El universo de las plantas es infinito y en él descubrimos un género único que nos brinda un sinfín de oportunidades a la hora de decorar nuestros espacios con plantas y flores. Se trata de las suculentas, especies versátiles donde las haya que parecen tenerlo todo: son fáciles de cultivar, duraderas y realmente bellas. Sobre todo aquellas que florecen. Aquí tienes 10 opciones perfectas para el interior, aunque hay algunas que también pueden cultivarse en el exterior.
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1. Kalanchoe (Kalanchoe blossfeldiana)
Esta es una de las suculentas más bellas, por sus flores de alegres colores y sus hojas carnosas de color verde oscuro. Además, se trata de una planta fácil de cultivar. Tan solo debes buscarle un lugar luminoso, con suficiente luz natural, lo que facilitará que se llene de flores rojas, rosas, amarillas, naranjas o blancas.
Al kalanchoe le gustan los ambientes cálidos, por lo que es mejor cultivarla en el interior, bien protegida de las heladas invernales. Para regarla correctamente vigila los excesos de agua, ya que los encharcamientos podrían hacer que se pudriesen las raíces. Es mejor esperar a que el sustrato esté seco antes de aportarle más agua.
2. Cactus de Navidad (Schlumbergera x buckleyi)
Esta vistosa planta de interior es una alternativa genial si estás buscando una suculenta con flores para cultivar en casa. No solamente no te dará quebraderos de cabeza a la hora de cuidarla, sino que pondrá una nota de color allí donde la pongas, especialmente en invierno que es cuando florece.
Procura que el cactus de Navidad esté en una ubicación luminosa para que florezca más y mejor, pero con luz indirecta. Los rayos del sol directos podrían quemar sus hojas. Como le gustan las temperaturas cálidas, lo mejor es tenerla dentro de casa, ya que no tolera el frío (por debajo de 5ºC) ni las heladas.
Un consejo: aunque es mejor cultivarla en interior, si la sacas de vez en cuando al balcón conseguirás potenciar su floración.
3. Sedum (Sedum praeltum)
Dentro del género de los sedum, unas suculentas de hojas carnosas y perennes, hay muchas variedades de vistosas flores. Se trata de plantas de exterior fáciles de cultivar que necesitan cuidados sencillos y asequibles. Su época de floración es en invierno y en primavera, por lo que aportará mucho color al jardín gracias a sus bellos ejemplares rosas, blancas o amarillas que crecen en ramilletes. Para encontrar su ubicación ideal, elige un lugar soleado, con mucha luz.
Aunque es una planta de exterior, no le gusta pasar frío, por lo que si el clima en la zona donde vives es crudo, quizá merezca la pena plantar tu sedum en maceta para poder trasladarlo al interior en invierno. A la hora de establecer la pauta correcta de riego, ten en cuenta que necesita un riego moderado, solo cuando se seque el sustrato. Un abonado le viene bien durante la floración, sobre todo si se trata de un fertilizante líquido diluido en el agua de riego.
4. Hoya o planta de cera (Hoya carnosa)
Nos encanta la Hoya carnosa, una suculenta de preciosas hojas y flores pequeñas y rosadas. Se puede cultivar tanto en el interior como en el exterior, siempre que le proporciones una ubicación con las temperaturas cálidas que le gustan (entre 15 y 25ºC). Aunque también prefiere ambientes húmedos, debes ser cuidadoso con el riego para no pasarte, ya que no aguanta los encharcamientos del sustrato.
Uno de los mayores encantos de la Hoya carnosa son, sin duda, sus bellas flores pequeñas y delicadas que ofrecen un aspecto ceroso, como de porcelana. De ahí que se la conozca también como 'planta de cera'. Para que tu hoya esté preciosa y sana, proporciónale abono durante la primavera y el verano. Si la plantas en maceta, procura trasplantarla a un contenedor de mayor tamaño cada dos o tres años.
5. Echeveria (Echeveria elegans)
Las echeverias forman un género de plantas suculentas muy amplio y variado. Muchas de ellas florecen con ejemplares de gran belleza y singularidad, como la Echeveria elegans, una planta que puede cultivarse en interior y decorar cualquier rincón de tu casa. Para que florezca y esté preciosa solo has de buscarle la ubicación perfecta, donde disfrute de suficiente luz natural y esté proptegida del frío. No soporta las temperaturas por debajo de los 13ºC, ni tampoco las corrientes de aire.
Uno de los rasgos que definen las echeverias son sus hojas carnosas que crecen en forma de roseta. Aunque acumulan agua en las hojas, este tipo de suculentas requiere de aportes de agua abundantes y regulares, aunque debes esperar a que el sustrato se seque entre riego y riego. Una vez al año proporciónale abono orgánico como, por ejemplo, humus de lombriz.
6. Árbol de Jade (Crassula ovata)
Esta planta de origen sudafricano es una suculenta de lo más decorativa y original. La Crassula ovata posee tallos gruesos y hojas carnosas, y se llena de flores pequeñas y muy bellas y delicadas, de un suave tono rosado. Se trata de una planta muy fácil de cultivar que necesita un espacio luminoso para crecer. En cuanto a las temperaturas que le van bien, hay que decir que no es demasiado exigente. Soporta bien el calor y el frío, siempre que no sean extremos. El viento le perjudica bastante, por lo que protegerlo de las corrientes de aire debe ser una de tus prioridades. Riega el árbol de Jade con moderación y proporciónale un abono adecuado durante la primavera y el verano, siguiendo la recomendación del fabricante en cuanto a la dosis.
7. Rosa del Desierto (Adenium obesum)
Una suculenta originaria de África, concretamente de la zona subsahariana, que se cultiva en Europa como planta de interior ya que no tolera el frío intenso. Es de pequeño tamaño y posee un tallo abultado, ramas gruesas y follaje escaso. Llaman la atención sus bellas y coloridas flores con forma tubular que pueden ser rojas, rosas, fucsias o blancas y que aparecen durante el verano. Si la eliges para tu casa, comprobarás que es muy fácil de cultivar, ya que apenas necesita cuidados. Búscale un emplazamiento luminoso y riégala con mesura, evitando los excesos de agua y los encharcamientos.
8. Aptenia cordifolia
Esta planta es originaria de Sudáfrica. Una suculenta especial muy sencilla de cuidar que puede alegrar tu jardín, ya que se trata de una planta de exterior de carácter ornamental. Tiene la particularidad de ser una planta de crecimiento rápido y porte rastrero, por lo que puede utilizarse como planta tapizante. Ponla a pleno sol o en semisombra y disfruta de su belleza.
Entre los alicientes para elegirla, destaca su floración que se alarga durante todo el año. Además, también puedes cultivarla en maceta como planta colgante. A la hora de regarla, necesita poca agua: con un aporte cada dos semanas será suficiente. Ten cuidado con los encharcamientos del sustrato y abona una vez al mes durante la primavera y el verano con un fertilizante para cactus y crasas.
9. Aloe (Aloe vera)
Esta popular planta medicinal de origen africano es una suculenta de lo más exótica y bella, perfecta para cultivar en el exterior, ya sea en maceta o en el suelo del jardín. Aunque conoces de sobra sus hojas alargadas y carnosas, que guardan en su interior el famoso gel, puede que no sepas cómo son las flores del aloe vera. O, mejor dicho, su flor ya que esta planta solo produce una gran flor central de color amarillo y rojizo, muy decorativa y especial.
10. Rhipsalis cereuscula
El género de los cactus Rhipsalis es un conjunto de plantas peculiares que, en lugar de hojas, tienen tallos verdes de aspecto original. Como la mayoría de las suculentas, son plantas fáciles de cultivar, que no requieren muchas y complejas atenciones. Si te gusta el Rhipsalis cereuscula colócalo en el exterior, en un emplazamiento en semisombra. En caso de que el clima sea muy riguroso en invierno, lo mejor es plantarlo en maceta para poder resguardarlo del frío metiéndolo dentro de casa cuando llegue la época de heladas. Ten encuenta que los rhipsalis aguantan temperaturas entre 5 y 30ºC. Aunque les gustan los ambientes húmedos, es mejor no pulverizar sus hojas, ya que son sensibles al ataque de los hongos. Al llegar la primavera, el cactus Rhipsalis ceresucula se llena de flores pequeñas y blancas que le dan un aspecto muy especial.