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Decoración de jardines

10 claves para entender el papel de la arquitectura en el diseño paisajístico de un jardín

Un buen diseño se hace con propósito. Te mostramos las claves principales del secreto mejor guardado de los paisajistas


Actualizado 22 de noviembre de 2023 - 15:58 CET
© B&B Italia

La arquitectura va más allá de los edificios o casas, también forma parte del jardín en toda forma construida: una pérgola, una fuente, una tapia, un arco, una columna… Del mismo modo el paisajismo va más allá de las plantas, pues todos estos son elementos arquitectónicos diseñados, proyectados y ejecutados en el espacio humanizado que es un jardín y resultan vitales para la creación de ambientes exteriores memorables.

En este reportaje ponemos el foco en la arquitectura en el jardín y para ello nos asesora el paisajista Fernando Nájera (fernandonajera.es), quien define el concepto con estas palabras: “simplificando mucho podríamos decir que arquitectura en el jardín es toda aquella estructura construida en este espacio, fundiéndose en numerosos elementos que no siempre relacionamos con este término directamente. Como ejemplo sencillo podemos señalar un talud o aterrazamiento, que es un elemento arquitectónico, pero no por ello deja de ser un recurso típico de la agricultura o de la ingeniería de caminos".

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© Adriano Bacchella

1. El secreto mejor guardado de los paisajistas

Si queremos que estos elementos arquitectónicos, aparte de embellecer el jardín, añadan interés visual y funcionalidad al espacio ¿qué propuestas nos hace el experto? “En una gran mayoría de jardines estos elementos existen o se hace obligatorio incorporarlos para dotarles de una mayor funcionalidad o de carácter. Así, por ejemplo, hasta no hace mucho los jardines se cerraban con tapias más o menos altas, pero mimadas, con acabados cuidados, materiales nobles… Ahora preferimos vallados metálicos mucho más impersonales y de mala factura. En muchos jardines a causa del relieve se hacen necesarios muretes o taludes de contención, y estos pueden ser verdaderas espinas dorsales de nuestros diseños. Estos pueden, incluso, construirse en llano para zonificar el espacio, y hasta convertirse en jardineras elevadas en sí mismos”.

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© Adobe Stock

2. Fuentes ornamentales, pura poesía visual y sonora

En la arquitectura en el jardín se puede apostar, por ejemplo, por fuentes de factura muy moderna y que sean muy ornamentales. Fernando opina que pocas láminas de agua son imposibles de hacerlas atractivas estéticamente, tan solo es necesario generar un espacio circundante que las dignifique.

El agua genera varias dimensiones sensoriales: acústica, visual y olfativa. “Las dos primeras son evidentes. La tercera es más sutil, es ese aroma a húmedo, a rincón primigenio que dan las fuentes y el agua en general. Esa dimensión olfativa es, además, una condición ambiental muy beneficiosa: la humedad ambiente. Por ello las fuentes tienen que ser agradables a la vista, generar un rumor moderado y estar en buenas condiciones de limpieza y cuidado”, aconseja el paisajista. Y es que, con estos ingredientes, podremos convertir una sencilla pileta entre zarzas en un vergel tanto como lo hace un pilón de mármol en un patio de cítricos. El contenido, el agua, nunca defrauda, el continente es el que debemos mimar. Por todo esto, las fuentes se pueden convertir en la razón de ser de un jardín, en su eje funcional y estético, o en un complemento magnífico a un jardín plenamente coherente.

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© Fernando Nájera Paisajista

3. Generando sombras vegetales

Si te preguntas qué ofrecen al conjunto del jardín los pórticos y las galerías emparradas, lo cierto es que hay que reconocer que los elementos más básicos son los que más nos llaman la atención y más activamente reclamamos. “Probablemente se deba a que surgen para satisfacer una necesidad invariable a lo largo de los siglos, y nos extraña que hoy en día tengamos las mismas necesidades que aquellos que nos precedieron. Así, los cerramientos y las sombras son las piedras angulares de prácticamente cualquier jardín”, afirma Fernando, artífice del diseño de este jardín naturalizado (un estilo también denominado new perennial).

Ese sentimiento de recogimiento y privacidad de nuestro jardín se plasma en vallados y pórticos. Pero estos segundos hoy en día se desprecian, principalmente por razones utilitarias y económicas. No obstante, no son pocos los jardines que incorporan, si no en su entrada, al menos en algunas zonas, arcos, pórticos o puertas que acotan el espacio y ensalzan el lugar en el que se localizan. Un sencillo arco de rosas o glicinias puede ser tan efectivo como un pórtico de granito y madera.

Lo mismo sucede con los emparrados, en galería, planos o semiabiertos. Son espacios en el que el tiempo y la luz transcurren a otro ritmo. A veces buscan ralentizar la marcha, relajar; otras, ocultar zonas que no queremos dar protagonismo, y otras, las más, nos llevan de un sitio a otro a la vez que nos transportan con sus colores y olores.

Las plantas que escoger simplemente se limitan a cubrir la estructura que planteemos, y de nosotros dependerá que esta sea protagonista, o mero soporte a ocultar por la naturaleza. Materiales como la madera y el hierro pueden conjugarse de modo que logremos un aspecto asilvestrado, profundamente minimalista o bucólico.

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© Iván Casal Nieto para Imaisdé Design Studio

4. Techados para unos espacios exteriores más protegidos

“Las pérgolas son prolongaciones exteriores del salón, el comedor o la sala de lectura. Para qué las vayamos a usar condicionará un diseño u otro”, revela Fernando. En este jardín de una vivienda en Galicia reformada por Imaisdé Design Studio se decide emplear el espacio con un salón de exterior, donde se combina el techo de vidrio con toldos.

Seleccionando siempre el lugar adecuado para construir las pérgolas, con la orientación correcta, resulta muy acertado apostar por los modelos bioclimáticos con lamas orientables, que permiten regulan la temperatura de forma natural, protegiendo además de la radiación solar, la lluvia o el viento.

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© Jordi Anguera para Dom Arquitectura

5. Contener desniveles

Los taludes, y sus variantes en forma de graderío pueden ser macizos o huecos. Los macizos son normalmente muros de contención de ladrillo, hormigón o piedra, y habitualmente, salvo que sean de piedra o finamente acabados, solemos tender a taparlos con trepadoras. “La razón de esto es que es muy frecuente que cumplan una función utilitaria, y se obvia la estética. Eso ya se está modificando en muchos proyectos contemporáneos porque el gasto de tapar muchas veces supera al de hacerlo estético desde el principio”, relata Fernando.

Hay jardines ataludados cuyos muros son el verdadero protagonista de la composición. Cuando se hacen huecos, y en forma de grada, estamos aterrazando como hacían nuestros ancestros, y estamos generando múltiples jardines a múltiples cotas… la casuística es inmensa y en general el resultado fantástico. De hecho, en algunos proyectos se hacen falsos graderíos escalonados para dinamizar zonas del jardín muy planas.

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© Landscapers

6. Caminos atractivos

No hay duda del papel vital de los caminos el jardín, ya sea un paseo o un sendero permiten que circulemos, nos invitan a hacerlo de distintas maneras, y nos descubren rincones o zonas que tal vez quedaban ocultos de un simple vistazo. Es decir, son imprescindibles. E imprescindible es también que sean transitables y evolucionen con el jardín. “De nada sirve crear un jardín naturalizado y asilvestrado si lo llenamos de caminos de baldosas; en vez de vertebrar, rompen, por mucho que sean accesibles. Es un reto en todo jardín elegir el tipo de pavimento que jalonará los caminos; desde los áridos como el jabre, la caliza o el albero, hasta las gravas de granito, caliza, cuarcita… pasando por las planchas de piedra natural, los adoquines, los diferentes acabados de cemento o los composites. De la facilidad de tránsito y sus necesidades de mantenimiento extraeremos su sostenibilidad”, relata Fernando. Y aquí el clima, paisaje circundante y estilo de jardín tienen más que decir que nuestros gustos personales.

Landscapers ha expuesto este jardín en el certamen de interiorismo Marbella Design & Art, en el proyecto que ha bautizado ‘Dehesa’ y que ha sido galardonado con el primer premio al espacio más ecológico y sostenible.

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© Adobe Stock

7. Una llamada a innovar

Fernando reclama que en las terrazas, patios y porches se pierda el miedo a las jardineras de obra, a los arcos, enrejados y pérgolas vegetales. “En el mundo del porche/terraza el panorama es desolador puesto que apenas se innova: macetas de un color u otro, vegetación pequeña y escaso interés en otras formas. En algunos proyectos más ambiciosos podemos ver que se incorporan fuentecillas, maceteros de obra, bancos de obra, enrejados o galerías que crean una atmósfera única, de esas que llamamos de ‘revista’. Y la verdadera clave de esto es la concepción de estos espacios como algo nuestro y algo que hay que vivir”, expone.

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© Fernando Nájera Paisajista

8. Las mil y una funciones de las tapias

El experto prosigue contando que es un firme defensor de las tapias, ya sean de ladrillo, madera, vegetales… Cree que, construidas o concebidas con una mentalidad moderna, es decir, sostenible en los materiales o especies escogidas solo traen ventajas a los propietarios.

“Una tapia puede sostener una comunidad vegetal enorme, genera microclimas, protege de los vientos y el hielo, aísla del ruido y protege de intrusos. Una mala valla se vence, se mal cubre con soluciones plásticas indeseables, a veces sale ardiendo o es volcada por el viento. La tapia debe ir en consonancia con la envolvente de la casa, y si está muy lejos, y no interactúan visualmente, ha de cumplir eficientemente con su función de protección y en su caso de salvaguarda de la intimidad. Además, los muros pueden ser parciales, ocultar vistas para generar misterio, para generar un microclima o compartimentar el espacio”, revela.

En este proyecto que firma el experto consultado, en lugar de una pantalla verde a modo de seto con plantas geométricas, la valla vegetal ofrece un aspecto más fresco.

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© Ricardo Labougle

9. Diseño que enamora

El interiorista Pablo Vidal decide diseñar, en este proyecto situado en Andalucía, un cubículo de ladrillos y con dos vanos abiertos (sin puertas), una suerte de jardín secreto con un banco para descansar del sol y escuchar el rumor de la fuente cercana revestida en azulejos verdes nazaríes. Es una construcción que logra poner el punto focal en la fuente situada al fondo.

Fernando, por su parte, para los jardines más planos, no solo en referencia al relieve, sino a la excesiva sencillez de líneas que los conforman, propone: “si queremos sacarle partido al espacio, uno de los recursos es emplear macetones que remarquen esquinas, ejes o barandas; y en casos de tapias o taludes, además de adosar macetas, podemos incrustar huecos desde los que plantar, iluminar, romper o resaltar la línea recta que dibujan. Ni han de ser incrustados, porque pueden ser basamentos en relieve hacia el exterior, ni han de llenarse. A veces un hueco vacío dice más que uno lleno”.

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© Rehau

10. Secretos para ‘elevar’ la decoración del jardín

Jardineras elevadas, macetones o sus híbridos se consideran de plena actualidad en una terraza, y Fernando los reivindica también en un jardín en el suelo. “Para que luzcan un aire moderno han cambiado los materiales. Pasamos de la terracota, mármol u hormigón al acero corten, las fibras sintéticas o las maderas tecnológicas. Pero en realidad son lo mismo, contenedores que resaltan la belleza de la plantación a la vez que reivindican su propia existencia, su propio interés, ya sea por el material o la silueta que tenga”.

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