La neuroarquitectura revela secretos clave para un interiorismo exitoso, generando espacios en casa donde sentirnos reconfortados. La arquitecta de interiores Beatriz Rubio, fundadora de Studio Azul (studioazul.es) va a desgranar cómo lograr unos ambientes que nos produzcan bienestar y potencien nuestra salud. Como veremos, en ese aspecto es clave enfocar el proyecto a mostrar el amor por la naturaleza que sentimos las personas.
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Beneficios de aplicar la neuroarquitectura
Ciertos elementos estéticos nos atraen y, según la neuroarquitectura, propician nuestro bienestar. La explicación es que estos elementos están profundamente relacionados con experiencias previas de nuestra vida y con patrones de la naturaleza, en realidad son patrones que reconocemos porque están dentro de nosotros (somos naturaleza).
“Desde la neuroarquitectura, los elementos estéticos que nos atraen suelen estar vinculados a respuestas neuronales que generan placer, calma, o estimulación, una paleta de colores naturales o una disposición espacial que recuerde a un entorno seguro, nos puede ofrecer una sensación de tranquilidad y bienestar”, explica Beatriz.
Quien agrega que, lo que es muy importante es aprender a recordar cuáles son esos patrones que están dentro de nosotros. Hay que activar las áreas cerebrales que están asociadas con la recompensa y la emoción, porque el cerebro lleva la huella de nuestras experiencias artísticas, de belleza o de seguridad, pero hay que reactivar esos patrones, cada uno los nuestros. El campo de la neuroestética, por ejemplo, es el estudio de cómo fomentar el potencial del arte y su capacidad para cambiar vidas. A través de ella, podemos entender más profundamente cómo extender estos beneficios para sanar, crecer, aprender y mejorar el bienestar de nuestro mundo (y de nuestros hogares).
Formas orgánicas, un acierto
Las curvas (en las estancias o los muebles) nos recuerdan a las formas orgánicas que encontramos en la naturaleza, son formas que nos producen sensación de suavidad y por lo tanto de seguridad. Son las líneas que vemos en esta cocina y el office anejo, diseño de la interiorista Patricia Bustos.
“Para el cerebro las formas curvas suponen menos esfuerzo visual y evocan mayor sensación de tranquilidad. Por ello, son ideales para ambientes que quieran transmitir mayor comodidad y acogimiento”, revela la especialista en neuroarquitectura. En contraposición, las líneas angulosas pueden percibirse como algo amenazante.
El rol de las proporciones en la percepción de la belleza
Beatriz relata que las proporciones juegan un rol fundamental en cómo percibimos la armonía y la belleza. La proporción áurea o la secuencia de Fibonacci (usadas en construcciones como el Partenón y las pirámides de Egipto, entre otros), son patrones que se encuentran en la naturaleza, y por ello son reconocidos por nosotros, porque están dentro de cada uno de nosotros, y al recordarlos, el cerebro los percibe como estéticamente agradables, se siente seguro, y produce una sensación de orden y bienestar que contribuye a un ambiente en el que las personas se sienten a gusto y en equilibrio.
Cabe añadir que un ambiente pequeño no debe contener piezas de gran tamaño y al contrario, si un espacio de grandes dimensiones se amuebla con elementos pequeños se percibirá ‘desnudo’, algo vacío. Un buen equilibrio se logra en el baño de la propuesta, creado por EIRE Interiors, pues el mueble bajolavabo suspendido resta peso visual.
La importancia de las texturas
Las texturas suaves y cálidas contribuyen a nuestra percepción de confort y seguridad en un hogar. Un dato curioso, sin embargo, es que “hay que tener en cuenta que las texturas no se perciben solamente con el tacto sino también a través de la vista, ‘en la vista hay un ingrediente táctil oculto’, dice el arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa, lo que significa que primero es el ojo el que identifica el tipo de textura que va a sentir la piel, por eso es tan importante que los materiales ofrezcan una sensación visual que no resulte amenazante (áspero, punzante, higiénico, viscoso, etc.), sino que den sensación de relajación y seguridad antes de que la piel haga su lectura al tacto, es decir, que las personas lo reciban como algo acogedor y protector, generando así un ambiente emocional seguro, tan importante en el hogar”, revela la experta.
En la propuesta, en un proyecto de Mayúscula Estudio, el dormitorio cuenta con ricas texturas, como la piel del cabecero envolvente, y las telas orgánicas que visten la cama, la banqueta y la ventana.
Materiales que son siempre un éxito
Beatriz recomienda emplear materiales naturales, como la madera, la piedra o el algodón, porque aportan calidez y conexión con la naturaleza, mientras que materiales suaves y acolchados promueven más la sensación de comodidad.
Un matiz: tampoco hay que apostar por un material casi en exclusiva. “La diversidad de texturas es la que permite una estimulación sensorial más enriquecida y, quizá, más profunda. Pero no son solo las texturas las que aportan esa riqueza, ya que somos seres multisensoriales, y percibimos muchas cosas a la vez”, cuenta la fundadora de Studio Azul, quien firma el interiorismo del salón, comedor y cocina de la imagen superior, que combina madera, fibras, algodones, telas aterciopeladas…
Así pues, al introducir plantas, luz natural, agua, materiales naturales, texturas diferentes en los espacios, es decir, diversidad de estímulos, se despierta una respuesta ancestral de calma y bienestar, que contribuye a reducir el estrés. Si piensas en un bosque, ¿cuánta cantidad de texturas y elementos puedes encontrar, visualizar y sentir?
La naturaleza como base del diseño
Está demostrado que incorporar elementos naturales en los espacios reduce los niveles de estrés y mejora el estado de ánimo, porque nuestro cuerpo y nuestro cerebro responden intuitivamente a la naturaleza. Así pues, “estar rodeado de plantas, cuadros con hermosos paisajes o mesitas tipo tronco [esta de centro se fabrica en madera maciza de acacia y es el modelo ‘Essi’ de Kave Home], por ejemplo, nos conecta con algo más grande que nosotros mismos, lo que reduce la ansiedad y favorece una actitud positiva y equilibrada, y nos conecta con el misterio, que es el gran anhelo humano. De esta forma, el cerebro activa las áreas relacionadas con la relajación y la conexión con la naturaleza, lo que genera un ambiente de paz y de renovación”, afirma Beatriz.
A modo de breve resumen, los beneficios del diseño biofílico son: estimulación sensorial positiva, restauración mental, disminución de fatiga, mejora del entorno visual y del color.
Llena de plantas tus interiores
La experta detalla que existen muchos estudios de neurociencia que concluyen que la presencia de vegetación en espacios interiores ayuda a reducir el cortisol, la hormona del estrés. Además, aumenta la sensación de bienestar porque crea un entorno más relajante y estéticamente mucho más placentero. La naturaleza también tiene el poder de mejorar la concentración y el estado de ánimo, favoreciendo un ambiente de salud integral.
“Incorporar plantas en los espacios de manera consciente mejora el ambiente estético y tiene efectos directos y medibles en nuestra salud mental y emocional. Por eso, al integrar la naturaleza en el diseño de espacios, especialmente en entornos urbanos, se crean ambientes más saludables, acogedores y propicios para el bienestar integral”, relata Beatriz.
El impacto de la iluminación
Es importante que los espacios se bañen por luz natural. Respecto a la iluminación artificial, Beatriz considera que deberíamos plantear nuestros horarios y vida siguiendo los ritmos circadianos (que regulan los cambios en las características físicas y mentales que ocurren en el transcurso de un día) y la iluminación debe respetar dichos ritmos.
“Cuando sincronizamos la luz artificial con los ciclos naturales de la luz, como por ejemplo con luz cálida al atardecer, favorecemos la relajación, porque el cuerpo se mueve acorde al ritmo del sol, como hacen el resto de los animales y seres vivos del planeta, sin embargo, una luz incorrecta puede generar cansancio o ansiedad, porque, por el contrario, está forzando al cuerpo a seguir un ritmo antinatural, por lo que es vital diseñar la iluminación para que apoye los ritmos biológicos, de lo contrario es habitual el insomnio y otras consecuencias negativas”, especifica Beatriz.
Este ambiente de comedor lo ha diseñado Natalia Zubizarreta teniendo en cuenta estos preceptos.
Un diseño multisensorial
No se ven, pero se sienten: ¿cuáles son las mejores maneras de integrar estímulos táctiles, olfativos e incluso sonoros en el diseño de interiores? Y es que la neuroarquitectura aboga por potenciar todos nuestros sentidos.
El bulbo olfativo es la glándula más potente que tenemos en nuestro cuerpo, y es capaz de trasladarte en décimas de segundo a lugares que ni siquiera recuerdas que rememorabas, así que introducir aromas en el espacio es una herramienta muy sencilla y a su vez muy poderosa para transformar la experiencia espacial, por ejemplo, fragancias suaves y naturales como lavanda o cítricos estimulan la calma y claridad mental.
El sonido influye muchísimo en la sensación de bienestar. Todas las culturas, a lo largo de la historia, desde las más primitivas hasta nuestros días, han usado patrones de sonido como herramienta de sanación, y además, lo entendían como una manera de comunicarse. Introducir música de fondo o sonidos sutiles en un espacio, como el ruido del agua o de la naturaleza, es algo que puede cambiar positivamente nuestras sensaciones y emociones. Por ejemplo el sonido de las olas de mar es uno de los más placenteros, ya que cada ola tiene un sonido diferente, de forma que el cerebro, que le encanta adivinar, completa la secuencia sonora final.
Por último, respecto al tacto, usar materiales que sean suaves y naturales, como alfombras de lana o cojines de lino o algodón, crean una sensación de calidez y seguridad que nos hace sentir esa vinculación con la naturaleza.
Suma elementos lúdicos
Otra clave de un interiorismo exitoso según la neuroarquitectura consiste en agregar lo lúdico. Eso es algo habitual en los dormitorios infantiles y juveniles, aunque Beatriz nos ofrece muchas más sugerencias para hacerlo también en el resto de la casa: jugar con la perspectiva y el color para que el espacio invite a la creatividad y la exploración, integrar elementos que despierten la curiosidad y permitan la expresión, introducir obras de arte...
Por otro lado, se pueden incorporar elementos interactivos y dinámicos, como muebles modulares, superficies que inviten al tacto para descubrir texturas, o al movimiento para promover la movilidad tanto en niños como en mayores, generar áreas de descanso inesperadas, juegos de luces, juegos de agua en jardines, juegos de aprendizaje para descubrir y aprender sobre el tipo de plantas que hay en un espacio, y muchos más.
Paletas cromáticas, una selección muy personal
La capacidad emocional de los colores es muy significativa. Por regla general, los tonos azules y verdes se asocian con la calma y la serenidad. Por otro lado, los tonos cálidos como los amarillos y naranjas pueden evocar vitalidad y energía.
“Es importante seleccionar la paleta de colores según la emoción que se quiere transmitir en cada espacio y, sobre todo, no podemos olvidar que la percepción y la experiencia vital de cada persona es única, por lo tanto, a la hora de encarar un proyecto de interiorismo hay que escuchar siempre a las personas para saber cuáles son aquellos más positivos para su bienestar”, apunta Beatriz.
En la propuesta, un baño creado por Amai Studio apostando por el verde en azulejos y el elegante gris para los lavabos, en piedra natural tallada.
La belleza no es casual
Beatriz, por último, explica los motivos de que la belleza no sea casual: porque en neuroarquitectura todo detalle tiene un propósito y una conexión con cómo nos sentimos y reaccionamos en un espacio. Es decir, nada es por azar, hay un conocimiento, un trabajo y una intención enfocada al bienestar detrás de cada espacio y de cada proyecto.
“La belleza es el resultado de comprender profundamente cómo el entorno impacta en nuestras emociones, y por lo tanto en nuestras vidas, y diseñar cada elemento para que provoque una respuesta positiva, porque cada detalle tiene un propósito vinculado a cómo experimentamos y habitamos el espacio. No hay nada fortuito, cada proyecto se debe basar en conocimientos profundos y en un trabajo cuidadoso”, afirma la arquitecta de interiores.
Es importante crear espacios intencionados que mejoren nuestro bienestar y nos conecten de manera genuina con nosotros mismos, con nuestro entorno, y con la naturaleza, que es quien tiene las respuestas a todas nuestras preguntas.