El paisajismo en 2025 entra en una nueva era que redefine la relación entre los espacios exteriores, la sostenibilidad y el estilo de vida. Los jardines dejan de ser solo un lugar de contemplación para convertirse en ecosistemas vivos, espacios de bienestar y expresión personal, donde la tecnología se combina con un profundo respeto por el medio ambiente.
Así, los jardines no solo siguen las líneas de la sostenibilidad, sino que apuestan por regenerar el entorno, involucrar a la biodiversidad y maximizar la funcionalidad. ¡Lo vemos!
El concepto clave: la ecología
La sostenibilidad se mantiene como el eje esencial del diseño de paisajismo, pero ahora avanza hacia modelos regenerativos. En 2025, el objetivo sigue siendo crear jardines que impacten menos al medio ambiente, pero se da un paso más y se crearán espacios exteriores que enriquezcan activamente al planeta.
En este aspecto la regeneración del suelo se convierte en una prioridad, con prácticas como el compostaje casero o la recuperación de aguas pluviales para riego. El uso de materiales reciclados en elementos decorativos también es un plus, como macetas que aprovechan palés o neumáticos.
El éxito de los jardines ‘smart’
La tecnología encuentra un papel destacado en el diseño paisajístico de 2025. Y es que los jardines inteligentes ya no son una idea futurista, sino una realidad cada vez más accesible. Sistemas de riego automatizados y eficientes, basados en sensores que ajustan el consumo de agua según la humedad del suelo y el clima, se integran fácilmente. Y no tardaremos en ver cómo los drones monitorizarán la salud de las plantas y facilitarán tareas, como el riego o la poda.
Otra oportunidad de tener un jardín conectado es con la iluminación LED, programable desde aplicaciones móviles, o el mobiliario con altavoces en el que escuchar música de tu tableta o teléfono.
Naturaleza y estética en movimiento
Los jardines naturalizados, también conocidos como new perennial, proponen un diseño más libre y orgánico que celebra la espontaneidad de la naturaleza. Este estilo combina plantas formando paisajes que imitan los ecosistemas silvestres. Su mayor atractivo estético es que las cambiantes texturas y colores que se transforman según la estación del año en la que nos encontremos. Buen ejemplo de ello es el jardín de la propuesta, ideado por Fernando Nájera.
Además de ser visualmente impactantes, estos jardines refuerzan la conexión con el entorno y, al adoptar este enfoque, los paisajistas fomentan espacios resilientes y sostenibles, ofreciendo una alternativa encantadora y responsable frente a los modelos más estructurados de jardinería.
El agua es la estrella
Lo vemos ya en los proyectos actuales, el agua está tomando un protagonismo especial. ¿De qué forma? Mediante láminas de agua que reflejan árboles, pequeñas cascadas, fuentes y estanques, todos elementos relajantes que, además, contribuyen a sostener la biodiversidad local.
Y para darse un chapuzón, las piscinas naturalizadas lideran las preferencias, al ofrecer un baño libre de químicos y respetuoso con el medio ambiente. Las también denominadas biopiscinas en lugar de cloro o sal utilizan plantas acuáticas y microorganismos para mantener el agua limpia, generando además un entorno de gran belleza visual. Por cierto, si vas a instalar una ducha en tu jardín, la alternativa más ecológica es la que calienta el agua con energía solar.
El hechizo del jardín sensorial
Para transformar el jardín en una experiencia sensorial, algo que está al alza y reclama la neuroarquitectura, el agua es vital (ya hemos hablado de ello en el punto anterior). Aunque puedes convertir tus exteriores en un refugio para los sentidos con otras pequeñas pero significativas transformaciones:
- Incorporar plantas aromáticas, que regalen magníficas fragancias a cada paso. Ejemplos muy adaptados a nuestro clima son las lavandas, jazmines, hierbas como la menta o el romero, y flores como las rosas o los jazmines.
- Añadir obras de arte que ‘eleven’ la decoración del jardín y lo conviertan en un lugar de expresión y agreguen un carácter único y personal al entorno.
- Crear experiencias inmersivas. Por ejemplo, sistemas de iluminación interactiva, sensores de movimiento para activar sonidos relajantes o sistemas de proyección que transforman un espacio nocturno en un espectáculo visual.
Firma el proyecto de paisajismo de este jardín con piscina y una pérgola rebosante de flores el equipo de Freehand Arquitectura, quien además ha reformado la vivienda con criterios de eficiencia, siguiendo los estándares de las passivhaus.
Jardines comestibles
Cultivar en un huerto tus propios alimentos kilómetro 0 es un lujo que gana adeptos como tendencia de diseño paisajístico. Para crear un jardín comestible atractivo te sugerimos mezclar plantas comestibles con ornamentales. De hecho, hay flores que cuidan de tus cultivos manteniéndolos protegidos frente a las plagas, como las mielenramas o los claveles de moro. Por supuesto, cultivar árboles frutales también es una fantástica opción para tener un jardín comestible.
¿Tienes poco espacio? En tal caso son infalibles las mesas de cultivo o los grandes macetones.
Más allá de las plantas: arquitectura y otros elementos esenciales
El jardín moderno no solo es vegetación. Por tal de explotar al máximo nuestra vida al aire libre hay que incorporar piezas que nos permitan disfrutarlo durante todo el año y en cualquier momento del día, como braseros, cocinas de exterior, pérgolas o toldos, que generen sombras, e iluminación.
Asimismo, un jardín bien diseñado debe dialogar con la arquitectura de la vivienda. La integración temprana entre arquitectos y paisajistas asegura proyectos coherentes donde cada elemento amplifica la belleza y funcionalidad del otro.
Un jardín donde menos te lo esperas
Los espacios urbanos, caracterizados por contar con muchas menos posibilidades de disponer de jardines, los ganan con jardines verticales en terrazas o balcones y cubiertas verdes. Es necesario devolver la naturaleza a las ciudades. De hecho, estas soluciones no solo las embellecen, sino que también mejoran la calidad del aire, aíslan térmicamente los edificios, ofrecen refugio a insectos y aves y evitan a las personas sufrir el trastorno por déficit de naturaleza (TDN).
En la propuesta vemos un edificio de viviendas de líneas sinuosas en Dinamarca cuyo techo verde es practicable. Asimismo, dicha cubierta absorbe el agua de lluvia, aliviando la presión sobre el sistema de alcantarillado. El proyecto arquitectónico lo firma Lars Gitz Architects y el paisajístico, Kragh Berglund Landscape Architecture.
Cobertura vegetal en tu fachada
Especialmente en las ciudades, donde predominan las construcciones en vertical, las fachadas verdes redefinirán la estética urbana de los nuevos edificios, con la voluntad de convertirse pulmones vivos y sostenibles. Este tipo de arquitectura, conocida como ‘segunda piel vegetal’, ofrece una solución innovadora para mitigar los efectos de la urbanización intensiva y la emergencia climática. En la imagen, un edificio con fachada vertical de Terapia Urbana.
Aparte de las ventajas medioambientales (como la reducción significativa del consumo energético de los hogares), estas fachadas actúan como aislantes acústicos naturales. ¿Se les puede pedir más?
2025, el fin de lo ‘impulsivo’ en el diseño
En definitiva, en 2025 los jardines son sostenibles y se diseñan en armonía con el entorno. Se dice adiós a las decisiones rápidas, pasando a una planificación minuciosa de la selección botánica (adaptada al cambio climático), los materiales e incluso el aprovechamiento de agua (para el riego) o de residuos (como hojas, que compostadas pueden usarse de fertilizantes).
Los jardines regenerativos restauran el equilibrio ecológico. Lo hacen incorporando plantas autóctonas, hábitats que atraen a especies polinizadores y sistemas que reconstruyen el sustrato.
Hay que tener en cuenta que la tecnología será gran aliada para el aprovechamiento de recursos, pero, en una era tan digitalizada, la creatividad entra de la mano con piezas artesanales e incluso esculturas, que nos descubren unos exteriores con puntos focales de lo más llamativos y artísticos.
En la propuesta, firma el diseño del espacio exterior en Jávea (Alicante) el paisajista Jan Jacob van Eijle.