John y Eugenia Turcan nos reciben junto a sus dos hijos, Jamie y Juan, de once y doce años, en su particular paraíso, una imponente casa situada en Lindores, en el condado de Fife (Escocia). Un lugar conocido por Saint Andrews, una de las ciudades más pequeñas e históricamente más importantes de Escocia, y que está considerada como 'la cuna del golf'.
La historia de la casa es de lo más interesante. Fue construida en 1821 por el almirante Maitland, famoso por aceptar la rendición de Napoleón Bonaparte en el navío Belerofonte. De hecho, con el dinero que recibió como recompensa por arrestarle y llevarlo a la isla de Elba, erigió esta propiedad. Desde que se construyó, tres generaciones de Maitland vivieron en Lindores y, más tarde, tres generaciones de Turcan han crecido y vivido aquí. Durante este tiempo, se han llevado a cabo varias remodelaciones y ampliaciones en la casa, pero manteniendo ciertos elementos originales, como las puertas o las chimeneas.
La casa se erigió en 1821, con el dinero que cobró el almirante Maitland por arrestar a Napoleón Bonaparte
La propiedad tiene vistas a Lindores Loch, un espectacular lago de agua dulce que explotaban los monjes, durante el siglo XI, por decreto real de David I de Escocia, lo que motivó que construyeran allí una iglesia conocida como Abdie Church, actualmente en ruinas. El jardín de Lindores consta de mil quinientas hectáreas y cuenta con especies centenarias, entre las que destaca un espléndido tejo del siglo VII, el más grande de Fife y en el que incluso se puede caminar.
—¿Qué desafíos se os presentaron durante la restauración de esta propiedad, John?
—Cuando nos mudamos a Lindores, la casa estaba en muy buenas condiciones; mis padres la tenían muy cuidada, así que no tuvimos sorpresas inesperadas que nos obligaran a tener que llevar a cabo mucha reforma. Durante los tres años que llevamos viviendo en ella, sí hemos realizado pequeños cambios, para ajustar la casa a nuestras necesidades y a nuestro gusto.
—¿Te asusta el peso de la responsabilidad, ante el legado que has recibido con esta propiedad?
—No. Aunque la casa está protegida, sí que podemos efectuar cambios para adecuarla a nuestras necesidades, y que sea acogedora. Durante los últimos 45 años, mis padres han creado un jardín maravilloso en Lindores; para mí, seguir cuidándolo y desarrollándolo es muy importante.
—Háblanos de tu infancia en esta casa.
—Crecer en el campo es una liberación, siempre había cosas que hacer. Desde nadar en el lago, montar a caballo o hacer pícnics en la montaña. Mi madre organizaba cada verano un campamento, durante una semana, para todos nuestros amigos. Mis hermanos y yo fuimos a colegios internos desde muy pequeños, por lo que siempre era maravilloso volver a casa.
—¿Tienes muchos 'hobbies'?
—Cuando era joven, jugaba mucho al polo, pero he tenido muchos problemas de espalda y lo tuve que dejar. Cazar es otra de mis aficiones; tengo la suerte de poder hacerlo tanto aquí como en España. También me encanta jugar al bridge.
—¿A qué te dedicas y cuáles son tus proyectos de futuro?
—Hace 20 años creé una empresa de construcción, Sonsino Turcan Construction, junto a mi socio, Will Sonsino. En todos estos años, hemos completado muchos proyectos de interés cultural. En Londres hay muchas propiedades históricas que están protegidas, estamos especializados en este tipo de proyectos. Nuestros diseños y restauraciones las transforman en casas modernas, funcionales y cómodas, respetando lo protegido y preservando la esencia y lo especial que posee cada una. Por esta razón, y para complementar esta filosofía, nos asociamos con Gideon Purser, para crear un estudio de arquitectura, House of Design Architects.
—¿A qué se dedica tu familia y cuáles son sus orígenes?
—Por el lado de mi abuelo paterno, los Turcan vienen de Arlés (Francia), como hugonotes refugiados en el siglo XVII y se asentaron en Escocia, donde empezaron un negocio como armadores. Los Hutchinson tenían una empresa en la que vendían malta para las destilerías de 'whisky', y sir William Hutchinson fue un distinguido retratista que llegó a pintar a la Reina. Por mi abuela materna, la familia viene de Noruega, también armadores; y por otro, los Cheyne que vienen de Shetland, dedicándose al contrabando.
A nuestra anfitriona, la aristócrata jerezana Eugenia Molina Morenés, le encanta recibir a familiares y amigos, a los que atiende con mucha dedicación savoir faire y unas exquisitas comidas, ya que es una excelente cocinera. Además, prepara unas mesas cuidadas, en las que nunca faltan la plata inglesa y flores recién cortadas de su jardín. Eugenia nos confiesa que le apasiona que su casa esté llena de gente y que no le ha resultado nada difícil adaptarse a su vida en Escocia, ya que al ser tan sociable y manejar el idioma, enseguida hizo buenos amigos en la zona. La andaluza estudió Periodismo y conoció a John en una boda en Jerez de la Frontera (Cádiz). A los dos les encanta el campo y montar a caballo, pasión que, junto con la caza, comparten con sus hijos. En común también tienen su faceta como emprendedores. A John Turcan le viene de familia. Su padre fue el presidente de Fife Foxhound hasta el año pasado y creó el despacho de abogados más importante de Escocia, Turcan Connell.
—¿Qué planes soléis hacer los fines de semana, Eugenia?
—No paramos. Muchos fines de semana vienen amigos a almorzar, o tenemos cacerías durante la temporada. También montamos a caballo, los niños pescan... Siempre hay algo que hacer. Yo cada vez estoy más involucrada en el jardín y en el huerto.
—¿Te gusta recibir en casa?, ¿es algo que haces con frecuencia?
—Sí, nos encanta organizar almuerzos y cenas en Lindores. Al estar nuestros hijos en colegios internos, es una manera estupenda de que vean a sus amigos cuando vuelven los fines de semana. También tenemos mucha visita de mi familia y amigos que vienen de España. Intento organizarles planes especiales y divertidos y, por supuesto, me preocupo de que la casa esté acogedora y cuidada.
—Háblanos de la decoración de esta casa.
—La decoración de la casa ha evolucionado muchísimo desde que se construyó. Mis suegros la tenían preciosa, hemos mantenido cuadros y muebles familiares que son parte de la esencia y la historia de esta casa, pero también la hemos adaptado a nuestros gustos, por lo que hay mucha mezcla entre lo español y lo británico.
—¿Qué es lo que más echas de menos de Jerez, desde que vives en Escocia?
—A mi familia y mis amigos, aunque llevo muchos años fuera y estoy acostumbrada. Intento a ir a España a menudo y mi familia viene mucho de visita.
—Cuéntanos cómo fueron tus años en Londres.
—Fueron maravillosos, adoro Londres, es una ciudad increíble, llena de vida y oportunidades. La disfruté muchísimo. Monté un negocio de relocation, para ayudar a instalarse a las personas y familias que continuamente llegan a Londres, a trabajar o estudiar. En ocasiones, oigo que es difícil vivir en Londres; para mí lo único malo es el tráfico, todo lo demás es un sueño.
—¿Hay algo particular de la cultura escocesa que te haya sorprendido o que te haya gustado especialmente?
—Lo más curioso, para mí, es que se parece mucho a la cultura andaluza, son todos amables, simpáticos y les encantan las fiestas. Son disfrutones, divertidos y acogedores.
—¿Cómo os conocisteis John y tú?
—Nos conocimos en una boda en Jerez de la Frontera. Se casaba mi prima lejana, que es mitad inglesa mitad española, con un íntimo amigo de John. Me senté en la misma mesa que John en la boda…
—¿A qué te dedicas en tu vida diaria en Lindores?
—Durante un tiempo continué, telemáticamente, con el negocio de relocation, pero ahora estoy dedicada completamente a nuestro nuevo proyecto familiar. Comenzó hace un año y consiste en la organización, en Lindores, de cacerías, planes de golf y visitas a jardines. Tenemos faisanes y perdices en invierno y corzo durante el resto de la temporada, y el golf siempre está ahí. Al mismo tiempo, soy la secretaria del Fife Point to Point, que es la organización de carreras de caballos amateurs en nuestra zona. Es algo con lo que mi familia política ha estado involucrada durante generaciones y me encanta continuar con la tradición.
—¿Qué valores intentas transmitir a tus hijos?
—Para John y para mí, lo más importante es que nuestros sean felices. Queremos inculcarles el valor del esfuerzo en el trabajo, que sepan que nada es imposible si pones todo tu esfuerzo en ello, y que siempre se aprende de los fallos. Vivir en la fe católica, en mi opinión, les dará la fuerza para compartir los momentos buenos y luchar y mirar hacia adelante en los malos, apoyados en la familia y entre ellos dos.
La familia Turcan vive en un hogar feliz, donde reina la paz y la tranquilidad en plena naturaleza, pero sin renunciar a todas las comodidades de la vida moderna.