Calibrachoa o campanilla de muchos colores en maceta.© Adobe Stock

Plantas de exterior

Así se cuida la calibrachoa, una flor emparentada con la petunia pero con flores más pequeñas

Es perfecta por sus sencillos cuidados, pero, además, su porte rastrero y colgante la convierte en la mejor opción para decorar tu jardín, balcón o terraza este verano


26 de julio de 2024 - 11:47 CEST

La calibrachoa, también conocida como "Million Bells", es una planta vibrante y versátil que ha ganado popularidad entre los jardineros y aficionados gracias a su porte colgante y variedad de color. Emparentada con la petunia, pero con flores más pequeñas y abundantes, la calibrachoa es ideal para aportar un toque de color y alegría a cualquier rincón de tu jardín, terraza o balcón. En este artículo, exploraremos las características de esta encantadora planta, sus necesidades de cuidado y por qué es una excelente opción para cualquier jardín.

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Una planta fácil de cuidar

La calibrachoa es una planta excepcionalmente versátil y colorida que puede transformar cualquier espacio con su continua floración. Sus cuidados son relativamente sencillos, y su resistencia a diversas condiciones la hace ideal tanto para jardineros con experiencia como para aquellos que se inician en la jardinería. Con la luz adecuada, un riego moderado y un sustrato bien drenado, podrás disfrutar de esta hermosa planta durante toda la temporada. Además, su porte colgante la convierte en una opción perfecta para decorar balcones, patios y jardines, añadiendo un toque de naturaleza y belleza a cualquier entorno.

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Cómo es la calibrachoa

La calibrachoa pertenece a la familia de las Solanáceas, la misma familia que incluye a las plantas del tomate, la patata y la petunia. Su origen lo encontramos en Sudamérica, particularmente de regiones como Brasil y Argentina. Es característica por sus flores en forma de campana, que pueden encontrarse en una amplia gama de colores como rosa, morado, rojo, amarillo, naranja o azul. Las hay también de varios colores. Las hojas de la calibrachoa son pequeñas, alargadas y de un verde intenso, complementando perfectamente sus flores brillantes. 

Una de las características que más nos gusta de esta planta es que presenta un hábito de crecimiento rastrero o colgante, lo que la hace ideal para cestas colgantes, macetas y jardineras.

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Dónde colocar la calibrachoa

Si quieres disfrutar de la belleza de la calibrachoa, ubícala en un lugar en el que reciba luz solar plena o parcial. Aunque puede tolerar alguna sombra, necesita una exposición solar de, al menos, seis horas diarias. Así conseguirás una floración más abundante. 

En cuanto a la temperatura, esta planta prefiere climas cálidos y moderados, por eso es ideal para cultivar en verano. Las temperaturas ideales para la calibrachoa oscilan entre 15 y 30 °C. Es importante protegerla de las heladas, ya que temperaturas inferiores a 10 °C pueden dañar la planta. En zonas con inviernos fríos, lo más adecuada es cultivarla como planta anual o mover las macetas al interior durante la temporada fría.

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Cuándo y cómo regar la calibrachoa

Un riego moderado es crucial para mantener una calibrachoa saludable y en floración continua. Esta planta prefiere que el sustrato esté siempre húmedo, pero no encharcado. Por eso es esencial regar regularmente, especialmente durante los meses más cálidos, asegurándose de que el agua drene bien para evitar el encharcamiento, que puede provocar pudrición de las raíces. 

Cuando veas que la superficie del sustrato empieza a secarse, es el momento de regar. En climas más secos, es posible que sea necesario aumentar la frecuencia de riego para mantener el suelo adecuadamente hidratado.

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El sustrato perfecto para la calibrachoa

Un sustrato bien drenado es fundamental para un cultivo exitoso de la calibrachoa. Dota a la planta de suelos ligeros y aireados, ricos en materia orgánica. La mezcla ideal para esta especie incluye turba, perlita y compost, que aseguran una buena retención de humedad sin comprometer el drenaje. Evita suelos pesados y compactos que puedan retener demasiada agua, ya que esto puede llevar a la pudrición de las raíces. Otro factor que hay que tener en cuenta es el pH del sustrato, que debe estar en un rango ligeramente ácido a neutro, entre 5.5 y 6.5. 

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¿Hay que abonar la calibrachoa?

La calibrachoa es una planta de rápido crecimiento y floración abundante, lo que significa que requiere un suministro constante de nutrientes. Para conseguirlo, emplea un fertilizante soluble en agua con una frecuencia quincenal durante la temporada de crecimiento. También se pueden utilizar fertilizantes de liberación lenta al inicio de la temporada (apunta todos nuestros consejos para elegir los mejores abonos y fertilizantes). Ahora, ten en cuenta que es importante no pasarse con el fertilizante, ya que un exceso de nutrientes podría causar quemaduras en las raíces y afectar negativamente la salud de la planta.

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La poda de la calibrachoa 

Es importante podar la calibrachoa para mantenerla en buen estado y promover una floración continua. Así, se recomienda realizar una poda ligera con cierta regularidad, eliminando las flores marchitas y así fomentar el crecimiento de nuevas flores. Recorta también los tallos largos y desordenados para mantener una forma compacta y atractiva. Además, si realizas una poda más intensa a mediados de temporada podrás rejuvenecer la planta, promoviendo un nuevo crecimiento y prolongando el período de floración.

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Plagas y enfermedades de la calibrachoa 

Aunque la calibrachoa es una planta bastante resistente a plagas y enfermedades, no está completamente libre de problemas. Las plagas comunes que pueden afectar a la calibrachoa incluyen áfidos, arañas rojas y mosca blanca. Estas plagas pueden ser controladas mediante el uso de insecticidas orgánicos como el jabón insecticida o el aceite de neem. 

En cuanto a enfermedades, la pudrición de raíces y el mildiú son problemas comunes que pueden prevenirse con un riego adecuado y una buena circulación de aire. 

Revisa regularmente tus plantas y actúa rápidamente ante cualquier signo de plagas o enfermedades para minimizar el daño.