Colores como el blanco y materiales como la madera tienen un carácter atemporal que les mantiene siempre entre las tendencias. Lo mismo pasa con el acabado dorado en la decoración de Navidad. El dorado es una opción que cada año sigue estando en el candelero y que protagoniza árboles y detalles navideños en todos los hogares. Su calidez, los destellos de luz que regalan, su carácter festivo y aspecto elegante son los principales motivos por los que el dorado siempre es tendencia en Navidad. Por eso, si estás pensando en comprar la decoración para esta Navidad, apuesta por el dorado. ¡No fallarás!
Es la mejor base decorativa en Navidad
Por supuesto que hay otros colores con los que puedes decorar en Navidad. Verde, rojo, azul o incluso rosa son muchos de los colores que, cada año, protagonizan el interior de nuestras casas. Pero si hay una constante, es el dorado. Por eso es la alternativa perfecta para emplearlo como la base y, después, añadir otros adornos y figuras en más acabados. Y es que el dorado tiene la versatilidad de combinar con todo tipo de acabados y colores. Incluso hay adornos de color con matices dorados y brillantes que se convierten en el nexo perfecto entre el dorado y otros tonos.
El dorado nunca pasa de moda
Calidez, lujo y su carácter festivo son algunas de las características del acabado dorado y por lo que siempre es tendencia en Navidad. Su versatilidad lo hace perfecto para cualquier estilo decorativo, desde lo tradicional hasta lo más moderno. Este color, que asociamos con la riqueza y la luz, resalta en combinación con tonos naturales como el verde o neutros como el blanco, y su capacidad para reflejar luz añade un toque de brillo acogedor. Además, su atemporalidad lo convierte en una opción clásica y elegante que sigue marcando tendencia año tras año.
El rojo, el mejor aliado del dorado
Si hay otro color que representa la Navidad y que cada año sigue presente, es el rojo. De hecho, este año vuelve a coronarse entre las tendencias navideñas. Su vitalidad, elegancia y aspecto llamativo combinan a la perfección con el dorado y, entre los dos, consiguen crear un tándem que nos traslada a las épocas más festivas del año. Es habitual verlos combinados en adornos y elementos navideños. Un ejemplo es este adorno de Westwing, donde el tartán en rojo y el dorado se unen, dando como resultado un adorno que navega entre lo clásico y lo moderno.
Aporta calidez al azul
El azul es un color muy elegante para emplear en los adornos y decoraciones navideñas. Pero puede pecar de ser demasiado frío si se emplea con otras tonalidades azuladas o, incluso, con piezas en acabado plateado. Por eso, el dorado es la opción perfecta para combinar con el azul, especialmente si es oscuro. Mientras que el azul se aprovecha de la calidez que aporta el dorado, este último se ayuda del azul para conseguir un aspecto aún más elegante. Un buen ejemplo lo vemos en estas bolas navideñas de Gisela Graham London.
El único protagonista
Aunque creas que el dorado es un solo color, lo cierto es que puede oscilar entre opciones más tenues, casi plateadas, con matices amarillos a otros más oscuros, que puede llegar a confundirse con el cobre. Y es que el dorado, junto con todos sus matices, puede ser el protagonista indiscutible de la decoración de Navidad. Sobre el verde del árbol, estos adornos llamarán mucho la atención, como vemos en esta propuesta de Maisons du Monde donde el dorado es el protagonista indiscutible.
Más delicado con el blanco
La combinación de dorado y blanco es perfecta para Navidad, ya que evoca elegancia y calidez, a la vez que se consigue un aire fresco y luminoso. El dorado simboliza lujo y el brillo de la temporada, mientras que el blanco aporta pureza, serenidad y la magia de la nieve. Juntos crean un contraste equilibrado que llena los espacios de sofisticación sin ser excesivo. Además, esta paleta combina fácilmente con otros detalles festivos como luces cálidas, elementos naturales y texturas suaves, logrando una decoración navideña clásica y atemporal.
Ideal con verde
Si quieres una Navidad que represente la conexión con la naturaleza, sin renunciar al aspecto sofisticado, combina adornos verdes y dorados. Por un lado, el verde representa vida, la esperanza y los tradicionales árboles de Navidad, mientras que, por otro, el dorado añade un toque de lujo, calidez y la magia brillante típica de las fiestas. Juntos crean un ambiente acogedor y sofisticado, ideal para destacar detalles decorativos como guirnaldas, luces y ornamentos. Además, esta paleta se adapta a estilos clásicos y modernos, aportando equilibrio y elegancia a cualquier espacio navideño.
Perfecto en la mesa de Navidad
El dorado es un tono perfecto para decorar la mesa de Navidad. Y es que este acabado aporta una elegancia y calidez únicas, que ayuda a realzar los detalles de una mesa festiva. Símbolo de prosperidad y celebración, el dorado ayuda a crear un ambiente acogedor y sofisticado. Además, combina perfectamente con una amplia gama de tonos, desde verdes y rojos tradicionales hasta blancos y neutros más modernos, adaptándose a cualquier estilo. Su capacidad para reflejar la luz añade un brillo sutil que hace que la mesa destaque, transformando cualquier cena o comida navideña en una experiencia inolvidable.
Una iluminación dorada
Las luces doradas son la mejor opción para decorar en Navidad. Añadirán calidez y elegancia a cualquier espacio. Este tono cálido evoca la magia propia de la temporada navideña, recordando la luz de las velas y las tradiciones más clásicas. A esto se suma que las luces de Navidad doradas crean un ambiente acogedor que armoniza con cualquier combinación de colores. Su sutil brillo realzará todos los detalles decorativos, aportando una sofisticación atemporal que nunca pasará de moda.