A pesar de ser cactus, los rhipsalis comparten pocos rasgos con el resto de las plantas de este numeroso y variado grupo. Para empezar, no crecen en zonas desérticas, sino en regiones tropicales, cálidas y húmedas. Tampoco tienen espinas, sino que sus tallos crecen largos y finos hasta formar una original maraña. ¿Quieres conocer más sobre los cactus rhipsalis? Así podrás hacerles un hueco en casa.
Unos cactus diferentes
Todo en los rhipsalis es distinto y especial, sobre todo si esperas encontrar cactus al uso. Aunque pertenecen a la familia de las cactáceas, se trata de un género particular que no encontrarás en el desierto, sino que es originario de los bosques tropicales y subtropicales de América Central, América del Sur y África.
Los rhipsalis son plantas epífitas, es decir, que en sus zonas de origen crecen en el tronco y las ramas de los árboles, sin necesidad de tener las raíces en la tierra, de forma que sus tallos largos y delgados cuelgan hacia abajo.
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¿Dentro o fuera?
Aunque en los lugares de donde proceden los rhipsalis crecen al aire libre, en nuestro país conviene cultivarlos como plantas de interior, ya que no soportan el frío ni las bajas temperaturas. De hecho, si los tienes fuera en el jardín, tendrás que trasladarlos al interior en cuanto llegue el invierno, ya que las heladas pueden acabar con ellos.
Dentro de casa búscales un rincón luminoso y húmedo. La luz es fundamental para que los rhipsalis estén bien, pero siempre ha de ser indirecta. Los rayos del sol directos pueden causar quemaduras en los tallos, volviéndolos marrones.
Conviene saber: si tus rhipsalis se están volviendo amarillos puede ser porque no reciben suficiente luz. ¡Acércalos a la ventana!
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Tallos que se entrecruzan
Puede que sean cactus, pero no tienen espinas, sino que presentan ramas largas y finas, de tallos carnosos. Su ramificación puede ser muy densa y desordenada, con tallos que se entrecruzan y que pueden ser planos o cilíndricos.
Los tonos verdes de los rhipsalis son muy variados y suelen ser también muy intensos. Algunos de estos cactus florecen, aunque sus flores son pequeñas y no demasiado relevantes. Sin embargo, esto no les resta belleza. Los rhipsalis son plantas muy peculiares y decorativas.
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Las variedades que destacan
El género rhipsalis comprende cerca de 35 especies diferentes, todas ellas pertenecientes a la familia de las cactáceas. Las variedades más frecuentes son:
- Rhipsalis baccifera. Se trata de una especie que procede de las zonas tropicales de los continentes africano y asiático. Sus tallos se llenan de pequeñas esferas y después surgen las flores, pequeñas y blancas.
- Rhipsalis pilocarpa. Es una planta con tallos finos y cilíndricos, perfecta para colocar en macetas colgantes. Es uno de los rhipsalis que produce flores de color blanco.
- Rhipsalis cassutha. Los tallos de esta variedad son finos y cilíndricos, y crecen muy ramificados. Muestran distintos tonos de verde, siempre muy intensos. Florece al acabar el invierno.
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Aman los entornos templados
Si hay algo que puede atentar contra la vida de los cactus rhipsalis es, sin duda, el frío y las bajas temperaturas. Estas plantas están cómodas solo cuando el termómetro supera los 18ºC y hasta los 24ºC. Empiezan a sufrir si la temperatura desciende de los 10ºC.
Un consejo: protege a tus rhipsalis en el interior si hace frío y procura no exponerlos a cambios bruscos de temperatura, ya que les perjudican mucho. Estas plantas prefieren una temperatura constante.
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El sustrato, mejor ácido
Para cultivar los cactus como plantas de interior necesitas sustrato para tus macetas. Elige una tierra fresca, rica en nutrientes y con un buen drenaje. Además, conviene que sea ligeramente ácido. Puedes usar sustrato para cactus o, incluso, tierra para orquídeas.
Como los encharcamientos son fatales paran estas plantas, lo mejor es mezclar la tierra con perlita para mejorar el drenaje en la medida de lo posible y evitar que el agua se acumule.
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Riégalos de forma regular y moderada
En lo que al riego se refiere, los rhipsalis sí se parecen al resto de cactus. Un exceso de agua les perjudica considerablemente, por lo que debes regarlos de forma regular y moderada. Una buena estrategia es esperar a que el sustrato se seque antes de volver a regar.
Durante los meses de calor el aporte de agua debe ser algo más abundante. En otoño ha de disminuir y prácticamente suspenderse en invierno, que es cuando la planta entra en periodo de reposo vegetativo.
Un consejo: en verano es importante que los rhipsalis cuenten con la humedad ambiental que necesitan, por lo que tendrás que pulverizarlos con frecuencia. Tanto el riego como las pulverizaciones han de hacerse con agua blanda, de lluvia o descalcificada.
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Renovar los nutrientes, clave para estas plantas
Estas plantas necesitan una buena dosis de energía en forma de nutrientes, por lo que es conveniente fertilizar el sustrato, sobre todo durante la época de crecimiento de los cactus, en la primavera y el verano. Añade al agua de riego un poco de abono líquido para cactus, que sea pobre en nitrógeno, una vez al mes.
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¿Cómo se multiplican los 'rhipsalis'?
Cuando lleves un tiempo cultivando rhipsalis en casa estarás tan satisfecho con ellos que seguro que querrás multiplicarlos para tener más ejemplares. ¿Cómo ha de hacerse? Se lleva a cabo mediante esquejes, de una forma sencilla y efectiva.
La mejor época para multiplicar los rhipsalis por esquejes es durante la primavera y el verano. Corta un tallo de unos 8 cm de longitud y plántalo en una maceta con sustrato para cactus. Puedes untarlo previamente en hormonas de enraizamiento para favorecer que el esqueje tenga éxito.
Después coloca la maceta en un lugar húmedo y luminoso, y espera a que la nueva planta eche raíces. Cuanto esto suceda y el nuevo rhipsalis esté bien arraigado, puedes regarlo con moderación.