Las fibras vegetales ocupan un lugar privilegiado en la decoración de interiores. Pueden aparecer en cualquier salón moderno, por su belleza, su versatilidad y la naturalidad que transmiten. Si antes los objetos de fibras hablaban un poco del pasado y aportaban un aire vintage a los ambientes, en la actualidad todo ha cambiado. Hoy son una parte relevante de la decoración. Un material del siglo XXI que se adapta de maravilla a todos los espacios y que convive perfectamente con piezas de todo tipo. Pero, ¿cómo elegir objetos y tipos de fibras con acierto? Descubre en qué debes focalizarte para dar en la diana.
El poder de las fibras vegetales
Todos los materiales tienen su encanto, y más si son naturales y auténticos. Las fibras vegetales derrochan belleza y naturalidad, por lo que elegirlas para decorar el salón es siempre una gran idea. Además de aportar calidez en cualquier espacio donde las pongas, cumplen una función práctica, ya que se convierten en piezas de almacenaje muy útiles en el salón, ya se trate de objetos grandes o más pequeños.
Por otro lado, cuando están hechas a mano, le dan valor a la artesanía. Encontramos un sinfín de objetos de fibras vegetales que han sido elaborados a mano según las técnicas de siempre. Fibras trenzadas y tejidas que son auténticas maravillas. Por último, hay que destacar que las fibras vegetales son muy versátiles y combinan sin problema con muebles de madera, piezas de piedra natural o de cemento, con cerámica, etc.
Una solución de almacenaje
Hay muchos tipos de fibras vegetales, y cuando se trata de cestas o canastas también encontramos una gran variedad. Existen modelos con todo tipo de formas, diseños y tamaños. Varían las técnicas empleadas para elaborarlas, los trenzados y las texturas, pero la mayoría son una buena alternativa de almacenaje. Sirven para guardar muchas cosas en el salón, ya sean cojines y mantas, objetos más pequeños como el mando de la TV, o los juguetes de los niños en el rincón del salón en el que ellos juegan. Combina los contenedores de fibras a tu antojo y aprovéchate de ellos para mantener el orden. Además, conseguirás un efecto de lo más decorativo. No sé puede pedir más.
Junto al sofá
Un buen uso que puedes darle a los cestos grandes de fibras vegetales es utilizarlos para guardar las mantas y plaids que utilizas en el sofá y que te vienen genial en las tardes de invierno cuando quieres ver tu serie favorita. O también puedes guardar cojines o almohadones extra si no son demasiado grandes o, incluso, el libro que estás leyendo o tus revistas preferidas. Las cestas de almacenaje junto al sofá te permiten mantener un orden visual, ocultando esos elementos que, si bien no provocan desorden, sí pueden distorsionar levemente la imagen del salón cuando está recogido.
Ratán, perfecto para piezas de mobiliario
Los muebles auxiliares de fibras vegetales como el ratán son muy habituales en los salones modernos. Cumplen muy bien su función y, además, resultan ligeros y frescos, y combinan de maravilla con otras piezas más voluminosas como el sofá, sea cual sea su estilo, o librerías y aparadores. Por eso introducir un mueble auxiliar de ratán u otra fibra es una buenísima estrategia decorativa. Son frescos, ligeros, versátiles, naturales y resistentes.
El modelo de la imagen es la mesa auxiliar Lina, de Tikamoon, con patas entrelazadas y tablero de ratán trenzado. Es perfecta para colocar junto al sofá, por ejemplo, y dejar sobre ella el mando de la tele, los libros o cualquier otro objeto.
El encanto del cannage
La pasión decorativa por el cannage no es cosa de hoy día. Se trata de una rejilla confeccionada con fibras de ratán mediante un proceso artesanal. Consiste en tejer las cañas de ratán natural para crear esa rejilla tradicional que todos conocemos. Si bien la técnica del cannage se usa desde el siglo XVIII, especialmente para fabricar sillas, en la actualidad es tendencia y se emplea para decorar todo tipo de muebles, cabeceros de cama, etc. En la imagen, la cómoda Luis de Tikamoon combina la madera de olmo y la rejilla.
Maceteros con mucho estilo
Un buen uso para las cestas de fibras naturales es utilizarlas a modo de maceteros o contenedores de plantas, tanto en el interior como en la terraza o el patio. Si te gusta decorar tu salón con plantas, puedes utilizar esta idea para darle al espacio un aire muy natural. Si te gusta la idea, forra previamente la cesta por dentro grapando un plástico resistente, de forma que quede más protegida a la hora de poner las macetas de las plantas. Aunque lo mejor es sacar el tiesto cuando quieras regar las plantas y volver a ponerlas dentro una vez drenado el exceso de agua, el plástico protegerá tus cestas.
Cestas con tapa
Para algunas aplicaciones y usos, conviene elegir cestos y contenedores con tapa, ya que ocultan el contenido y favorecen el orden. Puedes ponerlos debajo de la mesa de centro, por ejemplo. Estas de la imagen son cestas trenzadas de seagrass con armazón de hierro. El seagrass es una hierba acuática que se utiliza para fabricar cestas y otros objetos.
Alfombras y esteras de fibras
Son un clásico que no podemos olvidar. Las alfombras confeccionadas con fibras vegetales resultan confortables, decorativas y también prácticas. Entre las fibras más habituales, el sisal es una de las más adecuadas para este uso, ya que es resistente y flexible. Procede de las hojas del ágave (Agave sisalana) una planta originaria de México, y es perfecta para cualquier espacio, incluido para poner en escaleras, a modo de moqueta. Aunque natural es muy atractivo, también se puede teñir.
Otras fibras adecuadas para alfombras son el yute o la fibra de coco. El yute es más adecuado para dormitorios, ya que es suave y de textura agradable, pero no muy resistente al uso ni a las manchas. Por el contrario, la fibra de coco es muy dura y resistente, pero también bastante áspero. Es perfecto para felpudos, por ejemplo.
Los cuidados más adecuados
Muebles, cestas, contenedores o alfombras, los elementos confeccionados con fibras vegetales son resistentes y duraderos. Sin embargo, es conveniente darles el mantenimiento adecuado para alargar su durabilidad. Para limpiar las alfombras tendrás que aspirarlas con frecuencia, al menos una o dos veces a la semana. Es la mejor manera de eliminar el polvo que se queda entre las fibras.
Si se produce cualquier mancha, es muy importante tratar de limpiarla lo antes posible, en especial se se trata de un líquido. Trata de absorberlo con un papel de cocina antes de que penetre en las fibras y limpia después con agua con un detergente neutro. A la hora de limpiar los muebles de fibras, eliminar el polvo será la tarea más frecuente que tengas que realizar. En el caso de las cestas y contenedores, procura que no se deformen con lo que guardes en ellos.