Entre la flora típica de las costas mediterráneas se encuentra el lentisco (Pistacia lentiscus) un arbusto originario de la cuenca mediterránea (desde el norte de África y Oriente Próximo hasta Europa). Esta planta de exterior rústica, es resistente al calor, pero ama los inviernos templados.
El lentisco es una especie que se caracteriza por su hoja perenne, por crear matas densas, por tener frutos rojos vistosos y, en especial, por su olor. Así, es una buena elección si se quiere impregnar de su fragancia balsámica el jardín o una terraza (cultivado en maceta). Además de su estética, sorprende por sus fáciles cuidados y la poca demanda de riego, como detallamos a continuación.
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Una estética alegre
El lentisco es una especie dioica, es decir, hay arbustos femeninos o masculinos. Presenta una flor desde febrero hasta mayo, aunque no es significativa y carece de valor ornamental. Lo que sí que decora y alegra la planta son sus frutos, pequeñas drupas que aparecen desde el otoño y van cambiando de color: del verde al rojo, hasta terminar en una tonalidad negra al madurar.
Respecto a las hojas, son algo duras, sin pelos y compuestas con entre 6 y 12 foliolos lanceolados. Por otra parte lo que produce su intenso y agradable aroma herbáceo es la resina de su corteza.
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Uso en el jardín
El lentisco es una planta de crecimiento lento, no obstante, resulta ideal para crear una estructura en el jardín de hoja perenne. Además, dependiendo de las temperaturas invernales, su follaje adquiere tonos rojizos y violáceos muy interesantes.
Puede alcanzar los 5 metros de altura, aunque se expande más en horizontal que en vertical, creando un conjunto espeso, por lo que su uso más habitual es formando setos. Como este arbusto siempreverde es ‘friolero’, también puedes plantarlo en macetones y resguardarlo en el invernadero si en tu zona los inviernos son fríos.
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¿En qué condiciones el lentisco es feliz?
Una vez establecido es fuerte y aguanta mejor el frío, pero antes de cumplir sus 5 primeros años de vida, cuando el lentisco es joven, habrá que vigilar que no soporte heladas salvo que sean esporádicas.
No temas por él y el calor, es una especie muy acostumbrada a los sofocantes veranos y también al sol, así que puedes exponerlo a sus rayos directos sin preocuparte por su bienestar.
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Un arbusto con poca sed
El lentisco es perfecto para jardines xerófitos, dadas las pocas necesidades de riego de esta especie nativa, lo que facilita su cuidado y resulta muy sostenible al cuidar de un bien tan escaso como es el agua.
Ten en cuenta que este arbusto tiene una enorme tolerancia a la sequía y que sus peores enemigos son los encharcamientos. Sus necesidades hídricas varían en función de las condiciones del suelo, si es pesado necesitará menos frecuencia que en caso de que sea más ligero.
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El suelo óptimo
Insistimos en el hecho de que le gusta que el suelo no retenga el agua, así que el lentisco necesitará sobre todo un sustrato que permita un buen drenaje, mejor si es ligeramente alcalino, aunque no es una planta especialmente exigente.
Para enriquecer la tierra puedes abonar, pero no es una planta que lo necesite con frecuencia, bastará con hacer esta tarea al finalizar el invierno. ¿Qué ocurre con el lentisco cultivado en maceta? Que sí le convendrá estos aportes extras de nutrientes durante todo el año, salvo en invierno.
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Motivos para podarlo
Para que crezcan sanos y felices, los lentiscos deben podarse, con el aliciente de que también lucirán más bonitos y es una buena forma de evitarles plagas. La mejor época para realizar las tareas de poda y de recorte es en los meses más fríos del invierno, dado que entonces el arbusto no estará creciendo activamente.
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El valor de sus frutos
Toda planta nativa es interesante para mantener el ecosistema y porque se adapta bien al clima mediterráneo (recuerda, no así el de la sierra dado que el frío intenso es uno de sus grandes enemigos). Además, otro aspecto interesante de cultivar lentiscos en nuestro jardín es que sus frutos alimentarán a las aves, potenciando de este modo la biodiversidad al proporcionarles sustento.
Para propagarlo ten en cuenta que las semillas frescas (recogidas en invierno) germinan con bastante facilidad en primavera. Es más fácil apostar por multiplicarlo mediante semillas que por esquejes.
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Enfermedades y plagas del lentisco
El lentisco es un arbusto todoterreno que apenas aqueja problemas de salud. Se caracteriza por su gran resistencia, aunque es cierto que existe una plaga específica que le puede afectar, el pulgón del lentisco (Aploneura lentisci). Vemos en la foto cómo se comporta, alterando el folíolo de la planta transformándolo en un cecidio carnoso. Hay que fijarse bien en su presencia, pues sus paredes son inicialmente de un color verde claro y posteriormente se tornan de color rojo, cuando este tipo de pulgones llevan más tiempo en la planta.
El lentisco también es sensible al ataque de las cochinillas, cuya presencia puede atraer la de los pulgones.
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