¿Quieres mantener una garden room en perfectas condiciones? Hemos consultado con la arquitecta y paisajista Natalia Sáez, autora de los libros ‘Las plantas de interior no existen’ y ‘Los mataplantas no existen’ y todo esto es lo que nos ha contado, para que cuidar de una buena colección de plantas en un mismo ambiente interior no tenga secretos para ti. Aunque muchas personas la conoceréis ya por su blog, En Abril Hojas Mil (enabrilhojasmil.com), donde ayuda a mantener de forma fácil y divertida nuestro paraíso verde doméstico.
Plantas para crear un efecto de ‘selva’ en nuestros interiores
Natalia señala que hay dos factores fundamentales para conseguir un efecto de ‘selva’ en casa: el decorativo y el que tiene que ver con las características y necesidades de las plantas. A nivel decorativo, es importante jugar con la cantidad de ejemplares y con los distintos colores, volúmenes, formas y texturas que nos ofrecen las plantas. Y es que, si todas las plantas tienen una estructura parecida, es más difícil crear ese efecto. Atendiendo al volumen y la forma, la experta recomienda combinar plantas colgantes ya desarrolladas como los potos (Epipremnum aureum), las hoyas o las plantas pintalabios (Aeschynanthus), con otras de porte más vertical o estructurado como las sansevierias (Sansevieria trifasciata), los ficus o las drácenas, entre las que se encuentra el tronco de Brasil. Así, con menos plantas, podemos ocupar más espacio y de forma más exuberante.
La paisajista también aconseja jugar con colores y texturas. Plantas como las marantas, las calteas, las begonias o las aglaonemas tienen una variedad inmensa de patrones, lo que introduce mucha riqueza visual en nuestra pequeña jungla y ayuda a crear focos de atención en tonos rosas, morados o blancos dentro de los habituales colores verdes de las plantas.
Por último, “recomiendo elegir una o dos plantas grandes (también tendencia de decoración de los últimos meses). Para contribuir a ese efecto ‘selva’, suelo elegir especies como la strelitzia, la kentia o la monstera (Monstera deliciosa). Sus características hojas exóticas y de aspecto casi colonial, aportan ese toque definitivo de jungla que buscamos”, detalla la experta.
Claves para agrupar nuestra colección botánica
Una vez elegidas las especies, toca agruparlas, sin embargo la paisajista advierte que no hay que hacerlo de cualquier forma. Y hace estas sugerencias: lo ideal es colocarlas juntas (o en subconjuntos) variados. En una misma estantería, por ejemplo, podemos poner dos plantas de porte colgante, una de gran volumen y otra más pequeña. Tres o cuatro de crecimiento vertical en macetas de distintas alturas o colocadas sobre elementos decorativos (libros, troncos de madera…) para dar movimiento y, al lado, una planta de porte grande.
También podemos añadir pequeños rincones con plantas en casa sobre muebles auxiliares (carritos, mesas pequeñas, taburetes…). Jugando con estructuras para levantar macetas y de nuevo combinando plantas con distintas formas y colores. Otra opción es colonizar las paredes con pequeños estantes o dejando que las plantas trepen sobre pequeños soportes. Como alternativa muy original, incluso podemos integrar un jardín vertical como el de la propuesta.
No hay que pasar por alto la salud de las plantas, que son seres vivos con necesidades propias. “Si queremos que nuestra 'selva' sea fácil de mantener y dure mucho tiempo, debemos escoger las especies que mejor se adapten a nuestros espacios conociendo la cantidad de luz disponible, la temperatura y humedad habituales de nuestra localidad y el tiempo que tendremos para cuidarlas”, afirma Natalia.
Para gustos, colores
Estas son las claves para elegir una paleta de colores de plantas que logren un ambiente visualmente atractivo. ¿Seleccionar solo especies de hojas verdes para crear un ambiente exuberante y frondoso o con variedad de coloridos? La experta es de la opinión de que la decisión depende mucho del estilo decorativo del ambiente. Lo vemos:
- En los espacios muy minimalistas o nórdicos en los que solo se buscan tonos neutros, salpicados con otros muy naturales y cálidos como puede ser la madera, yo recomendaría usar solo tonos verdes y, a poder ser, no muy brillantes. Me iría a los colores del olivo, la monstera o el Ficus robusta.
- Para una decoración de estilo mediterráneo o rústico, añadiría a las opciones anteriores, otras gamas de verdes más vibrantes y con volúmenes más variados para aportar ese toque de naturaleza exuberante pero autóctona asociada a esos estilos. Buenas opciones podrían ser las cintas (Chlorophytum comosum) o los helechos.
- En los casos de la decoración boho chic o setentera, que admiten más variedad de color e incluso más riesgo, trataría de elegir plantas en tonos que jueguen y contrasten con los predominantes en la paleta de decoración de la pared o el mobiliario. Por ejemplo, si los sofás son granates o azules marino, trataría de combinar plantas en tonos verdes oscuro con otras como el cóleo (Coleus blumei), algunas calateas o la oxalis, en las que encontramos esos tonos burdeos que juegan o hacen contraste.
El secreto de la maceta perfecta... ¡Escoger la mejor opción!
A la hora de elegir los contenedores para nuestras plantas decorativas cultivadas en interior, de nuevo hay que tener en cuenta dos factores, tanto el decorativo como el ambiental.
“A nivel decorativo y atendiendo a cada estilo suelo recomendar dos opciones. La primera es usar un mismo color y material para todas las macetas. Pueden ser de cerámica, metálicas, mimbre, terracota… A mí particularmente me gusta la terracota. Puede dar ese toque uniforme y coherente al conjunto de plantas (que en los casos más ‘selváticos’ puede llegar a provocar algo de ruido visual) y con el paso del tiempo y de los riegos suele coger un aspecto envejecido muy rústico y natural que gusta muchísimo. La alternativa consiste en combinar dos o tres colores de maceta con la paleta de la decoración del espacio. Yo por ejemplo actualmente estoy priorizando macetas de color granate, mostaza y azul oscuro. El mostaza, más vibrante, para las plantas más pequeñas y el granate y el azul para las grandes”, cuenta Natalia.
Por otro lado, si atendemos a las necesidades de las plantas hay dos consejos importantes: especialmente si no tenemos mucha experiencia con plantas, hay que mantener la planta en su maceta original (evitando un trasplante que, a veces, es traumático) y la exterior que tenga fines ornamentales; por último, conviene valorar la compra de macetas de autorriego (vemos un modelo de la firma Elho). ¿Los motivos? Estos son los argumentos a favor que da Natalia: si bien son más caras que las macetas normales, son una muy buena inversión en el largo plazo, dado que suelen ser muy duraderas y alargan considerablemente la vida de las plantas, a la vez que minimizan nuestros esfuerzos.
Una ‘garden room’ hasta en rincones algo oscuros
“Si algo me ha dado la experiencia es saber que, en general, las plantas necesitan mucha luz. Ahora bien, es cierto que determinadas especies se adaptan a ambientes oscuros sin graves consecuencias (aunque es probable que su crecimiento y vigor se vean mermados)”, explica la autora de dos libros sobre plantas.
Estos son los ejemplos que ofrece: las mejores opciones son el potos (Epipremnum aureum), la sansevieria (para muchos conocida como lengua de suegra), la drácena, la aglaonema, la aspidistra, la zamioculcas, los clásicos palos que conocemos como “de bambú” y algunos philodendron.
Sin embargo, de las orquídeas, por ejemplo, siempre se ha dicho que aguantan bien en espacios con poca luz, pero lamentablemente si queremos que vuelvan a florecer la realidad es diametralmente opuesta.
Las variedades más amantes de los rayos solares y la luminosidad
Como se deduce del punto anterior, la gran mayoría de especies requieren luz para prosperar con alegría y salud.
Natalia señala las que, por su propia experiencia, con poca luz es prácticamente imposible que en el medio plazo salgan adelante: “además de los ya conocidos cactus y suculentas, (que en muchos requieren varias horas de sol directo al día) están las alocasias, las begonias, las cintas, las poinsettias (conocidas por muchos como la flor de pascua), los anturios (Anthurium), el 'collar de corazones' (Ceropegia woodii), la strelitzia, la planta china del dinero (Pilea peperomioides)…
Una planta que siempre genera dudas al respecto es la monstera. Si bien se puede adaptar a espacios más oscuros, con el tiempo solo conseguiremos hojas pequeñas y sin fenestraciones (lo que solemos llamar agujeros). Sin embargo, cuando tiene muy buena luz crece mucho más rápido y multiplica el tamaño de sus hojas de forma casi exponencial.
Higroscopia: los niveles de humedad óptimos
Natalia reflexiona sobre este aspecto: no siempre más humedad es sinónimo de más bienestar para las plantas. De hecho, muchas de ellas son originarias de entornos con humedades aproximadas del 80-90%, pero si nos fijamos en su país de producción (a menudo Holanda o incluso España) en muchos casos no han llegado a estar nunca a esos niveles. Además, así como un entorno demasiado seco puede provocar puntas marrones o incluso la aparición de plagas, una humedad excesiva también puede ser perjudicial, propiciando hongos, pudrición y también plagas.
Por ello, “mi recomendación es mantener unos niveles de humedad ambiental sanos y coherentes con el entorno en el que vivimos [para nuestras plantas y para nosotros mismos]. Estos niveles suelen estar alrededor del 60%”, detalla la paisajista. Hay que tener en cuenta que una humedad relativa del ambiente por debajo del 40% y por encima del 60% no es saludable para las personas.
Así puedes mantener un nivel adecuado de humedad
En climas costeros y templados este nivel de humedad del 60% en interiores se da prácticamente sin hacer nada (de hecho, hay quien usa deshumidificadores). En climas más áridos, la humedad puede variar entre el 30 y el 70% dependiendo de si ha llovido recientemente, la temperatura, el uso de la calefacción… para regular la temperatura en los días más secos los sistemas favoritos de la experta son los siguientes:
- Los humidificadores. Pueden usarse con o sin aceites esenciales y mejoran la humedad general de una estancia. Además, los modelos más recientes ya son inteligentes y trabajan para llegar a la humedad objetivo que necesites (es el caso del de la propuesta, ‘Aqua Boost’, de Rowenta).
- Agrupar las plantas. Este es, probablemente, el sistema más sencillo y sostenible de todos. Al colocar varias plantas juntas, ellas mismas generan y potencian un ambiente más húmedo, limpio y fresco.
Una 'selva' en casa feliz
Mantener el suelo saludable en una colección grande de plantas no es tarea imposible, aunque sí hay que reconocer que los sustratos se van degradando con el paso de los riegos y del tiempo. E incluso por la acción del clima.
Dado que las plantas crecen y suelen necesitar macetas cada vez más grandes, “mi consejo es trasplantar, aproximadamente, cada dos años. En ese momento, aprovechar para renovar el sustrato añadiendo siempre humus de lombriz, una enmienda orgánica obtenida mediante vermicompostaje. Contiene una gran cantidad de microorganismos beneficiosos, materia orgánica y minerales y mejora la estructura del suelo”, afirma Natalia.
Además, también podemos usar otros elementos como la tierra de diatomeas, que aporta grandes cantidades de sílice y previene las plagas en el sustrato o los bioestimulantes como los hongos formadores de micorrizas naturales, que mejoran las características del suelo, a la absorción de nutrientes e incluso la tolerancia de la planta a la falta de agua.
Tus plantas, sanas
¿Cómo identificar y tratar problemas comunes de plagas en un entorno con muchas plantas? La respuesta es que, por desgracia, no existe un remedio que nos libre de las plagas de forma efectiva al 100%, pero sí podemos hacer varias cosas para detectarlas en una fase temprana de su desarrollo, lo que multiplicará las probabilidades de éxito a la hora de acabar con ellas. Estas son las claves, paso a paso, que ofrece Natalia:
- En primer lugar, debemos revisar sus hojas, tallos e incluso el sustrato con mucha frecuencia. Durante todo el año y especialmente en los cambios de estación y semanas más calurosas, que es cuando suelen aparecer con más virulencia. Yo suelo hacerlo con ayuda de la linterna del móvil, puesto que muchas plagas, en sus etapas incipientes, son casi imperceptibles a simple vista.
- Una vez detectada la plaga, hay que separar los ejemplares atacados del resto (muchas plagas pasan de una planta a otra con facilidad) e identificarla. Las más habituales en interiores son la cochinilla, los trips y la araña roja (un tipo de ácaro). Sin embargo, también podemos encontrar pulgón o mosca blanca (algo más habituales en exteriores).
- Una vez identificada, si solo hemos encontrado unos pocos ‘bichitos’, podemos tratar de quitarlos limpiando las hojas con agua a presión o un paño húmedo. El problema es que a menudo se esconden en otros sitios (las raíces o los nacimientos de las hojas, por ejemplo) o incluso bajo ‘la piel’ de las hojas, como es el caso de los trips. Por eso suelo recomendar acudir al vivero a por algún producto fitosanitario y específico para cada tipo de plaga, ya que con una o dos aplicaciones y si la plaga no está muy extendida, suele ser lo más eficaz para erradicarlas a tiempo.
A nivel preventivo y aunque no podamos garantizar que no aparezcan nunca, mantener las plantas sanas (con el riego y nutrientes correctos) y una buena iluminación, suele resultar efectivo.
En los últimos años también se está extendiendo al uso del control biológico para el entorno doméstico. Esto consiste en comprar un pequeño sobre de insectos (tan pequeños que resultan invisibles al ojo humano) depredadores de la plaga que tengamos. Es un gran método de prevención y contención de plagas ya que es eficaz y muy sostenible.
El riego, un cuidado básico
El riego de múltiples plantas es una tarea imprescindible en la que la paisajista ofrece esta guía:
Mi primer consejo es no querer regar todas las plantas un día concreto a la semana, sino dedicar un día a la semana (o ratos concretos, como por ejemplo mientras hablas por teléfono) a observar tus plantas. Si te impones la rutina de regar las plantas siempre el mismo día corres el riesgo de darle más agua de la que precisa y por tanto, matar a la planta.
Al revisarlas, en cambio, puedes pararte con detenimiento a mirar el estado del sustrato y regar si es necesario y revisar el estado de sus hojas y limpiarlas o apartarla si sospechas que tiene una plaga.
Una vez hayas identificado las que necesitan riego en ese momento, hay varias alternativas. Si están en maceta de autorriego, basta con llenar de nuevo el depósito. Si no, puedes regarlas con regadera o moverlas para hacerlo por inmersión (bien sea en la pila, en la ducha…). Yo suelo regar las pequeñas por inmersión durante unas horas, luego las dejo escurrir y las devuelvo a su sitio. Si son muy grandes y es difícil moverlas, lo hago con regadera.
“En cualquier caso, este debería ser un proceso de disfrute y parte de la afición de tener plantas en casa. Para mí es un momento relajante que puedo hacer o bien escuchando música, o en silencio o mientras hablo por teléfono… Las reviso, las toco, veo si han sacado hojitas nuevas, saco algún esqueje… y de paso, si lo necesitan, las riego. ¡Es parte del proceso y yo lo disfruto muchísimo!”, comparte Natalia.