En 2014, Anthony Watson, un estilista británico-francés, y su pareja desde hace 20 años, Benoît Rauzy, consultor energético, descubrieron en la Provenza un edificio del que se enamoraron. Su historia, el lugar… No lo dudaron: lo compraron y restauraron para convertirlo en su lugar de vacaciones, un refugio al que escaparse cada vez que su ajetreada agenda en París se lo permite.
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Para ello, contaron con la ayuda de la especialista en patrimonio antiguo Elise Orrier. Ella les aconsejó modificar el edificio lo mínimo y utilizar tantas técnicas antiguas como les fuera posible, para refrescar las pinturas y arreglar las pátinas. La premisa del proyecto era respetar y continuar lo emprendido por sus predecesores.
Es entonces cuando empezaron a investigar sobre el pasado del edificio y descubrieron que era un antiguo taller de cestería. Durante el siglo XVIII, la provincia de Vallabrègues llegó a reunir hasta 450 artesanos del mimbre, pero no fue hasta 1878 cuando se rescató esa costumbre y se estableció un taller, de ensueño, en una mansión que había sido fundada en 1730, por una acaudalada familia. Era importante mantener esa «atmósfera» de casa antigua. Surge así su nuevo proyecto: Atelier Vime con tienda de decoración en París y estudio en la Provenza.
Durante los meses siguientes, se dedicaron a revivir esa artesanía casi en desaparición. Replantaron arbustos de sauce, contrataron artesanos locales y diseñaron una colección contemporánea de objetos decorativos con ayuda de Raphäelle Hanley, que hoy posa para nosotros junto a Danielle Watson, la madre de Anthony, de la que ha heredado su vena artística.
Raphäelle, una conocida diseñadora con sede en París y amiga desde hace años de Anthony, fue clave. La llamaron para que les ayudase a conceptualizarlo, y le gustó tanto el proyecto que, finalmente, se unió a ellos como socia. Karl Lagerfeld fue uno de sus primeros admiradores y, según las mejores revistas de decoración, Atelier Vime se convirtió rápidamente en "el secreto de la industria para los diseñadores". Hoy, clientes de todo el mundo —desde propietarios particulares, hasta diseñadores destacados como Pierre Yovanovich, Kelly Wearstler, Aerin Lauder, Jake Arnold, Virginia Tupker y Beata Heuman— acuden en masa a La Maison Vime en Provenza para comprar sus muebles hechos a mano.
Es en esta casa privada, donde sus paletas de colores inusuales, desde el azul violeta hasta el ocre bruñido, ofrecen un telón de fondo sorprendente para sus jarrones con columnas Medici, biombos tejidos, lámparas de cuerda y muebles de ratán. Sus colecciones personales incluyen arte clásico y moderno, textiles antiguos, cerámica provenzal y cestas en miniatura, que se combinan con sus creaciones contemporáneas para formar el estilo característico de la marca. Al traer el savoir faire ancestral de la cestería al siglo XXI, utilizando materiales y métodos que son tan sostenibles como suntuosos, celebra un estilo de vida impecable, arraigado en la relación sinérgica entre el diseño lujoso y la naturaleza.
Contesta Benoît Rauzy:
—Cuéntanos la historia de esta casa y háblanos sobre su arquitectura y decoración.
—Es una casa noble, construida alrededor de 1730. La entrada principal está en el antiguo 'Grand Carrero', la calle principal del pueblo, y el lado oeste da al río. Pudimos reunir la casa principal y sus anexos, que habían sido divididos en los años 80 entre varios miembros de la familia del propietario.
—¿Qué puedes contarnos sobre los orígenes de Atelier Vime y los nuevos proyectos?
—Atelier Vime está profundamente arraigado a la historia de nuestra casa en Vallabrègues, donde se instaló un taller de mimbre en 1878. El taller cerró en 1972. Queríamos proteger este patrimonio artesanal y revivir localmente la práctica de la cestería. Eso es lo que hicimos al crear, en 2016, esta marca que se basa en un estudio de diseño y un equipo de artesanos, especializados en materiales naturales tejidos, como mimbre, ratán y cuerda. También contamos con metalúrgicos, ebanistas... Todos están ubicados en Francia, principalmente en Provenza. El equipo de cesteros se amplió, para responder a la demanda de los clientes, y está disperso por todo el país, pero el taller principal y el equipo de desarrollo permanecen en el pueblo vecino. Tenemos muchos proyectos en curso. Acabamos de publicar nuestro libro publicado por Flammarion, Atelier Vime: A renaissance of Wicker and Style. Fue mucho trabajo junto con la periodista Marie Godfrain, con quien pasamos tiempo buscando archivos, seleccionando imágenes... Nuestra nueva casa en Normandía es un proyecto a largo plazo.
—¿Cuál es la misión de vuestra marca?
—No tenemos una misión como tal, pero si podemos promover la artesanía francesa y un estilo decorativo que preserve el medio ambiente, estaremos muy felices.
—Cuéntanos sobre los orígenes de vuestras familias.
Benoît Rauzy. —Somos parisinos desde hace al menos 3 generaciones. Nuestros orígenes son de la parte francesa de Cataluña, por parte de mi padre, y del norte de Francia, por parte de mi madre.
Anthony Watson. —Mi padre era británico y la familia de mi madre tiene raíces provenzales. Una parte de la familia se estableció en el norte de África, a principios del siglo XIX; mi abuelo creó la banda de música de la «guardia negra» del sultán y tengo un poco de sangre española, de Andalucía, lo cual me enorgullece mucho.
—¿Puedes hablarnos sobre la arquitectura y decoración de esta casa?
—La arquitectura es muy típica del estilo provenzal Luis XV. Las paredes están pintadas con cal en colores naturales, utilizando principalmente pigmentos de la región, ocres y azul claro. Pero también usaron índigo, lo que muestra la riqueza de la familia, ya que era muy caro. Hemos decorado la casa con nuestra mezcla personal de muebles del siglo XVIII, materiales naturales y pinturas de los años 20 y 30.
—¿Cuál es tu pieza de arte favorita?
—Es una pregunta difícil. Tal vez un boceto del Antiguo Hospital de Venecia de Walter Sickert, que compramos en memoria de un amigo muy querido.
—¿En qué parte de la casa pasas más tiempo?
—Anthony ama trabajar en la cocina y en el salón amarillo. Yo prefiero el jardín y la oficina del segundo piso, en invierno.
—¿Qué significa para ti vivir rodeado de arte?
—Es inspirador y pacífico. Las pinturas son figuras amigables, estamos en una conversación silenciosa constante con las emociones y sentimientos que expresan.
—¿Qué planes soléis hacer en Provenza?
—Vamos a Montpellier, Aix-en-Provence y, por supuesto, a Avignon y Arlés para las exposiciones de arte. También tenemos la suerte de tener un maravilloso festival de piano en La Roque d’Anthéron. Nuestra rutina también incluye cenar junto al mar en Les Saintes-Maries-de-la-Mer. La casa está en una zona muy rural y tranquila. Aquí, el río Ródano puede reaccionar muy rápido a la lluvia y la gente está acostumbrada a monitorear el riesgo de inundaciones en sus teléfonos móviles. También queremos expresar nuestro más profundo cariño al pueblo español, tras los recientes trágicos eventos.
—¿Podrías hablarnos sobre vuestro nuevo libro, El mundo de Atelier Vime, un Renacimiento del Mimbre y el Estilo?
—El libro nos ofreció la fantástica oportunidad de contar quiénes somos. El primer capítulo es una breve introducción a la historia del mimbre y el ratán; explicamos por qué el mimbre fue tan importante en Provenza y, especialmente, en las orillas de los ríos. Mostramos nuestras casas, la forma en que las decoramos, los artesanos, artistas e interiores con los que estamos felices de colaborar.
—¿Qué inspiró tu decisión de adquirir una nueva propiedad en Normandía y cuál será su punto diferenciador, con respecto a esta en Provenza?
—Queríamos experimentar un nuevo espacio de trabajo en otra región. Aunque la arquitectura del castillo en sí es muy similar a la de Vallabrègues, la naturaleza circundante es completamente diferente. Y es una gran fuente de inspiración, mientras trabajamos en nuevos productos que queremos que se ajusten a la atmósfera local.