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Erika Trojer en el Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

La artista Erika Trojer nos abre las puertas de su villa, con vistas al lago de Como, encaramada a los Alpes, entre montañas y bosques

La casa, de tres alturas, es una construcción de nueva planta que mantiene, la tradición y la estética del Südtirol, por el uso de la piedra blanca típica de la zona


Por: Cristina Lora Alarcón y Ana Fernández de Córdoba Cendra
24 de junio de 2024 - 7:00 CEST

Nos recibe la gran artista Erika Trojer junto a su marido, el CEO de la empresa Emecom SRL, Vincenzo Schettino, y sus dos hijos, Godoffredo y Greta, en un enclave privilegiado, su villa en el lago de Como

Erika en su barco© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Erika en lancha

Erika creció en el seno de una familia sencilla y feliz a la sombra de los Dolomitas. A los 18 años, dejó su pequeño pueblo natal, San Candido, para dar el salto a la gran ciudad y convertirse en top model. Se presentó a 'Miss Italia', en donde quedó finalista, y Milán le abrió las puertas del mundo. En una fiesta, conoció a su marido y, poco tiempo después, nació su hija, Greta. La maternidad la llevó a sustituir el frenético ritmo de la industria de la moda por la paz y el sosiego de las laderas de los Alpes italianos, donde reside desde 1997. Allí, en Cernobbio, rehabilitó un antiguo horno de pan donde ahora ha montado su estudio, Lo Spazio Forno, donde crea esculturas e instalaciones a partir de materiales de segunda mano a los que da una nueva vida y otro uso. Piezas de dimensiones magníficas y espectaculares, pero todas ellas creadas a partir de materiales reciclados. Obras nunca predecibles y llenas de simbolismo que no solo decoran espléndidos hoteles, como el Villa d’Este, sino también las mansiones de sus clientes internacionales. De Londres a Nueva York .

Casa Lago de Como HOLA 4169© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Alrededor del lago de Como, al norte de Milán, se suceden, a distintas alturas y a medida que se asciende a los Alpes, pueblos, ciudades y mansiones
Casa Lago de Como HOLA 4169© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Es el caso de la casa de Erika, que, si bien la villa que nos muestra en estas páginas se encuentra en un enclave de pescadores, llamado Torno, su embarcadero, en la orilla del lago, forma parte ya de Cernobbio, uno de los municipios italianos más ricos y exclusivos de Europa
Casa Lago de Como HOLA 4169© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Sobre estas líneas, una imagen de la 'villetta sul lago' y de su hidroavión privado

En 'Villa Torno', donde hoy nos recibe en familia, Erika pasa temporadas y fines de semana junto a su marido, Vincenzo, emprendedor, piloto y coleccionista de arte africano.

La piscina del Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Erika Trojer en el Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Erika nació y vivió durante su juventud en esta zona del país limítrofe con Austria y Suiza para, después, lanzarse al mundo de la moda en la meca italiana, Milán. Hace 28 años que volvió a sus orígenes y una década que reparte su tiempo entre sus casas al borde del lago: esta, más en la montaña, y una segunda, en Cer­nobbio. Arriba, la piscina en 'Villa Torno', de piedra blanca, que, a modo de alberca 'deluxe' (es un gran 'jacuzzi') se apoya sobre unos muros antiguos del siglo XVIII

La villa está ubicada en el encantador pueblo de pescadores de Torno y es una armoniosa combinación entre lo antiguo y lo contemporáneo. Por la piedra, que procede del corazón de las montañas que la rodean y con la que está construida la casa, tal y como se puede apreciar tanto desde fuera como en el interior, con varias paredes vistas, y por la decoración. Un atrezo que combina con el mobiliario de diseño, con las obras de arte contemporáneo de Erika Trojer y con el coleccionismo de su esposo, Vincenzo, en especial, de arte primitivo. El enfoque ha sido combinar elementos históricos y modernos de una manera que realce la belleza connatural de cada uno de ellos en virtud de su contraste de los unos con los otros. 

El matrimonio tiene dos hijos: Godoffredo Michele, de 21 años, que actualmente vive y estudia en Barcelona, y Greta, que se graduó en Marketing y Comunicación por la Universidad Bocconi de Milán

La hija de Erika Trojer© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Enzo con su hijo Godofredo© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Arriba, Greta, la mayor de sus hijos; y sobre estas líneas, su marido, Enzo, con su segundo hijo, Godoffredo

Es lo que sucede con en el enclave de la casa, un oasis de verdor entre las rocas. Y es que este lugar era en realidad una cantera, en funcionamiento desde el siglo XVII, de donde se extraía la famosa piedra local 'pietra di Moltrasio', con la que se erigieron muchas de las mansiones, palacios e iglesias que descienden colina abajo hasta el lago. Construyeron la casa —sobre una antigua edificación preexistente— hará unos diez años y lo hicieron preservando el entorno con una estructura y una estética que guarda los cánones de la zona y con los mismos materiales que antaño. Eso sí, se erigió de acuerdo con los gustos contemporáneos, la eficiencia y el máximo confort. Y por supuesto, los más altos estándares del design made in Italy. De esta manera, lograron un hogar en el que no solo reinan la paz y la tranquilidad al estar inserto en medio de la naturaleza, sino que, además, sin romper con el entorno, viven con todas las comodidades de la vida moderna sin olvidar los vestigios de la vida rural y la antigüedad. El arte y la poesía del lago consiguen este mix mágico.

El salón de la casa de Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Mesa puesta en el Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Escultura en la casa del Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
El comedor de la casa de Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Modernidad y tradición. Este podría ser el hilo conductor de la villa, en la que, por ejemplo, para su construcción se utilizaron materiales tan modernos como el microcemento continuo para los suelos, que combinaron con la 'pietra di Moltrasio' sin pulir y en vivo para las paredes. Lo mismo con la decoración, como advertimos en el salón principal y comedor: vigas de madera recicladas con cromados, aceros, forja y vidrio. ¿La paleta de color? Grises, 'nudes', tierra... En el centro, a la derecha, una escultura de nuestra artista con relojes reciclados

—¿Recuerdas tu primer trabajo?

—Quería hacerle un regalo de cumpleaños a mi marido y pensé en hacerle un mosaico partiendo de una serie de fotos antiguas de Vincenzo. A través de una combinación armoniosa de colores y formas, di con el signo zodiacal de mi media naranja. Mientras creaba, me sentí inmensamente feliz. Supe que este era el camino.

—¿En qué estás trabajando ahora? 

—Trabajo en una gran escultura a partir de tapones de botellas de aluminio. Y me apasiona.

Erika ejerció de modelo en su juventud. Fue una conocida top model de los 90 hasta que conoció a su marido y el matrimonio decidió construir su familia alejada del ajetreo. Primero, en los Dolomitas. Después, en Como, donde viven actualmente

Erika Trojer con su marido, Enzo© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
'Yo nunca planifico nada de lo que hago. No trabajo por ganar dinero. Mi arte es mi droga. En todas mis casas, me gusta estar rodeada de mis esculturas'

—¿Cómo definirías tu arte?

—Yo nunca planifico nada de lo que hago. No trabajo por ganar dinero. Mi arte es mi droga. En todas mis casas, me gusta estar rodeada de mis esculturas. Soy autodidacta. Quiero ser libre en mi arte. No quiero estar condicionada para crear. Cuando alguien ve mis piezas, de hasta siete metros, ni se imagina el trabajo que tienen detrás y las horas que les dedico. Cuando las ven desde lejos, son incapaces de descubrir los materiales de los que están hechas. Y cuando se aproximan, se quedan muy impactados y se emocionan.

—¿De dónde viene esta pasión? 

—He pensado muchas veces en eso y he encontrado varias respuestas en mi pasado. Mi sólido interés por el reciclaje proviene de mis orígenes en el Südtirol. Aquí está mi ADN: mis fuertes lazos con la naturaleza explican mi amor por la flora y la fauna. Pero aquí también he vuelto a redescubrir el reciclaje. Nací y crecí en una familia muy sencilla donde nada se desperdiciaba y a la que estoy muy agradecida. Tenía una hermana mayor, así que, obviamente, heredaba de ella su ropa; mi madre, solo en ocasiones muy especiales, nos compraba ropa nueva. Ella misma cosía la ropa a mano para nosotras. Por ejemplo, recuerdo esos maravillosos jerséis que aún aprecio hoy, ¡de hecho, incluso más que entonces! Ya en aquellos tiempos, nuestro estilo de vida rechazaba de plano la filosofía del consumo rápido de hoy en día. Gracias a la enseñanza de mi madre, he logrado convertir esta actitud de ahorro en un trabajo agradable que me da un propósito en la vida y la llena de alegría. Y también es terapéutico mentalmente. Hay quien se somete a psicoanálisis, otros hacen yoga. Yo creo y consolido mis vínculos con mis raíces profundas.

La cocina de Erika Trojer© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
La cantina, que se une con el salón por una escalera al aire que, una vez superada la planta principal, asciende hasta la planta superior en un alarde de diseño
Escalera de la casa de Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Escalera de la casa de Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

—¿Cómo recuerdas tus años como modelo?

—Los recuerdo como viajes interminables que abrieron nuevos horizontes para mi mente y mi corazón. Aquellos años me enseñaron a ser flexible y dinámica. Expe­rimentar el mundo abrió mis ojos. Me enseñó a aceptar lo que es diferente a mí y a recibirlo con completo respeto. Y aprendí que el mundo está compuesto por infinitos matices.

—¿Cómo os conocisteis tú y tu marido?

—Enzo y yo nos conocimos en Milán. En mi época de modelo, en una fiesta privada en una casa, me pareció guapo, inteligente e increíble. Me hizo reír mucho, enseguida todo fluyó de una manera muy simple y bonita. Al tiempo, nació mi hija, Greta. Decidí que era el momento para dejar la moda y nuestra frenética vida en Milán. Primero, vivimos pocos meses en los Dolomitas para, después, asentarnos en Como, que era el lugar perfecto para la familia.

Para la escultora, el arte es "terapéutico": "Hay quien se somete a psicoanálisis, otros hacen yoga. Yo creo y consolido mis vínculos con mis raíces profundas"

Erika en su casa de Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Toda la casa ofrece panorámicas a los Alpes o al gran lago. Junto a estas líneas, Erika, en su cocina, situada en la planta principal de la casa
Un espacio de la casa de Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
La planta baja, donde se encuentra la sauna
Otra parte de la casa de Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Está literalmente excavada en la roca de la montaña, aprovechando los sillares como pilares de la construcción

—Vives en un lugar privilegiado. ¿Cómo es el día a día aquí?

—He pasado la mitad de mi vida aquí, 28 años hace ya. Al ser un sitio tan turístico, los inviernos, en cambio, son mucho más tranquilos. Para mis esculturas es ¡perfecto! De abril a octubre, todo cambia. Famosos, bodas... A nosotros también nos encanta viajar. Estamos a hora y media de Milán y al lado de Suiza. Si queremos cambiar de aires o vivir el ritmo frenético de una metrópoli, también podemos.

—¿Recibís a amigos en casa? 

—Sí, nos encanta. Recibimos con mucha frecuencia. Organizamos cenas, veladas en la piscina, barbacoas... Al no tener vecinos, la intimidad es absoluta.

La casita del embarcadero es el 'museo' particular de Vincenzo, marido de Erika, quien también es coleccionista de arte. Aquí, la familia cuenta con un atraque suficiente para barco e hidroavión y una playa privada

Erika Trojer en su casa© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Nuestra anfitriona, en un rincón de la casita del embarcadero, donde cuenta también con un dormitorio vestido permanentemente para la familia y para los invitados, baño y salón con vistas al lago. En esta 'segunda' residencia, Vincenzo, su marido, atesora su colección de arte primitivo, que combina a la perfección con el aire decimonónico del lago y las ventanas neogóticas venecianas
Acceso a una de las habitaciones© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Habitación de la casa de Lago de Como© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

—¿Tus hijos han heredado tu vena artística?

—Desafortunadamente, no. Han nacido en una época distinta, tienen otros intereses y... no les atrae crear con sus manos. Pero están muy orgullosos de mí y yo les entiendo, necesitas mucha paciencia para esto y dedicarle infinitas horas...

—¿Sin qué objeto decorativo no podrías vivir?

Sin mis obras de arte. No puedo evitar cogerles cariño. Desde el mismo momento en el que recojo y recopilo lo que la gente ha desechado, le doy una nueva vida. Desde ese momento, ya están a salvo conmigo.

Producción y textoCristina Lora Alarcón y Ana Fernández de Córdoba Cendra
FotografíaFernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Peluquería y maquillajeVitacura
VestuarioFerragamo, Levis, Church, Levis 501, caftanes Erika Trojer, Brooks Brothers, Characheni