HOLA+4186 Casa Marie Daage© FERNANDA NAVARRO y PALOMA ROJAS-MARCOS (COUCHE STUDIO)

Entramos en 'Château la Fontaine', el magnífico castillo familiar de la artista Marie Daâge en el valle del Loira

La pintora, famosa por sus exclusivas vajillas de porcelana de Limoges, nos recibe junto a su marido y sus hijas Constance, Axelle e Isaure


22 de octubre de 2024 - 10:06 CEST

En la Petite Beauce, una región repleta de castillos y pueblos pintorescos del Valle del Loira, se encuentra Château de la Fontaine, la casa de campo de Philippe y Marie Daâge. A dos horas y media de París, con un inmenso lago y parque privado, el castillo pertenece a la familia de Philippe desde el siglo XIX. El matrimonio nos recibe junto a Constance, Axelle e Isaure, tres de sus cinco hijos, en su magnífica propiedad, a la que suelen escaparse los fines de semana.

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HOLA+4186 Casa Marie Daage© FERNANDA NAVARRO y PALOMA ROJAS-MARCOS (COUCHE STUDIO)
Pierre y Marie Daâge posan ante su 'château', junto a tres de sus cinco hijos: de izquierda a derecha, Axelle, Isaure y Constance. Abajo, el parque privado y el inmenso lago que rodea el castillo, que fue construido en el siglo XVII y reestructurado a mediados del XIX. "Hemos hecho importantes trabajos de renovación en el exterior (techo, fachadas, ventanas...), respetando los antiguos métodos de construcción", comenta la diseñadora y artista.

Philippe se dedica a las finanzas, mientras que a Marie su fama le precede: es una artista y diseñadora francesa, mundialmente conocida por su firma de exclusivas vajillas de porcelana de Limoges, que pinta a mano. De origen franco-austriaco, Marie creció en las Indias Occidentales Francesas y estudió en la Escuela del Louvre. En 1990, fundó su propia empresa y, desde entonces, no ha dejado de crear colecciones elegantes y sofisticadas, muy populares a nivel internacional, tras dar un nuevo enfoque al arte de la mesa, inspirándose en la alta costura. Marie colabora con los principales diseñadores de interiores, chefs, organizadores de eventos y marcas de moda de lujo, y ha sido distinguida como Chevalier de l’ordre de la Legion D’honneur, por su contribución a la exportación de este singular savoir-faire por todo el mundo.

© FERNANDA NAVARRO y PALOMA ROJAS-MARCOS (COUCHE STUDIO)
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—Marie, ¿cómo llega Château de la Fontaine a vuestra familia?

La casa era, en sus inicios, más pequeña que ahora. Se trata de un château del siglo XVII, que fue completamente reestructurado a mediados del XIX. La familia de mi marido comenzó a vivir aquí en 1815, cuando Jean Dessaignes, director del Colegio Real Militar de Vendôme, lo compró. En 1840, fue remodelado por su hijo François-Philibert Dessaignes, que fue un brillante empresario, político y filántropo de la época. Él realizó la ampliación del ala norte y la parte central de La Fontaine. El parque de estilo inglés ha cambiado muy poco, a lo largo de los años. A principios del siglo XX, la familia Dessaignes, sin descendencia, legó la propiedad a un sobrino, Jean de Boisdeffre, y es entonces cuando el château pasó a los antepasados directos de Philippe.

Con lago propio, parque de estilo inglés y a dos horas y media de París, la propiedad lleva en la familia de Philippe Daâge desde el siglo XIX

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Constance junto a sus hermanas Isaure y Axelle; debajo, en la galería, consolas Luis XVI y, al lado, una vitrina como librería.

"Dos de mis hijas, Axelle e Isaure, trabajan en la empresa, ambas con una profunda sensibilidad artística. Axelle es la gerente general, e Isaure es la guardiana de la belleza y la calidad de nuestros productos"

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Constance, sentada en una silla inglesa ante una mesa Luis XV, en una sala con papel pintado escénico de Iksel; su padre, Philippe, aparece al fondo leyendo.

"Gracias a las reformas realizadas en los últimos años, la casa se ha vuelto más agradable durante los fríos meses de invierno"

—¿Qué destacarías de esta zona?

—Estamos a orillas del río Le Loir, un pequeño afluente del Loira. En la antigua historia de Francia, antes del Renacimiento, esta era una zona fronteriza entre Blois, un área de influencia para los Reyes de Francia, y Vendôme, subordinada por la Casa de Plantagenet, una familia angevina que llegó al trono de Inglaterra. La Fontaine está en medio de estas dos regiones, que lucharon entre sí durante siglos y que, todavía hoy en día, se ignoran mutuamente (o casi). Al estar justo en medio de las dos ciudades, distantes a solo 30 kilómetros, me divierte mucho invitar a cenar a amigos de ambas regiones y mezclarlos.

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En la sala principal, la decoración es ecléctica, ya que incluye desde una batería, a una antigua jaula de pájaros que se encontró en el desván y fue restaurada.
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En la imagen, Marie Daâge en el comedor pequeño.

—¿Habéis hecho muchas reformas?

—Así es; hemos reformado alrededor de la mitad de los dormitorios de la casa, unos diez; también hemos mejorado algunos salones y modernizado varios cuartos de baño. Además, hemos hecho importantes trabajos de renovación en el exterior (techo, fachadas, ventanas...), respetando los antiguos métodos de construcción. Aún queda mucho que hacer, con el parque, por ejemplo.

"Nací en Austria, de madre austriaca y padre francés. Crecí en las Indias Occidentales Francesas hasta los 16 años, pero pasaba todos mis veranos en mi ciudad de origen. Siempre estuve rodeada de influencias culturales mixtas", nos cuenta Marie Daâge

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En la imagen, Isaure en un banco de terciopelo de Pierre Frey. Debajo, las sillas son de Luis XV, la consola de Napoleón Luis Felipe y el portavelas de Napoleón III.
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—Al vivir en París, ¿cuándo soléis venir por aquí?

—En Navidad, en Pascua y el Día de Todos los Santos, tradicionalmente, nos reunimos hasta 30 miembros de la familia. También hemos celebrado aquí varias fiestas de Nochevieja, rodeados de amigos y familiares, y fiestas temáticas. Ahora, gracias a las reformas realizadas en los últimos años, la casa se ha vuelto más agradable durante los fríos meses de invierno y, dada la proximidad de mi nuevo estudio Marie Daâge, en Vendôme, a unos 20 kilómetros de aquí, venimos aún más.

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"Me gusta decorar toda la casa con piezas de porcelana de mi firma, que coincidan con los patrones decorativos de cada habitación", asegura Marie, en la imagen junto a Philippe, en el comedor principal. En la mesa, exquisitamente puesta, vajillas que ha pintado (abajo, en detalle) y cristalería de la familia.

"Me encanta vestir y decorar las mesas con flores y plantas del jardín", nos dice Marie, que ha dado al arte de la mesa un enfoque de alta costura

© FERNANDA NAVARRO y PALOMA ROJAS-MARCOS (COUCHE STUDIO)
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—La casa tiene 17 habitaciones, la mayoría de ellas impresionantemente renovadas. ¿Fue difícil decorarlas?

—Queríamos respetar el espíritu de la casa, tanto en la decoración como en el mobiliario. Siempre me han encantado las telas, especialmente las de Charles Burger. Son muy especiales, se producen con el método de impresión tradicional, con una calidad y riqueza únicas de color y patrón, todo fielmente reproducido a partir de dibujos antiguos. No dudé en usarlas para tapizar paredes, cortinas, colchas e incluso baños, creando una atmósfera particularmente cálida. Me gusta que cada habitación tenga su identidad y nos transporte a un mundo propio; también, decorar toda la casa con piezas de porcelana de mi firma, que coincidan con los patrones decorativos de cada habitación. En el rellano y los pasillos, usamos tanto papeles pintados que imitan piedra (muy común en el siglo XIX), como papel pintado panorámico, al estilo del siglo XVIII. Uno de los trabajos más importantes fue camuflar las tuberías instaladas a principios del siglo XX, en una época en la que la comodidad y la modernidad llegaron de una manera algo brusca a la casa... Para llevar a cabo estos trabajos, se agregaron toda una serie de cornisas, pórticos, dinteles, nichos, capiteles, columnas... La imaginación de mi marido fue en gran medida responsable de este trabajo. Podría haber sido arquitecto, por su capacidad de ver 'en tres dimensiones'.

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Arriba, sobre la chimenea, reloj rococó, jarrones chinos del siglo XVIII y candelabro del imperio; abajo, la entrada con banco, forrado con tela de Lelièvre, y librería antigua del período del imperio.
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—¿Os gusta recibir invitados?

—Nos encanta, tanto a familiares como a amigos. Esta casa, con todo su espacio, habitaciones y salones, parece estar hecha para ello. Los armarios están llenos de vajillas, no podía ser de otra manera (ríe); también vasos, ensaladeras y servilletas para muchísima gente. Una casa así, si no fuera para recibir amigos y familiares, se convertiría en una casa sin vida.

© FERNANDA NAVARRO y PALOMA ROJAS-MARCOS (COUCHE STUDIO)
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—Antes mencionabas que organizáis fiestas.

—Dos de nuestras hijas se casaron aquí, y celebramos importantes eventos familiares y fiestas de cumpleaños. Uno de nuestros hijos organiza, cada año, un festival de música particular para sus amigos, llamado The Track, en el que se reúnen más de 150 personas, que duermen en tiendas de campaña en nuestro parque. También invitamos a amigos para almuerzos informales y cenas formales, de esmoquin y vestidos largos. Me encanta prepararlo todo, vistiendo y decorando mesas con flores y plantas del jardín. Como tenemos dos comedores, suelo crear dos ambientes diferentes.

"Siempre me han encantado las telas. No dudé en usarlas para tapizar paredes, cortinas, colchas e incluso baños, creando una atmósfera particularmente cálida en cada estancia"

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Las habitaciones y los cuartos de baño han sido forrados con telas de Charles Burger y decorados con muebles antiguos. Sobre estas líneas y debajo, uno de los dormitorios con gabinete del imperio, cama colonial de Martinica, y escritorio inglés, mesa Luis Felipe, con jarrón panaché de Marie Daâge, y dos sillones de restauración.
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Abajo, otro de los cuartos, con escritorio inglés, gabinete de Luis XV y tocador de Carlos X.
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—¿Naciste artista, o te preparaste para serlo?

—Nací en Austria, de madre austriaca y padre francés. Crecí en las Indias Occidentales Francesas hasta los 16 años, pero pasaba todos mis veranos en mi ciudad de origen. Siempre estuve rodeada de influencias culturales mixtas, y mi madre hizo mucho para desarrollar mi sentido de la belleza. Solía llevarme de compras a tiendas de diseño de interiores y de telas. Realmente alentó mi sensibilidad creativa. Creo que mi mente es artística, es parte de mi personalidad y que nací con ella. Recuerdo, desde muy niña, fijarme en la belleza de mi entorno y siempre tuvo un fuerte impacto en mi estado de ánimo. Por eso, hoy es tan importante para mí, cada vez que llego a un lugar nuevo, crear un ambiente positivo. Sin embargo, cuando llegó el momento de estudiar en la universidad, me desanimaron a ingresar en Bellas Artes; entonces, no se consideraba una carrera lo suficientemente seria y, en su lugar, fui a una escuela de negocios. Me encantaron las personas que conocí allí, pero encontraba los temas bastante aburridos. Cuando fui a estudiar a Düsseldorf y a Londres, me pasé la mayor parte del tiempo en museos, en lugar de dedicarle tiempo a los temas relacionados con mi carrera. Finalmente, cuando regresé a París, después de un descanso de tres años en Alejandría, Egipto y Fontainebleau (donde seguí a mi esposo por su trabajo), ingresé en la Escuela del Louvre para estudiar Historia del Arte.

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"En Navidad, en Pascua y el Día de Todos los Santos, tradicionalmente, nos reunimos hasta 30 miembros de la familia", cuenta Marie. En la imagen, Constance con sus hijos. "Me gusta que cada habitación tenga su identidad y nos transporte a un mundo propio", confiesa la artista, que se ha encargado de la decoración de la mayoría de las estancias de la casa.

"Esta casa, con todo su espacio, habitaciones y salones, parece estar hecha para recibir amigos y familiares. Si no, se convertiría en una casa sin vida"

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—¿Qué te inspira para crear una obra?

La inspiración es algo bastante misterioso. Me llega de cualquier lugar y en cualquier momento: al caminar en la naturaleza o por las calles rodeadas de edificios; al visitar un museo; en una casa cualquiera o, simplemente, con la moda. Un color, un patrón puede llamar mi atención y mi mente empieza a trabajar espontáneamente. Toda esta inspiración podría, o no, trasladarse a algo que pudiera 'ver' en una porcelana. Los colores o los patrones pueden traer emociones intensas. Intento capturar la inspiración, a menudo haciendo fotografías de pequeños detalles: una hoja de hierba, un trozo de corteza de árbol, una tapicería, un mosaico o un antiguo papel tapiz. Los colores también son muy importantes para mí: observar un color es como escuchar una nota musical. Juntarlos en porcelana es una melodía y vestir una mesa es componer una sinfonía. Como el pianista que toca una sonata. Siempre diferente. Esto le da vida a la creación.

"La inspiración es algo bastante misterioso. Me llega de cualquier lugar y momento, al caminar en la naturaleza o por las calles rodeadas de edificios, al visitar un museo o simplemente con la moda"

© FERNANDA NAVARRO y PALOMA ROJAS-MARCOS (COUCHE STUDIO)
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REALIZACIÓN Y TEXTOAna Fernández de Córdoba y Cristina Lora Alarcón
FOTOSFernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

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