cactus con flor

Plantas de interior y exterior

10 errores que debes evitar en el cuidado de tus cactus

A pesar de ser fáciles de mantener por ser muy resistentes, hay aspectos que debes tener en cuenta para que crezcan esplendorosos


29 de mayo de 2023 - 20:09 CEST
© Getty Images

Si bien es cierto que los cactus son una de las variedades de plantas que tienen un mantenimiento más fácil por su resistencia y que por ello pueden ser una buena opción para jardineros principiantes, también es verdad que para que puedan properar necesitan unos cuidados mínimos.

Los cactus pertenecen a la familia de las plantas crasas (Cactaceae), cuya principal característica es que tiene la capacidad de almacenar agua para poder sobrevivir. Y es que proceden de zonas desérticas donde las condiciones de calor y sequía son muchas veces extremas. Para defender este agua que acumulan tienen espinas. Ahora bien, existen muchas variedades de cactus: los hay con espinas, sin espinas, colgantes, con flores, sin flores... algo que hay que tener en cuenta porque los cuidados específicos van a depender de las necesidades de cada variedad de planta. Sin embargo, sí podemos extraer una serie de recomendaciones de carácter general que te van a ayudar a mantener tu planta en perfectas condiciones porque vamos a incidir también en cuáles son los errores más frecuentes a la hora de cuidar un cactus.

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1. Un exceso de riego

No te confíes con los cactus. El riego en exceso puede ser superperjudicial para su salud y termina pudriéndolos. Ten en cuenta que el origen de estas plantas es desértico, por lo que pueden soportar bastante bien las temporadas de sequía. De hecho, en su interior acumulan agua (las espinas las desarrollaron para protegerse de animales y depredadores). Por eso, modera los riegos de tu cactus, ampliando las frecuencias en invierno, cuando hace más frío y no necesita tanta agua. 

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2. No quitar el agua que sobra del riego

Cuando riegues tu cactus, será normal ver cómo el agua sale por los agujeros de drenaje de la maceta y se queda en el plato. Para que tu cactus no se vea afectado por el exceso de humedad, retira esa agua sobrante del plato después de cada riego. Puedes esperar unos 10 minutos para asegurarte de que no sale más.  

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3. O quedarse muy corto

Otro de los fallos más comunes al cuidar los cactus es pensar que no necesitan agua. ¡Falso! Aunque estas plantas aguantan bien las épocas de sequía, si ves que su tallo se arruga o se pone amarillo o marrón es un claro síntoma de que necesita agua con urgencia. Riégalo con moderación y cada cierto tiempo, pero no te olvides de que, como cualquier planta, también necesita agua para sobrevivir. 

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4. Usar un sustrato demasiado compacto

Las plantas crasas, como las suculentas y los cactus, necesitan de una tierra que drene bien para evitar la acumulación de agua. Evita emplear solo sustrato universal. Crea tu propio sustrato para cactus mezclando dos partes de sustrato universal con un tercio de piedra pómez u otra piedra volcánica que sea porosa y ligera. 

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5. Colocarlas en un lugar demasiado soleado

No todos los cactus aguantan igual de bien las temperaturas más cálidas, especialmente las de las horas centrales del día en verano. Por eso, observa bien cómo se desarrolla tu cactus y, si le da el sol entre las 12 y las 4 de la tarde y ves que se está poniendo marrón, lo que le pasa es que recibe demasiado sol directo. Cámbialo de ubicación a un lugar en el que reciba luz, pero no tan directa. 

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6. La falta de iluminación

Si tu casa tiene poca luz natural habrás visto cómo tus cactus se ha ido espigando. Esto se llama etiolación y les sucede a las plantas cuando tienen poca luz natural. Sus tallos crecen débiles y sufren clorosis (se pueden volver de un amarillo pálido). Si no tienes opción de colocarla en un lugar en el que pueda beneficiarse más de la luz solar, tal vez debas sustituir tus cactus por otras plantas capaces de prosperar en situaciones más oscuras. 

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7. Trasplantarlas cuando no debes

Evita cambiar tus cactus de maceta o llevarlos al exterior de tu casa entre los meses comprendidos entre otoño e invierno. Lo más adecuado es hacerlo cuando las temperaturas son cálidas o podrían verse muy dañados por el trasplante. Además, te recomendamos que, para trasplantar los cactus, utilices unos guantes especiales o manoplas para evitar clavarte sus espinas. Otro truco puede ser envolverlos con mucho cuidado en varios papeles de periódico para no pincharte y esperar siempre a que el sustrato esté bien seco para que sea fácil extraerlos de la maceta. 

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8. Pasarse con el tamaño de la maceta

Es uno de los errores más habituales al cuidar nuestros cactus. Mientras que otras plantas verdes sí que necesitan grandes macetas para desarrollar su sistema radicular, los cactus no tanto. De hecho, una maceta grande hará que su raíz crezca en detrimento de la parte superior. Así que, aunque vayas a trasplantarlo ten cuidado de no elegir una maceta con demasiada profundidad o diámetro. Además, en una maceta grande, la tierra absorberá más agua, lo que terminará perjudicando su salud. Asegúrate siempre también de que tengan agujeros de drenaje para que expulsen toda el agua sobrante. 

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9. Que se te vaya la mano con el abono

Un exceso de abono, especialmente los que cuentan con grandes dosis de nitrógeno, pueden dañar a tus cactus. Y es que el nitrógeno se emplea para que las plantas crezcan más rápido, pero en el caso de los cactus puede provocar que todos sus recursos se destinen a su crecimiento en lugar de a protegerse contra las plagas. Emplea siempre un abono específico, según las instrucciones del fabricante y sin pasarte con las dosis. 

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10. Creer que todos los años va a florecer tu cactus

Aunque la mayoría de cactus pueden ofrecer flores, lo cierto es que en interior es más complicado verlas. Aun así, hay tipos de cactus que pueden dar flores cada verano, otros por las noches y otros ¡cada 50 años! Para que florezcan puedes llevarlos al exterior durante los meses de más calor y aplicar un fertilizante para tomates (pero limita de la dosis que requiere esta fruta). Y ten en cuenta que un cactus ya es bello de por sí, no necesita de las flores que, además, en ocasiones, son muy pequeñas y estéticamente sin ningún valor. 

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