Sencilla, de apariencia silvestre, pero con unas preciosas flores de un azul brillante. Así es la carrasquilla azul (Glandora diffusa), una planta arbustiva perfecta para introducir en el jardín un toque de color. ¿Quieres saber cómo has de cuidarla?
Una planta arbustiva de porte bajo
Si bien su nombre científico era Lithodora diffusa, la carrasquilla azul fue catalogada posteriormente como Glandora diffusa. Existe otra variedad, la Glandora prostrata, que es muy similar. De hecho, solo se diferencian ligeramente en la forma de las flores.
La carrasquilla azul es una planta de taños leñosos, porte bajo y hoja perenne, que tiene muchos usos en el jardín. Se suele usar como tapizante, ya que su altura habitual está entre 8 y 20 cm. Además se expande rápidamente.
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De origen silvestre
La carrasquilla azul (Glandora diffusa) crece de forma silvestre en la península ibérica, concretamente en el norte y el oeste. La encontramos en Galicia, Asturias y León, en zonas de sotobosque, en lugares en los que crece el brezo y en taludes rocosos.
En el jardín tiene diversas aplicaciones: resulta perfecta, además de cómo tapizante, en zonas de rocalla, y también puede cultivarse en macetas y jardineras.
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Los suelos que más le gustan
No es que se trate de una planta muy exigente, pero tiene sus preferencias. Para empezar, es una especie acidófila, lo que significa que le gustan los suelos ligeramente ácidos. Sin embargo, la característica más importante que ha de tener el terreno es que se trate de un suelo húmedo pero bien drenado, ya que la carrasquilla azul no soporta los encharcamientos. Procura que el sustrato donde la plantes sea rico en materia orgánica y pobre en nitrógeno.
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Una larga floración
El mayor encanto de la Glandora diffusa son, sin duda, sus bellas flores azules que, aunque son pequeñas, resultan llamativas por sus tonalidades intensas. Como decimos, se trata de flores de tamaño reducido y forma de embudo, con cinco pétalos, y un color que va desde el azul púrpura al violeta intenso, y que en ocasiones tiene matices rosados.
La floración es larga, ya que comienza en invierno, en torno al mes de marzo, y termina a finales del verano, en septiembre.
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La mejor temperatura
Aunque es una planta que soporta bien el frío y las heladas moderadas, puede sufrir si estas últimas son demasiado intensas. Si donde vives los inviernos son rigurosos, protégela con un plástico durante las semanas más gélidas.
En verano puede estar al sol, siempre y cuando la temperatura no sea excesiva y haga mucho calor. De hecho, es una planta que soporta peor el calor y los ambientes secos que el frío.
Un consejo: una forma de ayudar a la carrasquilla azul en verano es hacer un acolchado con corteza de pino para proteger sus raíces del calor y conseguir que el terreno mantenga la humedad que la planta necesita.
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La pauta de riego
Nada más plantarla en el suelo del jardín, tendrás que regar tu carrasquilla azul de forma regular durante unos meses (unos tres, para ser más exactos), ya que necesita humedad para establecerse bien en el terreno. Después, la pauta de riego se modera.
Lo importante es que la planta tenga el sustrato húmedo, sin encharcamientos. Es importante vigilar en verano para que no se seque demasiado el terreno.
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¿Hay que podar la carrasquilla azul?
La poda es un cuidado que conviene darle a tu Glandora diffusa para asegurar su crecimiento adecuado, si bien no es imprescindible. Se trata de una planta que crece con bastante rapidez, por lo que no le vendrá mal hacerle una poda importante una vez termine la floración. Así conseguirás que conserve su porte compacto y evitarás que se descontrole la forma, y también estimularás la producción de flores durante la temporada siguiente.
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Cómo darle la energía que necesita
En lo que se refiere al abonado, le vendrá bien un aporte de nutrientes en primavera: diluye un fertilizante líquido para plantas acidófilas en el agua de riego una vez al mes, teniendo en cuenta la dosis recomendada por el fabricante. Otra opción es usar un abono de liberación lenta, que se aplica una vez y sus efectos se prolongan durante tres o cuatro meses.
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Protégela de los hongos
Las flores de la carrasquilla azul son un reclamo para las abejas y otros polinizadores, pero también pueden atraer a otro tipo de insectos más dañinos que acuden para aprovecharse de sus tallos y hojas. Aunque no es una planta muy sensible a las plagas, conviene estar vigilante y actuar en cuanto detectemos su presencia aplicando un insecticida adecuado.
Más cuidado hemos de tener con los hongos, ya que la Glandora diffusa sí es sensible a la aparición de los mismos, especialmente cuando la planta ha sufrido algún encharcamiento. El momento peligroso es en primavera, cuando comienza el buen tiempo, ya que el calor más la humedad excesiva produce hongos en la planta. En ocasiones conviene utilizar un tratamiento preventivo que controle el problema antes de que aparezca.
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