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Arbustos de acebo© AdobeStock

Plantas de exterior

10 plantas con bayas para dar color al jardín en otoño

Aunque los meses cálidos llegan a su fin, la belleza no muere en el jardín al llegar el otoño. Existen arbustos y plantas que se llenan de bayas y frutos coloridos para decorar las zonas de exterior de forma espectacular. Aquí tienes 10 ejemplos de lo más cautivadores


8 de octubre de 2024 - 16:15 CEST

A pesar de que parece que el otoño trae al jardín un periodo de tristeza y escasez, quizás acentuado por la caída de la hoja de muchas especies vegetales, la realidad no es esa. En la estación otoñal las plantas viven también un momento especial y algunas están más bellas que nunca. Como los arbustos de los que hablamos a continuación que en esta época se llenan de bayas y de frutos de intensos colores, y aportan al jardín un toque alegre y silvestre que nos encanta. Elige tus favoritos y búscales un hueco para disfrutarlas cada otoño. 

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Skimmia japonica© AdobeStock

Skimmia (Skimmia japonica)

Es uno de los arbustos más decorativos que puedes plantar en el jardín. Posee unas bellas hojas de color verde intenso que, además, no pierde en otoño puesto que es una planta perennifolia. Además en esta época del año se llena de bayas rojas que surgen en ramilletes y que decoran el arbusto durante varios meses. Aunque resultan preciosas, debes tener cuidado si tienes niños pequeños o mascotas, porque son tóxicas. 

Para cuidar la Skimmia y verla crecer en plenitud debes buscarle un emplazamiento en semisombra y procurar que el terreno esté siempre bien drenado. El otoño es un buen momento para plantarla. Vigila el riego en verano porque no tolera la sequía.

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Berberis aquifolium© AdobeStock

Uva de Oregón o mahonia (Berberis aquifolium)

Originaria de Norteamérica, la mahonia o uva de Oregon es una planta de hoja perenne muy resistente y fácil de cultivar, ya que se adapta muy bien a todo tipo de suelos, situaciones y jardines. Puede llegar a alcanzar los dos metros de altura y muestra un follaje denso, de color verde intenso y con hojas con espinas. Hoy se cultiva mucho en Europa como planta ornamental, donde fue introducida procedente de América. Pero, sin duda, lo que más nos gusta de la mahonia, además de sus flores amarillas que surgen en primavera, son sus frutos o bayas de otoño que, además, son comestibles. 

Otra cualidad de la mahonia o uva de Oregón es que no te planteará ningún problema a la hora de cultivarla. Es fuerte, resistente, soporta el frío y las bajas temperaturas. Solo tienes que plantarla en semisombra y regarla de forma moderada. Sencillo, ¿verdad?

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Acebo© AdobeStock
Sanabria, Zamora.

Acebo (Ilex aquifolium)

Esta planta nos recuerda a la Navidad, ya que es uno de los adornos más característicos de esta época festiva. El acebo es un arbusto que se da muy bien en el norte de España. Su follaje es denso y sus hojas verde oscuro tienen el borde lleno de espinas. Puede ser una buen opción para decorar el jardín durante los meses más fríos del año. Allí pondrá alegría y color, gracias a sus bellísimas bayas rojas que aparecen en otoño en los ejemplares hembra (también hay ejemplares macho que no producen estas bayas).

Si te has decidido por plantar uno o varios acebos en el jardín, decide bien el lugar donde los vas a emplazar porque es una planta a la que no le gustan nada los trasplantes. Por eso lo mejor es no tener que cambiarla de sitio. Prefiere estar en semisombra, protegida del viento y con un suelo húmedo pero bien drenado. El riego ha de ser moderado.

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Callicarpa© AdobeStock

Calicarpa (Callicarpa)

Si hay una característica especial de esta planta, que resulta original y decoratva, son sus preciosos ramilletes de bayas de color púrpura o morado. Crecen en racimos por toda la planta a partir del final del verano y se mantienen durante todo el otoño, aportando color al jardín. El género Callicarpa engloba nada menos que cerca de 140 especies de arbustos originarias de Asia, América Central y el sudeste de América del Norte. 

Además de la belleza que destila en otoño gracias a sus peculiares bayas, en primavera también está espectacular cuando florece y explosiona con flores de color rosa azulado. Es un arbusto de crecimiento rápido, por lo que puede que tengas que podarlo para mantener su forma. Para cuidarlo adecuadamente debes plantarlo a pleno sol y regarlo adecuadamente mientras es joven. Cuando el arbusto está bien arraigado es capaz de soportar una sequía moderada.

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Cotoneaster© AdobeStock

Cotoneaster (Cotoneaster horizontalis)

¿Estás buscando una planta decorativa y bella que aporte color a tu jardín otoñal? Pues ya la tienes: el cotoneaster. Es un arbusto leñoso originario de China que pertenece a la familia de las rosáceas. Posee un gran valor ornamental, gracias a sus hojas pequeñas y verdes. Si en primavera florece y se llena de pequeñas flores blancas, en otoño aparecen los frutos en forma de bayas rojas que duran bastantes semanas. 

El aspecto más importante que debes tener en cuenta para su cultivo es ubicarlo en un lugar luminoso, a pleno sol si es posible. Procura que el terreno esté bien drenado y que el riego sea regular, aumentando ligeramente en verano. Conviene mantener la tierra húmeda.

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Saúco (Sambucus nigra)© AdobeStock

Saúco (Sambucus nigra)

Aunque es un arbusto de hoja caduca, el follaje del saúco es denso y frondoso. Las hojas son de color verde oscuro, con los bordes dentados. Lo más decorativos con las bayas verdes que se van volviendo negras según van madurando. Le dan al jardín un aire silvestre y decorativo muy especial. Para mantenerse en perfecto estado y crecer adecuadamente necesita suficiente humedad y también mucha luz. El saúco es una planta muy habitual en el norte de España donde encuentra las mejores condiciones para crecer.

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Gaulteria© AdobeStock

Gaulteria (Gaultheria mucronata)

Para poner un toque de color blanco al jardín en otoño puedes recurrir a la Gaultheria mucronata que hace gala de unas decorativas bayas en ese tono. Surgen en la estación otoñal y se mantienen durante el invierno, aportando una imagen especial. La gaulteria es una planta que procede de México y de Estados Unidos. Es de crecimiento lento, de hojas perennes lanceoladas y de bordes dentados. Necesita una ubicación en sombra o semisombra, y un riego frecuente.

Un consejo: como le gustan los suelos no calcáreos, conviene regarla con agua blanda, que no tenga mucha cal. Puede ser de lluvia o agua en las que hayas diluido previamente un par de gotas de vinagre o zumo de limón. Es un truco que funciona.

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Pyracantha coccinea © AdobeStock

Espino de fuego (Pyracantha coccinea)

Cuando se necesita en el jardín otoñal una explosión de color en toda regla, recurrir al espino de fuego es un acierto seguro. Esta planta de la familia de las rosáceas tiene su origen en las regiuones del sur de Europa y en Asia. Posee un bonito follaje de color verde oscuro, formado por hojas pequeñas dentadas. A finales de la primavera la piracanta se llena de flores blancas que se mantienen todo el verano. En otoño surgen las bayas rojas, muy abundantes, cambiando el color del arbusto por un espectacular rojo anaranjado. De ahí el nombre espino de fuego. 

Si quieres que crezca saludable y feliz, plántalo a pleno sol o en semisombra y riégalo de manera escasa, sin provocar encharcamientos en el terreno (no los tolera). Por lo demás, se adpata muy bien a todos los entornos y tipos de suelo.

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Madroño© AdobeStock

Madroño (Arbutus unedo)

Más que un arbusto, el madroño es un árbol frutal de pequeño tamaño que posee el tronco rojizo y las hojas (perennes) de diferentes tonalidades de verde, lo que le da un aire muy silvestre y especial. Sin embargo, el elemento que lo caracteriza y lo distingue son sus frutos amarillos, los madroños, que van cambiando de color con la maduración hasta adquirir un intenso color rojo. Estos frutos son comestibles; contienen etanol y propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

El madroño es una planta de clima mediterráneo, bastante resistente y con gran capacidad de adpatación al entorno. Lo mejor es plantarlo en una ubicación soleada en el jardín, donde esté protegido de los vientos fuertes. 

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Arándano europeo© AdobeStock

Arándano europeo (Vaccinium myrtillus)

Este arbusto de tamaño reducido (no llega al metro de altura) de la familia de las ericáceas crece de forma silvestre en bosques y zonas de montaña de Europa, Asia y Norteamérica. Sus hojas caducas tienen forma ovalada y los bordes dentados, como sucede con muchos de los arbustos que hemos reunido en este artículo. Lo que llama la atención son sus frutos redondos de color azul oscuro. Unas bayas comestibles de sabor ligeramente ácido. 

Aunque es silvestre en muchos lugares de España, tú puedes plantarlo en el jardín (mejor en invierno) aunque debes tener en cuenta que necesita un suelo ácido para crecer adecuadamente y que esté siempre bien drenado. Conviene que evites los emplazamientos a pleno sol, y que lo pongas en un rincón en semisombra.