Una arquitectura tradicional madrileña era el punto de partida de esta reforma integral llevada a cabo por Paloma Ibarra, al frente de Estudio Ibarra Arquitectura & Diseño (www.estudio-ibarra.com). A partir de aquí había que encajar las piezas para convertir este piso céntrico madrileño de 250 metros cuadrados, ubicado en el barrio de las Salesas, en el primer hogar de una familia procedente de México. Espacios amplios y techos altos se convierten en un hogar. La seña de identidad del proyecto, el uso de la carpintería como elemento singular.
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'Castizo latino', el nuevo estilo arquitectónico que cambia Madrid
Según los datos proporcionados por la consultora CBRE, Madrid recibió 1,4 billones de euros de inversión extranjera en el mercado inmobiliario en 2022, convirtiéndose en la segunda ciudad de Europa continental, solo superada por Berlín. Una parte de la inversión en residencial procede de Latinoamérica, especialmente de grandes patrimonios de origen venezolano, colombiano o mexicano. "Estos clientes latinos están liderando la inversión en barrios como Salamanca, Justicia o Retiro", explican desde Estudio Ibarra. "Esta irrupción está impulsando una nueva tendencia en diseño y decoración marcada por el contraste de estilos. La hemos definido Castizo latino", señala Paloma Ibarra, CEO del estudio. En ella coinciden las características propias del tipo de construcción de las viviendas del centro urbano de Madrid con las necesidades de un cliente acostumbrado a espacios amplios y modernos o unifamiliares. Este salón responde a estas premisas.
El salón de la casa
La vivienda consta 250 metros cuadrados, distribuidos en tres dormitorios con tres aseos tipo suite y aseo de cortesía, cocina y office, salón y comedor. Está ubicada concretamente en el barrio de Justicia, Madrid, zona también conocida como Salesas. Es uno de los seis barrios en que se divide el distrito Centro de la capital. Su valor arquitectónico es innegable. "En este tipo de viviendas donde se respira exclusividad, los detalles toman protagonismo. Cada rincón es cuidadosamente diseñado para reflejar la personalidad de sus habitantes", indican desde Estudio Ibarra. Con un suelo de tablillas de madera instalas en espiga, el salón rebosa luminosidad con sus grandes ventanales rematados en forma de arco, el mismo diseño de los vanos que comunican los ambientes de la zona de día: salón, comedor y cocina, que se suceden. Todo el estilismo de esta vivienda lo firma Pilar Perea. Textiles de Harlequín, Pepe Peñalver, Kala, Alhambra y Lizzo.
Detalles que marcan la diferencia en el salón
"El verdadero desafío surge a la hora de adaptar viviendas centenarias a los estándares contemporáneos. Aquí es donde el ingenio y la creatividad juegan un papel fundamental, transformando cada limitación en una oportunidad para innovar. La altura de los espacios se potencia al máximo, creando una sensación de amplitud que desafía las dimensiones físicas del lugar", explica Paloma Ibarra. Este es otro rincón del salón, donde queda la chimenea, con su embocadura clásica, y un escritorio del mismo estilo que se convierte en un rincón de trabajo bañado por la luz natural. En la vivienda no faltan las obras de arte repartidas por las estancias, de autores como Carlos Bunga, Vik Muniz, Juliana Cerqueira Leite y Carlos Caraicoa.
El paso fluido y luminoso entre los ambientes
"La clave del estilo Castizo latino radica en la búsqueda constante de la excelencia. Desde la elección de materiales exóticos hasta la incorporación de obras de arte, cada elemento se selecciona con precisión para crear un ambiente único y sofisticado", recuerdan desde el estudio encargado del proyecto. Aquí se muestra cómo se soluciona el paso entre ambientes, con la luz como protagonista. Con la sucesión de vanos, la luz se reparte y alcanza el comedor, que ocupa el espacio central de la planta, sin ventanas. El juego de líneas curvas en los vanos se continúa con la decoración del techo.
El comedor, un espacio comunicado con la zona de recibidor
Este es el espacio de comedor, de generosas dimensiones. Queda en la planta entre el salón y la cocina y todos los espacios sucesivos están comunicados por vanos sin puerta. Aquí, una gran pared revestida con espejos multiplica la luz y crea profundidad en la zona de recibidor. A la derecha de la imagen queda la puerta en madera, a continuación se crean unas estanterías abiertas integradas en la pared, enfrentadas, como apoyo de un arco que marca la entrada al comedor.
Cocina con isla y mucho almacenaje
La cocina es una estancia independiente, distribuida en un frente lineal adosado a la pared, uno de columnas que cubre todo el frente de suelo a techo aportando mucha capcidad de almacenamiento y una isla central que destaca con su acabado en madera de nogal y líneas curvas. Le acompaña la misma forma en el techo, desde donde cuelgan tres lámparas. Y es que para Paloma Ibarra, "la iluminación se convierte en un arte en sí misma, modelando los espacios y realzando su belleza".
Zona de paso bien aprovechada
Ya hemos indicado que los trabajos de carpintería en este proyecto son una seña de identidad. Las líneas redondeadas también y en este pasillo distribuidor se dan la mano. Una zona estrecha de paredes blancas que se llena de luz y calidez a través de un techo de cristal con vigas de madera por el que se cuela la luminosidad. En la pared, un diseño personal de estantes corridos en ángulo, líneas redondeadas e iluminación LED integrada.
Un dormitorio completo y de diseño especial
La calidez en este espacio la pone la madera, presente en el suelo, detalles de carpintería de las paredes, mobiliario y vigas del techo a dos aguas. En este dormitorio se integra el baño que queda abierto en la parte superior para disfrutar de la altura excepcional y el diseño del techo. Frente a la cama, y coincidiendo con una gran ventana, se diseña un banco corrido como zona de lectura, apoyado por una librería abierta. Los textiles son de Harlequín, Pepe Peñalver, Kala, Alhambra y Lizzo.
Más madera en el baño
Así se resuelve la decoración del baño en suite, con un frente de lavabo doble, de mueble suspendido acabado en madera de nogal y esquinas redondeadas con dos lavabos sobre encimera y grifería mural. El espejo acompaña con su diseño oval las líneas del interiorismo. La pared se reviste con azulejos que se reproducen diferentes patrones. La imagen muestra a la derecha un armario de almacenaje con espacio abierto y cerrado que marca la transición hacia la zona de la ducha y bañera.
Con ducha y bañera
El suelo de madera de la zona del lavabo deja paso a una superficie continua que soporta el contacto directo con el agua. Una mampara compuesta por un panel fijo estrecho y puerta abatible da paso a la zona donde se ha instalado una ducha y una bañera exenta. La luz natural que baña el espacio así como la altura del techo dan calidez, confort y amplitud a este espacio.
El vestidor diseñado en madera
"Especial importancia adquieren los vestidores en los que cada detalle cuenta. Desde el meticuloso trabajo de carpintería hasta la cuidada iluminación, todos los elementos contribuyen a conseguir el efecto wow que sorprende por su originalidad y sofisticación", indica Paloma Ibarra. El suelo destaca con un diseño que aporta movimiento, combinando la instalación de las tablillas y enmarcando el espacio central a modo de moqueta. Las vigas de madera crean un entramado por el que se cuela la luz natural desde el techo acristalado. Para solucionar el almacenaje se han creado módulo de madera a medida abiertos con cajones, estantes y zona de barra abierta.
Un dormitorio con hornacina central
En este otro dormitorio secundario destaca la original composición que decora la pared del cabecero con una hornacina central rematada con esquinas redondeadas, simulando las formas de arco cuadrado presentes en otras zonas de la vivienda. Una balda de madera sirve de base de apoyo decorativo. La iluminación se resuelve de manera decorativa y práctica con pequeños focos de lectura en latón en la pared, a cada lado de la cama, y dos lámparas colgantes de techo con pantallas en color granate.