Gracias a un exhaustivo proceso de restauración y rehabilitación, el estudio de arquitectura Gabriel Montañés transformó una casa abandonada en una vivienda contemporánea y única.
En el Parque Natural de la Albufera del Grau, cerca de la costa norte de Menorca, se encuentra uno de los últimos proyectos residenciales del estudio de arquitectura Gabriel Montañés: la transformación de una finca prácticamente en ruinas, en una vivienda de algo más de 275 m² que, si bien mantiene casi intacto su volumen original, sorprende con un interior contemporáneo y personalizado, rodeado por un entorno natural incomparable.
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La casa roja
Con una fachada originalmentepintada en un elegante tono de rojo inglés, un testimonio de la rica herencia británica de la isla, esta casa tiene sus raíces en los albores del siglo XX. A lo largo de los años, ha experimentado numerosos cambios de propietarios, lo que la llevó a largos periodos de desatención y a un marcado deterioro. Sin embargo, todo cambió cuando un cliente, cautivado por el entorno único que rodea la vivienda, confió en el arquitecto Gabriel Montañés para devolverle su esplendor. Así comenzó un meticuloso proceso de restauración y rehabilitación, con el objetivo de convertirla nuevamente en un hogar acogedor y lleno de personalidad.
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¡Con porche y todo!
Como parte de la renovación, el estudio de arquitectura optó por añadir una pérgola adosada a la pared principal de la vivienda. Esta solución no solo aporta una estética ligera y armónica con la estructura original, sino que también cumple una función sumamente práctica: la creación de espacios exteriores donde los propietarios pueden disfrutar de agradables momentos al aire libre.
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El comedor de verano
El porche, además de una agradable zona de estar, alberga un encantador comedor exterior. En el centro de este espacio se ha colocado una mesa redonda de madera, acompañada de varias sillas plegables y cómodas, que invitan a largas comidas compartidas bajo la sombra de la pérgola. Un rincón ideal en plena conexión con la naturaleza.
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El toque verde
Desde el exterior, la fachada se presenta casi intacta, con la apertura de algunos vanos cuadrados según las necesidades del proyecto, lo que ha sido realizado con sutileza para no alterar significativamente la estructura original. Aunque eso sí: tal y como muestra esta imagen, ahora resplandece. El estudio de arquitectura Gabriel Montañés ha logrado devolver la magia a este lugar, en el que la naturaleza se ha adueñado de todo su exterior. Las enredaderas y plantas trepadoras recorren las paredes y envuelven la casa en un abrazo verde que consigue integrar aún más la construcción en su entorno natural, aportando una increíble sensación de vida.
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Interior luminoso, abierto y desahogado
Al entrar en la casa, el blanco domina el espacio, un color que aporta luminosidad y ligereza, además de transmitir serenidad y calma.En la planta baja se ha creado un ambiente abierto y funcional, con el salón conectado con la cocina, y en el primer piso se ubicaron dos dormitorios en suite con vistas espectaculares al paisaje. El mobiliario combina piezas de diseño contemporáneo con elementos vintage adquiridos en mercadillos locales, aportando un equilibrio entre modernidad y carácter auténtico que encaja perfectamente con la estética de la casa.
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Una escalera como elemento divisorio
Una de las características más destacadas del proyecto es la innovadora solución ideada por el arquitecto para la redistribución del espacio. Se trata de una escalera que se convierte en el corazón de la casa y cumple múltiples funciones. Este elemento separa el área de la cocina-comedor del salón, al tiempo que permite el acceso al primer piso. Además, cuenta con armarios y un desayunador hacia la cocina, mientras que en el salón se convierte en un elemento decorativo.
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Convertida en zona de almacenaje
El hueco que hay debajo de la escalera se ha aprovechado al máximo con la instalación de armarios a medida, diseñados y adaptados con precisión centímetro a centímetro. En la parte que da a la cocina, resultan especialmente prácticos para almacenar el menaje, las vajillas e incluso un mueble escobero en la zona más alta, manteniendo todo al alcance sin sacrificar la estética. Además, como las puertas son de madera blanca y no tienen tiradores, quedan perfectamente integrados y contribuyen a crear un ambiente limpio y despejado.
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¡Y en una estantería!
En el salón, la escalera integra una serie de estantes en los que colocar libros y objetos decorativos. Una solución que no solo optimiza el espacio, sino que también permite mantener el orden,algo esencial para conseguir un ambiente funcional. En el diseño de este espacio se tuvo especial cuidado en lograr un salón fácil de transitar, con parte del mobiliario adosado a una de las paredes y el sofá a una distancia cómoda de la escalera.
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La cocina
El frente que queda bajo la ventana se reservó para ubicar el mobiliario de cocina, todo blanco, así como el fregadero y la placa de cocción para disfrutar del paisaje mientras se preparan ricos platos. Los detalles en madera aportan el necesario toque de calidez. En el centro del espacio, se ha dispuesto un comedor para comidas en familia y reuniones con amigos, con una mesa de estilo rústico y sillas de diseño contemporáneo.
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La zona de noche
Los dormitorios, con impresionantes vistas al paisaje que rodea la casa, han sido cuidadosamente diseñadas para mantener las características originales de la estructura, como las cubiertas a dos aguas y las vigas de madera, que se pintaron de blanco para ganar luminosidad y amplitud visual, y se combinaron con suelos de madera natural. El resultado son ambientes serenos y confortables, que invitan al descanso.