Es nieta del conocidísimo Lord Mountbatten , último virrey de la perla del Imperio Británico. De ahí que su nombre no pueda ser otro: India, India Hicks .
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Su abuelo fue mentor del Rey Carlos de Inglaterra, y el hombre fuerte y de confianza de la Familia Real, hasta que un atentado del IRA le arrebató la vida. De ahí que India sea ahijada de Carlos III, pero también descendiente de la Reina Victoria que, con su política familiar, emparentó a las principales Casas Reales entre sí. A India le unen lazos de sangre con los tronos de Rusia y España.
Hoy tenemos la oportunidad de que nos reciba en su casa de campo en Oxfordshire. Aquí, India posa junto a su marido, David Flint Wood, y su hija, Domino Carmen, la pequeña de sus cinco hijos y única niña, ahijada de Marie Chantal Miller y de Pablo de Grecia. Sin embargo, esta no es la primera vez que India aparece en estas páginas. Ocurrió un 29 de julio de 1981, mientras una multitud se agolpaba para ver y aclamar a la pareja de recién casados, que se asomaba desde Buckingham Palace. Ellos eran Diana de Gales y el príncipe heredero Carlos y, en aquellas instantáneas que pasaron a la Historia, una de las tres damas de honor era ella, India. La hija de Lady Pamela Hicks, prima de la Reina Isabel II de Inglaterra y del renombrado diseñador de interiores David Hicks, a sus 13 años, tenía el honor de acompañar a los novios en la carroza de oro de la ‘Boda del siglo’ y en el saludo real a su Pueblo.
Mujer polifacética, fue modelo y musa de Ralph Lauren en su juventud, y ahora, además de empresaria y escritora, colabora activamente con numerosas causas filantrópicas y trabaja en primera línea de socorro en Ucrania
Entonces, aquella joven no podía ni imaginarse que llegaría a ser una de las diseñadoras británicas más interesantes de su generación. También modelo. De hecho, una de las favoritas de Ralph Lauren de los últimos 80 y primeros 90 y, hoy, una empresaria y escritora de éxito, con varias publicaciones en las librerías de todo el mundo. Pero, sobre todo, una mujer con un compromiso filantrópico único. India, por un lado, trabaja en la primera línea de socorro de la guerra de Ucrania, como miembro de la junta ejecutiva de Global Empowerment Mission, una organización que se dedica a ofrecer respuestas en situaciones de catástrofes naturales o humanitarias. Con ellos, por ejemplo, viajó a Ucrania a los pocos días de estallar el conflicto... Y por otro, colabora activamente con una ONG, radicada en Harbour Island, que brinda ayuda y alimentos a las víctimas de huracanes y otras catástrofes naturales. Allí, en medio del mar Caribe, es donde vive durante todo el año. Desde hace 25 años. El lugar en el que ha visto crecer a sus cinco hijos, Felix, Amory, Conrad, Wesley y Domino, a quien vemos en este reportaje, una bellísima joven que ahora amplía sus estudios en un boarding school en Reino Unido, a donde, ahora, India regresa por vacaciones.
India es hija de Lady Pamela Hicks, prima de Felipe de Edimburgo, y del famoso decorador de interiores David Hicks, de quien heredó su gusto por los patrones innovadores y geométricos
—¿Cómo llega esta casa de campo a tus manos?
—Tuve mucha suerte de poder heredar un trozo de tierra, a poca distancia de mi madre y del hogar en el que crecí cuando era niña. Con cinco hijos, ya no cabíamos en su casa cuando regresábamos a Inglaterra y me pareció una oportunidad única para construir esta casa georgiana. La ley en Reino Unido es muy restrictiva en favor de los animales, y no pudimos empezar las obras hasta que terminaran de anidar especies de murciélagos, pájaros y abejas. El camino fue largo hasta poder dar vida a esta casa, a la que bautizamos como ‘American farm’. Nuestra casa es el resultado de todos nuestros recuerdos.
—¿Cómo describirías la decoración?
—¡Por suerte, mi sentido estético y el de David son muy parecidos! David había estado comprando obras de arte en subastas, y mi madre me había regalado algunas también. Afortunadamente, todo se complementó perfectamente. Nos encanta la simetría. Sobre todo, en la arquitectura. La mayoría de las ventanas y puertas están cuidadosamente alineadas, para crear vistas interminables... Al vivir en el Caribe, hemos aprendido que la brisa que entra por ventanas y puertas opuestas son muy útiles durante los veranos, que aquí son cada vez más largos. A pesar de que había crecido en una casa llena de color, a David y a mí nos gustan los colores neutros... Pero, aun así, meter un color dominante, como ocurre con las sillas Luis XVI de una de las salas, nos encanta. Y de todos, el que más el naranja, que lo hemos puesto en varios salones. En cuanto a los dormitorios, en el nuestro, encargamos a medida la cama con dosel y la cubrimos con una toile china. Pintamos una de las habitaciones de azul pálido y pusimos, delante de la chimenea, un sofá ‘Meridienne’ que, estratégicamente, tenía un brazo más bajo, encajando perfectamente con el espacio. También me siento muy orgullosa de haber vestido todas las habitaciones con sábanas diseñadas por mí y producidas por una compañía tan británica como Heirlooms, que tiene no solo una, sino dos ‘Royal Family Order’... La primera noche que los siete dormimos aquí, sentimos la casa como un hogar.
“Tengo el gran privilegio de ser ahijada de un hombre excepcional. Aparte de ser Rey, es un auténtico señor, un excelente padrino y un líder en el mundo filantrópico”
—Aun viviendo en Bahamas, ¿venís mucho?
—No solo echo de menos vivir aquí, sino que, como mi queridísima madre vive en Inglaterra, vengo a verla siempre que puedo. Pero tengo la suerte de sentirme como en casa tanto en las Bahamas como aquí. A medida que pasan los años, me voy dando más cuenta de que mi vida en Harbour es una combinación de nuestro pasado británico y tradicional y nuestro presente caribeño.
Madre de cinco hijos, India reside habitualmente en Bahamas. Por eso, cada vez que regresaba ‘a casa’, era más consciente de que, con una familia tan grande, no tenían dónde hospedarse. Fue así como construyó su casa de campo
—Eres ahijada del Rey Carlos de Inglaterra. ¿Qué significa este vínculo para ti?
—Tengo el gran privilegio de ser ahijada de un hombre excepcional. Aparte de ser Rey, es un auténtico señor, un excelente padrino, un líder en el mundo filantrópico, comprometido antes que nadie con el modo de vida sostenible, mucho antes de que nadie le diera importancia. Él fue el autor del prólogo de mi libro ‘Island Style’, en el que nos recuerda a todos la armonía que debe existir entre el entorno natural y las personas que lo habitan.
—¿Qué recuerdos guardas de su boda con Lady Di?
—Lo recuerdo como un cuento de hadas. Fue emocionante recorrer el trayecto que separa la Catedral de San Pablo con el palacio de Buckingham en una carroza dorada, tirada por caballos. Mi madre, que fue dama de la Reina Isabel, había pasado gran parte de su vida saludando a las multitudes, y me dio instrucciones de cómo debía saludar. Me advirtió: “la gente no quiere verte pasar sin saludar”. Lo hice lo mejor que pude, con mi tímida mano de 13 años.
Tenía trece años cuando formó parte del cortejo nupcial de Carlos y Diana: “Lo recuerdo como un cuento de hadas. Fue emocionante recorrer el trayecto que separa la Catedral de San Pablo con el palacio de Buckingham en una carroza”
—Eres nieta de Lord Louis Mountbatten. ¿Cómo recuerdas aquel trágico día en que le arrebataron la vida?
—Mi abuelo era la columna vertebral de nuestra familia. Pasábamos todas las vacaciones de Navidad juntos en su casa en Hampshire, Pascua en las Bahamas y veranos en Irlanda... Ocurrió el verano de 1979. Lo asesinaron y, definitivamente, fue el final de mi infancia.
—Tus padres han sido dos figuras muy reconocidas. ¿Qué has heredado de ellos?
—Mi padre tuvo una carrera extraordinaria como decorador, diseñador de interiores y paisajista. Le gustaba muchísimo el color y fue famoso por su uso innovador de los patrones geométricos. Sabía mezclar lo viejo con lo nuevo antes que nadie, y su trabajo está aún vigente. Yo soy más templada y menos audaz. Cada vez que veo sus archivos, me sigo maravillando de sus ideas originales. Gran parte de mi pasión por la vida, mi energía y mi sentido de la aventura las he heredado de mi padre. La vida de mi madre de deber, lealtad y servicio le fue inculcada por sus padres y amplificada aún más con la Reina Isabel. Espero poder haber heredado de ella eso también.
—¿Qué fue lo que te llevó a vivir a Bahamas?
—Mi madre y mi tía compraron unas parcelas vecinas en la isla de Windermere. De ahí que creciera ya viajando a esta parte del mundo. Cuando conocí a David, él dirigía un pequeño hotel boutique en una isla vecina y, de alguna manera, las estrellas se alinearon para que nos enamoráramos, no solo el uno del otro, sino también de este lugar.
—Tras toda una vida juntos y cinco hijos, os casasteis hace muy poco. ¿Por qué ahora?
—Después de la desconcertante pandemia, sentí el anhelo de algo tranquilizador. Algo que me anclara. No solo a mí, sino también a mis hijos. David me había pedido que me casara con él 25 años atrás, cuando descubrí que estaba embarazada de Félix, pero al estar en una fase de mujer superindependiente, no acepté. Ahora, después de haber vivido una vida tan poco convencional, decidimos que nuestra boda debía ser todo lo contrario. Elegimos la iglesia Brightwell Baldwin, en Inglaterra, donde me bautizaron y donde está enterrado mi padre.
—¿Cómo conociste a David?
—Era amigo de mi hermana. Le conozco desde que tenía 11 años. Tal vez eso nos hizo sentir muy cómodos cuando nos enamoramos.
—Él, ¿a qué se dedica?
—David tiene una mente brillante y fascinante. Al igual que mi madre, es un lector empedernido y todos los días aprendo algo nuevo de él. David ha desarrollado un ron de lujo con la etiqueta diseñada por nuestro hijo mayor.
“Mi marido, David, era amigo de mi hermana. Le conozco desde los once años. Tal vez eso nos hizo sentir muy cómodos cuando nos enamoramos”, nos cuenta India
—Madre, hija, esposa, empresaria y dedicada al trabajo humanitario. ¿Cómo se equilibra todo esto?
—Creo que todas las mujeres luchamos por encontrar el equilibrio, entre los muchos roles que estamos destinadas a asumir. Siendo nieta de un almirante que también fue Jefe de Operaciones Combinadas durante la guerra, he heredado no solo su energía, sino también su capacidad de organización.
—¿Por qué elegiste, entre muchas otras causas humanitarias, ayudar en la Global Empowerment Mission?
—Porque respeto, en gran medida, su filosofía de empoderar a los equipos locales sobre el terreno y, por supuesto, su objetivo de entregar siempre la máxima cantidad de ayuda al mayor número de personas necesitadas en poco tiempo.
—¿Qué valores has querido transmitir a tus hijos?
—Que nunca deben dar nada por sentado, y que debemos dejar este mundo un poco mejor de lo que lo encontramos, para los que vengan después de nosotros.
—¿Te queda algún sueño por cumplir?
—Sí, y eso es lo que hace tan emocionante cada nuevo capítulo de la vida: perseguir sueños. Incluso cuando la vida o los negocios puedan derribarte. Mi madre siempre me recuerda unas palabras de Walt Whitman: “Mantén tu cara hacia el sol y las sombras permanecerán detrás de ti”.