¿Mate, satinado o brillante? Descubre el acabado perfecto para cada rincón de tu hogar y dale un toque personal a cada espacio
Además de saber decidir qué color le va a las paredes de tu casa, debes aprender a diferenciar los distintos acabados, y a elegir el más adecuado en cada caso.
La pintura es uno de los recursos más asequibles y fáciles de utilizar para renovar por completo cualquier espacio de la casa. Sirve para las paredes, y también para decorar muebles y objetos decorativos. Pero para tener éxito con estas renovaciones y poder cambiar la apariencia de la casa, conviene conocer los productos que tenemos a nuestra disposición. Hoy te contamos cuáles son los acabados más habituales para la pintura de paredes y otras superficies, y las aplicaciones adecuadas para cada uno de ellos.
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Un recurso efectivo
Pintar las paredes de tu casa es una forma genial de redecorarla. Lograrás el resultado que buscas y, además, con una inversión de lo más asequible, en especial si eres tú mismo quien se encarga del trabajo. Además de las paredes y los techos, también puedes cambiar el aspecto de un muebles que ya no te guste utilizando diferentes técnicas de pintura. Elegir otro color o darle a una superficie una textura diferente puede suponer ese cambio que buscamos. Descubre qué tipo de pintura es la mejor en cada caso.
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¿Qué es el acabado de una pintura?
Por acabado entendemos la apariencia de la pintura después de aplicarla y una vez seca, así como la forma en que refleja la luz. Es decir, si tiene más o menos reflectancia. El acabado de la pintura influye de forma considerable en la manera en que se percibe el color, por ejemplo. También hay que tener en cuenta que determinados acabados pueden resaltar o disimular las posibles imperfecciones que pueda tener la superficie. En lo que al acabado se refiere encontramos pinturas mate, cáscara de huevo, satinadas, alto brillo, etc.
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Pintura con acabado mate
Cuando diferenciamos las pinturas según el brillo que poseen, estamos considerando su nivel de reflectancia, es decir, su capacidad para reflejar la luz. La pintura de acabado mate es la que presenta un brillo más opaco. En superficies pintadas en mate las manchas son más difíciles de limpiar, por lo que es un acabado más adecuado para espacios de un tránsito bajo y uso moderado.
Es un tipo de pintura que podemos usar en aquellos casos en los que queremos reducir la reflectancia de la luz, como en esas paredes que tienen muchas imperfecciones, ya que la pintura mate conseguirá disimularlas más. Por otro lado, tiene el inconveniente de que soporta peor la limpieza frecuente y el uso diario.
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Hazlo tú mismo
Si has decidido encargarte de pintar las paredes de tu casa tú mismo, has de buscar la mejor forma de realizar el trabajo. Es decir, aquella que te proporcione los mejores resultados. En caso de no tener experiencia a la hora de pintar, lo mejor es emplear pintura de acabado mate, ya que no se notarán tanto los errores más habituales que se suelen cometer al pintar las paredes, como no extender bien la pintura o dejar marcas con el rodillo y la brocha.
Un consejo: usa pintura mate para pintar los techos, ya que disimula mejor los defectos que estos puedan tener y los que se causen al aplicar la pintura, por ser superficies de acceso más difícil.
Te recomendamos
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Pintura con acabado 'cáscara de huevo'
Este tipo de productos con acabado 'cáscara de huevo' tienen una reflectancia mayor que la de la pintura mate. Es decir, reflejan más la luz y consiguen un efecto más luminoso. Su acabado tiene una apariencia y una textura que se asemeja al de la superficie de una cáscara de huevo. Ofrece mayor durabilidad que la pintura mate, sin un acabado brillante. Es adecuada para dormitorios, salas de estar, etc., y otras zonas de tránsito medio.
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Pintura satinada, un acabado sedoso
Los productos con este tipo de acabado son más reflectantes que la pintura mate y la de 'cáscara de huevo', pero menos que la brillante. Se trata de un acabado medio, en cuanto a la forma en que refleja la luz. No es muy habitual utilizar este tipo de pintura satinada para las paredes, aunque puede ser una buena opción en espacios húmedos como la cocina y el baño, en los que se requiere también una limpieza más profunda y frecuente. La pintura satinada ofrece mayor resistencia que la de acabado mate, e incluso que la de 'cáscara de huevo'. Sin embargo, también muestra de una forma más evidente las irregularidades que pueda tener la superficie.
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Pintura semibrillante
Está a medio camino entre la pintura satinada y la de alto brillo. Un acabado con un aspecto más luminoso que podemos reservar para superficies en las que necesitemos una mayor resistencia y durabilidad. Es la pintura ideal para puertas, molduras y muebles. Por el contrario, no es muy adecuada para paredes, techos o superficies muy amplias. Pintar los armarios de la cocina con este tipo de productos puede ser una buena idea.
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Alto brillo, un acabado luminoso
Este tipo de pintura, con acabado alto brillo, es la más reflectante que existe. Posee un brillo de espejo, figuradamente, y proporciona mucha luz a los espacios. Se utiliza poco en interiores, y no es adecuada para paredes o techos, sino que se suele usar para pintar determinados objetos como muebles, por ejemplo: un aparador, los muebles de la cocina, etc.
Como punto positivo de la pintura de alto brillo destacaremos que es un acabado muy resistente con una larga durabilidad, aunque resultan evidentes cualquier tipo de marca o deterioro. Si pintas los muebles de la cocina con un esmalte brillante, tendrás que tener cuidado con las huellas de los dedos. Aunque no son difíciles de eliminar, se quedarán marcadas constantemente.
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¿Para qué usar cada acabado?
Ir conociendo los productos y los acabados disponibles te ayudará a saber detectar cuál de ellos es el mejor en cada caso, pero hoy te damos algunas claves sencillas que te pueden ayudar a la hora de elegir.
Para las paredes, el producto que mejor se adapta a la mayoría de las paredes y que mejores resultados consigue es aquel que presenta un acabado de 'cáscara de huevo'. Resulta más duradero que el mate, pero no refleja tanto la luz como el satinado. No obstante, la pintura mate y la satinada también son buenas opciones para pintar las paredes. Deja los acabados mate para zonas de poco tránsito que se ensucien poco, y reserva los satinados para espacios de mucho uso.
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La textura también importa
A la hora de evaluar el acabado de una pintura determinada conviene fijarse, además, en la textura, ya que se trata de otra característica que define el espacio y que podemos emplear para aportar dimensión y carácter a una habitación.
Existe una gran variedad de texturas, desde las más lisas a las más rugosas, granuladas, etc. Las texturas, sobre todo si se combinan varias en un mismo espacio, añaden interés visual a la decoración. Podemos imprimir una textura diferente, por ejemplo, a una pared de acento.