Si con el nuevo curso te estás planteando llevar a cabo una reforma en la cocina, quizás estés dándole vueltas a cuál sería la mejor opción para cambiar el pavimento de la cocina, sin tener que gastar mucho dinero. Pues bien, los suelos vinílicos son una de las opciones más demandadas hoy en día. Y la razón es simple: los suelos de la cocina son de los que más desgaste sufren debido a que están expuestos al tránsito constante, a la humedad, a los derrames de todo tipo... en este sentido este tipo de material es altamente resistente al desgaste, y lo que es también muy importante: su mantenimiento es súper sencillo. En este reportaje te contamos todo lo que tienes que saber sobre este material, versátil y económico.
Hay muchas pequeñas reformas low cost que pueden dar una imagen nueva a tu cocina, como pintar los muebles o los azulejos de las paredes. Pero si quieres que el cambio sea total, las baldosas vinílicas son una alternativa barata, con muchas opciones decorativas y que, además son fáciles de instalar.
El vinilo es un material que ha evolucionado mucho en los últimos años, con acabados mucho más logrados y resistentes.
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Qué son las baldosas vinílicas
Aunque lo conocemos como vinilo, lo cierto es que, actualmente, las baldosas vinílicas pueden ser de vinilo, PVC o SPC (un PVC de alta calidad mezclado con polvo de caliza). Los nuevos modelos son mucho más resistentes, fáciles de instalar, con propiedades aislantes térmicas y acústicas y perfectas para estancias húmedas, como la cocina o el baño. Además, cuentan con acabados muy logrados que imitan a otros materiales como mármol, madera, cemento y hasta terrazo.
Una de las ventajas de este material es que puede colocarse tanto en paredes como en suelos, con la mínima inversión y sobre el revestimiento existente. Pero hay cierta diferencia al elegirlo, dependiendo de si lo quieres para el suelo o para las paredes.
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Revestimiento vinílico para paredes
Si quieres renovar las paredes de la cocina (o de cualquier otra estancia de tu casa), los revestimientos de pared adhesivos son una opción barata. Los puedes encontrar de vinilo o de PVC. Los primeros tienen mayores propiedades acústicas, mientras que los segundos ofrecen formatos más grandes, lo cual facilita su instalación. También pueden instalarse en el techo.
Pero las diferencias no terminan ahí, ya que los revestimientos de vinilo son autoadhesivos, es decir, van pegados directamente en la pared. Vienen en rollo y pueden cortarse fácilmente según las necesidades. Mientras, las losetas de PVC se instalan por machihembrado. Así las lamas se encajan entre ellas, tras haber aplicado previamente un adhesivo de doble cara o masilla.
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Suelos vinílicos: decorativos y versátiles
El vinilo es un recurso también muy económico para renovar los suelos con resultados muy decorativos. Lo encuentras en varios formatos: en rollo y en lamas o losetas.
- Los rollos pueden ser de 2, 3 o 4 metros de ancho y se instalan fácilmente con cinta adhesiva de doble cara o cola adhesiva.
- Las lamas son piezas longitudinales (similares a las de los laminados). Su instalación puede ser adhesiva, en clic o flotante, por su parte las losetas pueden ser cuadradas o rectangulares (no tanto como las lamas). Estas últimas son perfectas para acabados que imitan los suelos hidráulicos o estilos más industriales.
Qué tener en cuenta al elegir suelos vinílicos
Además del formato, del que ya hemos hablado previamente, hay más cuestiones que debes tener en cuenta al elegir un suelo vinílico para la cocina. Por supuesto el acabado es fundamental, y las opciones que tienes son muchísimas: desde madera o mármol a acabados hidráulicos. Asimismo, también es importante tener en cuenta la resistencia al desgaste. Para estancias húmedas como la cocina o el baño tendrás que elegir un modelo muy resistente. Ten en cuenta que estas estancias tienen unas mayores necesidades de limpieza y es más habitual derramar líquidos en ellas.
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Por qué el vinilo es la mejor opción para tu cocina
Ya quieras renovar los suelos, las paredes o ambos, el vinilo es un material versátil que cambiará por completo el aspecto de tu cocina con acabados muy logrados. Pero sin duda, si por algo destaca es por su fácil instalación, ya sean revestimientos de pared o suelos en rollo o lamas. De hecho, es tan sencillo que lo puede instalar uno mismo fácilmente y sin demasiados conocimientos en bricolaje.
Pero sus ventajas no acaban ahí, ya que son resistentes al agua y al desgaste (habiendo modelos ideales para zonas de alto tránsito). Son antibacterianos, antiestáticos y algunos modelos cuentan con tratamiento antideslizante. Es muy sencillo de limpiar.
En toda la pared o en una zona
Una de las ventajas los revestimientos vinílicos para las paredes es que puedes colocarlo en una pared entera o solo en una zona. De hecho es un material perfecto si quieres renovar el salpicadero de la cocina y dar un punto de color a tu casa. Incluso lo puedes colocar a modo de arrimadero, con un perfil como remate. Las opciones son muchísimas.
Lo único que tienes que tener en cuenta para instalarlo es que la superficie esté bien limpia y nivelada. Dependiendo del formato, es posible que sea necesario que apliques una imprimación previa que ayude a que el adhesivo sea más eficaz.
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El grosor, fundamental en la elección
Los vinilos para paredes suelen contar con un escaso grosor, de manera que su instalación puede rematarse con perfiles y resultados muy satisfactorios. Ahora, si lo que quieres es renovar los suelos, tienes que tener en cuenta que la resistencia al desgaste y al tránsito tiene una relación directa con el grosor de las piezas. Así, los menos resistentes tienen un grosor de 0,07 mm y mientras que los más resistentes miden 0,55 mm de grosor. Esto implicará que tengas que regular las patas de los armarios e, incluso, rebajar la puerta para que no roce con el nuevo suelo.
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Todas las opciones decorativas
El vinilo apareció en los años 50 y tuvo su auge en los años 70, siendo una alternativa económica que imitaba otros materiales y fácil de instalar. Ahora, sí que tenía cierto aspecto a plástico. Pero actualmente, esto ha cambiado, ya que los suelos vinílicos han perdido ese aspecto ‘barato y de ‘mala calidad’ para ofrecer opciones muy resultonas y que imitan a la perfección otros materiales como la madera, el mármol, la piedra, el cemento, baldosas hidráulicas, pizarra… Y, por supuesto, también son más resistentes tanto a la humedad, como a la abrasión y al desgaste.
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