Todo el mundo conoce a alguna persona que ha sido toda su vida desordenada y surge la duda de ¿el hábito del orden puede adquirirse? Tratamos esta cuestión con la experta Maite Albañil, directora de la empresa de organización para el hogar Particular Home Planners (www.particularhomeplanners.com), quien considera que la respuesta es afirmativa: “el orden, con perseverancia, como con cualquier otro hábito, se puede lograr. Si la persona se mantiene fiel a su propósito, lo acabará consiguiendo”.
La cocina (esta es de Aran Cucine) es una de las estancias que más fácilmente pueden quedar fuera de control si almacenamos utensilios que jamás usamos, mantenemos las superficies llenas en lugar de despejadas o acumulamos cacharros sin lavar o sin colocar en el lavavajillas. Sigue estos trucos y no solo esta estancia permanecerá en perfecto orden, también el resto de la casa.
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Cuando el caos es recurrente
Cuando se hace el esfuerzo de tener el desorden a raya, el objetivo es que no vuelva a imperar el caos. Aquí Maite comenta que la gran clave ya la ha comentado y es la perseverancia, mantenerse fiel al propósito del orden (y ese propósito está ligado a la motivación, algo indispensable). El salón de la imagen, ideado por Ernesto S. Chanona, es a la vez estético y funcional.
No obstante, hay otras cuatro claves más operacionales que se necesitan y la experta pasa a relatar:
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Basarse en tener lo necesario: la acumulación es casi siempre el obstáculo de base. Muy a menudo acumulamos más de lo que nuestro espacio puede soportar, lo que es un gran problema.
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Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. Cuando algo se utiliza, ese algo debe volver siempre a su lugar. Así sabremos siempre dónde encontrarlo cuando lo necesitemos y ahorraremos tiempo y, muchas veces, dinero, porque no compraremos por duplicado.
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Practicidad: que sea accesible si lo usamos mucho y que esté cerca de dónde lo tengamos que usar normalmente.
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Categorizar: intentar agrupar objetos por tipología o uso y mantenerlos juntos en una caja o un contenedor apropiado.
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Una dificultad remediable
Las personas que no tienen visión espacial y no saben ‘administrar’ el espacio suelen tener problemas de orden, pero tiene solución. “En estos casos es importante diseñar un sistema de orden sencillo y minimalista en el que predomine la idea de la no acumulación”, señala Maite.
Lo más fácil y rápido sería consultar con un organizador profesional que ayudara a diseñar el espacio, pero si la persona decide hacerlo ella misma, debe tener en cuenta que el mobiliario de la estancia debe ser coherente con la cantidad de objetos que debe albergar. A modo de ejemplo sencillo: para decidir qué aparador debería comprar, tendría que contar cuántas copas y platos tiene, medir cuánto espacio le ocupan y así buscar un mueble que se ajuste a esas medidas interiores y a esa capacidad. En el comedor de la propuesta, tanto el aparador como la vitrina son de la firma Scavolini.
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Idear un sistema de orden sencillo, práctico y eficiente
De nuevo Maite nos ofrece un listado de acciones que deben permanecer en nuestra mente como consignas imprescindibles. Es este:
1. No acumular: si algo entra en casa, otra cosa debería salir. Dona o vende todo aquello que esté en buen estado todavía.
2. Mantener el mantra de “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”.
3. Priorizar: dejar más accesible lo que se usa mucho y menos accesible lo que se emplea poco.
4. Rotular: poner cartelitos con el nombre de la categoría de lo que ahí se guarda. Aunque parezca una tontería, solemos hacer más caso de las indicaciones cuando las encontramos por escrito.
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Que no impere el caos
Debemos reconocer que existen personas más tolerantes con el desorden (o simplemente perezosas). La cuestión crucial aquí es cómo lograr que el hábito del orden les resulte gratificante.
La directora de Particular Home Planners tiene claro que se debe hacer las cosas lo más fáciles posibles, proponerse pequeños retos semanales para empezar y premiarse cuando se consiguen.
En estos casos resulta altamente recomendable hacerse una checklist (o lista de verificación) y seguirla cada día o bien cada semana, por ejemplo. En la propuesta vemos una oficina en casa diseñada a medida por la interiorista Pia Capdevila con una gran cajonera para guardar y organizar documentos, libretas y material de trabajo.
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¡El gran causante del desorden!
En una persona desordenada si además es acumuladora el problema se magnifica. ¿Eres de esas personas incapaces de deshacerte de objetos sin remordimientos? “Es porque solemos generar apego hacia aquello que poseemos. Para vencerlo es importante tomar decisiones racionales. Preguntarse si realmente lo necesitas, cuántas veces lo has usado en el último año, para qué lo quieres o si encaja en este momento de tu vida, puede ayudar a ver ese objeto desde la perspectiva de la utilidad, más que desde la perspectiva del sentimentalismo o el deseo”, apunta la organizadora profesional. De aire minimalista es este comedor, un espacio con patios en el que lo que más ‘decora’ es la naturaleza y la luz solar; la vivienda es un diseño del estudio de Jaime Prous.
¿Con qué frecuencia conviene hacer una revisión de la casa? Aunque depende de cada caso, lo habitual debería ser cada 6 meses, óptimo cada 3 meses y mínimo cada año.
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La organización interior, un aspecto relevante
El corazón de un mueble ropero, de baño o de cocina es la organización interior. Esta debe idearse, en primer lugar, teniendo muy en cuenta que si algo está ahí es porque se necesita y se usa ahí.
Luego, usando contenedores que se ajusten de forma óptima a las dimensiones de los armarios y permitan a su vez categorizar los objetos que hay que albergar en el interior. Es lo que ocurre aquí, con el ropero con cajas de Ikea.
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¿Objetivo alcanzado?
Conviene examinar si estoy cumpliendo los objetivos de orden y limpieza en la casa. Según nos cuenta Maite, lo haremos respondiendo a preguntas como: ¿He asignado un lugar a cada cosa?; ¿estoy ubicando cada cosa en su lugar después de usarla?; ¿he cumplido con la regla de una cosa entra, una cosa sale?; ¿me está resultando más fácil y rápido encontrar lo que busco?; ¿estoy tardando menos tiempo en llevar a cabo la limpieza de la estancia?
Probablemente no todas las respuestas sean positivas al inicio, cuando el hábito del orden esté instaurado sí. Como ocurre en el majestuoso despacho de Italia de Casa Decor, ideado por Jean Porsche y que se inspira en el imaginario del cineasta Luchino Visconti.
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Los beneficios del orden
En general, vivir en un lugar ordenado tiene muchas y muy variadas ventajas: te aporta paz mental; influye en tus hábitos de autocuidado a un nivel general; te ayuda a estructurar tu pensamiento; te es más fácil y rápido limpiar porque, además, el espacio se mantiene limpio durante más tiempo; tardas menos en encontrar lo que buscas y sabes lo que tienes (con el añadido de que, como ya hemos comentado te ahorras comprar por duplicado cosas que no te acordabas de que tenías).
Maite considera que todas ellas son ventajas tanto funcionales como emocionales que acaban impactando en tu día a día, en ti como persona y en tu manera de ver el mundo. Por el contrario, el desorden suele generar la sensación de pérdida de control. “La gran mayoría de nuestros clientes recurre a nosotros cuando ya les ha invadido ese malestar y necesitan tomar de nuevo las riendas en su entorno doméstico”, explica.
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Bonus: un truco de interiorismo
Maite recomienda que intentemos que las cosas no estén a la vista. Para ello podemos usar cajas o contenedores y, sobre todo, en lugar de dejar los muebles abiertos o con vitrina, “es mejor incorporar muebles con puertas pues hace que haya mucho menos ‘ruido visual’ en la estancia”, detalla. En la propuesta, La Albaida decide integrar un armario ropero en el dormitorio de la suite con las puertas blancas que casi se camuflan con las paredes.
Pero cuidado, que el interior no se vea no debe darte alas para dejar los objetos en total desorden.
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La respuesta: ¡sí!, el hábito del orden puede adquirirse
Una última reflexión de Maite: “siempre he pensado que la persona que es ordenada y organizada es así porque ha aprendido que el orden y la organización es una estrategia de vida que le permite conseguir sus objetivos más fácil y rápidamente”.
Una persona que definitivamente es desordenada simplemente ha aprendido otras estrategias de vida. No obstante, la experta defiende que el hábito del orden y la organización se puede aprender, aunque a unos les costará más que a otros, y unos pueden necesitar más ayuda que otros, como todo lo que se aprende.
A pesar de que el territorio adolescente suele ser un lugar caótico, el dormitorio juvenil de la imagen (que integra un rincón de estudio), ideado por el interiorista Rober Quiñones-Her, luce muy ordenado.
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