Septiembre ya está aquí y, aunque todavía queden días de calor y buen tiempo antes de que el otoño se instale en nuestras vidas, las vacaciones de verano son historia. Llega el momento de volver a la rutina doméstica. Hoy repasamos algunas recomendaciones prácticas para hacerlo de la mejor manera posible, sin dramas ni depresión postvacacional.
Abrazar la rutina
¿Quién dijo que la rutina es algo negativo? ¿Por qué la demonizamos y la rechazamos de pleno? Está claro que, después de unas merecidas y bien disfrutadas vacaciones (como deben ser), cuesta bastante acoplarse a la vida real, pero ver este proceso de transición como algo negativo solo lo hará más difícil.
Es mejor ser consciente del momento en el que estamos y aprender a amar las rutinas que vuelven a nuestra vida, porque sin ellas todo sería peor, mucho más difícil. Así que pongámonos manos a la obra porque cuanto antes volvamos a adoptar las tareas habituales de limpieza y orden en casa que el verano ha trastocado, mejor que mejor.
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Ser conscientes, el primer paso
No nos engañemos. Volver a la rutina es imprescindible, pero nadie dijo que fuese fácil. Nos enfrentamos a semanas de descontrol de horarios, a días y días en los que la limpieza se hacía a trompicones, cuando se podía. Tenemos que afrontar el estado de una casa vacía al llegar de las vacaciones, y todo ello en un momento en el que ya hemos vuelto al trabajo y, en muchos casos, a los horarios exigentes del otoño. Es necesario ser muy conscientes de la dificultad de la tarea que tenemos por delante y no exigirnos demasiado. Mantener la calma es esencial.
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El poder de las listas de tareas
Antes de empezar es importante tener claro todo lo que tenemos que hacer para conseguir devolver nuestra casa a su estado natural tras las vacaciones. Y para ello nos puede resultar muy útil hacer una lista de tareas pendientes: qué tienes que limpiar, las compras que hay que hacer ahora, el cambio de armario, etc. La escritura tiene un gran poder y poner las cosas sobre el papel nos ayuda a ordenar nuestra mente.
En cualquier caso, no sirve de nada hacer tareas y agendarlas si no somos realistas. Por eso la clave está en poner por escrito todo lo que tienes que hacer, establecer prioridades y asignar un tiempo a cada tarea, dejando huecos para el descanso. Proponer objetivos sencillos que podamos alcanzar con cierta facilidad nos animará a seguir trabajando.
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El orden, un objetivo clave
Antes de empezar con la limpieza de la casa es necesario que todo esté, más o menos, ordenado. Ya se sabe que ordenar la casa es el primer paso para ordenar tu vida, por lo que comienza por poner límites al caos y coloca en su sitio todo lo que esté fuera de lugar. Aprovecha para tirar lo que sobra y guardar aquello que no se esté utilizando en el momento.
Un consejo: si acabas de regresar a casa después de las vacaciones no demores ni un minuto todo el proceso de deshacer las maletas. Comienza sin pensarlo mucho y no pares hasta que hayas terminado.
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Ataca los puntos críticos
Las estancias de la casa más problemáticas en cualquier rutina de limpieza suelen ser la cocina y el baño. Son espacios que se usan mucho y a diario, que se ensucian fácilmente y que requieren de un mantenimiento constante.
Ya tienes claro el punto de partida. Comienza por limpiar a fondo la cocina y el baño para dejarlos listos para la nueva temporada. No solo hay que limpiar, sino también ordenar, revisar productos y desechar lo que ya no sirve.
Una vez hayas terminado con la cocina y el baño, sigue por el resto de las habitaciones: salón, dormitorios, recibidor, etc. Ve planificando la limpieza general de cada espacio porque no podrás hacerlo todo en un día o dos. Ahora se necesita una limpieza a fondo. Tendrás que repasar puertas y ventanas, mover los muebles para limpiar detrás, lavar los textiles, etc.
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Tapicerías, alfombras y textiles
Limpiar a fondo la casa no es una tarea que pueda hacerse en un solo día, por lo que es importante planificarse. Quizá prefieras trabajar en una habitación antes de pasar a otra, o ir realizando tareas en toda la casa.
Sea como sea la limpieza de los textiles es imprescindible en este momento. Si antes del verano quitaste las alfombras y las mandaste a la tintorería, ahora es el momento de recogerlas y de volver a colocarlas. Si no lo hiciste, límpialas a fondo. Para ello sacúdelas (si cuentas con un espacio exterior donde puedas hacerlo), aspíralas a conciencia y limpia las zonas sucias frotando con un trapo mojado en una solución de agua, amoniaco y unas gotas de jabón neutro. Después aclara con una bayeta húmeda y deja secar la alfombra antes de ponerla en su sitio. También tendrás que lavar cortinas, cojines, etc.
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¡Salva tus plantas!
Esta es también una tarea más o menos urgente. ¿Al llegar a casa tras las vacaciones encontraste tus plantas moribundas, al borde del colapso por sequía? Después de los primeros auxilios en forma de riego intensivo, ahora tendrás que analizar qué ejemplares se han salvado y cuáles han muerto sin remedio.
Las plantas, incluso las que no presentan demasiado mal aspecto, sufren lo suyo en verano por el calor, el cambio en las pautas de riego, etc. Es el momento de mimarlas y darles los cuidados que necesiten, así como de sustituir las plantas que no hayan logrado superar el reto de los meses estivales.
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Dale la bienvenida al otoño con algunos cambios decorativos
Cambiar algunos elementos en el salón o el dormitorio puede ser el aliciente que necesitas para ver tu casa de otra manera, y lograr que la vuelta a las rutinas domésticas sea más llevadera. Explora las nuevas tendencias en decoración para el otoño y hazte con algún elemento que renueve tus espacios. Puedes sustituir los cojines del salón, las cortinas, cambiar algún mueble auxiliar, renovar alguna lámpara o el espejo del cuarto de baño.
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Acondicionar la terraza
Puede que ya no las estés utilizando igual que en los meses de primavera y verano, pero aún es demasiado pronto para dar por terminada la etapa de uso de la terraza. Aún quedan días de buen tiempo antes de que desciendan las temperaturas y el frío haga acto de presencia.
Sin embargo, sí hay ciertos cambios que puedes hacer. Si tienes piscina, ahora es el momento de hacer el invernaje. Es una tarea en toda regla, pero es fundamental para asegurarte de que el verano que viene podrás poner en marcha la piscina más fácilmente, con muchos menos quebraderos de cabeza. Además, ya puedes ir limpiando y guardando las tumbonas de la piscina, las duchas de exterior, etc.
Prepara la zona de estar para disfrutarla en otoño. En cuanto los días comiencen a ser más cortos y frescos, necesitarás alguna manta ligera o plaid que tener a mano y, si eres de los que alargan al máximo la vida en la terraza, piensa en alguna solución contra el frío como una estufa de exterior.
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