Descubre cómo la neuroarquitectura puede mejorar tu jardín y tu vida

El principio de la neuroarquitectura (que se centra en cómo afecta el entorno construido a nuestra percepción, nuestras emociones y sensaciones, nuestro estado de ánimo y nuestro comportamiento y contribuyendo a reducir el estrés) es aplicable también al entorno natural y en concreto a los jardines y al espacio libre que interrelacionan con el entorno construido. La arquitecta Patricia F. Häring, especializada en esta disciplina nos desgrana cómo aplicar la neuroarquitectura en los exteriores de casa. Y comienza destacando lo importante que es el concepto de biofilia, que significa el amor por todo lo vivo.

Por ejemplo, para potenciar un jardín atractivo para la biodiversidad del reino animal no solo hay que incorporar plantas, también son interesantes las láminas de agua, como fuentes y estanques.

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Amor hacia todo lo vivo... ¡naturalmente!

La neuroarquitecta detalla que el término biofilia fue originalmente definido Erich Fromm (1973) y, posteriormente, desarrollado por Edward Osborne Wilson (1984), entomólogo y biólogo estadounidense. Este último define la biofilia en su libro Biofilia. El amor a la naturaleza o aquello que nos hace humanos como “el impulso de asociación que sentimos hacia otras formas de vida”.

Robert Ulrich, profesor de arquitectura paisajística y urbanismo de la Universidad de Texas, fue también de los primeros que planteó la “teoría de recuperación del estrés” (1983), que analizaba a fondo la relación que existe entre los estados de ánimo y los espacios físicos, profundizando en la relación entre el espacio físico y la salud.

La experta señala que “el diseño biofílico reduce el estrés y aporta energía y positividad. Mejora la salud de las personas, tanto física como mentalmente. Encontramos paz y refugio cuando caminamos por el bosque, nos acercamos al mar, contemplamos un muro devorado por las enredaderas o pasamos la tarde con nuestro perro”.

Este apacible comedor de verano lo ha presentado el paisajista David Jiménez en Casa Decor.

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Sin una suma estructuración, triunfan los diseños de jardín más libres e informales

En los jardines estamos domesticando la naturaleza, ¿de algún modo nos estimulan y agradan más los diseños naturalizados que tan de moda están (estilo new perennial con las plantas creciendo de un modo más caótico)? Patricia comenta que nos encontramos más felices con los espacios que asemejan a la naturaleza, que nos trasladan a lugares de nuestros recuerdos de montaña, lugares boscosos, lugares selváticos o una simple pradera de margaritas y amapolas.

“Los jardines estilo new perennial se ha puesto de moda en estos últimos años, siendo el estilo de paisajismo más solicitado a la hora de diseñar un jardín, frente a los de estética perfectamente delimitada de años atrás”, revela.

Uno de los pioneros de este estilo naturalizado es el holandés Piet Oudolf , que en los años 80’ se cuestionó el diseño tradicional de los jardines demasiado decorativos y contemplativos, que requerían de muchísimo mantenimiento y cuidados para tenerlos en perfecto estado como el primer día que se inauguraron, planteando jardines más naturales, con más semejanza a la naturaleza, que es cambiante, con densos grupos de plantas con flores silvestres y arbustos, perennes, con floraciones alternas, de diferente porte. En la propuesta sigue estas consignas el proyecto de paisajismo de Ábaton.

Y añade Patricia, “puede dar la sensación de ser una tendencia paisajística más caótica, pero la realidad es que es un estilo que consigue despertar nuestros sentidos, el olor, la vista, el tacto y en algunos casos hasta el gusto, y que nos sorprende al estar en continuo cambio, adaptándose a las estaciones del año, con las diferentes floraciones”.

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Exteriores sumamente estimulantes y poéticos

“Los cuatro elementos básicos de la naturaleza son el aire, el agua, la tierra y el fuego, con lo que son los elementos básicos que debemos disponer para el diseño de nuestros jardines”, afirma Patricia.

De estos, el agua nos transmite calma, tranquilidad y junto con el aire, sirve para refrescar el ambiente en épocas cálidas, mejorando la humedad ambiental, haciendo mucho más apacibles los jardines, generando sensación de confort. Además, el sonido del agua al caer invita a la relajación y a la meditación, amortigua la contaminación acústica del exterior, creando un ambiente relajante, y la podemos incorporar con fuentes de cascada, láminas de agua en movimiento, piscinas y pequeños estanques, en los que también podemos colocar plantas fitodepurativas que mantengan la calidad del agua y evite su contaminación.

De hecho, la incorporación de plantas acuáticas en los estanques y las piscinas garantiza la purificación del agua de forma natural, gracias a la simbiosis que se crea entre estas plantas y las bacterias aerobias que viven en sus raíces, además, al disponer de agua en buenas condiciones, sirve como recurso de bebida y de refresco a diferentes aves y pájaros, que serán atraídos a nuestros jardines, armonizando con sus cánticos nuestra estancia aumentando nuestra sensación de bienestar.

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Potenciar el sentido del olfato

La experta en neuroarquitectura destaca que el sentido del olfato está muy presente en los jardines, eligiendo en muchas ocasiones las plantaciones por su olor, aumentando nuestra sensación de bienestar.

“Colocar plantas aromáticas en las zonas de paso, hace que plantas como la albahaca, el romero, tomillo, orégano, lavanda, salvia, nos envuelvan con su olor con el mero roce cuando pasamos a su lado –explica, al tiempo que advierte-; debemos tener en cuenta que cuanto mejor huelan las plantas mayor atracción tendrán para los insectos, con lo que hay que mantenerlas a distancias adecuadas de las zonas estanciales del jardín, para evitar molestias”.

En este jardín mediterráneo diseñado por el paisajista Fernando Nájera se plantas salvia (Salvia officinalis), lavandas (Lavandula angustifolia), gauras (Gaura lindheimeri o Oenothera lindheimeri), azucenas antorcha (Jniphofias uvarias) y orejas de conejo (Stachys byzantina), entre otras plantas y flores.

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El diseño de los senderos

Patricia considera que los senderos en nuestros jardines deben ir acordes con el diseño general y deben ser los adecuados para hacernos llegar a cada uno de los puntos del mismo de la manera más lógica (tal y como hace en la propuesta el estudio de arquitectura Taller SAU) o, de lo contrario, irán surgiendo los ‘senderos del deseo’, que irán improvisando esos caminos, que nos conecten las zonas de la manera más rápida posible.

El material, se elegirá dependiendo de la zona, siendo de baldosas continuas, para zonas más sociales del jardín, que nos comunique el interior y el exterior de la casa evitando ensuciar el interior y con elementos más naturales y orgánicos para las zonas del jardín ‘naturalizado’, en las que los caminos deben ir acordes a las plantaciones.

“En el estilo new perennial  comentado anteriormente, el diseño de los senderos con jabre compactado [árido obtenido de la molienda del granito] es la solución ideal para las zonas de recorrer y disfrutar de las áreas de plantaciones, al ser un material que evita la formación de charcos, reduce la erosión del terreno, es permeable y drenante, dejando respirar al terreno y contribuir al medio ambiente recargando los acuíferos, al contrario que los pavimentos duros y continuos como el hormigón o las baldosas, que crean una barrera física con el terreno natural”, destaca la experta.

Son tendencia también los pasos japoneses tobi-ishi, que permiten pasear por el interior de las plantaciones del jardín sin dañar las plantas o permiten atravesar el césped sin dañarlo y sin mojarse por el agua de riego. Deben situarse a la distancia adecuada para que resulten cómodos, permitiendo unos pasos de entre 60 a 65 cm.

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Espacios de sombra muy en consonancia con la naturaleza

Estamos viendo un proyecto de jardín en una vivienda en el barrio de La Latina, en Madrid, con incorporación de elementos naturales que generan un ambiente relajante y beneficioso para nuestro bienestar, creado por Espacios Atípicos. Patricia detalla que en los exteriores es fundamental la generación de zonas de sombra, con grupos de árboles colocados estratégicamente en nuestros jardines. “Si están cercanos a la vivienda, estos deben ser de hoja caduca, que nos protejan en verano y que dejen pasar la luz en invierno”.

Las zonas de sombra también pueden ser generadas por pérgolas, estores, sombrillas, que se integren con el diseño paisajístico, siendo un elemento más que contribuya a ese bienestar mental de las personas.

Además, para potenciar el concepto de outdoor living, idóneamente hay que crear estos espacios de sombra como una prolongación del interior, así parece que el jardín se meta dentro de la casa y la casa salga al jardín, desdibujándose los límites.

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Crear áreas de usos diversos

Patricia indica que, desde el punto de vista de la neuroarquitectura, los jardines deben diseñarse teniendo en cuenta cómo nos va a afectar el entorno cercano a nuestras emociones y sensaciones, generando espacios de paseo, otros de descanso, de relajación y meditación, donde disfrutar del sonido del silencio, de los pájaros, de las ramas de los árboles y del agua y zonas para la interrelación social, que son ambientes de estar y disfrutar, donde poder compartir momentos con otras personas. En la propuesta, un ambiente creado por La Albaida, el rincón de solárium se concibe para disfrutar de momentos de calma y la piscina, para disfrutar de un refrescante chapuzón.

¡Los braseros no pueden estar más de moda! “En la antigüedad la gente se reunía alrededor del fuego, para contar sus experiencias y compartir alimentos. Hoy en día, la incorporación de elementos de fuego en las zonas de estar de los jardines nos evoca esas costumbres ancestrales, reconfortándonos con la visión de las llamas y el calor que nos pueda proporcionar en las noches más frías, provocándonos sensaciones de confort, seguridad y felicidad de compartir esos momentos alrededor de la lumbre”, relata la arquitecta.

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Mantenerse activo es (siempre) una buena idea

Patricia pone el acento sobre este punto: las actividades y deportes  al aire libre tienen grandes beneficios para las personas, reduciendo el estrés y la ansiedad, con lo que siempre es un acierto poder disponer de zonas en el jardín para poder realizar algún deporte o alguna actividad contemplativa o meditativa, que contribuyen a la relajación. En la propuesta, el jardín ideado por Pia Capdevila es ideal para practicar yoga y también tenis de mesa, pádel, etc.

Por otra parte, la creación de pequeños huertos en nuestros jardines, puede tener beneficios más allá de la propia cosecha, al ser un punto más de contacto con la tierra y con la naturaleza.  Así, “reduce el estrés y la ansiedad, fomenta la paciencia y la perseverancia, refuerza el amor por lo vivo y, a su vez, puede crear lazos intergeneracionales (siendo una actividad para realizar entre padres e hijos o incluso con abuelos)”, relata la neuroarquitecta.

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Equipar con mobiliario sostenible y confortable

Patricia nos invita a utilizar preferentemente materiales naturales que con su olor, color, su vista y su tacto, nos evoquen a la naturaleza. Aparte, también comporta que tengan una menor huella de carbono y sean biodegradables al final de su vida. Solo hay que seleccionar opciones que aguanten sin demasiado mantenimiento la intemperie y, al mismo tiempo, no se calienten en exceso al darles el sol, como por ejemplo las maderas o el bambú.

La experta también recomienda que el mobiliario sea ergonómico y nos permitan estar de manera relajada en el jardín, disfrutando del entorno. El de la imagen es de la firma Kettal (sofás ‘Gran Bitta’, diseño de Rodolfo Dordoni y butaca ‘Tou’ creada por Naoto Fukasawa).

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La iluminación que conviene a los exteriores

Por último, según la neuroarquitectura la iluminación en los jardines debe guardar armonía con el entorno, estar integrada en él, distinguiendo entre iluminación ambiental de las zonas con plantaciones que se quiera destacar por su especial interés generando el llamado efecto ‘luz de luna’, iluminación con balizamientos en las zonas de paso y una iluminación más potente y decorativa en la zona estancial, que nos permita disfrutar del jardín por la noche.

Patricia aconseja no abusar de la iluminación para “evitar la contaminación lumínica y permitirnos ver estrellas y la luna, que sin duda son unos de los elementos de la naturaleza que más influencia tienen en nuestro estado anímico, nuestros biorritmos y nuestra felicidad”.

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