Tenga los años que tenga tu casa, es normal ir haciéndole pequeños lavados de cara para mantenerla actualizada. Pero si tu vivienda ya cumple varias décadas, ciertos problemas se vuelven más acuciantes y son una clara señal de que es necesario invertir más dinero y realizar una reforma integral.
Hemos seleccionado las señales más importantes que te indicarán que tu casa necesita una buena inversión para actualizar su decoración, pero también para hacerla más eficiente y cómoda.
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Unos suelos estropeados
Sea del material que sea, el suelo de tu casa es uno de los elementos que más sufre con el tiempo. Lo limpiamos con todo tipo de productos (muchas veces no son los más adecuados) y, con el desgaste, el tiempo acaba haciendo mella en su imagen. Y ya no hablamos del estilo. Puede que un suelo oscuro o el antiguo terrazo que estaba tan de moda en los años 70 no sean las opciones más decorativas.
Si quieres una renovación total y, además, sanear tu casa, tendrás que levantar el suelo actual y colocar uno nuevo. La opción más elegante son los suelos de madera o laminados (los hay muy resistentes y realistas). Incluso puedes colocar un porcelánico que imite la madera para que sea más resistente, pero visualmente aporte esa calidez.
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Un alicatado pasado de moda
Nada queda más feo que una cocina con un alicatado que no te gusta y pasado de moda. Esas cenefas de gallinas o geométricas que se llevaban en los 90 o, incluso, los azulejos rugosos que reinaban en cocinas y baños en los 80 solo harán que veas tu casa muy desfasada. ¿Sabes de qué hablamos, no?
Lo malo del alicatado es que, para quitarlo, hay que tirar la cocina por completo. Pero hay otras muchas opciones para revestir las paredes de la cocina, además de los azulejos. Pintura, papel pintado, paneles 3D decorativos o cuarzos compactos, entre otros materiales.
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Poco espacio de almacenaje
Uno de los mayores problemas de las casas antiguas (especialmente si vamos aumentando el número de miembros de la familia) es la falta de almacenaje. Contar con armarios de sobra te ayudará a tener la casa más despejada y ordenada, primer paso para mejorar la decoración de tu casa.
Para aumentar el almacenaje y que no se coma el espacio, lo ideal es aprovechar esos espacios muertos a los que ahora no estás sacando partido. El bajo de la escalera, un retranqueo en una pared o un techo abuhardillado pueden ser lugares perfectos para sacar espacio para un armario.
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Los plomos saltan con frecuencia
Aunque este tipo de problema no es muy habitual, lo cierto es que en casas muy antiguas sigue siendo un quebradero de cabeza. Que los plomos salten con frecuencia es un síntoma de que tu instalación eléctrica no tiene suficiente potencia para todo lo que enchufas o que no está preparada para esa carga. Si ya has comprobado con tu compañía eléctrica el primer motivo, puede que el origen sea su antigüedad.
Con más de 40 años, una instalación eléctrica ya puede dar problemas. De hecho, lo ideal es revisarla cada 10 años para ir adaptándose a la normativa.
Demasiado consumo energético
Una casa antigua tiende a ser poco eficiente. Y los motivos pueden ser muchos, desde un mal aislamiento en las paredes, unas ventanas poco eficientes o una puerta de entrada por la que se cuelan el frío y el calor. Y todo esto solo se traduce en un mayor consumo energético en calefacción y en aire acondicionado.
Y este tipo de cambios en casa suponen una gran reforma y, en consecuencia, una importante inversión. Ahora, su principal ventaja es que notarás que tu casa mantiene mucho más el calor en invierno y estará más fresca en verano.
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Manchas de humedad
Otro problema muy típico en las casas antiguas son las humedades. Ya sean por capilaridad (las que se producen por un mal aislamiento de los cimientos), por filtración (cuando el agua se filtra por culpa de materiales porosos o estructuras defectuosas) o por condensación, la mejor manera de solucionarlas es mediante una reforma en la que encuentres el origen del problema y los soluciones.
Ahora, si son por capilaridad tendrás que sanear todo el suelo y las paredes, mientras que si son por filtración será necesario encontrar el origen y arreglarlo. En cambio, las provocadas por la condensación se solucionarán con un mejor aislamiento en paredes, puertas y ventanas.
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La bañera del baño ya te molesta
Una de las reformas más comunes en cualquier hogar es la de cambiar la bañera por un plato de ducha. Pero si te has resistido hasta ahora, es probable que acceder a ella ya se te haga un poco incómodo. Tal vez aguantaste con la bañera por los niños, pero ahora que se han independizado es el momento de renovarla. Y, si lo haces, nuestra recomendación es que no te limites a cambiar esa zona, sino que te metas en una reforma más intensa y renueves por completo la imagen de tu baño.
El ruido y el frío se cuela en tu casa
Si parece que el bar de debajo de tu casa está en tu salón o que los coches pasan por tu dormitorio, tienes un problema de aislamiento acústico. En este caso, la mejor solución pasa por renovar todas las ventanas. Pero aquí, de nuevo, conviene meterse en una reforma y aprovechar para aislar bien las paredes y conseguir que tu casa sea un templo del silencio, pero tampoco entre el frío.
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Un nuevo miembro en la familia
La llegada de un bebé a casa implica muchos cambios. Te cambia la vida, sí, pero también necesitarás sacar espacio en casa para todas sus cosas. La cuna, el cuco, la hamaca... Y esto cuando nace. Después todo esto se ve multiplicado con los juguetes, la cama, los muebles... En definitiva, tu nuevo miembro de la familia necesita un dormitorio en el que pueda crecer cómodamente.
Así, una reforma es necesaria para sacar espacio (especialmente si te faltan habitaciones o las tienes destinadas a otro uso) para otra habitación y que estéis todos más cómodos.
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