Algo tan efímero como el papel puede convertirse en un objeto de diseño que perdure para siempre. Es, precisamente, lo que ha sucedido con las lámparas realizadas con este material que parece, en un primer momento, tan endeble como poco duradero. Sin embargo, las lámparas de papel son resistentes, tanto el objeto en sí como el concepto, que nació hace siglos y aún hoy continúa intacto. Hoy descubrimos todo un universo de iluminación que te va a ayudar a crear ambientes serenos, relajados y equilibrados. Buscamos excusas que nos empujen a reiniciar etapas.
Siglos de historia
Las lámparas de papel no son algo nuevo. Llevan utilizándose y fabricándose de una manera artesanal desde hace siglos. Los tradicionales faroles japoneses son un buen ejemplo, que han servido de inspiración para muchos diseñadores de este tipo de lámparas. Las primeras lámparas o faroles que se realizaron con papel datan del siglo XVI, aunque no fue hasta mediados del siglo XX cuando empezaron a hacerse un hueco en el mundo occidental. Desde entonces, ya no han dejado de producirse y utilizarse, con mayor o menor frecuencia dependiendo del momento. Hoy viven un nuevo período dorado.
El origen en Occidente: Isamu Noguchi
El primer diseñador que quiso reinventar la fórmula de los farolillos de papel para convertirlos en una opción de iluminación de diseño fue Isamu Noguchi. Tras un viaje a Gifu, una ciudad japonesa en la que son muy típicos los farolillos de papel, quedó impresionado por la idea y diseñó su primera lámpara Akari, confeccionada en papel washi en 1951. Noguchi logró poner esta idea de iluminación en el foco y creó toda una colección de lámparas que hoy día sigue vigente.
Las lámparas Akari, que significa 'luz' y 'ligero' en japonés, se convirtieron en una versión moderna y contemporánea de los farolillos tradicionales. La colección Akari Light Sculptures incluye más de un centenar de modelos y tamaños diferentes, desde lámparas de techo y de mesa hasta modelos de pie, blancas o con dibujos y toques de color. Hay una gran variedad para elegir, todas comercializadas por la empresa Vitra.
El valor de la artesanía
Una de las características de las lámparas Akira de Noguchi es que están completamente hechas a mano. Todas se fabrican en Japón, por la compañía Ozeki, como ha sido desde 1951 cuando empezaron a producirse. Cada lámpara sigue un proceso artesanal, tal y como se fabricaban antaño las linternas y farolillos en Gifu. Para empezar se construye una estructura de madera de bambú según el tamaño y la forma que va a adoptar la lámpara. Después se elabora el papel washi utilizado para la pantalla, y se va pegando en tiras sobre el armazón de bambú. Cuando estas están pegadas, se retira la estructura de madera. La pantalla de papel se puede plegar sin dañarse.
La belleza de la materia
Una de las características que más nos gustan de las lámparas de papel es que están fabricadas con un material natural que, además, es sostenible, artesanal, sorprendente... Todo esto le da un valor añadido al objeto en cuestión. Pero, ¿todos los papeles son iguales y sirven para construir lámparas?
- Las lámparas Akari creadas por Isamu Noguchi están confeccionadas con papel washi, como los modelos tradicionales japoneses. Se trata de un papel que tiene su origen en un arbusto de la familia de las moreras. Se utiliza por su gran resistencia y durabilidad.
- Por otro lado, otros diseñadores emplearon papel de arroz para confeccionar lámparas, como hizo Jaime Hayon cuando creó la serie de lámparas Formakami, para la firma &Tradition. Este materia se crea a partir de los tallos de la planta Aralia papyriferus. Resulta más blanco que el papel washi, pero también más frágil.
Una pieza especial que ha recuperado su sitio
La historia de las lámparas de papel en Occidente tiene luces y también sombras. Décadas más tarde del descubrimiento de la obra del gran Noguchi, las pantallas de papel se comercializaron sin parar e inundaron todas las casas. Eran baratas y fáciles de adaptar y se convirtieron en la mejor solución temporal para evitar dejar las bombillas desnudas. Hoy las lámparas de papel vuelven con fuerza pero de otra manera. Hacen gala de un diseño único, con formas orgánicas y tamaños especiales que renuevan la iluminación. Ya no son un mero parche momentáneo sino una opción de diseño en toda regla.
Las lámparas de papel encajan de maravilla en todo tipo de ambientes y son muy versátiles. Puedes colgar una de gran tamaño, o poner varias más pequeñas creando un conjunto en una esquina del salón. En la imagen, una pantalla grande de papel de arroz de H&M Home que se puede usar como lámpara de techo o de pie.
El estilo japandi
A medio camino entre la estética nórdica y el minimalismo japonés, el estilo japandi promueve interiores serenos y confortables. Lleva años siendo una de las corrientes decorativas más apreciadas, por su naturalidad y sencillez. Las lámparas de papel encajan de maravilla en los ambientes de corte japandi en los que se integran de una manera natural, como en esta imagen de un salón con la lámpara Kojima, un diseño del estudio Norm Architects fabricado en papel washi que ofrece una luz cálida e indirecta.
En espacios serenos, decorados con colores neutros y sin artificios, las formas suaves y delicadas de las lámparas de papel son un plus, así como la luz tenue que ofrecen y la ligereza del material con el que están fabricadas. Un éxito rotundo.
Puro diseño
El diseñador Jaime Hayon creó en 2015 la colección de lámparas Formakami, editadas por la firma de iluminación danesa &Tradition. Están realizadas en papel de arroz y simbolizan la versión propia de Hayon de las liternas tradicionales de los países asiáticos, en su faceta más contemporánea. Además de los modelos de techo, disponibles en diversos tamaños y formas, la colección incluye también lámparas de mesa.
Un toque de luz en el comedor
Las lámparas de papel se integran bien en cualquier estancia de la casa, aunque hay espacios en los que resultan perfectas. Uno de ellos es el comedor, donde se necesita una iluminación cenital que resulte acogedora y confortable. Mientras cenamos no vamos a realizar tareas que requieran una luz intensa, focalizada y directa, sino que necesitamos una lámpara de techo que aporte luz de ambiente. Las pantallas de papel son perfectas ya que se luz es suave y armoniosa. Elige una lámpara grande que cuelgue sobre la mesa y ponga la nota decorativa. Como esta gran pantalla redonda de la firma Hay.
Una atmósfera perfecta para el relax
Igual que el comedor, el dormitorio es un entorno genial para exhibir una o varias lámparas de papel. Su suavidad y ligereza las convierten en las luminarias perfectas cuando se desean crear ambientes acogedores y relajantes, que favorezcan el descanso. Una idea interesante consiste en colgar dos lámparas de papel a los lados de la cama, una sobre cada mesilla, lo que resulta muy decorativo. En la imagen, la pantalla de papel Regolit de Ikea, fabricada a mano, ofrece una luz difusa e indirecta perfecta en el dormitorio.