Si hay algo por lo que llaman la atención de los lithops es por su apariencia única. Su gran parecido con las piedras y guijarros les permite camuflarse a la perfección y pasar desapercibidos en su entorno natural. Es esta característica la que le ha concedido del sobrenombre de ‘piedras vivas’, como se las conoce popularmente. Ahora convertidas en tendencia, estas suculentas son una alternativa perfecta para quienes buscan una suculenta de bajo mantenimiento y mucha resistencia. Te contamos cuáles son las características y los cuidados de los lithops para que las incluyas a tu colección de suculentas.
¿De dónde proceden los 'lithops'?
Originarias de las regiones más áridas y desérticas del sur de África, en concreto de países como Sudáfrica, Namibia y Botswana, los lithops pertenecen a la familia Aizoaceae. Su capacidad de mimetizarse con las rocas y el suelo árido es una adaptación evolutiva clave que les ha permitido sobrevivir en climas extremadamente secos. El término lithops proviene de las palabras griegas lithos (piedra) y opsis (apariencia).
¿Cómo son los 'lithops'?
Las piedras vivas se caracterizan por su forma compacta y baja, compuesta por dos hojas carnosas que suelen fusionarse en la base. Sus hojas son gruesas y están adaptadas para almacenar agua durante largos períodos de sequía. Su color y forma puede variar, imitando los tonos y patrones de las piedras locales, otorgándoles su capacidad de camuflaje. Con el paso del tiempo, los lithops pueden formar pequeños grupos o colonias. Se trata de unas suculentas de crecimiento lento, aunque son extremadamente longevos y pueden vivir muchos años con los cuidados adecuados.
Curiosidades de los lithops
Además de ser una planta muy atractiva para los amantes de las suculentas, los lithops tienen la peculiaridad de entrar en un ciclo de renovación de sus hojas. Cada año, la planta genera un nuevo par de hojas que reemplaza al anterior. Durante este proceso, es normal que las hojas viejas se marchiten y sequen mientras las nuevas emergen. Si eres protagonista de este proceso, no retires manualmente las hojas secas, ya que se trata de su evolución natural.
Llama la atención también que, en su entorno natural, los lithops son plantas que pueden pasar largos períodos sin agua, ya que están adaptados a sobrevivir en suelos muy pobres y con escasas precipitaciones. En cultivo, esto significa que es más seguro pecar de escasez de agua que de exceso.
¿Dónde colocar las piedras vivas?
Debido a su origen en zonas áridas, los lithops requieren un lugar en el que reciban luz solar directa durante gran parte del día. Lo más adecuado es ubicarlos en ventanas orientadas al sur o al oeste, donde puedan beneficiarse de luz natural.
La temperatura óptima para su desarrollo se encuentra entre los 18 y 30 °C, aunque pueden soportar temperaturas más altas. El gran problema llega cuando bajan las temperaturas, ya que es importante mantenerlas en un ambiente seco y fresco, evitando las heladas. De hecho, no deben exponerse a temperaturas inferiores a 10 °C.
El riego: un factor determinante
El riego es uno de los aspectos más delicados en el cuidado de los lithops. Estas plantas están adaptadas a condiciones de sequía, por lo que es muy importante no excederse con el agua. Durante la primavera y el otoño, temporadas de crecimiento activo, los lithops necesitan riego moderado. Lo más adecuado es esperar a que el sustrato esté completamente seco antes de regar nuevamente. En invierno, cuando la planta está en reposo, se recomienda suspender el riego casi por completo. Un exceso de agua provocará la pudrición de las raíces y, eventualmente, la muerte de la planta.
Sustrato y abono
Los lithops requieren un sustrato muy bien drenado, que evite los encharcamientos de agua. Un buen sustrato debe estar compuesto por una mezcla de arena gruesa, gravilla y una pequeña cantidad de tierra para suculentas. Evita siempre el uso de suelos ricos en materia orgánica, ya que pueden retener demasiada humedad.
En cuanto al abono, los lithops no son plantas que necesiten mucho fertilizante, aunque siempre puedes aplicar una dosis muy diluida de fertilizante específico para cactus y suculentas una o dos veces al año, preferiblemente durante la primavera o el otoño.
¿Se pueden trasplantar los lithops?
El trasplante de los lithops no debe realizarse con frecuencia, ya que estas plantas crecen lentamente y no requieren mucho espacio. Sin embargo, si notas que el sustrato se ha compactado demasiado o que la planta ha superado el tamaño de su maceta, es momento de trasplantarla. Lo ideal es hacerlo al inicio de la primavera, utilizando un sustrato nuevo y fresco. Ten especial cuidado al hacerlo, ya que sus hojas son bastante frágiles.
Floración
Una de las sorpresas más agradables que puede ofrecer un lithops es su floración. Sí, los lithops florecen, aunque esto puede llevar algo de tiempo. Sus flores suelen aparecer en otoño, emergiendo desde el centro de las dos hojas. En comparación con la planta, las flores de los lithops son de tamaño relativamente grande, con pétalos delgados y colores que varían entre blanco y amarillo. La floración es un signo de que la planta está saludable y bien cuidada, y generalmente dura unas pocas semanas. Después de que las flores se marchitan, las hojas viejas pueden desprenderse y la planta entra en un período de reposo.
Plagas y enfermedades
A pesar de su resistencia, los lithops pueden ser susceptibles a ciertas plagas y enfermedades. Las plagas más comunes son las cochinillas y los pulgones, que tienden a aparecer si el ambiente es demasiado húmedo o si la planta ha sido regada en exceso. Además, las enfermedades fúngicas son un problema común en lithops que reciben demasiada agua o que están en sustratos mal drenados. Para evitar estos problemas, es fundamental mantener un entorno seco, un riego adecuado y revisar regularmente la planta.