Comedor con vitrina verde© Enric Badrinas

Interiorismo

Lo que antes era un viejo establo de caballos es ahora una casa de campo moderna y sostenible

Esta reforma demuestra con creces que de la fusión de materiales tradicionales con técnicas modernas es posible crear espacios únicos, ecológicos y llenos de encanto


20 de septiembre de 2024 - 13:41 CEST

El estudio de interiorismo Júlia Brunet ha transformado con esmero un antiguo establo de caballos, ubicado en la planta baja de una masía en la zona de Manresa (Barcelona), en una cálida y acogedora casa de campo de 65 m2. Sus propietarios decidieron rehabilitar esta parte de la construcción, ya que había quedado en desuso, con el objetivo de ganar un espacio para sus hijos, recibir visitas o celebrar eventos y reuniones familiares. El proyecto, lleno de retos y emociones, implicó revitalizar un espacio en muy mal estado, donde prácticamente no se pudo reutilizar nada. A pesar de ello, los muros de piedra originales se mantuvieron intactos como un testimonio del pasado, mientras que el diseño interior rinde homenaje a su esencia rural a través de detalles cuidadosamente elegidos.

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© Enric Badrinas

Elementos arquitectónicos que marcaron el proyecto

La nueva distribución estuvo condicionada por dos factores principales: las paredes maestras originales, que no podían modificarse, y las pequeñas ventanas que limitaban la entrada de luz natural. Estos elementos estructurales jugaron un papel clave en la configuración de las estancias. 

"Transformar estas antiguas cuadras en una vivienda ha sido un auténtico desafío que nos ha llevado a explorar nuestra creatividad y a desarrollar soluciones innovadoras para maximizar tanto la funcionalidad como la estética de cada rincón”, comenta Mireia Torruella, interiorista y fundadora del estudio Júlia Brunet, que desde el primer momento se propuso establecer una conexión entre el interior y el entorno rural. 

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© Enric Badrinas

La zona de día

Salón, comedor y cocina comparten el mismo espacio. El suelo se revistió con cemento alisado, un material resistente que aporta un aire contemporáneo y minimalista a la decoración, además de crear continuidad visual y sensación de amplitud. El techo, pintado en blanco, resalta con las vigas de madera en marrón oscuro y las paredes de piedra se alternaron con frentes rugosos pintados en blanco. Un look con un encantador aire rústico, luminoso y actual.

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© Enric Badrinas

El comedor

Este ambiente está formado por una robusta mesa de roble negro de más de cuatro metros, acompañada por las sillas CH24 de Carl Hansen & Son. En el techo, una serie de lámparas colgantes de Ay Illuminate en diversas formas y tamaños, añaden un toque dinámico al espacio. La decoración se completó con una vitrina metálica de color verde de la firma USM Modular Furniture, que rompe con el resto del mobiliario y aporta una dosis de modernidad y frescura.

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© Enric Badrinas

El salón

Justo detrás del comedor se ubicó el salón, con los asientos –un sofá y dos pufs de ratán y terciopelo, de Gubí– organizados frente a la chimenea. Ésta va encastrada en un mueble de obra acabado en blanco, que además de estantes, integra un un cómodo banco para ampliar la zona de asientos sin restar espacioLa iluminación general se resolvió con raíles de focos orientables negros, que quedan camuflados con la viguería vista, también de color oscuro.

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© Enric Badrinas

Una cocina cálida y moderna

Por un lado, la caña natural, presente tanto en las puertas del mobiliario como en el techo, aportan un toque rústico a la estancia, y los muros de piedra y las encimeras de mármol Macael refuerzan el carácter artesanal. En contraste, los electrodomésticos de acero inoxidable añaden un aire contemporáneo y sofisticado. La mayoría de los muebles y aparatos se concentran en una sola pared, lo que maximiza el espacio disponible, complementándose con una isla central que se convierte en el corazón de la cocina, ideal para compartir momentos y preparar comidas con comodidad.

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© Enric Badrinas

Elementos singulares

Una isla, que hace las veces de barra de desayunos, delimita la cocina propiamente dicha del resto del espacio. Al fondo, en el pasillo abovedado y junto a la pared de piedra, destaca una gran tinaja, originaria de Cerdeña del siglo XIX, que funciona como lavamanos.

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© Enric Badrinas

Un dormitorio abovedado

Es un auténtico refugio de calma. Aunque solo cuenta con una pequeña ventana, la iluminación cuidadosamente diseñada destaca las paredes de piedra desde el cabecero y contribuye a crear una atmósfera mágica y envolvente. Este juego de luces, junto con los materiales naturales, convierte la habitación en un lugar ideal para desconectar y disfrutar de un descanso reparador. En cuanto a las piezas del mobiliario, la cama, de la firma Zeitraum, se acompaña de dos mesitas de noche de roble, de Sancal.

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© Enric Badrinas

Naturalidad y sencillez

Manteniendo la coherencia estética con el resto de la casa, parte del mobiliario del dormitorio fue diseñado a medida. El cabecero y el armario, ambos de obra, reflejan la esencia rural del proyecto, mientras que las líneas geométricas de las piezas aportan un toque contemporáneo.

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© Enric Badrinas

El baño

Todas las paredes de este espacio están revestidas de arcilla, cuya textura cálida y color natural armonizan con el entorno. Para el pavimento se ha optado por un porcelánico multiforma, en tonos terrosos y neutros.

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© Enric Badrinas

Un escenario ideal

El resultado final es una vivienda que conserva la esencia rústica del antiguo establo, pero con las comodidades de un hogar moderno. Este equilibrio se extiende también al exterior, donde un comedor de verano en el jardín invita a disfrutar del entorno natural. Una mesa redonda, rodeada de sillas bajo una sombrilla, crea un rincón perfecto para relajarse, en completa sintonía con la atmósfera tranquila y acogedora que caracteriza toda la casa 

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© Júlia Brunet

Así es ahora la vivienda

Como vemos en el plano, los 60 m2 de la planta baja de la masía (donde antes se encontraban los establos), se distribuyen ahora en una gran zona social en forma de L, con comedor, salón y cocina integrada; desde aquí, a través de un pasillo se llega, por un lado, al dormitorio y por otro, a un cuarto de baño organizado en dos estancias independientes: una para el lavabo y los sanitarios, y otra para la ducha.