Giovanni y Servane Giol nos reciben, junto a su hijo Gregorio, en un enclave único y privilegiado, el palacio Falier, su hogar, en el Gran Canal de Venecia. Este histórico edificio fue un encargo de la familia veneciana Falier, en la primera mitad del siglo XV, y fue su residencia hasta la extinción de la casa. En 1492, todavía era su propietario Francesco Falier, desterrado a la isla de Chipre ese mismo año. Su posición fundamental, cerca del Puente de la Academia, refleja la importancia de los Falier, con tres dogos en la historia de la familia. Uno de ellos, el dux Marin Falier, intentó un golpe de Estado contra los patriarcas, en 1355. Fue decapitado en la escalera monumental del Palacio Ducal, entre las dos columnas de la plaza de San Marcos... Se dice que, hasta el día de hoy, a ningún veneciano le gusta caminar entre esas columnas.
La familia de Giovanni Giol, nuestro anfitrión, compró el Palazzo Falier después de la Primera Guerra Mundial. Giovanni trabaja en capital riesgo y bienes raíces, ha sido presidente del Conservatorio de Música Benedetto Marcello y vive junto a su mujer, Servane, y el menor de sus cuatro hijos, Gregorio, en el ‘piano nobile’ (piso principal) del palacio, ya que Ambra, Leonardo y Amerigo, sus otros hijos, están estudiando sus carreras universitarias fuera.
El palacio había estado deshabitado mucho tiempo y lo primero que Giovanni y Servane hicieron fue convertir el ‘piano nobile’ en el hogar perfecto para su familia. Para la reforma, contaron con el arquitecto veneciano Alberto Torsello. La siguiente fase fue crear dos grandes salones y comedores, porque a nuestra anfitriona le encanta recibir invitados y es toda una experta en el arte de la mesa.
Para la decoración, Servane eligió a su gran amigo el afamado interiorista Jacques Grange, por su sentido de la historia y su gusto exquisito. “Jacques conoce la Venecia de antaño y está familiarizado con la idiosincrasia de la ciudad y su peculiar clima”. Juntos hicieron el tándem perfecto. Conservaron los suelos de terrazo originales, “mantuvimos los colores claros en paredes y telas, porque el sol es fuerte”, comenta Servane, que nos explica también que colgaron cortinas de lona en tono crema en el exterior del edificio, para proteger el mármol de la fachada.
El palacio fue un encargo de los Falier, cuya dinastía dio a la historia de la ciudad tres dogos, uno de los cuales, el dux Marin Falier, fue decapitado en la escalera monumental del Palacio Ducal
Elegante, refinada y talentosa, Servane es parisina de nacimiento, creció entre Francia y el sudeste asiático y habla con fluidez varios idiomas. La presencia de Venecia en su vida ha sido una fuente inagotable de inspiración para su trabajo literario, ya que es autora de diversos libros, entre ellos Soul of Venice y Venice: a private invitation , que han sido traducidos a varios idiomas. Su capacidad para capturar la esencia de esta ciudad mágica, en la que lleva viviendo más de 20 años, y plasmarla en sus escritos ha cautivado a lectores de todo el mundo.
“La familia de mi marido compró el palacio después de la Primera Guerra Mundial, cuando su bisabuelo regresó de Argentina, donde producía vino”
—Servane, ¿qué nos puedes contar de la historia de este palacio y de su arquitectura?
—Como todos los palacios venecianos construidos en el Gran Canal, en un principio eran hogares y salas de exposición de comerciantes. Este, que pertenecía a la familia Falier, es uno de los más pequeños y antiguos, data del año 1400 y tiene leves evoluciones, por ejemplo, sus dos ‘lliagos’ (balcón en veneciano), que hasta el siglo XVIII eran terrazas abiertas. Creo que son únicos en el Gran Canal. La familia de mi marido lo compró después de la Primera Guerra Mundial, cuando su bisabuelo regresó de Argentina, donde producía vino. Era el dueño de la Bodega Giol, en Mendoza.
“El ‘piano nobile’ (planta principal) había estado deshabitado durante más de un siglo. El primer paso fue crear cuartos de baño, ¡no había ninguno!, una cocina, salas familiares…”
—¿En qué consistió la reforma de tu casa?
—El piano nobile había estado deshabitado durante más de un siglo. En este gran lugar vacío, había oficinas y luego un espacio de exhibición privado. El primer paso fue crear cuartos de baño , ¡no había ninguno!, una cocina, salas familiares… Confiamos en un arquitecto veneciano, Alberto Torsello, y para la decoración solo un nombre vino a mi mente: Jacques Grange, porque es amigo y, sobre todo, porque representa la elegancia francesa mezclada con un maravilloso toque contemporáneo. También conoce muy bien Venecia y sus interiores.
Servane, parisina de nacimiento, creció entre Francia y el sudeste asiático. “Vivir en Asia me ayudó a entender la vida en Venecia: el clima, la humedad, la vida de los expatriados...”, nos dice
—¿Y la decoración?
—Confié totalmente en Jacques, soy una gran fanática de su trabajo. Y he de decir que tuvo una idea muy clara de cómo dividir y decorar el espacio inmediatamente. Estuvimos de acuerdo en todo y los trabajos avanzaron increíblemente rápido.
—Para una parisina que ha vivido en el sudeste asiático, ¿qué significa vivir en Venecia?
—Vivir en Asia me ayudó a entender la vida en Venecia: el clima, la humedad, la vida de los expatriados y la vida en la isla. Venecia también es muy internacional, la mayor parte del año. En decoración de interiores, hay mucho orientalismo en Venecia, de hecho, dediqué un capítulo entero a esto en mi libro Una invitación privada. Desde Marco Polo y su visión de China y Catay, el orientalismo invadió las casas europeas.
“Me encanta ser anfitriona y Venecia es la ciudad perfecta para ello”, confiesa Servane, que siempre empieza a decorar la mesa con la cristalería
—Tu marido y tú sois mecenas de las artes, de hecho, creaste tu propia compañía de teatro: “Laboratorio Falier”...
—Sí, uno de mis hijos era un poco tímido, así que empecé a buscar una escuela de teatro para niños en Venecia. Para mi sorpresa, no había ninguna, así que simplemente la creé. Al principio eran clases privadas, luego el grupo y la escuela crecieron y comenzaron a reunirse en la entrada del palazzo, por lo que decidimos llamarlo Laboratorio Falier. Más tarde creé la Compañía Falier, que era un grupo de actores adultos que actuaban para recaudar fondos en toda Italia. Fue muy divertido y con ellos aprendí a hablar veneciano, gracias a las comedias de Goldoni.
Giovanni Giol ha sido presidente del Conservatorio de Música Benedetto Marcello de Venecia que, antes de la Covid, tenía 600 alumnos de todo el mundo
—Tu casa está llena de música y risas. Toda la familia toca el piano. Giovanni ha sido el presidente del Conservatorio de Música de Venecia durante muchos años. ¿Cómo contribuyó su labor a mejorar Venecia?
—Bueno, el Conservatorio es uno de los palacios más grandes de Venecia, solo superado por el Palazzo Ducale. Tiene alrededor de 8.000 metros cuadrados. Es una escuela de música que, antes de la Covid, tenía 600 estudiantes de todo el mundo. Esos años fueron increíblemente importantes, porque Venecia y el Conservatorio tuvieron que afrontar desafíos muy grandes. El primero fue la acqua alta de noviembre de 2019, que causó un gran desastre en toda la ciudad y aceleró la puesta en marcha del Mose (un sistema de compuertas para frenar las inundaciones). El segundo fue la pandemia. La ciudad ya estaba llorando por la inundación de noviembre y, de repente, todo se detuvo con la Covid. Para los estudiantes de música fue especialmente difícil. Algunos no podían ensayar ni tocar, porque no tenían instrumentos propios, o los vecinos no querían música; algunos tuvieron que dejar la ciudad... Así que esos fueron años cruciales para mi marido y el Conservatorio.
—¿Cómo conociste a Giovanni?
—¡En Venecia, por supuesto! Es difícil conocer a un veneciano fuera de Venecia...
—Eres una experta en el arte de la mesa. ¿Organizas eventos con frecuencia?
—Creo que la misma Venecia me convirtió en una experta en la decoración de las mesas. Aquí aprendí todo sobre el arte del vidrio y la belleza de la cristalería. Si observas detenidamente la decoración de las mesas, a menudo la cristalería es la más fea ... es extraño, los platos son hermosos, la plata también, la comida puede ser escenográfica y deliciosa, pero la mayoría de las veces los vasos son muy simples y no combinan con el resto de la mesa. Esto no sucede en Venecia. Siempre comienzo una mesa pensando en qué cristalería voy a usar... y el resto sigue. Me encanta ser anfitriona y Venecia es la ciudad perfecta para ello.
Servane fundó la Compañía Falier de teatro, porque “uno de mis hijos era un poco tímido, así que busqué una escuela de teatro para niños. Para mi sorpresa —explica— no había ninguna, así que simplemente la creé”
—Has escrito varios libros. Háblanos del primero Soul of Venice y del último Venice: a private invitation.
—Soul of Venice básicamente es una recopilación de 30 experiencias únicas en Venecia. Las recomendaciones que haría a mis amigos que la visitan o a mis invitados: dónde comer, dónde alojarse, dónde tomar el mejor Bellini... Fue traducido a siete idiomas, e incluso ganó el premio IP a la mejor guía de 2021. Luego coescribí con un fantástico equipo la guía de la ciudad de Venecia de Louis Vuitton, que es muy completa y se actualiza cada año. Venice: a Private Invitation se publicó el año pasado en italiano, francés e inglés. Es lo que llamo un coffee table book histórico. Abrí más de 45 palacios privados para escribirlo, algunos de ellos nunca habían sido mostrados desde hacía 70 años y eran cápsulas del tiempo... En este libro, he escrito y descrito toda la belleza que he visto en Venecia y todo lo que he aprendido sobre arte, artesanos y cultura local. Me llevó 20 años escribirlo. Y estoy muy conmovida por el éxito que ha tenido.
“La misma Venecia me convirtió en una experta en la decoración de las mesas. Aquí aprendí todo sobre el arte del vidrio y la belleza de la cristalería”
—Estás llena de energía. ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
—¡Más libros! Mi próximo gran libro histórico de mesa será sobre Cortina d’Ampezzo y se lanzará el próximo otoño. Las fotos serán del mismo fotógrafo que las de Venice: a Private Invitation: Mattia Aquila. Y se lanzará antes de los Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Cortina y Milán, en 2026. Una vez más se enfocará en casas, interiores y el arte de vivir.