ho4139 casa beg m kiroglu© Richard Ramos

Entramos en la exótica casa en Estambul de Begüm Kiroglu, descendiente de una importante saga de coleccionistas de arte, que triunfa diseñando joyas

Nos recibe junto a su tío Serdar Gülgün, destacado dise­ñador de interiores, que se encargó de su reforma y decoración


28 de noviembre de 2023 - 10:48 CET

Es una ciudad llena de vida y contrastes, donde confluyen diferentes culturas y se unen el continente europeo y el asiático.  Estambul  tiene un embrujo y una luz especial, es una auténtica joya en la que se pueden observar las huellas del pasado en cada uno de sus rincones y, a la vez, la modernidad del presente. En el lado asiático del Bósforo, situada en el barrio de Beylerbeyi, cerca del palacio de verano de los antiguos sultanes, encontramos una casa muy especial que pertenece a la familia de Begüm Kiroglu, la famosa  diseñadora turca de joyas que, a sus 37 años, triunfa en todo el mundo con las piezas de su firma, Begüm Khan, que lanzó en 2012.

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© Richard Ramos

Sobre estas líneas, Begüm Kiroglu posa en uno de los salones de la casa, en la que lleva viviendo desde hace quince años.

Begüm pertenece a una familia de grandes coleccionistas de arte otomano, en la que destaca la figura de su tío, Serdar Gülgün, experto en arte y reputado diseñador de interiores. Con él nos abre las puertas de esta exótica casa de cuatro plantas de la que Serdar se enamoró y terminó reformando y decorando, sin perder su esencia original. Aquí viven ambos, rodeados de obras de arte y maravillosos recuerdos de sus múltiples viajes y experiencias.

“Fue construida a mediados del siglo XIX por Josef Kohlmann, un pachá de origen húngaro, en el barrio de Beylerbeyi, donde se encuentra el palacio de verano de los sultanes”, explica sobre la vivienda, de cuatro plantas
© GettyImages

Sobre estas líneas, las vistas del Bósforo, que separa la parte asiática de Turquía de la europea.

Cruzar sus puertas es como entrar en un museo, en el que se mezclan piezas otomanas con mobiliario de sus antepasados o figuras de porcelana china  de la época en la que Begüm vivió en el país asiático junto a su hermano. A cada paso, esta vivienda cuenta la historia de la familia y en cada rincón se refleja su amor por el arte y por su país natal.

Junto a la diseñadora, que entró en el mundo de la joyería casi por casualidad, cuando buscaba unos gemelos para su hermano, recorremos las estancias de esta casa, donde, como ocurre en la ciudad de Estambul, pasado y presente se dan la mano.

“Mi tío es la persona más creativa y con más talento que conozco. Tiene su propia estética y no tiene miedo a experimentar. Es un mentor y un maestro increíble no solo para mí, sino para todos los que lo rodean”
© Richard Ramos

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Sobre estas líneas, la fachada, con las contraventanas en rojo, y arriba, la diseñadora en uno de los balcones

—¿Cuánto tiempo llevas en esta casa y cuál es su historia?

—Llevó aquí casi quince años y he de decir que la historia de la casa es muy interesante. Josef Kohlmann, un pachá de origen húngaro, es el responsable de su construcción. Nacido en una familia noble de Hungría, Kohlmann sirvió como oficial militar en el Imperio austrohúngaro. En la década de 1840, dirigió un intento fallido de golpe de estado por la independencia de Hungría y, después, en busca de refugio, los otomanos le concedieron asilo en Estambul, donde adoptó el nombre de Feyzullah. Se alistó en el Ejército otomano durante la guerra de Crimea y, más tarde, obtuvo el título de pachá. Entonces, en el barrio de Beylerbeyi, donde se encuentra el palacio de verano del sultán, construyó un retiro estival que refleja la grandeza otomana. Años después, mi tío Serdar Gülgü se enamoró de esta casa en cuanto la vio y ahora pertenece a mi familia. Mi tío se encargó de la decoración y vive en la parte de arriba.

—¿Qué significa para ti esta casa?

—Contiene tantos recuerdos personales y familiares; todos los buenos momentos de nuestras vidas han sido en torno a esta casa y los hemos celebrado aquí. Es un lugar hermoso y todo es inspirador, desde almorzar en la biblioteca a tomar un té en el salón. Cada instante que paso aquí me sirve de inspiración.

“Nuestra casa tiene un estilo ecléctico. Tenemos desde obras de arte de mis abuelos hasta muebles de China, de los años en que mi hermano y yo vivimos allí”
© RICHARD RAMOS

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‘Se trata de una casa de madera, y Estambul es una zona sísmica, por lo que nuestros techos son de lona y todos los frescos se pintan sobre ella. Así, en caso de terremoto, se estira hacia los lados y no se caen los enlucidos’, nos explica. Arriba, uno de los grandes salones de la vivienda. En la imagen, Begüm y su tío, Serdar Gülgün, junto a las majestuosas escaleras. Muchas de las piezas de decoración de la casa son de la colección del interiorista, como las lámparas

—¿Cómo es la distribución?

—Tiene cuatro plantas y yo vivo en un piso independiente con jardín. El piso de arriba tiene una entrada de mármol y cuatro habitaciones; la siguiente planta tiene la sala de recepción principal y otras cuatro habitaciones, y el piso superior cuenta con un mirador con vistas al Bósforo. También tenemos una piscina.

—¿Qué significa para ti la ciudad de Estambul?

—Para mí, Estambul es mágica, es casi como una fórmula secreta. Es la combinación de amor, historia, creación y muchas cosas diferentes y tenemos mucha suerte de poder vivir aquí.

© Richard Ramos

© redes

‘No pensaba que llegaría a crear una gran marca de joyas. Empecé por diversión, hace poco más de diez años, cuando quería hacer un regalo a mi hermano, que se iba a casar. Buscaba unos gemelos y, como no encontré lo que quería, decidí hacerlos yo misma’, cuenta sobre sus comienzos en el mundo de las joyas, donde triunfa en todo el mundo. Sobre estas líneas, posa junto a la modelo y empre­saria española Alex Rivière, que forma parte de su círculo de amistades

Su tío, un gran maestro

—Perteneces a una familia de coleccionistas, ¿tu pasión por el arte te viene desde la infancia?

—Por supuesto, viene por mi familia. Crecer rodeada de objetos maravillosos, conversaciones interesantes, exposiciones, museos, mercadillos y viendo toda la belleza que te rodea, quieras o no, afecta a tu visión y tu enfoque de la estética y, en este momento, podría decir que no es realmente una pasión, sino que es parte de mi vida.

“Hay telas y obras de arte otomanas que coleccionaba mi tío y arañas y espejos italianos que simbolizaban el comercio entre Venecia y Estambul. Es una mezcla de recuerdos familiares y de la historia de la ciudad”

—Su tío Serdar Gülgün es un experto en arte y decoración, ¿qué es lo que más admiras de él?

—Es la persona más creativa y con más talento que conozco y, además, su talento es realmente valiente, porque es verdaderamente personal. Tiene su propia estética y no tiene miedo a experimentar. En realidad, es un mentor y un maestro increíble no solo para mí, sino para todos los que le rodean. Siempre está contando historias asombrosas y de cada una de ellas siempre hay algo que aprender.

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‘Me encantan las alfombras Usak, de alguna manera son el lienzo de la casa, y también tenemos unas alfombras burdeos de tamaño más grande realmente bonitas’, cuenta Begüm. Sobre estas líneas, uno de los salones y el comedor principal, donde destacan lámparas orientales y los techos con dibujos geométricos y artesonados. La mezcla de colores, estilos y piezas antiguas con otras más modernas predomina en cada uno de los espacios

—¿Cuál es la mayor lección que te ha ense­ñado?

—Ser yo misma y ser valiente.

“China y Milán son dos mundos diferentes y vivir en estos lugares ha formado parte de mi estilo y de mi personalidad”

—La decoración de tu casa tiene una mezcla de culturas, estilos y color, ¿cómo la describirías?

—Nuestra casa tiene un estilo ecléctico. Tenemos muebles y obras de arte de mis abuelos y muebles chinos de los años en que mi hermano y yo vivimos en China. También muchas telas y obras de arte otomanas que coleccionaba mi tío y arañas y espejos italianos, que simbolizaban el comercio entre Venecia y Estambul durante la época otomana. En cierto modo, es una mezcla de recuerdos familiares, recuerdos personales, gustos y de la historia del lugar donde se encuentra la casa, Estambul.

© Richard Ramos

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Arriba, su tío, que es un reconocido coleccionista y diseñador de interiores turco, nos muestra ejemplares de decoración. Sobre estas líneas, dos imágenes de uno de los salones con mesa de té, de estilo otomano

—¿Qué hay de ti y qué hay de tu tío en la decoración?

—Cuando vivía en China, coleccionaba piezas de porcelana china azul y blanca, caballos de terracota, armarios y paneles. Cuando mi tío Serdar decoraba mi piso utilizaba todos estos elementos y los mezclaba, pero siguiendo con el estilo general de la casa.

“Para mí las joyas no son moda, creo que son arte. Mis diseños tienen formas escultóricas y me gusta que puedan pasar de generación en generación”

—¿Cuáles son sus piezas decorativas favoritas?

—Me encantan las alfombras Usak, de alguna manera son el lienzo de la casa, y también tenemos unas alfombras burdeos de tamaño más grande que son muy bonitas.

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‘Todo en esta casa es inspirador, desde almorzar en mi biblioteca o tomar un té en el salón’, cuenta la diseñadora. Sobre estas líneas, una imagen de la biblioteca.

—¿Y las obras de arte más destacadas?

—En esta casa tenemos una colección realmente buena de caligrafía otomana.

—En la renovación de la casa, ¿cuáles han sido los cambios más significativos?

—En realidad, no ha cambiado nada. Mi tío decoró la casa como la original, aunque renovaron la madera y los mármoles, que quitaron, arreglaron y volvieron a poner. Así que nada ha cambiado realmente, excepto el alma. Porque esta casa estaba casi derru­mbándose antes de que él llegara y ahora es un lugar vivo, con invitados, amigos y muchas celebraciones.

—Los techos de la casa son muy especiales, háblame de ellos.

—Se trata de una casa de madera, y Estambul es una zona sísmica, por lo que cuando se pintaban los frescos en los techos y se producía un terremoto, algunas partes del techo podían caerse. Para evitarlo, nuestros techos son de lona y todos los frescos se pintan sobre dicha lona. Así, en caso de que haya un terremoto, como la casa es de madera, se estira hacia la izquierda y la derecha, y los techos, al ser de lona, también se estiran con ella, por lo que de esta forma no se caen los enlucidos.

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En las imágenes, dos dormitorios de la casa, uno en tonos pastel y otro con el techo y las paredes con dibujos geométricos y un gran espejo que da profundidad a la estancia. En el centro, una sala de estar con su mesa de té y dos originales lámparas de pared. Al lado, detalle de la mesa del comedor, decorada en tonos rosa

Su mundo de joyas

—Te dedicas al diseño de joyas y triunfas en todo el mundo con tus colecciones, ¿cómo fueron tus comien­zos?

—En realidad, fueron unos comienzos muy sencillos. No pensaba que llegaría a ser una gran marca. Empecé por diversión. Hace unos diez años, quería hacer un regalo a mi hermano, que se iba a casar. Busqué un par de gemelos que fueran atemporales y también divertidos, porque serían para un hombre de unos 30 años, pero los que me gustaban o no eran atemporales o eran demasiado divertidos para un regalo de boda, así que decidí hacerlos yo misma y así empezó el viaje.

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En la imagen, Begüm rodeada de varias de sus joyas.

—¿En qué te inspiras?

—En primer lugar, para mí las joyas no son moda, creo que son arte. Mis diseños tienen formas realmente escultóricas, como una pequeña escultura que adorna a la mujer para hacerla más bella y para que se expre­se. Pero también me gusta que sea muy generacional, que puedan pasar de generación en generación.

—¿Qué significa para ti el universo de la moda?

—Una combinación de diversión, emoción y aventura.

“Estambul es una ciudad mágica, casi como una fórmula secreta. Es la combinación de amor, historia, creación y muchas cosas diferentes”
© Richard Ramos

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Begüm vive en la planta baja de la vivienda y desde ahí tiene acceso a un espectacular jardín y a la piscina. Para ella, poder vivir en esta casa es un sueño y el mejor lugar para encontrar la inspiración para sus diseños

—Has vivido en Milán y China, ¿cuáles son sus mejores recuerdos de esta experiencia?

—Creo que vivir en ciudades diferentes te forma de manera distinta, porque cada ciudad tiene su propio carácter, sus propias tradiciones, su propia vida contemporánea y conoces a gente muy diversa. China y Milán, por supuesto, son dos mundos para nada parecidos y creo que vivir estos lugares tan distintos ha formado parte de mi estilo ecléctico y de mi personalidad. La propia Estambul es una ciudad muy diversa y moldeó mi personalidad para que fuera más abierta, más diversa, más ecléctica y, en cierto modo, pudiera adaptarme a cualquier lugar del mundo.

TextoCristina Olivar
ProducciónEugenia Silva & Leticia Cano x The Crew
FotosRichard Ramos
EstilismoLeonor Delkader