La interiorista Rocío Esquilas, al frente de este proyecto, nos cuenta cómo rentabilizó el espacio en este piso con una historia original. El cliente vive a las afueras de Madrid y quería usar esta vivienda para trasladarse a ella los fines de semana y disfrutar del centro de la ciudad. Ubicado en la calle Gran Vía de Madrid, el piso tiene algo más de 100 metros cuadrados pero con una peculiaridad: todas sus estancias son de forma rectangular, algo estrechas, lo que supuso que la interiorista tuviera que agudizar el ingenio para aunar todas las necesidades requeridas.
El punto de partida: un piso nuevo y céntrico con estancias estrechas
Esta vivienda se encuentra en el centro de Madrid, en una calle tan emblemática como la Gran Vía de la capital. Pertenece a un edificio reformado con pisos de obra nueva. La interiorista Rocío Esquilas (www.rocioesquilas.com) se encontró un puiso vacío y se encargó del proyecto de interiorismo y amueblamiento. "El apartamento es un lugar de segunda residencia porque el cliente vive a las afueras de Madrid y lo utiliza para venir los fines de semana y puentes al centro y poder disfrutar de la ciudad", señala ella misma. Aunque en metros no es pequeño, las estancias resultaban estrechas por la distribución elegida. Así que era necesario diseñar muebles a medida que se adaptaran a las particularidades de la planta y a sus recovecos. Todo el estilismo lo firma Pilar Perea. En el salón, al fondo, fotografía artística de Yellow Korner.
Mucha calma, luz y espacios dedicados al relax
Cuando a Rocío Esquilas le llega el proyecto a través de otro de sus clientes, tiene claro que debe recurrir a diseños de muebles a medida. Al tratarse de una segunda residencia, el propietario quería espacios tranquilos y relajados, funcionales. No quería colocar televisor y sí espacios en los que se pudiera leer mucho. "Pensé en piezas muy funcionales y modulares que se pudieran adaptar a distintos usos y momentos", indica la interiorista. Este es otro rincón del salón en el que destacan las mesas modulares triangulares entre el sofá y el banco de lectura, ubicado debajo de la ventana. Textiles de Pepe Peñalver
Un banco como complemento en el salón
Aunque es un complemento, esta pieza se convierte en un punto focal del espacio. La zona que comparten salón y comedor era alargada y estrecha por lo que era importante no saturar con volúmenes muy grandes y llamativos. El banco ocupa un retranqueo de la planta que coincide con el ventanal. Tiene diferentes elementos de almacenaje abierto y una colchoneta en la que leer, disfrutando de la luz natural. El suelo de madera en espiga y las molduras añaden elegancia y un toque clásico al espacio, que sin embargo, Rocío Esquilas actualiza con el mobiliario.
En la pared, se crea un zócalo de poca altura con papel efecto textil rematado con un listón. "Las mesas de centro incorporan ruedas para facilitar su desplazamiento y si hay una reunión hacer del espacio una zona despejada", señala la interiorista. Y añade, "tuvimos que hacer todos los muebles a medida. Primero por la forma que tenía la casa y segundo porque el propietario es una amante de la lectura (todo gira en torno a esto) y no quería televisión en el salón. Por eso se diseñó un rincón de lectura en el mirador con cajones que son pequeñas librerías extraíbles".
El comedor: soluciones que ganan espacio
En la zona de comedor, la pared se reviste con un papel pintado de rayas, para diferenciarlo también del estar. La mesa redonda y el banco en L adosado a la pared permiten que encaje en un rincón de la planta y que así, la zona de paso entre el dormitorio (al fondo) y la cocina (el vano sin puerta que queda junto al sofá) fuera cómoda. "El banco del comedor se diseñó con asientos abatibles para guardar mantelería o piezas de vajilla no utilizadas tanto en el día a día", detalla Esquilas. Jarrones blancos de Kave Home.
Una cocina en dos frentes
En espacios pequeños en los que se hace necesario aprovechar el espacio al máximo, para Rocío Esquilas es esencial "saber combinar buena practicad y estética. En el estudio hacemos muchos proyectos de alquiler vacacional de entre 35 y 60 metros cuadrados y logramos diseños muy divertidos y, sobre todo, prácticos. Creo que son proyectos difíciles, pero yo disfruto mucho con ellos pensando en cada rincón". Con esa experiencia, Esquilas planteó unas soluciones prácticas que además resultaran personales. Esta es la vista desde la cocina del salón. Se trata de un espacio adosado al estar que comunica con él por dos pasos sin puerta. En el centro se ubica el frente de muebles altos con electrodomésticos integrados, horno y microondas.
La zona de trabajo de la cocina
Dos frentes paralelos, uno con almacenaje y electrodomésticos y otro en el que se ubica la zona de trabajo en una composición con módulos altos y bajos de cocina. Todo en un tono luminosos y frentes lisos para lograr darle amplitud y luz a una cocina que no cuenta con ventana ya que se ubica entre el salón y el vestidor. Menaje de Zara Home.
El recibidor, solo con baldas
"Que sientas amplitud, que no parezca pequeño. Ese es en realidad el gran reto -señala la interiorista Rocío Esquilas-. Saber qué materiales utilizar: espejos, estructuras metálicas para separar espacios, maderas para dar calidez. No solo se puede usar una gama cromática neutra cuando se trata de hacer que los espacios parezcan más amplios. También hay que saber combinar colores y sacar el máximo partido a todo". En el recibidor se prolonga el zócalo creado en la parte baja de la pared y se decora solo con unas ligeras baldas en la pared, en acabado madera. "Se hicieron en madera de roble para que el propietario pudiera organizar libros y recuerdos, al tiempo que cumplen la función de mueble de apoyo en el recibidor".
El dormitorio principal, con baño y vestidor
Esta imagen muestra la entrada al dormitorio principal desde el recibidor. A este se accede a su vez por una puerta que se encuentra en el recibidor, frente a la puerta de acceso. Como vestidor, dos frentes de armarios con puertas en blanco y tiradores embutidos, que crean el pasillo que comunica con la zona de descanso.
Detalles del dormitorio principal, señas de identidad de los trabajos de la interiorista
"Todos mis proyectos llevan una base neutra o tonalidades claras, combinadas con pinceladas de color. Yo soy muy atrevida e intento que mis clientes también lo sean y disfruten de ciertos colores con los que creo pueden convivir. Muchas veces aplicamos el color en almohadones, cuadros o piezas que se pueden retapizar o cambiar de estancia si llegan a cansar", argumenta Rocío Esquilas. En estas dos imágenes se ven dos rincones del dormitorio. A la izquierda, la zona de lectura junto a la cama con el atrevimiento del color en la butaca y en los cuadros de Línea Lateral de la pared. En la toma de la derecha, el pie de cama con un papel tipo mural en la pared. Ese frente es el que da paso al baño integrado. Mantas de Zara Home.
El baño en 'suite'
Este es el marco que conduce al baño integrado en el dormitorio principal. Una puerta moldurada y lacada en color blanco que se abre en la pared revestida con un papel elegante que combina motivos vegetales y animales en tonalidades de azul. En el interior, un baño con ducha, revestido con baldosas en tonalidad gris suave.
El dormitorio secundario
"En el dormitorio del niño se hizo también un mueble a medida con una hornacina que sirve de mesita de noche y como estantería; pues por el tamaño de la cama que quería el cliente no entraba mesita de noche", explica la interiorista responsable del proyecto. En este proyecto, ella misma no se cansa de repetir que, aunque no era escaso en metros cuadrados, la forma compleja de cada habitación requería de ingenio para sacar el máximo partido. Así, este ambiente se resuelve con una cama adosada a dos paredes, junto a la puerta.