Eugenia Debayle es de esas personas a las que no puedes dejar de admirar. Nacida en Nueva York, con tan solo cinco años se fue a vivir a México y, desde entonces, tanto ella como toda su familia, viven allí. Casada con el empresario Servio Acuña, ahora tiene una vida llena de éxitos, tanto en lo personal como en lo profesional, pero, hace seis años, la vida le dio un vuelco: estuvo en coma casi un mes y, al despertar, tuvo que “empezar de cero” para, así, volver a recuperar todas su facultades. Esfuerzo, trabajo y tesón han hecho que, hoy por hoy, Eugenia se haya recuperado de maravilla. Y para celebrarlo, nos recibe en su casa de Madrid , en el corazón del barrio de Salamanca, una residencia donde se respira la clase y el buen gusto.
“Al 2024 le pido algo que ya comienzo a notar y es que va a ser bueno. Le pido que sea un año próspero en todos los sentidos. Siento que la vida, finalmente, después de todo lo que he pasado, me está sonriendo otra vez”
—Muchísimas gracias por recibirnos estas Navidades en tu hogar madrileño, Eugenia. ¿Cuándo lo adquiriste?
—Lo compramos hace un año y medio porque nos encanta Madrid. Vivimos en México, pero nos gusta mucho pasar tiempo aquí. Para mi esposo y para mí, esta ciudad tiene muchos atractivos: se habla español, es una buena base en Europa y es una ciudad fácil, donde siempre nos hemos sentido superbién recibidos. Adoro España. Su clima, las calles tan cuidadas... Y me gusta mucho su gente y lo fácil que se vive aquí.
—¿Qué fue lo que te enamoró de la casa?
—Cuando decidimos buscar casa en Madrid, estuvimos alojados un mes y medio en el hotel Ritz. ¡Vimos más de 35! Esta fue la última que visitamos y nos enamoró. Su ubicación es impresionante, los techos son altos... Es una casa tan especial... El “cascarón” era ya hermoso, así que pensamos que tenía que “hacerla” alguien que estuviera a la altura. De ahí que llamáramos a Lucía Gómez-Acebo para que llevara a cabo toda la reforma y el interiorismo. E hizo un trabajo espectacular. Es una casa insuperable.
—Nos recibes en plenas fiestas, ¿qué planes tenéis para estas fechas?
—Es la primera Navidad que pasamos en Madrid. No conocemos la ciudad en esta época del año, pero nos han dicho que es muy linda. Aquí estamos mi marido, Servio, y yo pasando la Navidad con Olympia, la hija de Servio, y con su exesposa. Somos una familia moderna... Y vendrán unos amigos también para pasar el Año Nuevo. Así que estamos encantados.
—¿Cómo son las típicas Navidades de Eugenia Debayle?
—Casi siempre las pasamos en México con mi familia. Y también, de repente, pasábamos tiempo en Aspen (Colorado), pero siempre en el continente americano. Esta es la primera vez que pasamos unas Navidades en Europa.
Pavo por Nochebuena
—¿Qué es lo que más te gusta de la Navidad?
—Aunque suene muy trillado, lo que más me gusta de estas fiestas es el espíritu navideño. Siento que la gente está más unida, que es un momento de conexión, de compartir, de hacer un parón y de agradecer.
“Hace unos años, pasé por un proceso médico y fue muy duro. Fue un momento de regeneración, de recuperación de mi persona, de mis facultades físicas... También emocionalmente. Siento que, hoy en día, me encuentro en un nuevo renacer”
—¿Tenéis alguna tradición familiar?
—Siempre cenamos pavo el 24 de diciembre, con una receta muy americana. En México, estamos muy influidos por Estados Unidos... Y lo acompañamos con puré de patatas, con arándanos… Es un plato que me fascina.
—En este reportaje te vemos con Olympia, la hija de tu marido. ¿Cómo es tu relación con ella?
—Olympia no vive conmigo. Ella vive en Vancouver. Sin embargo, cuando nos vemos, siento que tenemos una buena amistad. Ella es encantadora y nos llevamos muy bien. Yo no pretendo ser su madre tampoco, pero, como yo no tengo hijos, ella es la hija que nunca tuve.
“Lo que más me gusta de estas fiestas es el espíritu navideño. Siento que la gente está más unida, que es un momento de conexión, de compartir, de hacer un parón y de agradecer”
—Eugenia, estás radiante, ¿en qué momento personal te encuentras?
—Me encuentro en un buen momento, aunque pasé por un proceso médico, hace unos años, que fue muy duro. Fue un proceso de regeneración, de recuperación de mi persona, de mis facultades físicas... También emocionalmente. Siento que, hoy en día, me encuentro en un nuevo renacer. Ahora me siento supervibrante otra vez, con mucha energía estimulada y, además, retomo mi marca de belleza, que tuve que dejar por un tiempo, y, ahora, vuelvo a ella sintiéndome renovada. Me siento muy contenta porque no solo es el renacer de mí misma, sino también de mi marca.
Duros momentos
—¿Qué fue lo que te ocurrió?
—Hace seis años, me quedé embarazada. No me lo esperaba porque ya era mayor, pero, de repente, a los tres meses, me dicen que el bebe ha muerto. Entonces, me tuvieron que hacer un legrado, que es el procedimiento casi rutinario, y, al hacérmelo, tuve malísima suerte. De hecho, fui la una en un millón, porque, por temas del útero, entré en paro cardíaco. Estuve 43 minutos en reanimación y, luego, casi un mes en coma. Y al despertar era como una recién nacida en el cuerpo de un adulto. Todas mis capacidades físicas estaban limitadas. No podía caminar, no podía hablar, valerme por mí misma... Nada. Fue mucha terapia de rehabilitación y terapia emocional. Y me siento muy orgullosa de mí misma. Tuve una tenacidad y una voluntad que, ahora, me doy cuenta de que, si estoy así de bien, fue por todo el esfuerzo que hice en su momento. Yo me saqué adelante.
—¿Y cómo es tu vida en México?
—Es una vida bastante activa. La ciudad tiene más de 20 millones de personas, es un lugar que te exige mucho... Y tengo una vida que me gusta, con mis amigos y mi vida profesional. Todos los días, por la mañana, trabajo desde casa, y, desde este verano, por las tardes, hago gimnasia, porque ya me dieron el alta para hacer ejercicio físico. Por otro lado, no soy muy social. Me gusta mucho estar en casa sola. Me caigo bien. Hay muchas veces que no necesito a nadie más... Me gusta leer, el cine y las series. Soy una persona muy curiosa y me encanta descubrir cosas. Adoro el arte porque me motiva mi parte creativa y estética. Y lo que más me gusta es escribir.
“Cuando decidimos buscar casa en Madrid, vivimos mes y medio en un hotel y ¡vimos más de 35! Esta fue la última que visitamos y nos enamoró”
—¿Y qué proyectos tienes?
—Ahora estoy retomando una plataforma de contenidos de belleza que lancé hace unos años. En su momento, fue la primera revista de México que solo hablaba de belleza. Se llama The Beauty Effect y está superbién posicionada. La audiencia la relaciona con una marca de contenido de mucha credibilidad. Ahora, en una segunda fase, quiero sacar una línea de skincare . Espero que fructifique en 2025.
—Por último, ¿qué le pides al año que está a punto de comenzar?
—Le pido algo que ya comienzo a notar y es que va a ser bueno. Le pido que sea un año próspero en todos los sentidos. Siento que la vida, finalmente, después de todo lo que he pasado, me está sonriendo otra vez y presiento que va a ser un muy buen año. Le pido salud, energía y también que mi marca, que regresa, sea todo un éxito.
“Olympia es encantadora y nos llevamos muy bien. Yo no pretendo ser su madre tampoco, pero, como yo no tengo hijos, ella es la hija que nunca tuve”