En la llanura del alto Garona, entre las ciudades francesas de Burdeos y Toulouse, los barones Arnaud y Anne de Bastard nos reciben junto a sus hijos, Alain, Sibylle y Florianne, y sus nietos, Raphaëlle y Timothée Dubois de Bastard, en su soberbio château. Ubicado en una propiedad de 200 hectáreas, en su mayoría de tierras agrícolas, el castillo de Saint-Denis pertenece a la familia desde el siglo XVII y está catalogado monumento histórico de Francia.
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Fue construido por el famoso arquitecto bordelés Jean Burguet, con una superficie de dos mil metros cuadrados, con cuatro salones, un comedor, una biblioteca, dos vestíbulos de entrada —incluyendo uno con una gran escalera—, una cocina moderna —que ha conservado su colección de servicios de cobre de la época— y una veintena de habitaciones.
Aunque aún conserva el encanto de la época, fue reconstruido a mediados del siglo XIX, adaptándose a las nuevas necesidades, y una gran parte, además, ha sido restaurada durante años por nuestros anfitriones, Arnaud y Anne de Bastard —quienes heredaron el castillo tras el fallecimiento de los anteriores barones, en 2016—, que no cesan en su empeño de mejorarlo para las futuras generaciones de la familia.
Junto al castillo encontramos dependencias que datan de principios del siglo XVIII, incluyendo principalmente cuadras de la época, que albergan una espectacular colección de carruajes de distintos momentos históricos y una guarnicionería con equipamiento que data del siglo XIX. Otra de las joyas de Saint-Denis es el jardín, de 8,5 hectáreas, catalogado en el inventario de monumentos históricos, que está compuesto principalmente por especies centenarias de cedros, pinos, robles, tilos, arces, magnolias y ginkgo biloba, mientras que la entrada principal es un majestuoso camino de 300 metros rodeado de plataneros y cipreses… Un auténtico entorno de cuento del que nos explica su historia Arnaud de Bastard.
—¿Cuál es la historia de este castillo?
—El castillo de Saint-Denis fue reconstruido por mi tatarabuelo en la quinta generación, Edouard de Bastard, en la década de 1850, sobre los restos de una estructura de menor tamaño que databa del siglo XVII. Mi antepasado Edouard de Bastard conoció a su esposa, Elaïs, hermana del alcalde de Burdeos, bajo el reinado de Luis Felipe I de Orleans, el último Rey de Francia.
—¿Qué puede decirnos de su arquitectura?
—Los planos del castillo fueron diseñados por un famoso arquitecto de Burdeos, Jean Burguet, quien también erigió numerosos edificios administrativos a mediados del siglo XIX. Saint-Denis es un castillo de disfrute, ya que los últimos castillos fortaleza fueron construidos a finales del siglo XV.
Una apasionante historia familiar
—Le gusta la genealogía, ¿podría explicarnos los orígenes de la familia De Bastard?
—La familia De Bastard es oriunda de Bretaña, región situada al oeste de Francia, cerca de Nantes. Sus orígenes se remontan al siglo X y poseían tierras y castillos en la región. Con el paso de los siglos, se trasladaron y se asentaron en el suroeste de Francia, entre Toulouse y Burdeos. Varios de mis antepasados fueron Grandes Maestros de las Aguas y Bosques y, como tal, administraban los bosques de Guyena y Gascuña en nombre del Rey. Por ello, eligieron asentarse en las tierras de Saint-Denis, un lugar central en esas regiones. Una rama de la familia, hoy extinta, los Bastard Lafitte, ocuparon cargos importantes en el ámbito administrativo de Toulouse, como capitouls (equivalente a un alcalde antes de 1789) y presidente del Parlamento de Toulouse. Otra rama, también desaparecida en el siglo pasado, los Bastard d’Estang, ocupó cargos políticos, incluyendo pares de Francia y diputados, durante el reinado de Napoleón III.
—¿Nos podría contar alguna anécdota vivida en el castillo?
—Mi abuelo Jean De Bastard, un destacado gastrónomo y amante de la buena comida, solía ir a tomar un 'café liégeois' en el bufé de la estación de tren de Agen, a diez kilómetros de Saint-Denis. Iba en su carruaje y siempre se dormía al final del camino del castillo, y el caballo, conociendo las costumbres de su amo, lo llevaba directamente y sin vacilación a su restaurante, mientras el amo dormía a lo largo del recorrido. Otra anécdota divertida es que en el puente de Sauveterre-Stint-Denis, que atraviesa el río Garona, se cruzaron en una ocasión mi abuelo con su coche y el carnicero del pueblo con su furgoneta. Era imposible que pasaran los dos a la vez y, aprovechando su estatus de aristócrata, mi abuelo dijo al carnicero: "Soy el barón De Bastard, tengo la prioridad, déjame pasar". Y el carnicero, llamado Monsieur Ducourneau, le replicó: "Y yo soy el duque Ourneau, déjame pasar, no retrocederé".
—Son una familia unida y maravillosa, ¿pasáis temporadas en el castillo?
—Nos reunimos siempre que podemos para celebrar las festividades con nuestros hijos, quienes viven repartidos entre París, Barcelona, Biarritz y Toulouse. Son momentos festivos que disfrutamos mucho, pero que son demasiado escasos. También recibimos a amigos de toda Francia, siempre encantados de disfrutar del entorno. Hemos organizado grandes fiestas temáticas para 300 personas; la casa se presta perfectamente, tanto en verano como en invierno.
Una colección única y una biblioteca llena de tesoros
—Tienen una importante colección de carruajes, ¿de dónde vienen?
—La colección ha ido creciendo a lo largo de los siglos. Presenta una variedad de estilos, utilizados según las necesidades cotidianas: cabrioles, faetones... Desafortunadamente, no pueden circular, ya que están ubicados en el nivel superior de los establos, organizado como un museo.
—Usted es una persona muy influyente y querida en la región. Como concejal, ¿qué proyectos ha llevado a cabo para su mejora?
—Como concejal municipal de mi pueblo, participo en numerosas reuniones donde buscamos desarrollar varios proyectos para mejorar la calidad de vida de los habitantes. También formo parte de comisiones departamentales.
—¿Cuál es su rincón favorito del 'château'? ¿Dónde pasa más tiempo?
—En cuanto tengo tiempo, aprovecho el ambiente íntimo y antiguo de la biblioteca. Aquí revivo la historia de mis ancestros al sumergirme en las correspondencias de las Guerras Mundiales. También disfruto de muchos libros antiguos de geografía e historia. De igual manera, para recordar los cargos de mis ancestros, dispongo de una colección de libros jurídicos que me encanta hojear. He clasificado, además, todos los dibujos y pinturas de las mujeres de mi familia de los siglos anteriores y estoy orgulloso de haberlos conservado de esta manera.
Obras de arte y un espectacular jardín
—¿Cuáles son los cuadros y elementos decorativos más importantes para usted, ya sea por su valor sentimental o por su valor artístico?
—La gran escalinata principal está iluminada por una vidriera, obra de un famoso maestro vidriero de Lorena. Entre los elementos decorativos de la casa, apreciamos mucho los dos tapices creados por los talleres de Aubusson.
—¿Cuáles son sus hobbies y qué planes suelen hacer cuando están en el château?
—Nos gusta especialmente cuidar el jardín, donde hemos plantado numerosas especies de árboles. También estamos pensando en futuros proyectos de renovación, ya que solo una parte del castillo ha sido restaurada.
—La restauración que han hecho en el castillo es impresionante, háblenos de ella.
—Hace ocho años, comenzamos la restauración. Elegimos artesanos de calidad que contribuyeron ampliamente a restaurar su esplendor. Mi esposa ideó el plan de rediseño y decoración.
—¿Algún personaje notable se ha alojado en el castillo?
—Otto de Habsburgo, archiduque de Austria, se alojó en el castillo en 1970, invitado por la familia, con motivo de una conferencia impartida en Francia.