Si hay un reto de limpieza difícil de afrontar en casa ese es, sin duda, la limpieza y mantenimiento de la cocina. Esta estancia se convierte en el escenario de largas horas frente a los fogones, así como de muchos desayunos, comidas y cenas. La consecuencia es clara: restos de alimentos, manchas y salpicaduras, sustancias que se derraman... Un desastre cotidiano que se repite cada día. Ante esta situación, limpiar la cocina es, probablemente, la tarea doméstica más dura e ingrata de todas las que existen en el hogar, por lo que necesitamos algunos consejos de experto. Aquí tienes las claves que hay que poner en práctica para mantener este espacio en perfecto estado de revista.
A la hora de acometer la limpieza de la cocina, Begoña Pérez, La Ordenatriz, nos ayuda a establecer la frecuencia idónea de las tareas. En su libro 'Limpieza, orden y felicidad' (Ed. Planeta) explica que "debemos limpiar a diario los elementos que más usamos (placa o fuegos, fregadero, encimera, etc.) y hacer una limpieza general semanal que incluya, como mínimo, el suelo, el exterior de los armarios y los electrodomésticos. Por último, hay que programar una limpieza a fondo, como mínimo, dos veces al año".
Limpia de arriba hacia abajo
Esta es una recomendación que sirve para limpiar cualquier estancia de la casa, y no solamente la cocina. Es importante comenzar a limpiar por la parte superior de la habitación, es decir, por el techo y la parte alta de las paredes. Desde ese punto iremos limpiando hacia la zona inferior, siguiendo por los muebles altos, si es que tu cocina los tiene, o por los estantes de pared. De esta forma la suciedad y el polvo irán cayendo hacia abajo. Ten en cuenta que si comienzas por el suelo o la parte inferior de los muebles, tendrás que limpiar dos veces estas superficies.
Un consejo: cuando te plantees la limpieza general de la cocina, planifica el trabajo por zonas. Primero un lateral (de arriba a abajo), después otra de las paredes, etc. Así irás programando las tareas en función del tiempo que tienes disponible para hacerlas. Lo ideal es hacerlo todo de una vez, pero si no tienes tiempo suficiente puedes dividir el trabajo en dos jornadas. Lo importante es hacerlo.
Repasa los muebles con frecuencia
No esperes a limpiar los muebles y armarios de cocina cuando hagas una limpieza más profunda o general, o los tendrás siempre sucios. Las puertas de los armarios, los frentes de cajones y gavetas, incluso el interior, se manchan constantemente, ya que están expuestos a la grasa y a la suciedad, por lo que es necesario repasarlos al menos una vez a la semana. Asegúrate de eliminar cualquier mancha o resto que veas y mantén el exterior de los armarios lo más limpio posible utilizando un limpiador multiusos que sea suave y una bayeta de microfibra. También puedes usar una solución de agua jabonosa (usa un jabón neutro). El interior de los muebles requiere menos atención, ya que no se ensucia tanto.
Elige con acierto los utensilios de limpieza
Para conseguir los mejores resultados a la hora de limpiar la cocina, hay que hacerlo con método. Y eso incluye una planificación detallada de los útiles de limpieza. En lo que se refiere a los trapos, bayetas, estropajos y paños de cocina has de tener claro que estos deben estar limpios y en perfecto estado. Si están viejos o sucios, no los utilices.
Comienza por tener diferentes paños de cocina para distintos usos dentro de la cocina. Usar un solo paño podría propagar los gérmenes de un lugar a otro en el espacio. Es mejor emplear un paño para secar cacharros y utensilios, otro para secarnos las manos, una bayeta diferente para la encimera, etc. De esta forma evitamos la contaminación cruzada.
Un consejo: a la hora de lavar paños de cocina, bayetas y trapos, hazlo en una colada separada del resto de la ropa y en agua bastante caliente, para eliminar los posibles gérmenes y microorganismos que puedan tener. Además, debes renovarlos en cuanto se deterioren y ya no cumplan su función de forma adecuada.
No uses productos agresivos
A la hora de limpiar la cocina no es necesario utilizar limpiadores agresivos ni desinfectantes químicos superpotentes. En general, los detergentes normales y el jabón, cumplen bastante bien su función y acaban con la grasa y la suciedad. Si necesitas un desinfectante un poco más completo, puedes utilizar algunos que son bastante suaves y que no deterioran las superficies de la cocina, como la encimera o los muebles.
Un consejo: asegúrate de que los productos y limpiadores que utilices en la cocina sean naturales o, al menos, que puedan usarse en superficies que van a estar en contacto con alimentos. Todos los limpiadores pueden dejar residuos y esto puede llegar a ser peligroso si no lo tenemos en cuenta.
Limpia debajo de los electrodomésticos
Tu cocina está repleta de rincones y recovecos difíciles de limpiar, en los que se acumulan migas, restos de alimentos, líquidos derramados, etc. No esperes a hacer la limpieza general para eliminar la suciedad de estos puntos negros de tu cocina. De vez en cuando ponte manos a la obra y retira de la encimera los pequeños electrodomésticos, como la cafetera, la freidora de aire o la tostadora, así como otros objetos que puedan dificultar la limpieza, y repasa bien estos espacios. También puedes retirar algunos electrodomésticos más grandes, como la lavadora o el lavavajillas, para retirar la suciedad acumulada debajo.
No olvides el filtro de la campana extractora
Puede que la campana extractora sea uno de los electrodomésticos de la cocina que más se ensucian, por lo que debes limpiarla con frecuencia. Y aunque la parte externa se mantiene más o menos fácilmente, no debes olvidar que también hay que ocuparse de los filtros. Estos atrapan la grasa y la suciedad. Si los filtros no están lo suficientemente limpios se reduce la eficacia de la campana y, cuando la grasa se acumula demasiado, existe un riesgo real de producirse un incendio. Para evitarlo, lava los filtros una vez al mes sumergiéndolos en agua caliente y jabón, o utilizando un producto desengrasante. Si puedes meter los filtros en el lavavajillas, es una buena idea: quedan genial.
Revisar y limpiar la nevera
La limpieza del frigorífico es un capítulo importante en lo que al mantenimiento de la cocina se refiere. Trata de mantenerlo lo más higiénico posible, retirando los derrames y restos de alimentos que puedan quedar en los estantes o en las paredes. Conviene tapar todos los recipientes que se introducen en la nevera. Además, cada cierto tiempo deberás limpiarla en profundidad: vacíala, tira los alimentos y productos caducados, y extrae todos los elementos que se puedan sacar, como bandejas, rejillas, cajones, etc. Estos accesorios se pueden limpiar con una solución de agua jabonosa.
Para limpiar el interior de la nevera puedes preparar un limpiador casero muy efectivo: solo tienes que mezclar dos partes de agua, por una parte de vinagre de limpieza. Aplícalo con un paño de microfibra y conseguirás eliminar, además de la suciedad, los malos olores.
Cómo tener a punto el lavavajillas
Es esencial limpiar con cierta frecuencia (una vez al mes es lo recomendable) el interior del lavavajillas porque, a pesar de que deja perfectos platos, vasos y cubiertos, eso no significa que se limpie a sí mismo con los lavados cotidianos. Al contrario, va acumulando restos de suciedad que debes eliminar si no quieres echar a perder este electrodoméstico imprescindible en la cocina. Begoña Pérez, La Ordenatriz, te da las recomendaciones que necesitas para dejar el lavavajillas en perfecto estado en su libro “Limpieza, orden y felicidad”.
- Comienza por extraer las cestas, el filtro y las aspas, si son desmontables, y limpia cada uno de estos elementos bajo el grifo con agua y jabón.
- Limpia las gomas con una pasta de agua y bicarbonato, dejando actuar unos 15 minutos si están muy sucias y enjuagando después.
- A continuación, vuelve a colocar todos los elementos en su sitio y echa un vaso de vinagre y medio vaso de bicarbonato sobre el fondo del lavavajillas.
- Ponlo en marcha con un programa largo a máxima temperatura y haz un lavado en vacío. Repite este proceso si es necesario.
Los rincones olvidados
Rodapiés, zócalos, molduras... Estos elementos van acumulando polvo haciendo que tu cocina se vea con poco lustre. Para evitarlo tendrás que repasar estos rincones con cierta frecuencia, de forma que estén siempre más o menos limpios. Comienza por pasar el aspirador y después un paño de microfibra para eliminar las manchas persistentes y la suciedad difícil.
Para limpiar las juntas de las baldosas del suelo puedes poner en práctica este truco de La Ordenatriz: "lo que debes hacer es echar bicarbonato sobre las juntas y mojarlo con vinagre para formar una pasta. Deja actuar un mínimo de dos horas y, a continuación, cepíllalo, barre y friega para eliminar cualquier resto de la mezcla", explica la conocida cleanfluencer.
Elementos que conviene desinfectar
Después de la pandemia por Coronavirus que sufrimos a nivel mundial hace unos años, todos sabemos que limpiar no es lo mismo que desinfectar. Aunque afortunadamente no estamos en esta situación de riesgo, no está de más poner en práctica algunas recomendaciones para tratar de hacer de la cocina un espacio seguro, libre de gérmenes y bacterias. Ten en cuenta que es importante limpiar los elementos que se tocan mucho con las manos como los pomos de las puertas, los tiradores de armarios y cajones, los interruptores, el grifo, etc. Utiliza un limpiador desinfectante para higienizar estas superficies y elementos y eliminar así los microorganismos y la contaminación cruzada.