Este piso en Barcelona lo tiene todo: modernidad y encanto histórico
Respetando su esencia modernista, la arquitecta Vania Gaetti se alía con el diseño contemporáneo y la tecnología creando un hogar, que es una obra de arte, lleno de estilo y personalidad.
Restaurar una casa modernista como esta, situada en el Eixample de Barcelona, y adaptarla a la vida y necesidades actuales es una tarea complicada. Sin embargo, la arquitecta Vania Gaetti ha sabido respetar y dar vida a un piso cargado de historia y de belleza, celebrando, al mismo tiempo, su presente y futuro porque, como ella misma dice “el verdadero arte de diseñar está en capturar la esencia de un lugar y hacerla brillar con una nueva luz”.
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El primer reto al que se enfrentó la arquitecta es saber qué conservar. Desde el principio, lo tuvo claro:“Mantener todos los elementos históricos significativos. Entre los que destacan más de 10.000 piezas de mosaicos de Nolla, que fueron restauradas por artesanos locales, y las puertas y ventanas de madera”. Después, integró armoniosamente el diseño contemporáneo y la tecnología avanzada, para que, además de una obra de arte, fuese práctica para el día a día.
Un pasillo con funciones de recibidor
El espíritu clásico se respira desde la entrada, donde el suelo de baldosas hidráulicas conecta con el rosetón del techo, el zócalo lacado con molduras, a juego con las puertas, una consola de largas patas y un espejo redondo. Aunque la protagonista del ambiente sea la espectacular lámpara de suspensión, que pertenece a la colección de Nightbloom, creada por Marcel Wanders para Lladró. Un auténtico golpe de efecto que pone luz (y estilo) a la zona de paso, logrando que asuma un papel principal, tanto en la distribución como en la decoración de la vivienda.
Una cocina abierta sin complejos
El suelo hidráulico, el techo trabajado y el color topo suave logran que la integración de las dos estancias sea perfecta. Una cocina, cuyo mobiliario limpio y sin tiradores (de Cesar) y antepecho de mármol, con elegantes vetas en Calacatta dorado de ABK Stone, son una muestra del llamado lujo silencioso, que se siente y se percibe, pero sin grandes demostraciones. La mesa de comedor, adosada a un mueble, es la encargada de delimitar la zona de comer de la de relax.
Un salón conectado con el exterior
Lleno de luz y conectado con el exterior. Para ello, en la salida al balcón desde el salón se han situado varias plantas altas, que favorecen esa integración. Además, no hay cortinas y las ventanas y las puertas se han restaurado, para mantener su belleza de origen, pero reforzando su aislamiento, tanto térmico como acústico. De la misma manera, se ha instalado un sistema de climatización inteligente (de Airzone) que se adapta a las necesidades de la estancia y sus habitantes.
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Hacia la zona de descanso
El suelo de toda la vivienda es igual, lo que logra sensación de unidad, al mismo tiempo que refuerza su esencia. En esta caja clásica resaltan las moldurasdel zócalo alto, las puertas y el techo, que reproducen las geometrías típicas del Eixample barcelonés. La iluminación, diseñada meticulosamente, resalta techos y paredes, haciendo que la vista se dirija hacia ellos.
Un dormitorio en tonos cálidos
Los dormitorios, la casa tiene dos, mantienen la caja blanca clásica del resto de la vivienda. Mientras que los distintos elementos son los que se encargan de imprimir calidez, jugando con los tonos marrones, negros y las distintas texturas.
Además, la artesanía y el arte confluyen también en esta estancia, gracias al cabecero tapizado, realizado por artesanos locales, y al cuadro que realza esa pared, cuyos tonos se fusionan con los del ambiente. Otro de los elementos que destaca son las dos lámparas Parentesi, de Achille Castiglioni y Pio Manzú, producida por Flos.
Con mucho arte
En este proyecto, el arte juega un papel fundamental en la creación de las estancias. Además, forma parte de la colección personal de los propietarios, entre los que se incluyen obras de artistas contemporáneos como Rajae Qarrou y el fotógrafo Pedro Jarque Krebs, cuyas fotos, una de las cuales viste la pared del cabecero de uno de los dormitorios, subraya la pasión de la familia por la equitación.
Habitación en suite
Este dormitorio tiene el sello del resto del piso. Por un lado, la buena relación entre una caja clásica y un mobiliario de diseño, principalmente de marcas italianas, que se ha sabido equilibrar para que funcionen juntos. Y la importancia, tanto en la estética como en el día a día, de la iluminación y el arte, para que no solo aporten estilo, sino también ayuden a crear atmósferas y proporcionen sensación de hogar.
Se hizo la luz
La iluminación, más concretamente las luminarias, son parte esencial del proyecto de interiorismo de Vania Gaetti. Así cada una de las estancias, desde la entrada hasta el salón, pasando por los dormitorios y la cocina, cuenta con un diseño único y especial que eleva el look, además de cumplir a la perfección su función esencial: dar luz y crear atmósfera.
Junto a la espectacular lámpara de techo, realzada por el rosetón, no podemos dejar pasar la oportunidad de destacar los apliques Poudrier de Philippe Nigro para DCW éditions: una puerta de latón pulido que hace las veces de espejo giratorio y, como un obturador de cámara, se abre o se cierra para regular la intensidad de la luz.
Un baño para el día a día
Revestidos de mármol (Montblanc de ABK Stone), los baños aúnan elegancia y funcionalidad. Con mueble bajolavabo y sanitario suspendidos, el espacio se muestra amplio y cómodo, a la vez. Destacar la iluminación empotrada en el techo, pero también las tiras LED situadas bajo el armario con espejos.
Con espíritu de spa
Consciente de su nuevo papel como lugar de relajación, uno de los baños, la vivienda tiene dos, cuenta con una bañera con cromoterapia, que permite desconectar. Los colores claros y la sencillez monacal del espacio incrementan esa sensación de paz necesaria para poder dejar los problemas y el estrés en la puerta.
Con vistas
Quien tiene un balcón en una vivienda urbana, tiene un tesoro. Sobre todo, si da a la emblemática Casa Milà de Antoni Gaudí. Para que no se quede en un simple mirador, la interiorista ha colocado una pequeña mesa redonda y dos sillas que crean un coqueto rincón para un desayuno de domingo o una tarde de lectura. Todo un acierto en una ciudad con un clima benigno.