El feng shui es un arte milenario y la neuroarquitectura, una ciencia incipiente, y sin embargo, no solo se llevan bien, sino que para lograr viviendas armoniosas y con habitantes rebosantes de salud, su fusión resulta una excelente elección.
Nos va a hablar de todo ello la experta Sara Escolá (www.saraescola.com), quien desde hace más de 20 años se dedica al feng shui, la geobiología y toda técnica orientada a mejorar la calidad de vida de las personas con relación a los lugares que habitamos.
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Definiciones de las disciplinas neuroarquitectura y ‘feng shui’
La experta aclara que, “aunque la mayoría de las personas la confunden con una nueva rama de la arquitectura, en realidad la neuroarquitectura nace en el efervescente espacio de las neurociencias con el objetivo de medir la respuesta neurológica que producen en nuestros cuerpos y mentes los espacios en los que vivimos. Y con estas mediciones poder determinar qué formas, elementos, iluminaciones, colores, etc. nos hacen sentir más felices y en paz”.
Son los científicos de la mente, los neurocientíficos, los que están conduciendo estos estudios en los que se demuestra algo que hace siglos se conoce y se trabaja en oriente: que los espacios que habitamos tienen una influencia determinante en nuestro estado de ánimo y, por tanto, en las decisiones que tomamos y que día a día conforman nuestras vidas.
Mientras que Sara explica que dentro del árbol de artes de la Medicina Oriental encontramos la rama del feng shui que es la encargada de observar, analizar, diagnosticar y por último intervenir en los espacios que habitamos desde la concepción de que estos ejercen una influencia determinante en el desarrollo de nuestras vidas y con el objetivo de ayudarnos a vivir más sanos a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Así, “si tuviéramos que definir en una frase el feng shui sería: se trata del arte de armonizar la vida de las personas en relación con el espacio-tiempo que habitamos”, concluye Sara.
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¿Cómo fusionar estas dos disciplinas?
Hace miles de años desde distintas artes orientales, como el feng shui, el ‘vastu’ o el ‘vasati’, se afirma que los espacios en los que vivimos, trabajamos, paseamos… tienen un impacto en el desarrollo de nuestras vidas. Ahora las ciencias modernas, básicamente desde la neuroarquitectura, afirman que los espacios en los que nos encontramos ejercen una influencia determinante en nuestro comportamiento, nuestra percepción y nuestro estado vital que varía dependiendo de las características del lugar en el que estamos, su tamaño, forma, colores, luminosidad, etc.
“La fusión entre feng shui y neuroarquitectura resulta entonces evidente, ¿verdad? Ambas están de acuerdo en que los espacios en los que vivimos nos afectan y también ambas nos ofrecen recomendaciones para que nos sintamos más sanos, felices e inspirados en nuestras vidas. Mediante la mejora de las distribuciones, formas y elementos nos aportan esas dosis de serenidad, creatividad y alegría que todos necesitamos para vivir una vida más plena”, afirma Sara.
Y la verdad es que ambos caminos, el de las ciencias occidentales y el de las artes orientales, coinciden rotundamente en lo fundamental: todo entorno configurado de forma similar a cómo lo encontramos en la naturaleza mejora nuestra salud y nuestro bienestar. Por ejemplo, es de diseño biofílico el piso en Murcia de la propuesta del que vemos la zona de día, reformado por Laura Ortín, en el que las aperturas en líneas suaves, redondeadas, recuerdan a paisajes montañosos y cuevas.
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Hogares libres de contaminantes
Algunas recomendaciones para mantener una buena salud geoambiental en casa:
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Uno de los aparatos que más suele preocuparnos es el módem (wifi). La verdad es que no es tan temible como parece, con mantenerlo a un mínimo de 3 metros de nuestro cuerpo es suficiente.
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El microondas solo es perjudicial cuando está en funcionamiento. Lo recomendable es mantenerse a la máxima distancia posible (2 metros mínimo) del aparato mientras está en funcionamiento, evitando quedarse al lado de este esperando a que termine.
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Evitar totalmente conectar los cargadores del teléfono móvil, ordenador o tableta en el enchufe que tenemos al lado del cabecero de nuestra cama.
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Evitar los teléfonos inalámbricos ya que emiten un campo muy intenso de radiación continuada, se estén utilizando o no. Evitarlos sobre todo en el dormitorio y, a ser posible, en toda la casa. O utilizar los modelos Eco o Full eco que reducen en gran medida la emisión.
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La naturaleza, gran aliada
Las personas tenemos una necesidad biológica de conexión, encuentro y relación con la naturaleza, que cuando es satisfecha, nos aporta grandes dosis de bienestar, salud y vitalidad a nivel tanto físico como mental e incluso espiritual. Es lo que Sara denomina como el ‘efecto biofilia’.
Hoy en día numerosos estudios científicos demuestran la capacidad que tienen los entornos llenos de elementos naturales, de mejorar el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario, liberar estrés, reducir nuestro ritmo cardíaco o equilibrar nuestra presión arterial. También es ya un hecho científicamente demostrado que somos más productivos, reduciendo los niveles de fatiga y ayudándonos a mantenernos concentrados y motivados durante más tiempo, cuando estamos acompañados en nuestro entorno por elementos naturales como plantas (estas se exponen en estatnerías de Madam Stoltz), flores, piedras, rocas, agua en movimiento...
Desde un punto de vista más ortodoxamente feng shui, la vegetación es la representante del elemento Madera cuyo movimiento energético es el crecimiento y la expansión. Junto con piedras, rocas, elementos metálicos y pequeños movimientos de agua, iluminados con luz solar y acompañados de ventilación natural, obtenemos un ambiente natural con presencia de todos los elementos primordiales, dinamizando de forma suave y naturalizando la energía del lugar de un modo positivo o, como se dice en términos feng shui, creando un espacio lleno de ‘Sheng Qi’. El resultado es un ambiente que ya a primera vista resulta mucho más agradable, naturalizado y humanizado, y que estará trabajando sin descanso para ayudarnos a sentirnos motivados y vitales a la vez que dispondremos de un ambiente configurado específicamente para que realicemos nuestras mejores creaciones, sea cual sea nuestra función en este espacio de vida.
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El ‘match’ ideal
La experta resume los aspectos más importantes de la acertada fusión entre neuroarquitectura y feng shui en estos puntos:
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La calidad y bajo nivel de intoxicación de los materiales a utilizar, siempre decantándonos por materiales naturales y ecológicos que no intoxican los ambientes.
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Distribuciones agradables y sinuosas que propicien un óptimo flujo o movimiento tanto de las personas como de la energía o ‘Qi’ en el interior de nuestros espacios de vida.
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Dedicar un tiempo a pensar la funcionalidad de cada espacio, rincón, área o estancia priorizando, que los lugares en los que vamos a pasar más tiempo o vamos a estar realizando actividades más importantes para el desarrollo de nuestras vidas, tengamos una buena luz natural, espacio suficiente, y elijamos los elementos de mobiliario y decoración adecuados y coherentes con nuestro gusto personal.
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Además, las plantas son nuestras grandes aliadas, ayudándonos a purificar el aire y a alimentar esa conexión con la naturaleza que están necesaria para el óptimo funcionamiento de nuestros cuerpos biológicos, pero también de nuestras mentes, nuestras emociones y nuestras almas.
En conclusión, llevar cada vez más a un estado consciente en el que ponemos por delante nuestra salud, nuestra vitalidad, nuestra alegría, a la hora de decidir qué muebles o elementos decorativos vamos a introducir o que nuevas distribuciones, colores o cambios vamos a realizar en nuestros hogares.
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Logra armonía en el hogar
“Si tuviera que definir una llave maestra para conseguir esa ansiada armonía en nuestros espacios de vida, sin duda alguna me encantaría por activar nuestra conciencia”, detalla Sara. Con ello se refiere a ser más conscientes a la hora de decidir si vamos a pintar con pintura ecológica (ojo con algunas pinturas que en la etiqueta ponen ecológicas, pero que en realidad en su composición no lo son tanto, lo ideal son pinturas a la cal), o si vamos a instalar un parquet sintético en lugar de uno de madera natural o un suelo cerámico.
Y también, a la hora de realizar el presupuesto para la decoración o reforma de nuestra casa, ser más conscientes de los efectos invisibles, pero definitivamente determinantes sobre nuestra salud y nuestro estado vital que tienen muchos de los aspectos sobre el espacio en el que vivimos.
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Consejos para evitar la contaminación electromagnética
Los conocimientos científicos actuales permiten investigar, detectar y medir multitud de fenómenos que hasta hace poco no existían, como pueden ser las radiaciones provocadas por routers wifi, teléfonos inalámbricos, antenas de telefonía móvil, techos y suelos técnicos, etc.
Pero la ciencia también permite profundizar en conocimientos que acompañan al ser humano desde la antigüedad y que el racionalismo propio de la era actual ha ido arrinconando sin mayor análisis. Desde hace miles de años el hombre ha sido capaz de entender la influencia del magnetismo de la tierra en el estado de nuestra salud, dedicándose entonces a detectar zonas geopatógenas para decidir qué lugares son más sanos para vivir.
Los aparatos electrónicos en su gran mayoría generan campos magnéticos de mayor o menor grado, dependiendo de los elementos que los componen. Esos campos magnéticos afectan al electromagnetismo del ambiente que está en continua comunicación con nuestro organismo, y por tanto nos afectan a nivel biológico.
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¡Viva el diseño biofílico!
Sara propone algunos elementos biofísicos que podemos incorporar en nuestras casas:
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Plantas altas de suelo
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Plantas de sobremesa
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Plantas colgantes
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Minerales y rocas
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Madera natural con barnices ecológicos
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Pequeños estanques o fuentes de agua
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Materiales ecológicos
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Elementos de formas orgánicas
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Un espacio con buen 'feng shui' nos resultará instantáneamente cómodo
“Instantánea e inconscientemente, es decir, sin saber por qué o qué elemento en concreto produce ese estado, en un espacio bien trabajado con feng shui, geobiología y biofilia no sentiremos, cómodos, relajados, inspirados y felices”, explica la experta.
Esas casas a las que vas de visita para comer y alargarías la sobremesa o la hora del café hasta la eternidad de lo a gusto que te sientes en ellas, puede tener mucho que ver con la armonía que se ha creado en el espacio. En cambio, hay algunos otros lugares en los que entras y a los pocos minutos ya estás pensando en cuándo será la hora de salir de ahí. No sabes por qué, no es una decisión consciente, simplemente es una sensación de estar a gusto, de querer estar mucho más tiempo ahí, o de una cierta incomodidad, que te hace estar pensando en cuándo vas a poder irte.
De hecho, hay que constatar que la aplicación del feng shui no tiene porqué producir ningún efecto visual detectable conscientemente; no hay unos elementos concretos que hay que poner como figuras, móviles u otros, sino que es a través de una distribución armoniosa que favorece un movimiento fluido y agradable en las estancias y distribuidores, la ubicación de elementos de mobiliario, plantas, lámparas, la presencia de materiales orgánicos o tejidos naturales, es fundamentalmente lo que produce un espacio en el que sentimos que podemos vivir plenamente.
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En el caso del feng shui, el recuerdo de elementos de la naturaleza que nos despiertan los colores tiene correspondencia del color con los cinco Elementos que son los constituyentes vibracionales de todo lo que existe. Agua, Madera, Fuego, Tierra y Metal son los cinco elementos o cinco movimientos en que se expresa la energía vital o impulso de existencia que en metafísica oriental se conoce con el término ‘Qi’ o ‘Chi’.
Además del color también otras características como la forma de las estructuras y los objetos, su funcionalidad, su posible generación de temperatura, entre otras, nos indican la cantidad y calidad de presencia de cada uno de los cinco Elementos en un espacio, dato que utilizamos para el análisis y diagnóstico de la salubridad y equilibrio de la vida en el lugar.
Sara explica que, pues, “la confluencia aquí entre feng shui y neuroarquitectura es sencilla: todo el planteamiento sobre el color que hace la neurociencia es coherente al 100% con la visión del arte oriental. A un nivel más profundo el feng shui desarrolla más ampliamente su análisis respecto a la influencia de los cinco elementos en un espacio, igual que lo hace la acupuntura o la farmacopea china, pero no solo vinculado al color sino a las muy variadas correspondencias que las artes orientales utilizan para descubrir desequilibrios y diseñar métodos para reequilibrarlos. A nivel práctico, ambas miradas necesitan en primer lugar conocer las características del espacio y para qué se va a utilizar, si es una vivienda, un espacio de trabajo, una escuela o un jardín, por ejemplo, para poder recomendar colores adecuados en cada caso”.
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Las formas de las piezas: la solución ‘redonda’
La neuroarquitectura ha demostrado que cuando tenemos en nuestro campo visual elementos con formas puntiagudas, nuestra neurología responde activando la región cerebral asociada al miedo, la ansiedad y la sensación de peligro, codificando estas formas como agresivas o peligrosas, produciendo que estemos en un estado de alerta que disminuye nuestra capacidad de concentración y nuestra creatividad.
Sara apunta que, “resulta interesante destacar que el feng shui lleva diciéndonos lo mismo con otras palabras miles de años. Una de las premisas fundamentales de la práctica del feng shui es que las esquinas de 90° apuntando hacia nuestra posición o los elementos con formas muy afiladas en el entorno del espacio en el que nos encontramos generan ‘Sha Qi’ o lo que podríamos traducir como energía o vibración desarmonizante o desequilibrante”.
En cambio, las formas suaves, sinuosas, redondeadas, como unas preciosas colinas, senderos o el surco de un serpenteante río nos relajan y nos permiten acceder a nuestras mejores cualidades.
La conclusión resulta clara: es mucho más recomendable rodearse de elementos con forma suaves, evitando los cantos muy pronunciados y las formas puntiagudas. Por ejemplo, muebles, con acabados rematados, rectángulos o cuadrados con las esquinas redondeadas, columnas redondas, en lugar de cuadradas, y redondear las esquinas, salientes que encontremos en el interior de nuestras casas son prácticas que nos ayudarán a sentirnos más relajados, felices y en paz.
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Uso del color
El color en nuestros espacios es un punto de gran relevancia. Una habitación de color rojo burdeos y la misma habitación de color blanco producen una experiencia personal totalmente diferente, así como distintas reacciones neurológicas. Y es que el color ha sido fundamental para la supervivencia del ser humano, a la hora de detectar dónde podía haber agua o tierras fértiles, por ejemplo. Y lo sigue siendo para plantas o animales que cambian de color para pasar inadvertidos ante un depredador o para resultar más atractivos para una potencial pareja con la que reproducirse.
Hoy en día, según la neuroarquitectura los colores en nuestros espacios tienen una consonancia directa con los que encontramos en la naturaleza: tonos de verdes nos recuerdan automática y muchas veces inconscientemente, a entornos vegetales con plantas, árboles y arbustos, así como tonos beige o marrones claros a tierra, rojos y anaranjados al sol o al calor de un agradable fuego en el frío invierno.
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El diseño de la iluminación natural y artificial
Para comenzar la experta quiere recordar que la conexión entre espacio interior y exterior es de suma importancia para la salud y el bienestar de las personas. Y es que, nos hemos acostumbrado a vivir la mayor parte de nuestro tiempo en espacios interiores, pero no siempre ha sido así. Nuestra especie, los seres humanos, hemos vivido muchos más siglos y milenios en exteriores que en interiores y somos, al fin y al cabo, animales, más o menos civilizados o conscientes, pertenecemos al reino animal, y como todos los animales necesitamos el contacto con la luz solar para que nuestra biología funcione adecuadamente, la luz natural marca nuestros ritmos circadianos, influyendo en la calidad de nuestras horas de sueño tan relevantes para nuestra salud y bienestar.
La neuroarquitectura ha demostrado cómo la luz natural favorece la concentración y nos hace sentir más serenos e inspirados. En cuanto al feng shui, debemos tener en cuenta que se trata de una técnica milenaria y en realidad el tiempo que hace que los humanos tenemos luz artificial no es tanto, de hecho, es bastante reciente. En ese sentido no vamos a encontrar en los textos clásicos de feng shui ninguna referencia a la luz artificial. A lo que sí podemos acudir es a la cosmogonía oriental de la que surgen las artes orientales, incluido el feng shui, tiene muy en cuenta nuestro contacto con los elementos naturales, siendo la luz del sol uno de los más fundamentales. Que los espacios más dinámicos de nuestras casas, por ejemplo los salones, cocinas y salas de estar, reciban la luz del sol de la mañana y el mediodía, una luz que en términos de feng shui es más ‘yang’ y, por lo tanto, tiene un efecto más activador, induce más a la acción, y que en los dormitorios y espacios de relax se reciba más la luz del atardecer, sería una forma de intervención general en la que estaríamos distribuyendo nuestros espacios en relación a la influencia de los ciclos de la naturaleza en nuestras vidas. Aunque Sara reconoce que “también es cierto que no en todos los casos, esto es 100% aplicable, como hemos indicado anteriormente, es necesario evaluar cada caso, su tamaño, su forma, su funcionalidad, qué tipo de personas van a habitarlo y para realizar qué actividades, etc. para entonces recomendar la mejor ubicación y tamaño de puertas exteriores, ventanas y otras aberturas por las que pueda acceder la luz natural”.
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¿Qué resultados da en el hogar esa sinergia?
Sara resume lo que conseguimos en este listado:
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Menos estrés, más inspiración. Eliminando elementos que activan respuestas de miedo o peligro en nuestro sistema neurológico, visto desde la neuroarquitectura, o que perturban el movimiento natural de la energía de vida, visto desde el feng shui, conseguimos que las personas estén menos estresadas, tengan más energía, más inspiración y motivación.
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Más intuición y claridad mental. En espacios armonizados con neuroarquitectura y feng shui se produce un efecto de relajación y a la vez aumento de la vitalidad en nuestras mentes, nos sentimos más seguros y confiados lo que afecta positivamente en nuestra salud emocional. También tomamos mejores decisiones que nos ayudan a mejorar en el ámbito profesional y de negocios.
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Descansar mejor por las noches, por tanto, más salud. La calidad de nuestro descanso nocturno es de vital importancia para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente. Mejorando los ambientes en los dormitorios ayudamos a las personas a estar más sanas y a despertar renovadas y con energía para afrontar con alegría el nuevo día.
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Mejora la comunicación entre las personas, lo que contribuye a unas también mejores relaciones personales, familiares y profesionales. Al modificar nuestro comportamiento se modifica también la forma en que nos comunicamos con los demás, lo que se traduce en relaciones interpersonales más nutritivas.
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Una pareja perfecta
La experta narra que el feng shui ayuda a armonizar la vida de las personas con los ritmos naturales y las formas orgánicas que hacen que nuestro cuerpo y nuestra mente funcionen de forma fluida, sin obstáculos o con las menores interferencias posibles. Mientras que, por su parte, la neuroarquitectura nos ayuda a crear espacios en los que nuestra fisiología funcione al máximo de sus capacidades, favoreciendo el bienestar, la creatividad y reduciendo el estrés. “¡Así que la sinergia entre ambas es tan natural como sorprendente!”, manifiesta.
Esta conclusión se da porque ambas disciplinas buscan el mismo objetivo: favorecer la salud y el estado vital óptimo de las personas en relación con los espacios que habitamos y los mecanismos que utilizan son también confluyentes, tanto el feng shui como la neuroarquitectura intervendrán en la arquitectura, el interiorismo y la decoración del espacio para llegar a su objetivo.
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