Sophie Conran; su madre, Caroline, y su hija, Coco, tres generaciones de mujeres empresarias, fuertes e influyentes, nos reciben hoy en su lugar de reunión favorito: Salthrop House, una casa de campo señorial del siglo XVII, incluida en la lista del Patrimonio Nacional de Inglaterra y que está rodeada por un majestuoso jardín en medio de frondosos bosques, prados, ciervos y rebaños de ovejas.
Sophie Conran es hija de Sir Terence Conran, figura icónica en el mundo del diseño, la restauración y la gastronomía, fundador de compañías tan emblemáticas en la decoración como Habitat y The Conran Shop, así como también del Museo del Diseño de Londres. Su madre, Caroline, es, por su parte, una exitosa autora de libros de cocina, con obras como “The Art of French Cooking” y “The Conran Cook Book”, y precursora de la Nouvelle Cuisine en Reino Unido. No es extraño que, con tales mimbres, Sophie se haya desarrollado profesionalmente en ambos campos: el diseño y la gastronomía. Por un lado, está su amor por el buen comer, que la llevó a lanzar “Sophie Conran Pies”, una colección gourmet de pasteles artesanales con los que, además, ganó el Great Taste Awards, mientras que, por otro, en el mundo del diseño, ha colaborado con la marca Portmeirion para la creación de colecciones de vajillas en cerámica y porcelana, obteniendo también varios reconocimientos internacionales.
Madre de dos hijos —Coco y Felix— y con su propia compañía online de productos para la casa y el jardín —sophieconran.com—, Sophie es hermana —por parte de padre— tanto de Jasper Conran, el diseñador fetiche de Lady Di, como de Sebastian Conran, importantísimo diseñador industrial, y del tándem de restauradores más emblemático de las islas: Tom & Ned. Efectivamente, la familia Conran ha dejado una marca indeleble en el mundo del diseño y la creatividad en el Reino Unido, y Sophie, que personifica la elegancia, la creatividad y la pasión, invierte su vida, especialmente, en mantener el legado creativo de la dinastía.
—¿Cuándo compraste Salthrop House?
—Hace diez años, y ha sido un viaje alegre y, a veces, también estresante convertirlo en el refugio que es hoy. Aquí me dedico a dar largos paseos por el jardín con mis perros, paso horas en mi estudio dibujando bocetos o pintando cuadros... Me gusta también invitar a amigos y organizar largas comidas —dependiendo de la época del año— al aire libre en el jardín o dentro de la casa, junto al fuego. También juego al Scrabble con mi madre y cocino con mis hijos. Esta casa es mi paraíso. Donde me siento más yo.
Coco Conran ha seguido los pasos de su tío Jasper, diseñador de cabecera de Lady Di. Lo suyo es la moda: “En 2020, encargué cien metros de tela de popelín de algodón blanco y los convertí en mi primera colección”
—¿Qué te llevó a comprarla?
—Me atrajo desde el momento en que entré por la puerta por primera vez. La maravillosa historia a sus espaldas, su increíble entorno natural, las proporciones y las ventanas inmensas y maravillosas... Está todo lleno de luz. Paso todo el tiempo que puedo aquí. Es donde mi alma se recarga y mis sueños cobran vida.
—¿Qué significa para ti pertenecer a una de las familias más conocidas del Reino Unido?
—Tuve el inmenso privilegio de recibir una educación maravillosa, algo de lo que siempre me he sentido muy agradecida y orgullosa. Reflexionando sobre mi infancia y todas las experiencias vividas, mis padres me dieron una hermosa lección de amor y me enseñaron a valorar la belleza natural y, por supuesto, la familia, los amigos y la gastronomía. Esas enseñanzas me han dado forma no solo como diseñadora, sino también como persona.
—¿Su legado es un orgullo o un gran peso?
—¡Una fuente de inmenso orgullo! Mi padre cambió la forma en que la gente vivía y su objetivo fue ayudarles a crear un hogar repleto de objetos hermosos y de gran calidad. Estaba encantado con mi forma de ver cómo me desenvolvía y quería que yo tuviese mi propio estilo. Recuerdo nuestras largas conversaciones alrededor de la mesa con una buena comida y un buen vino... Siempre estará en mi corazón.
—Para él, ¿cuál fue su mayor logro?
—Creo que el Museo del Diseño de Londres . Fue muy importante para él poder llegar a millones de personas a través del diseño y poderlo hacer accesible.
—¿La creatividad en tu familia forma parte de vuestra genética?
—En casa se respiraba creatividad. Todo el mundo hacía de todo con entusiasmo y las cosas iban surgiendo de manera natural. Se nos animó a forjar nuestra propia personalidad y ahora soy consciente de que esa es la razón por la que cada uno de nosotros ha encontrado una forma única de expresarla.
Caroline Conran nos confiesa cómo se convirtió en la génesis de la revolución gastronómica inglesa: “Me pidieron que tradujera los libros de los nuevos chefs franceses y mi mundo se puso patas arriba”
—Y a ti, ¿qué es lo que más te apasiona?
—Tengo una lista muy larga de pasiones... Pero ahora el foco lo tengo en mi colección de sofás hechos a mano . Estoy emocionada porque no se trata solo de crear un sofá, sino de imaginar momentos acogedores.
“Salthrop House me atrajo desde el primer momento en que entré. La maravillosa historia a sus espaldas, su increíble entorno natural, las proporciones y las ventanas inmensas y maravillosas... Está todo lleno de luz”
—¿Tus hijos han heredado tu ‘savoir faire’?
—Tanto Coco como Felix tienen una mezcla única de cualidades tanto de su padre como mías. Coco tiene buen ojo para el detalle, el color... Felix es emprendedor y tiene ideas brillantes. Ambos trabajan muy duro y son personas muy creativas y positivas. Son maravillosos.
—¿Piensas volver a la moda?
—Prefiero dejarlo en manos de mi hermano Jasper y mi hija, Coco, que lo viven intensamente.
Caroline Conran, la madre
—Caroline, más de 30 años casada con Sir Terence Conran, ¿qué recuerdos guardas?
—Tuve la suerte de tener dos hijastros adorables, Sebastian y Jasper, y, de alguna manera, me prepararon para ser madre. Tom, mi primer bebé, llegó en 1964, un mes antes de que abriéramos nuestro primer Habitat, y tuve que hacer malabares con dos trabajos. Pronto aparecieron Habitat como hongos y Sophie se unía a su hermano. Decidí trabajar desde casa y empecé a hacerlo como editora de alimentos en el Sunday Times. Disfruté mucho durante aquellos trece primeros años y me las arreglé para escribir muchos libros de cocina. Mi hijo Ned nació en 1971, por lo que, habitualmente, había cinco niños —con sus amigos— en casa. Nos encantaban las fiestas y yo estaba a cargo del jardín, el huerto y los animales. Fue una vida muy plena.
—Eres la autora de “The Conran Cook Book”, con más de un millón de copias vendidas en todo el mundo. ¿Cómo viviste aquel éxito?
—Tardó cuatro o cinco años en que lo publicaran y, cuando ocurrió, Terence y yo nos sorprendimos muchísimo de la acogida. Un idioma tras otro, ventas y más ventas... Recuerdo que Fidel Castro, que era muy buen cocinero, llegó a tener un ejemplar y que un ayudante suyo trató de quitárselo. Y Castro, que siempre regalaba lo que le regalaban, insistió, sin embargo, en guardar nuestro libro. Todo un cumplido.
—Llegaste a introducir la ‘Nouvelle Cuisine’ en el Reino Unido...
—Todo empezó porque me pidieron que tradujera los libros que había escrito la nueva ola de chefs franceses y mi mundo gastronómico se puso patas arriba.
Lámparas de cristal de Murano, espejos neoclásicos e Imperio, muebles georgianos, escenas de “chinoisserie” en los entelados y en las vajillas... Shalthrop House es una fuente de inspiración inagotable
—Ahora, ¿vuelves a estar inmersa en algún libro?
—El año pasado publiqué la novela “Robbie or How to be a Detective”, un thriller con “un buen chico”. Ahora, estoy terminando una segunda parte en la que Robbie se va de vacaciones a una isla escocesa y pasan muchísimas cosas.
—¿Cómo es tu día a día?
—Desde el confinamiento, me he acostumbrado a comer en casa. La cena es un momento felicísimo en mi día: a las seis en punto, tomo una copa de vino y un poco de verdura. Siempre cocino yo. Sin salsas ni platos precocinados.
Coco Conran, la hija
—Coco, a ti, ¿desde cuándo te interesa el diseño de ropa?
—Desde que tengo memoria. A los cuatro años, pasaba horas recortando ropa de revistas y periódicos, coleccionando pequeñas muestras de tela y haciendo collages. Después, me formé en el London College of Fashion. Me encanta la precisión y la creatividad del corte de patrones, pasar horas trabajando en una pieza de patrón plano y, luego, cortar y coser para confeccionarla en 3D.
En Sophie Conran se funden pasión por el diseño y amor por la gastronomía. Su padre, Sir Terence Conran, fundó el Museo del Diseño de Londres, y Caroline Conran, su madre, fue la adalid de la “Nouvelle Cuisine” en Reino Unido
—¿Cómo empezaste profesionalmente?
—Después de la universidad, trabajé con mi tío Jasper, que tiene una atención sin precedentes a los detalles. Después fue cuando fundé mi marca, aunque también seguí trabajando a tiempo parcial para mi madre y como niñera.
—Eso ocurrió en 2019, ¿no? Con la pandemia en ciernes...
—Sí, de hecho, en marzo de 2020, encargué cien metros de tela de popelín de algodón blanco y los convertí en mi primera colección hecha a medida. Y luego teñí diseños de diferentes colores en la lavadora de mi piso. Fue muy divertido. Y lo vendí todo. Estoy feliz con mi negocio.
El diseño forma parte del ADN de la familia Conran. Sophie no solo desciende de un gurú del diseño, sino que también es hermana de Jasper, Sebastian y “Ned & Tom” Conran, famosos por sus aportaciones a la moda e industria
—¿Para qué mujer diseñas?
—Para todo tipo de mujer. Tengo clientas de entre 20 y 70 años y diseño con un tallaje (británico) que va de la talla 4 a la 30. Ahora que mi estudio tiene su sede en Covent Garden, las clientas pueden venir a visitarlo y contemplar in situ dónde y cómo se hacen sus vestidos, así como también elegir de entre una variada gama de telas.
—¿Qué proyectos tienes entre manos?
—Estoy muy emocionada porque acabo de lanzar mi primera colección nupcial. Había hecho algunos vestidos de novia anteriormente, incluido el de mi boda, pero ahora es diferente. En esta colección me he inspirado en la novia moderna, que es aquella que no se quiere arruinar comprando su vestido para un solo día, sino que quiere un vestido práctico y cómodo. Por eso me gusta coserlos con bolsillos.