Victoria Barbara es una mujer estupenda en muchos aspectos. Ha sabido superar muchos obstáculos y dificultades familiares, se ha hecho a sí misma, ha logrado alcanzar sus objetivos y triunfa en un trabajo que adora y con el que ha logrado el éxito y hacer una gran fortuna. Nacida y criada en Miami, vive con su futuro marido, Mark Strome, un reputado financiero, en una casa sensacional en las colinas de Los Ángeles, en Beverly Hills. Un hogar de decoración italiana, supermoderno, de techos con alturas impresionantes, espaciosos salones y enormes ventanales a través de los que se divisan maravillosas vistas a la ciudad. La calidez de las maderas se alterna con el acero y el mármol, presente en muchas zonas de la vivienda, y los tonos claros como el beis, el topo y el marfil combinan a la perfección con los colores oscuros, en gamas grises y marrones. Incluso el negro. Todo ello hace de esta la casa de sus sueños y que habla del vínculo de la pareja y de su fabulosa vida repleta de éxito.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
“Hay mucho mármol traído de Italia, la escalera, la cocina, mi oficina, en el exterior, incluso en mi habitación… Nos gusta mucho. También las chimeneas, las tengo por toda la casa”
—Victoria, ¿podrías contarnos tu historia?
—Nací y me crié en Miami, de padres cubanos y brasileños. Hace trece años que vivo en Los Ángeles. Empecé como modelo de trajes de baño, especialmente para la revista Sports Illustrated. Pero hace siete años me di cuenta de que aquello no iba a darme mucho dinero y que ya no quería seguir, así que cambié a la alta costura. En Miami no hay mucha alta costura, me fui fijando a través de revistas de moda, como Vogue, y comencé a hacer mis propios estilismos y, poco a poco, las firmas empezaron a fijarse en mí. Globalmente soy una influencer de alta costura y me gustan las relaciones públicas.
—¿Relaciones públicas en qué sentido?
—Me ocupo de mis relaciones públicas yo sola y trabajo mucho con los P. R. de varias marcas. No siempre, pero, generalmente, si voy a un desfile, me visten, aunque si, por ejemplo, el look no va a llegar a tiempo, yo me compro el vestido. Soy la influencer que compra, no todo el mundo sabe que soy una gran compradora de moda.
“En Los Ángeles hay muchas oportunidades. Da igual de dónde vengas, si trabajas duro, tendrás éxito”, dice Victoria Barbara, de origen cubano y brasileño, que llegó a la ciudad hace trece años desde Miami, donde nació y creció
—¿Por qué decidiste mudarte a Los Ángeles?
—Me mudé a Los Ángeles porque este es un lugar mejor para aprender sobre estilo, había mucho espacio para más. Comencé a hacer amistades en este mundo y empezaron a conocerme aquí. Si me ponía algo, otras mujeres se vestían como yo. Todas las puertas se abrieron.
—¿Cuántos seguidores tienes?
—Tengo como 1.000.000 pero perdí muchos seguidores. Como modelo de bikinis, muchos eran masculinos, yo no sabía cuántos y cuando cambié a la moda se fueron y las mujeres entraron.
—¿Eres más influencer de moda o de productos de belleza?
—Más de moda, aunque este año estoy haciendo más cosas de beauty porque pagan mejor. Ahora estoy escribiendo un libro sobre mi vida y espero poder hacer un cortometraje. No puedo contar mucho precisamente por esto. Soy la pequeña de tres hermanas, mi madre falleció a los 27 años y a nosotras nos separaron y nos llevaron con distintas familias, aquellas personas nos trataron muy mal y las tres pasamos momentos muy difíciles. Contar nuestra historia puede ayudar a muchas personas que estén pasando por lo mismo. Yo no tenía manera de contarlo y durante años fui a terapia para volver a sentirme bien y encontrar mi voz.
—¿Cómo lograste salir de la difícil situación de la que hablas?
—Lo primero que hice fue encontrar trabajo en una joyería, en Miami. Empecé como modelo en la tienda y después como vendedora, la comisión era muy buena. Más tarde trabajé en una compañía de seguros, aunque terminé dejándolo porque me parecía muy aburrido y me focalicé en convertirme en influencer compaginándolo con mi trabajo como modelo de bikinis. Yo diría que tengo una mente emprendedora.
—¿Cómo conociste a tu prometido?
—Sin buscar marido, porque no estaba buscándolo, conocí al amor de mi vida, Mark Strome, hace cinco años, en Cannes. Desde entonces y hasta hoy no nos hemos separado, estamos juntos 24/7. Le encanta mi estilo y cómo hago las cosas, no entiende cómo puedo hacerlo todo yo sola, pero me gusta controlar mis imágenes, los colores… Es como un portafolio.
—Él es un gurú de la bolsa, una celebridad en el mundo financiero.
—Siempre tuvo una empresa de inversión de capitales. Maneja la fortuna de personas muy poderosas, es muy inteligente, es un genio y humilde. Después invirtió dinero en criptomoneda, en bitcoin y acaba de volver a entrar porque ha subido de nuevo. Ahora también mueve e invierte su propio dinero. He aprendido mucho de él, incluso a manejar mis acciones yo misma. Es mi prometido, nos vamos a casar antes de fin de año, aunque espiritualmente ya lo estamos. Tuvimos una ceremonia muy bonita aquí, en el jardín, organizamos una comida y hablamos de nuestro amor, hubo una chamana, nos pusieron flores en la cabeza, sin zapatos, todo fue muy sencillo.
—¿Qué es lo que más os une?
—Soy cubano-brasileña, entonces diría que soy fuerte y seria también cuando es necesario, pero prefiero ser agradable y cariñosa. Mark y yo somos muy diferentes, yo soy como los fuegos artificiales, él es más calmado y eso me gusta, porque me alivia y me equilibra. Me enamoré de su charme, de lo atento que es conmigo, por ejemplo, para querer conocer mi vida desde el primer día, de dónde vengo, quiénes son mi padre y mi madre, qué me gusta, qué me duele…Me di cuenta de que es una persona en la que se puede confiar y sentí como si lo conociera de toda la vida. Así me enamoré. Antes no me había pasado nunca.
“Cuando vi esta casa me encantó, pero mi pareja quería otra que no me gustaba. Después de tres meses de “negociaciones”, la compramos tal y como se ve, incluido el mobiliario. Todo estaba perfecto”
—¿Cómo encontraste esta casa?
—Cuando lo conocí, él tenía una casa preciosa cerca de Malibú. Vivíamos entre Miami, Nueva York y Los Ángeles y, después de tres años, le dije que necesitaba tener una sola casa, estar en un solo lugar. Compramos una en Miami justo cuando explotó la pandemia, regresamos a Los Ángeles porque él tenía que ver a sus hijos y alquilamos una mientras se terminaba de preparar la de Miami. Entonces vi esta. La construcción me encantó, pero mi marido quería comprar la otra y a mí no me gustaba. Cogía la bicicleta todos los días a las seis de la tarde, me ponía a meditar mirándola mientras anochecía para ver cómo la iluminaban. Le dije: “Mi amor, yo sé la casa que quiero y es esta”. Después de tres meses de negociaciones con él, por fin tuve mi casa. La compré tal y como se ve, incluido el mobiliario, todo estaba perfecto.
“Desde aquí tenemos vistas al downtown de Los Ángeles, West Hollywood y vemos hasta el mar. Incluso divisamos isla Catalina”
—¿Se puede decir que esta casa valía 25 millones?
—Claro que sí, porque la otra valía entre 16 y 17, y la de Miami, catorce, de ahí los tres meses de negociación, pero yo lo tenía claro y le dije que esta es la casa de nuestra vida.
—¿Cómo describirías esta casa?
—Muy moderna, con líneas bonitas, con mucha luz, con un interior lujosamente cuidado. Hay mucho mármol traído de Italia, la escalera, la cocina, mi oficina, en el exterior, incluso en mi habitación… Nos encanta y también las chimeneas, las tengo por toda la casa, incluso al lado de la piscina, que es climatizada.
—¿Se puede decir que Mark compró esta casa como regalo?
—Sí, claro que sí, pero es para vivir nosotros dos juntos, la propiedad es de los dos.
—¿Qué vistas tienes desde aquí?
—El downtown, West Hollywood y vemos hasta la mar, divisamos incluso isla Catalina.
“Aquí, en Beverly Hills, viven Leonardo DiCaprio, a cuyas fiestas hemos ido; Keanu Reeves; Ariana Grande… Así que si sales, los ves a todos paseando con sus perros y te saludan de lo más normal, como cualquier vecino”
—Háblame de tu barrio, Beverly Hills.
—Es el barrio de las estrellas, hemos ido a fiestas de Leonardo DiCaprio. Tenemos como vecinos a Keanu Reeves y Ariana Grande, por ejemplo, así que, si sales por aquí, los ves a todos paseando con sus perros y te saludan de lo más normal. Y aquí es donde me gusta ir de compras en Bottega, Dior, YSL; tengo todas mis reuniones, mis almuerzos y cenas; donde voy al peluquero o al dentista, todo.
—¿Qué te da esta ciudad para querer vivir aquí?
—Las oportunidades aquí son muchas e increíbles, da igual de dónde vengas, si trabajas duro, tendrás éxito. A todas las personas que conozco que han venido a Los Ángeles, con dinero o no, la vida les ha mejorado. Creo que estas montañas tienen una energía especial. Hace muy buen tiempo y la costa es preciosa, puedes ir a Laguna Beach, a Newport Beach, a Santa Bárbara… Coger el coche e irte a San Francisco… Se parece a Ciudad del Cabo. Es, además, una ciudad muy consciente de la salud, aquí la vida saludable es tendencia, todo el mundo medita, hace yoga, ejercicios de respiración, deporte… ¡Sin olvidar que las alfombras rojas son increíbles!
—¿Cuáles son tus firmas preferidas de alta costura?
—Dior, Chanel, Valentino y me encanta Schiaparelli, porque es muy diferente.