se ve más grande de lo que realmente es. Rodéalo de elementos de madera, pinceladas blancas y neutras claras, para equilibrar cierto exceso de vitalidad, que puede ser negativa para el descanso.
Verde intenso: profundo e íntimo
El verde intenso, como el de esta propuesta de Maisons du Monde, agrega profundidad y carácter a un dormitorio pequeño. Además, establece, al mismo tiempo, equilibrio entre la sensación de amplitud y la intimidad necesaria en esta estancia. Este tono, al que se puede sumar los amatistas o los zafiro, hacen que las paredes 'retrocedan', por un lado, mientras que, por otro, envuelven todo el espacio, incrementando el confort, sin perder su lado más sofisticado. Puedes apostar por el uso del verde en distintas intensidades o jugar con una pared de acento y complementar con blancos, cremas o beiges.
Azul frío: a favor de la luz
Y la luminosidad. El azul, en cualquiera de sus variantes, es uno de los tonos que más usamos en el dormitorio, cuando queremos salirnos del típico blanco, crema o beige. El cielo tuvo su momento de gloria y ahora se muestra más osado y diferente, como este de Jotun con matices verdes. Nos gusta por su gusto por la luz y el espacio, pero también por su toque personal y sofisticado.
Crema: cálido y suntuoso
Si te gusta la claridad, espacial y mental del blanco, pero buscas algo más cálido y apetecible, el crema es tu opción. Este color, además de proporcionar amplitud y luz, resulta estiloso e, incluso, atrevido. En un dormitorio pequeño, los tonos neutros cálidos, entre los que están también el beige y el terracota suave, aportan profundidad en las paredes y crean una atmósfera acogedora, perfecta para el descanso. Sobre todo si, como en esta propuesta de John Lewis lo rodeas de madera y textiles amorosos. Puedes pintar el techo a juego o dar un toque dramático, usando el blanco como contraste.
Colores oscuros: unidad visual
Si tu dormitorio es luminoso, estás aburrida de los neutros claros y buscas personalidad, los tonos oscuros vienen al rescate. Olvídate de prejuicios y úsalos a tu favor. ¿Cómo? Ten en cuenta que absorben la luz de un espacio, haciendo que la división entre las paredes se difumine, lo que añade profundidad y logra que parezca más grande. Si eliges un acabado brillante, como el de esta propuesta de Furniture Village, elevarás sus resultados e imprimarás carácter y sofisticación. Si no quieres pasarte, recurre a una sola pared y equilibra con tonos más claros en el resto.
Gris plateado: el comodín
Puede parecer algo arriesgado, pero lo cierto es que el gris, especialmente el brillante o plateado, puede ser una opción en un dormitorio pequeño. Sus posibilidades decorativas están fuera de toda duda, ya que hay pocos colores que resulten tan elegante, fresco y actual como él. En sus variantes menos intensas resultará más discreto y relajante y las paredes harán que rebote la luz natural, mientras que en las más oscuras, como las de esta propuesta de Behr, ganará en calidez y sofisticación.