La luz decora. No solo eso, la luz contribuye a que los colores se perciban distintos en función de la hora del día en la que nos encontramos. Respecto a los colores, son capaces de obrar magia, convirtiendo al instante un espacio insulso en una estancia acogedora en la que nos apetezca permanecer.
Además, jugar con el color permite generar distintas percepciones espaciales. Carlota Miró, interiorista y fundadora de Carlota Miró Studio (carlotamiro.com) nos desgrana las claves para emplear el color a nuestro favor, por ejemplo, agrandando espacios o creando una sensación de apacible armonía.
En la zona de día de la imagen, en un proyecto de Mikel Irastorza, la cocina regala una estética muy optimista por las alegres notas de color, mientras que el salón y el comedor apuesta por la fuerza del blanco y el negro, una combinación elegante e infalible.
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Trucos para crear volúmenes y profundidades
Carlota tiene claro que lo primero que se debe hacer en un espacio, siempre, es analizar desde qué se parte, dado que no es lo mismo contar con una estancia sin nada que una que ya está ‘habitada’.
“Generalizando, en espacios pequeños y luminosos aconsejo utilizar colores claros como dominantes. Al contar con buena entrada de luz natural, podemos aplicar tonos intensos o más oscuros para concentrar la atención en aquello que nos interesa, creando áreas o circulaciones siempre siendo superficies no muy grandes”, explica la experta. En este espacio, se aplica esta estrategia con la embocadura de la chimenea, pintada en un color negro.
También podemos crear falsas perspectivas con la pintura de pared. ¿Cómo? Dibujando volúmenes en degradado de color o por ejemplo creando directamente un espacio ficticio con ilustraciones, murales o papel pintado. Otra sugerencia es apostar por superficies que no nos dejen ver claramente la profundidad de lo que hay detrás, con elementos perforados o semitransparentes.
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Cómo emplear el color en espacios oscuros
Cuando un ambiente es poco luminoso no solo se debe echar mano de tonalidades claras, sino que, sobre todo, deben reinar las gamas relajantes.
“Las superficies reflectantes como las de alto brillo también pueden ser un buen recurso, aunque son peligrosas -advierte Carlota-. Hay que saber bien lo que van a reflejar y potenciar”.
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Secretos para modificar proporciones
Los techos excesivamente altos los podemos bajar aplicando un color más oscuro que el de las paredes. “Y, si deseamos bajarlo aún más, entonces podemos aplicar una falsa cornisa en todo el perímetro del espacio, esto además nos acortará las paredes”, relata la diseñadora de interiores.
Aplicando color al techo (en este comedor Studio Johnston emplea ni más ni menos que negro) nos ensanchará las paredes, aunque a priori parezca que va a hacernos el espacio más pequeño.
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Disimular el ‘efecto tubo’
En el caso de un pasillo largo y estrecho, resulta imprescindible pintar con colores claros que logren ‘alejar’ las paredes. Además, apuesta por un contraste sutil, utilizando un tono ligeramente más oscuro en el techo o en el suelo en comparación con las paredes.
Para desviar la atención también puedes crear una pared de acento, pintándola con un color más oscuro o empapelando con un motivo llamativo. En este proyecto que firma Wink Group, se realza una de las paredes con la iluminación a base de tiras LED y apliques.
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El color ayuda a definir áreas
Podemos crear circulaciones o dibujar áreas concretas con el color, “no tendremos nada que la delimite, pero el color nos marcará esa área ópticamente y el cerebro la leerá como tal”, describe Carlota.
Por ejemplo, un rincón de despacho en el salón o la zona de descanso del dormitorio (como se hace aquí, en un ambiente pintado con pinturas de Bruguer, aplicando al cabecero de obra una tonalidad en contraste). Asimismo, es interesante emplear esta táctica cuando un tocador se integra en el vestidor o la zona de lavabo se encuentra abierta a la habitación.
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Inspirando un exterior que no es
“Aquí hemos convertido esta habitación en un espacio semi exterior, o lo que es lo mismo, en una terraza interior. ¿Cómo? Aplicando el marco de color verde potenciando las plantas naturales y fusionando la cortina de lamas con la pared”, relata la fundadora de Carlota Miró Studio.
Este es solo un ejemplo del triunfo del outdoor living en interiores, gracias al uso acertado del color. Y si el verde puede evocar el exterior natural, también el azul en el caso de un piso en la playa o el marrón, si se trata de un refugio de montaña.
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Generar calma o activar el ambiente
Si queremos conseguir un espacio relajante, los colores neutros o empolvados son una buena decisión. Y como efecto decorativo quedan muy bien los suaves degradados. Carlota apunta también que, por otra parte, “el uso de patrones que se repiten aporta calma, orden”.
En la propuesta las paredes se tiñen con el color ‘Seguridad’, de Montó Pinturas, que según la marca permite desplegar en los espacios una sensación de protección y refugio.
Por el contrario, si lo que queremos es conseguir una atmósfera dinámica y vibrante el acierto es apostar por el juego de claroscuros o de opuestos (rojo mezclado con verde, azul con naranja, amarillo con morado…). Los efectos visuales son de alto impacto en estos casos.
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El mejor descanso
En los dormitorios, al ser zonas que habitamos más de noche, conviene hacer un correcto proyecto lumínico que respete nuestros ritmos circadianos (los de vigilia y sueño) y nos permitan diferenciar el color en función de la hora del día: más azulada al inicio de la jornada y anaranjada por la tarde.
“Optaríamos por colores relajantes y cálidos, que no necesariamente claros. Lo que sí es importante es sentirnos arropados para ayudar a conciliar el sueño”, explica la experta. Son los que se emplean en este dormitorio infantil de Ikea.
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En definitiva, ¿cómo aplicar el color en el hogar?
“Para mí lo más importante es que una vivienda tenga coherencia y armonía en la aplicación del color. Debemos tener un hilo conductor que se respire en su totalidad”, afirma Carlota. Eso no quiere decir que si hay zonas que tienen una función específica no podamos tratarlas de manera distinta.
Otro aspecto importante es que no debemos entender por color solo las paredes, evidentemente forman parte de él las superficies de todo tipo, como pavimentos, muebles y textiles. Al final es una combinación de todo lo que define un espacio.
Por último, la experta nos anima a que entendamos los colores no clasificados solo por cálidos o fríos, pues hay muchos matices, por ejemplo, un gris se entiende como frío, pero puede no serlo dependiendo del subtono que presente.
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