Diseña un jardín con pocos requerimientos hídricos y desafía a la sequía
La paisajista Marta Roca nos ofrece las pautas para seleccionar plantas que precisen pocos riegos y, también, para minimizar el uso de agua para cuidar la vegetación
Hay plantas que pueden prosperar en ambientes donde otras podrían no sobrevivir debido a la escasez de agua. Para descubrir cuáles tienen pocas exigencias hídricas y por qué, hemos contactado a Marta Roca, del estudio de paisajismo Espaiverd (www.espaiverd.net), quien nos ayuda a comprender qué vegetación es idónea en zonas de sequía.
19
Jardín con poca agua
Las plantas que requieren poca agua se han adaptado a su hábitat y han adoptado sus propias estrategias para sobrevivir a la falta de aportes hídricos. Además, la paisajista señala que como más árido sea el entorno, más de estas estrategias adoptan. Por su parte, estas son de lo más diversas, como relata Marta:
Algunas desarrollan largas raíces pivotantes para buscar la humedad que necesitan.
Las hay que tienen hojas gruesas para reducir la pérdida de agua o las que tienen pelos en las hojas para captar la humedad del aire.
Existen variedades botánicas que desaparecen completamente durante el verano y vuelven a salir una vez pasado la época de sequía, o las plantas anuales que mueren cuando empieza el verano, pero antes han esparcido numerosas semillas asegurando su continuidad la siguiente primavera.
Otras plantas pierden las hojas en verano, cuando hace mucho calor, y cuando vuelve a reducirse las temperaturas esa planta que era solo estructura, de nuevo saca hoja. Son variedades conocidas como caducifolias por sequía.
Las plantas suculentas crean reservas de agua en sus hojas carnosas y, de esta familia, los cactus a través de sus espinas.
En la imagen, un jardín sin riego del viverista gurú de plantas con bajos requerimientos hídricos Olivier Filippi, en la ciudad costera de Mèze (Francia).
Un jardín con pocos requerimientos hídricos vs un jardín xerófito
A pesar de que los jardines con pocos requerimientos hídricos y los xerófitos son similares, respecto a que se seleccionan plantas tolerantes a la sequía y que requieren poca agua para sobrevivir, la diferencia principal está en que un jardín xerófito (palabra derivada del griego xêros -seco- y phuton -plata-) está diseñado básicamente con plantas adaptadas a situaciones de extrema aridez, predominando especies como cactus y suculentas, mientras que en un jardín con bajos requerimientos hídricos las variedades son mayores, incluyendo por ejemplo arbustos y vivaces.
En este rincón de un jardín, se combinan Lomelosia cretica y madreselva (Lonicera japónica) dos especies que, una vez establecidas, son altamente resistentes a largos periodos sin agua.
Para asegurarnos que las plantas que seleccionemos sean adecuadas y tengan unos bajos requerimientos hídricos, debemos tener en cuenta distintos factores. Para comenzar, debemos conocer la climatología del lugar (temperaturas máximas y mínimas, la cantidad de lluvia durante todo el año y la distribución mes a mes), la composición del suelo (pH, drenaje) y mirar alrededor qué vegetación existe. Con esta información recabada ya comenzamos a elegir las plantas que vayan a tener un buen desarrollo en el jardín y las agruparemos por necesidades similares.
¿Tienen que ser plantas necesariamente autóctonas? No, Marta explica que “también se pueden escoger especies de otros países de clima mediterráneo que se puedan adaptar perfectamente al lugar”. Las plantas para este tipo de jardines proceden en gran parte de las diferentes zonas de la cuenca mediterránea, pero también encontramos este tipo de plantas en otras regiones de clima mediterráneo más lejanas como pueden ser Chile, Sudáfrica, California (Estados Unidos) o Australia. Y señala un nuevo aspecto importante: “otro de los factores para tener en cuenta es que las plantas se adquieran en viveros locales y que sean plantas de pequeño formato para que se adapten mejor y se desarrollen ya en el lugar escogido para ellas”.
Para asegurarnos que las plantas que seleccionemos sean adecuadas y tengan unos bajos requerimientos hídricos, debemos tener en cuenta distintos factores. Para comenzar, debemos conocer la climatología del lugar (temperaturas máximas y mínimas, la cantidad de lluvia durante todo el año y la distribución mes a mes), la composición del suelo (pH, drenaje) y mirar alrededor qué vegetación existe. Con esta información recabada ya comenzamos a elegir las plantas que vayan a tener un buen desarrollo en el jardín y las agruparemos por necesidades similares.
¿Tienen que ser plantas necesariamente autóctonas? No, Marta explica que “también se pueden escoger especies de otros países de clima mediterráneo que se puedan adaptar perfectamente al lugar”. Las plantas para este tipo de jardines proceden en gran parte de las diferentes zonas de la cuenca mediterránea, pero también encontramos este tipo de plantas en otras regiones de clima mediterráneo más lejanas como pueden ser Chile, Sudáfrica, California (Estados Unidos) o Australia. Y señala un nuevo aspecto importante: “otro de los factores para tener en cuenta es que los ejemplares se adquieran en viveros locales y que sean plantas de pequeño formato, para que se adapten mejor y se desarrollen ya en el lugar escogido para ellas”.
Dado que la urgencia climática es muy apreciable, habrá que dar con la selección botánica exitosa. Por ejemplo, la paisajista propone cultivar cardo yesquero (Echinops ritro), plantas expertas en sequía que necesitan muy poca agua. Otra alternativa la tienes en todas las especies de jaras (Cistus), quecrecen en suelos pobres y rocosos y de las cuales hay múltiples variedades de flores blancas o rosadas: Cistus laurifolius, Cistus albidus, Cistus salviiflius, Cistus florentinus, todos con un código de sequía entre 4 y 5. Por otro lado diferentes variedades de Achilleas, Artemisia, Euphorbias, Phlomis, salvias yplantas aromáticas, como el romero (Rosmarinus officinalis) o la lavanda(Lavandula; en la imagen superior) serán grandes aciertos para nuestros jardines casi sin riego.
Otras grandes opciones las encuentras en las gramíneas, como Festuca glauca o Miscanthus.
Marta dice que, en principio, no haría ningún tipo de preparación, sino que bastará, como ha comentado con anterioridad, con hacer un análisis del suelo y en consecuencia seleccionar plantas adecuadas para este tipo de terreno. “Simplemente si el terreno está muy compactado sí que se podría desfondar y si es muy pobre, se puede añadir materia orgánica para mejorar su estructura, pero soy más partidaria a adaptarnos al tipo de suelo existente”, afirma la paisajista de Espaiverd.
La experta nos ofrece estrategias de diseño que pueden implementarse para maximizar la eficiencia del uso del agua en el jardín. Y detalla que, al igual que es muy importante la selección de plantas con pocos requerimientos hídricos, también resulta crucial diseñar un sistema de riego eficiente, sobre todo para la fase de implementación del jardín, que es durante el primer y el segundo año. Otras soluciones consisten en sistemas para recolectar y almacenar el agua de lluvia. También la utilización de acolchados tanto orgánicos (restos de poda) como inorgánicos (grava).
Asimismo, es trascendental plantar en la época adecuada para garantizar el éxito de la supervivencia de la planta.
También resulta interesante reducir las grandes extensiones de césped o, incluso, que la verde pradera no esté creada por el césped ‘clásico’ sino por otro tipo de tapizantes alternativos que requieran menos agua, como hace en la propuesta el paisajista Fernando Nájera en un jardín de estilo naturalizado.
La elección de la planta es de vital importancia para lograr que el jardín tenga pocas demandas de agua, además conviene que las plantas hayan sido producidas por viveristas locales, para que ya vengan de alguna manera ‘endurecidas’. Recordemos también otra pauta: que no sean de un tamaño muy grande para que tengan más posibilidades de adaptarse al jardín.
La experta, señala que “otra cuestión relevante es poner especial atención en el riego, sobre todo hasta el tercer año, aportando agua exclusivamente cuando la planta lo necesite. Siempre regando de una manera espaciada en el tiempo y en profundidad. Es mejor un riego semanal o cada dos semanas y durante mucho tiempo que regar poco, pero con bastante frecuencia”.
Para minimizar el uso de agua, Marta tiene claro que la mejor técnica consiste en “un buen diseño en el sistema de riego. Estos sistemas pueden ser por goteo o, en algunos casos, mediante aspersores imitando a la lluvia".
Por otra parte, después también es importante la gestión de este sistema de riego. En el mercado existen programadores de riego con sensores que ayudan mucho para este trabajo.
Asimismo, se debe tener en cuenta la climatología del lugar. Y, por último, una buena planificación de los tiempos de riego es fundamental para el éxito.