¿Qué tienen los cabeceros tapizados que ocupan la lista de favoritos a la hora de escoger este tipo de mueble? Es sencillo encontrar razones que justifiquen su éxito. Aportan calor y textura, son estilosos, ofrecen un cómodo respaldo donde apoyar la espalda… Y no solo cumplen una función práctica, también son capaces de transformar por completo el look de cualquier dormitorio. Con una amplia gama de tejidos, lisos y estampados y una paleta de colores que va desde la gama de los neutros hasta tonos vivos e intensos, se adaptan sin problema a todo tipo de estilos y son una apuesta segura para quienes buscan añadir una dosis de personalidad al espacio. En esta selección encontrarás, por fin, el tuyo.
'Look' camuflaje
Tapizar el cabecero con el mismo patrón que el papel pintado es una propuesta perfecta para lograr una decoración 100% coordinada. Y es fácil, ya que hoy en día, las colecciones de muchos editores textiles cuentan con revestimientos murales y textiles que repiten el mismo estampado. Un ejemplo es Bedford Park de Morris & Co., firma que en nuestro país distribuye Gancedo. Si prefieres algo más discreto, siempre puedes reservar los estampados para el cabecero y pintar la pared en uno de los colores presentes en la tela.
Motivo damero
Este tipo de patrón, con su característico contraste de colores, dará un toque gráfico y moderno a tu dormitorio. Para equilibrar el impacto visual del damero, sin restarle protagonismo, combínalo con ropa de cama en tonos neutros o sólidos. Además, este diseño funciona bien tanto en espacios contemporáneos como en aquellos que buscan un aire más retro o vintage. Es el modelo Eddie Velvet Checkerboard, en Really Nice Things.
Un toque distintivo sin ser excesivo
Una solución para evitar que un cabecero XL, que tanto se llevan últimamente, recargue el espacio y te ayude a mantener un ambiente equilibrado, es tapizarlo con una tela a rayas verticales. En este caso, el modelo Solas de The Headboard Workshop se ha combinado con el tejido Devon Stripe Peony, de la firma Ian Mankin, en tonos rosas y beis, una gama ideal para decoraciones modernas y actuales. Este patrón crea una sutil ilusión de altura, aligerando visualmente la presencia de un cabecero de gran tamaño como este.
El color de la pared
Esta propuesta de Molly Mahon es genial para convertir el cabecero en el centro de atención: escoger un tapizado de un color o con un patrón que contraste con la pared de la cama. Y, como ves, el fondo no tiene por qué ser siempre blanco o crudo, sino que también puedes jugar con distintos colores. Así, el textil rosa resalta maravillosamente sobre un papel pintado verde, igual que lo haría, por ejemplo, un cabecero mostaza sobre una pared azul. Si prefieres que el mueble se integre de manera más sutil, opta por un tejido en un tono similar al color de la pared.
Un clásico: el terciopelo
En este dormitorio, un proyecto de Alberto Torres, el cabecero tapizado en terciopelo, un diseño de PortobelloStreet.es, es el gran protagonista de la decoración. Y ya no solo porque su color azul empolvado contraste con el fondo del papel pintado, de la firma Karaventura, sino también por ese diseño en ondas que ocupa todo el frente de la cama e irradia una elegancia moderna. El ambiente se ha completado con detalles en blanco, madera y pinceladas azules. Los acabados en plata y los tonos neutros o pastel también le irían de maravilla.
Crudo sí, pero con textura
Los cabeceros tapizados en tonos crudos lisos son, sin duda, una elección segura y atemporal para cualquier dormitorio. Sin embargo, para evitar que resulte demasiado monótono, es recomendable optar por tejidos con textura, como el modelo Dex de Jane Churchill. Y otro apunte: juega con cojines y plaids para añadir un toque de contraste que rompa con tanta neutralidad.
Tapizado capitoné
El tapizado capitoné ha dejado de ser exclusivo de las decoraciones clásicas y ha encontrado su lugar en propuestas más modernas y frescas. Lo encontrarás en diseños contemporáneos, con líneas más limpias y tapicerías en colores de moda –como el modelo All de Kenay Home, en camel– o telas texturizadas en tonos neutros. El detalle de los botones en el acolchado añade carácter a cualquier dormitorio.
Con motivos vegetales
Los cabeceros tapizados con telas botánicas, con estampados de hojas, palmeras y vegetación (como el diseño Fern Tree de la marca Colefax & Fowler) son una opción magnífica para añadir un toque de frescura y serenidad a tu dormitorio. Más aún si el color verde domina la decoración. Lo mejor es que, si escoges un patrón atemporal, no demasiado llamativo, soportará bien el paso del tiempo. No te cansarás o aburrirás de él fácilmente. Añade textiles en tonos similares o con patrones sutiles para mantener la armonía y lograrás una atmósfera cálida y elegante.
De borreguito
Butacas, sillas, sofás, bancos, mantas, estores, moquetas, revestimiento de paredes… ¡y cabeceros! como este, de Banak. Desde hace algún tiempo la lana bouclé ha conquistado el mundo de los textiles y su popularidad no muestra signos de disminuir. Esos pequeños bucles y ondas le da un aspecto distintivo y una sensación de confort inigualable. Además resiste bien el desgaste diario y su textura es ideal para mantener el calor, haciendo que los espacios se sientan más acogedores y confortables durante los meses más fríos.
En cuanto a la paleta de colores, la lana bouclé ofrece una amplia gama, desde tonos neutros que aportan elegancia y versatilidad, hasta colores más vivos que pueden añadir un toque de personalidad y dinamismo a cualquier entorno.
Y además, protege la pared
Una idea genial para completar una cama-nido es añadir un zócalo tapizado que funcione como cabecero. No solo protegerá la pared del desgaste diario, sino que también hará que la habitación de los niños sea más cómoda y acogedora. Escoge una tela suave, como terciopelo o algodón, en colores alegres o neutros que complementen la decoración. En este caso, la interiorista Raquel Gutiérrez eligió una tela de Gastón y Daniela y cubrió el resto de la pared con un papel pintado, de la firma Sandberg, con un sutil estampado de topos negros.