Un otoño de ensueño: el jardín se transforma con los consejos del paisajista Jan Jacob van Eijle
El experto nos revela cómo elegir especies y aprovechar las texturas del follaje para que el jardín luzca en su máximo esplendor durante la época otoñal
El otoño regala a los jardines una belleza incomparable, con una paleta de colores cálidos y texturas únicas que no se encuentran en otras estaciones. Las tonalidades cálidas y los contrastes de esta estación, donde el color de las hojas de las especies caducifolias se transforma y la desnudez de los troncos y ramas revela formas nuevas, crean un paisaje cambiante, que invita a conectar con el paso del tiempo y la naturaleza en constante evolución.
Para descubrir cómo maximizar esta belleza en el jardín otoñal, hemos conversado con Jan Jacob van Eijle, paisajistafundador de Jardín Sostenible (jardinsostenible.eu), quien nos comparte sus claves para aprovechar los colores y texturas de esta estación. Descubre cómo el otoño puede ser la estación más activa y visual en un jardín bien diseñado, permitiendo un espacio lleno de movimiento y vida.
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Un ‘jardín de otoño’ fácil de cuidar
El paisajista es de la opinión de que es posible diseñar un jardín de bajo mantenimiento que ofrezca un gran impacto visual en otoño. ¿De qué forma? Creando un jardín ‘oasis’ con plantas autóctonas y perennes, que requieren menos agua y cuidados, junto a árboles y arbustos caducifolios de follaje vibrante, podemos lograr unos exteriores que maravillen.
“Estas especies resultan muy interesantes porque están adaptadas al clima y tenderán a tener menos enfermedades, sin olivarnos de la biodiversidad que generamos ya que a cada planta se la relaciona entre ocho a doce diferentes especies que a su vez crean un equilibrio. Además, aportan color de manera natural, reduciendo la necesidad de intervención constante”, remarca el experto.
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Especies de árboles y arbustos para obtener una explosión de colores otoñales
Para crear un jardín otoñal sostenible y vibrante, Jan Jacob recomienda especies de árboles autóctonas como el arce de Montpellier (Acer monspessulanum), el roble carrasqueño (Quercus faginea), el serbal común (Sorbus domestica), el granado (Punica granatum), el fresno de flor (Fraxinus ornus), el sauce (Salix sp.), el tamarindo (Tamarix sp.) y el olmo (Ulmus minor). Estos árboles aportan tonos rojizos y dorados intensos. El llegar a estos tonos depende muy a menudo de la intensidad del frío, a menor temperatura tonos más rojizos. Algunas especies de hoja caduca, marcescentes (es decir, que marchitan), mantienen sus hojas secas y con tonos dorados hasta la primavera hasta que nacen los nuevos retoños.
Entre los arbustos, son buenas opciones el cornejo (Cornus sanguinea), la zarza (Rubus ulmifolius), la cornicabra (Pistacea terebinthus), la griñolera (Cotoneaster sp.), el espino (Crataegus monogyna), y el arañón (Prunus spinosa, también conocido como ciruelo silvestre), porque ofrecen texturas y colores adicionales que enriquecen el paisaje.
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La selección de flores y plantas pequeñas que aportan tonalidades vistosas
Algunas opciones que mantienen el color en otoño incluyen los ásteres (Aster spp.; en la imagen), loscrisantemos(Chrysanthemum spp.), la salvia (Salvia sp.), la lavanda (Lavandula sp.), el romero (Rosmarinus oficinalis), el limoniun, el durillo (Viburnum tinus) el sauce gatillo (Vitex agnus castus), y otras muchas plantas mediterráneas que después de las primeras lluvias otoñales florecen en una segunda y pequeña primavera, cuyas flores se mantienen vibrantes en esta época. También los helechos y las gramíneas ornamentales, como la pennisetum, el esparto (Stipa tenacissima) o la festuca, añaden textura y movimiento al jardín otoñal.
Aparte de las hojas, las flores y los bellos troncos que nos ofrece esta estación, no hay que olvidarse de los frutos que nos regala el otoño que le dan estética, color y aroma al jardín. Nos estamos alimentando del paisaje.
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Un ‘sí’ rotundo a las especies caducifolias
Las especies que arrojan hojas en otoño son fundamentales en un jardín de otoño, ya que su cambio de follaje marca la esencia de esta estación. Estos árboles y arbustos nos regalan un despliegue cromático espectacular y, además, como señala el paisajista, “su ciclo de caída de hojas contribuye a crear suelos más fértiles, enriqueciendo el ecosistema”.
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Un ‘jardín otoñal’ que deja huella
El fundador de Jardín Sostenible explica que, para crear un jardín otoñal vibrante, hay que elegir especies que proporcionen una transición armónica de colores. Así pues, una combinación efectiva es entre hojas doradas, tonos rojizos y acentos púrpuras. Por otra parte, mezclar diferentes texturas, como gramíneas y arbustos de follaje compacto, ayuda a dar profundidad y riqueza visual al diseño.
El uso de plantas de floración otoñal junto con árboles y arbustos de hoja perenne hace que estos resalten más en esta época. Con las circunstancias climatológicas de esta estación, el uso de las gramíneas acentúa el hipnotizante movimiento y el sonido de sus hojas nos recuerda un sutil murmullo del agua creando un ambiente exterior multisensorial rico en matices.
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Reforzar la paleta otoñal
Si te estás preguntando si las estructuras del jardín deben tener colores en combinación o contraste con las plantas y flores, Jan Jacob reconoce que, en otoño, los colores del jardín se transforman en una paleta de tonos cálidos y profundos. Y propone utilizar estructuras como pérgolas, muros o bancos pintados en tonos terrosos, ocres o granates, para realzar los matices naturales de la temporada. “Estos colores complementan los cambios en el follaje y crean un entorno que invita a disfrutar de la transición estacional. Contrastar con detalles en tonos fríos, como grises o verdes oscuros, puede añadir profundidad y dinamismo al paisaje”, revela.
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Detalles que marcan la diferencia
La iluminación cálida, como las luces de jardín en tonos ámbar, puede resaltar los colores otoñales al atardecer. Jan Jacob también sugiere incorporar elementos decorativos en madera o piedra natural, porque agrega un toque rústico. Mientras que estatuas o estructuras como pérgolas crean puntos focales que complementan la estética otoñal del jardín.
De hecho, nos anima a instalar elementos artísticos: “el jardín es una extensión de la casa y ella cabe cualquier tipo de expresión, incluido el arte”. Además, la música como hilo conductor entre la casa y el exterior también puede ser una idea interesante, la colocación de hilo musical en el jardín completa las múltiples sensaciones que experimentamos.
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Protección de las plantas en climas fríos
En algunas regiones de España otoño ya es época de las primeras heladas. Así que primero de todo, tendremos que haber realizado una selección botánica en función del clima. Y, si nuestro hogar está entre los climas fríos, el paisajista nos propone tres acciones para proteger a las plantas:
Cubrir las plantas más vulnerables con mantas de jardín o mallas de protección térmica.
Aplicar una capa de mantillo alrededor de las raíces para aislar los ejemplares del frío.
Los proyectos de Jardín Sostenible reivindican el diseño dejardines naturalizados, inspirado en maestros como Piet Oudolf, porque permite experimentar la belleza de cada estación, incluyendo la transición de un ciclo vital a otro.
En otoño, los jardines adquieren un aspecto melancólico y majestuoso, recordándonos el paso del tiempo. Incorporar plantas que evolucionen estacionalmente crea un espacio que no solo refleja la naturaleza, sino que también permite a quienes lo contemplan conectar con su propia percepción del tiempo.
“Autumnus (otoño en latín) significa ‘llegada de la plenitud del año’, esto es, renovación de la tierra, nuevos comienzos, oportunidad para hacer autoanálisis e introspección”, afirma Jan Jacob.
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Un jardín se disfruta durante los 12 meses del año
El paisajista explica que, “para que un jardín que sea atractivo todo el año es clave seleccionar plantas con interés estacional variado. Combinar especies caducifolias y perennes garantiza que el jardín evolucione visualmente”.
En primavera y verano, las flores perennes toman protagonismo, mientras que, en otoño e invierno, las texturas de la corteza, los frutos y las gramíneas mantienen el atractivo del paisaje.