hola4116 casa pr ncipes alexander y astrid© Mattia Bettinelli

Los príncipes Alexander y Astrid de Liechtenstein nos reciben en su espectacular villa del siglo XI en las colinas que dominan el lago de Garda, el más importante de Italia

Situada a las afueras de Verona, Villa Sant’Andrea alberga un antiguo monasterio y una iglesia y está rodeada de 30 hectáreas de parques, bosques y viñedos


20 de junio de 2023 - 10:05 CEST

En el corazón de Europa se encuentra Liechtenstein, la corona de los Alpes. Viven aquí unos 39.000 habitantes en 160 kilómetros cuadrados. El castillo de la Familia Real se eleva sobre las bóvedas de la capital. Un paraíso natural que también ofrece un entorno excelente para la innovación tecnológica y el desarrollo empresarial. En los últimos 50 años, el principado ha pasado de ser un Estado predominantemente agrícola a convertirse en uno de los países más industrializados del mundo. Hoy es también un centro bancario estable y próspero. LGT es el mayor banco del país. Es propiedad de la familia y cuenta con más de 20 sucursales internacionales. Esta dinastía empresarial, cuya historia está impregnada de tradición, es una de las casas nobles más antiguas de Europa y su árbol genealógico se remonta al siglo XII. Una de las personalidades que destaca en la historia de la familia Liechtenstein es Karl I. Gracias a sus excepcionales dotes y buenos servicios fue elevado al rango de príncipe heredero en 1608, dando así origen al linaje actual.

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© Mattia Bettinelli

El matrimonio, padres de una hija, Theodora, de 18 años, tiene en Verona la sede de su ‘holding’ empresarial

Alexander de Liechtenstein es hijo de Philipp, hermano del príncipe reinante Hans-Adam II. Se casó con Astrid Kohl, hija de Theodor, jefe de una importante empresa maderera, Th.Kohl, y principal contratista de farmacia de Europa. El matrimonio tiene una hija, Theodora, que ahora tiene 18 años. La princesa Astrid ha llevado a Crown Designs al éxito en el diseño, la construcción y el amueblamiento de hoteles, residencias privadas y tiendas de lujo. A pocos kilómetros de Verona, donde se asientan sus industrias, se alza la residencia principal de los príncipes, una espléndida finca de 30 hectáreas en las colinas que dominan el lago de Garda. Desde su fundación, su Villa Sant’Andrea ha albergado a numerosas comunidades de monjes benedictinos del monasterio de San Zeno (San Zenón), patrón de Verona.

“La casa, del año 1050, ha ido evolucionando. La parte superior era un monasterio dedicado a san Zenón, el patrón de Verona. El campanario y la iglesia datan del 1100. El exterior, este gran espacio vital, es el gran lujo”
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Espectacular vista de la residencia de los príncipes Alexander y Astrid de Liechtenstein, que ocupa una gran finca bordeando el lago de Garda.

Desde su adquisición, la espléndida renovación ha visto turnarse a importantes diseñadores de interiores como Renzo Mongiardino y Pinto. Pero fue la madre de la princesa quien hizo de esta gran residencia un lugar lleno de tesoros y belleza. Hay numerosas colecciones, desde hermosas porcelanas hasta muebles y cuadros de Oudry, Pater y Boucher. La princesa Astrid siente una gran pasión por todos los objetos de la casa, la vajilla, la platería y la lencería, y siente un amor especial por todo lo que hable de flores.

—Alteza, su familia se remonta a más de 1000 años. 

—Exactamente, hace más de 1000 años es cuando se menciona por primera vez el nombre de Liechtenstein —responde el príncipe—. Hace mucho tiempo, tanto mi abuelo como mi tío, el príncipe reinante, encargaron a profesores de historia que estudiaran la historia, el origen de la familia, que apareció más o menos en esta fecha.

—Su padre es el hermano del príncipe reinante, y su dinastía es muy grande. 

—Sí, definitivamente nuestra familia no es pequeña, cuando tenemos reuniones familiares, cada dos años, somos más de 100.

© Mattia Bettinelli

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La villa, que albergó un monasterio, ha sufrido modificaciones y ampliaciones a lo largo de los siglos. Desde que fue adquirida por el padre de la princesa Astrid, la renovación ha visto turnarse a importantes diseñadores de interiores como Renzo Mongiardino y Pinto. Los espectaculares jardines llenos de colores y matices son el gran tesoro de la finca, en la que también hay olivares, para la producción de aceite, huerto, y viñedos

—¿En qué consiste hoy el negocio familiar?

—Durante muchos años, la familia tuvo muchas propiedades, la mayoría, en el norte de Viena, en Moravia y en Bohemia, lo que hoy es la República Checa, y tras la Primera y la Segunda Guerra Mundial estas propiedades se perdieron, fueron nacionalizadas. Las propiedades familiares siempre habían sido una fuente de ingresos, así que en 1921 la familia fundó un banco, que más tarde se convirtió en el mayor banco de Liechtenstein y uno de los más importantes del mundo en gestión de patrimonios. Y después se hicieron muchas inversiones en distintos sectores, y todo está estructurado en una fundación para proteger el patrimonio y que pueda transmitirse de generación en generación.

“Mi padre me regaló esta casa para que tuviera una razón más para volver de América y, cuando llegué aquí sola, estaba un poco asustada por el tamaño. Les pedí a mis padres que vivieran conmigo. Vinieron de Alemania y se quedaron doce años”
© Mattia Bettinelli

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—¿De qué familia procede Astrid?

—De una familia de empresarios durante generaciones en el mundo de la salud, con actividades en la construcción, los dispositivos médicos y los mayoristas, y luego también en el diseño de farmacias.

—¿Creció en Francia?

—Crecí en Francia en parte, mi madre es francesa, y estuve allí hasta el bachillerato, luego fui a Lausana y después a Bruselas. Viví en París, después de estudiar unos años volví a París para trabajar en una gran multinacional, y me dediqué a la financiación de proyectos.

—¿Y usted, Astrid? 

—Hice Económicas en la Sorbona, en Francia, después me fui a Nueva York a trabajar en un fondo financiero, y luego vine aquí a dirigir la empresa de mi padre.

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Fue la madre de la princesa quien hizo de esta gran residencia un lugar lleno de tesoros. Hay numerosas colecciones, desde porcelanas hasta muebles y cuadros de Oudry, Pater y Boucher. Arriba, la sala verde, cuyas puertas y muebles provienen de un castillo alemán del siglo XVIII. Sobre estas líneas, detalle de la mesa.

—Así que aquí, en Verona, tienen las empresas y es donde crearon el holding familiar.

—Sí, creamos esta estructura hace unos años, donde pusimos las empresas que heredamos y luego las que fundamos mi mujer y yo.

—¿Cuáles son? 

—La empresa histórica que hace en Italia estas farmacias, estos diseños, y luego, por extensión, tiendas de lujo, hoteles y residencias.

—¿A qué se dedica usted concretamente? 

—Fundé Pharmathek, una empresa que se dedica a la robótica, y nuestro primer campo de aplicación de esta tecnología fue en las farmacias, para el almacenamiento de medicamentos.

“Definitivamente, nuestra familia no es pequeña, cuando tenemos reuniones familiares, cada dos años, somos más de 100”, nos dice el príncipe Alexander, sobrino del príncipe reinante de Liechtenstein, Hans-Adam II
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La princesa siente una gran pasión por todos los objetos de la casa, la vajilla, la platería y la lencería. Sobre estas líneas, la escalera, con los suelos de mármol de estilo veneciano

—¿Me ha dicho que tiene un proyecto en expansión en Japón? 

—Sí, tenemos varias instalaciones. Somos fuertes en Europa principalmente, pero también estamos cada vez más fuera de Europa: América Latina, Asia… Ahora tenemos este importante proyecto en Japón y antes de fin de año implantaremos esta tecnología en un hospital de Bangkok, en Tailandia. Y también nos estamos expandiendo fuera del mundo de la sanidad.

—¿Y usted a qué se dedica, Astrid?

—Muebles para farmacias y muebles para tiendas de lujo y hospitality para hoteles.

“Tuve la oportunidad de conocer a Felipe (VI) cuando estudiaba en Georgetown, yo estaba haciendo un programa de intercambio en Boston y nos vimos varias veces en Nueva York”, nos cuenta el príncipe

—Y esta producción se desarrolla globalmente en muchos países del mundo, ¿cuáles? 

—América, Canadá, Emiratos, Arabia Saudí, Rusia, México, China, Brasil, Argentina… Seguimos al cliente de lujo, los mercados donde se abren las boutiques, los hoteles.

—¿Cómo empezó el amor entre ustedes? 

—Nos conocimos hace 30 años, nos presentó un amigo en Gstaad, y nos hicimos mejores amigos, y luego nos enamoramos, tuvimos cuatro años de noviazgo y llevamos 20 casados —responde Astrid.

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Muebles de estilo veneciano y donde las tapicerías se centran en la temática de los viñedos, como el gran comedor abovedado donde Mongiardino reprodujo los viñedos y su mundo, los pájaros y la Naturaleza. Al fondo, un aparador con algunas de sus colecciones de porcelana, que están por toda la casa

 —¿Qué le enamoró de su marido?

—Su humildad, su amabilidad, su inteligencia, sus conocimientos y también su físico, porque era rubio con los ojos verdes, me gustaba. Hemos sido felices juntos durante estos 20 años.

¿Y a usted de Astrid? 

—Lo que me gusta de Astrid, aparte de su belleza natural, es que es muy directa, sencilla en su expresión, sin juegos, y para mí es importante.

—Se casaron en la nieve en Salzburgo. 

—Sí, en febrero de 2003. El arzobispo de Liechtenstein celebró la boda, Astrid estaba maravillosa vestida de Jean Paul Gaultier. Tuvimos cuatro días de boda y 300 invitados.

“Nos conocimos hace 30 años, nos presentó un amigo en Gstaad, y nos hicimos mejores amigos, y luego nos enamoramos, tuvimos cuatro de noviazgo y llevamos 20 casados”
© Mattia Bettinelli

“Las propiedades familiares siempre habían sido una fuente de ingresos, así que en 1921 la familia fundó un banco, que más tarde se convirtió en el mayor banco de Liechtenstein”, nos cuenta sobre su historia familiar el príncipe, que posa en el salón con su mujer, vestido con una alfombra rusa

—Príncipe, ¿cómo se transmiten las reglas para mantener intacto el linaje de su familia?

—Tenemos reglas familiares, es algo muy arraigado en nuestra educación, que es un deber, en el sentido de que siempre debemos tener mucho cuidado de no dañar a la familia y el nombre.

—¿Esto es lo que le enseñan a su hija, que actualmente está en Cambridge y tiene 18 años?

—Sí, primero hizo el IB en Milán (bachillerato internacional), y luego se fue a estudiar a Cambridge el año pasado, donde estudiará siete años para centrarse en la arquitectura sostenible.

© Mattia Bettinelli

“Hice Económicas en la Sorbona, en Francia; después, me fui a Nueva York a trabajar en un fondo financiero, y luego vine aquí a dirigir la empresa de mi padre”, nos cuenta la princesa.

—¿Forma parte ya de alguna asociación para proteger el medio ambiente?

—Sí, se llama Green Teen Team, surgió cuando ella tenía tan solo nueve años para concienciar a los adolescentes sobre la biodiversidad y respetarla. Estas cosas empiezan de joven.

—Y Theodora se fue a Madagascar.

—Todavía tiene muchos proyectos en todo el mundo, donde van a sensibilizar a los adolescentes, en los lugares más desfavorecidos. Se dedicó al proyecto de las tortugas en las Seychelles, luego a los tiburones en las Maldivas, Madagascar, el búfalo en Rumanía…

—Príncipe, ¿conoce a la Familia Real española?

—Sí, tuve la oportunidad cuando Felipe estudiaba en Georgetown, yo estaba haciendo un programa de intercambio en Boston y nos vimos varias veces en Nueva York, y luego, cuando éramos más jóvenes, en varios bailes.

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 —Astrid, hablemos de esta casa, que fue decorada por su madre. 

—Mi madre es una apasionada de la decoración, me transmitió su amor por la porcelana, por la decoración, por los muebles, siempre hacía colecciones bávaras.

—Su padre, para que usted tuviera una razón más para volver de América, le regaló esta casa. 

—Sí, exactamente, y cuando llegué a vivir aquí sola, estaba un poco asustada por el tamaño, y les pedí a mis padres que vivieran aquí conmigo y vinieron de Alemania. Se quedaron doce años. Esta casa de 1050 ha tenido varias evoluciones. Es una propiedad de 30 hectáreas, bordeando el lago de Garda, en la parte sur frente a Sirmione, y tiene este enorme parque, que es su espacio vital y ese es el gran lujo.

 —Enormes árboles centenarios además de muchos otros plantados por usted y una cuadra. 

—Sí, mi hija tenía tres caballos, hacía doma clásica todos los días cuando estaba aquí, y tenemos los establos de equitación, la piscina, mucho espacio para todo. También hay un gran olivar porque producimos aceite, el huerto y unas hectáreas de viñedo. La parte superior de la casa era un monasterio dedicado a san Zenón, el patrón de Verona.

“Hicimos aquí la piscina por la impresionante vista del lago y de la península de Sirmione y estamos rodeados de Naturaleza, porque para mí es lo más bonito”
© Mattia Bettinelli

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Desde la piscina infinita, la panorámica del lago de Garda es espectacular, como puede verse arriba.

—Y está la torre donde hicieron la escalera redonda, en el 1700. 

—Los monjes eran ermitaños aquí, así que vivían en la parte delantera de este monasterio de una manera muy simple, y en la década de 1700 hicieron esta torre en la parte delantera, que era la escalera para acceder a los diferentes pisos, y luego se conecta el monasterio con la iglesia en la parte trasera con otra escalera.

—Y luego está el campanario.

—Sí, también del 1100, como la iglesia.

—En sus manos comenzó el gran proyecto, que llevó mucho trabajo. 

—Sí, porque cambiamos de ideas muchas veces, así que consultamos a dos arquitectos importantes, Mongiardino, que murió poco después, y Pietro Pinto. Mongiardino, en el gran comedor abovedado, reprodujo los viñedos y su mundo, los pájaros, la Naturaleza. Están las importantes sillas de cuero de Córdoba, estampadas en oro y verde, y nuestras colecciones de porcelana por toda la casa. El salón central tiene tapicerías que retoman siempre este concepto de viñedos, dominado por una preciosa alfombra rusa, y las consolas. Siempre con muebles de estilo veneciano. Tenemos los preciosos suelos, con mármol de estilo veneciano, en el hall de entrada decorado con rizos. La escalera de la entrada está rodeada de frescos de otro palacio Y tenemos el fumoir con paredes de cuero de Córdoba, y la mesa de billar donde nadie juega, pero que debe haber en cada casa. Luego tenemos el piano del palacio Sans-souci de Potsdam.

© Mattia Bettinelli

Las diferentes construcciones de Sant’Andrea en medio del imponente jardín

—Una maravillosa colección de porcelana que tiene su historia. 

—Empecé con la porcelana de Meissen cuando era joven, mi madre me la regalaba en cada ocasión. Ahora Meissen se puede encontrar cada vez menos, busco artistas jóvenes como Vladimir Kanevsky. Tengo tantas que no sabría decir cuántas.

—En lo alto de la colina está la piscina con vistas al lago. 

—Lo hicimos delante de esta torre de caza porque tenía esta vista impresionante del lago de Garda y de la península de Sirmione, y estamos rodeados de Naturaleza, porque para mí es lo más bonito.

Realización y textoNaná Bottazzi
FotosMattia Bettinelli
TrajesDior / Ermanno Scervino / Alberta Ferretti
JoyasRoberto Coin
MaquillajeLiliana Rosetta