Disaphol Chansiri es un hombre de gran clase y gusto exquisito. Amante de la belleza, erudito, culto, tradicionalista e innovador, la suya es una de las familias más importantes de Tailandia, con un imperio de alcance mundial, que se desarrolla en diversos ámbitos. Desde la industria alimentaria a la agricultura ecológica; del cultivo de perlas de agua dulce al sector inmobiliario.
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Disaphol es digno heredero de las tradiciones tailandesas y, por su pasión por el arte y gracias a su vocación de “maestro”, está decidido a educar a las nuevas generaciones a través de sus proyectos artísticos y también a preservar el patrimonio de su tierra. Se doctoró en la Fletcher School of Law and Diplomacy de la universidad estadounidense de Tufts y, por su formación en Leyes, ha impartido clases de Derecho Mercantil Internacional en diversas universidades tailandesas. Fuera del mundo académico, es conocido por su apoyo a artistas y músicos de su país, a los que promociona activamente en la escena mundial. De hecho, es miembro del Consejo de Administración de la Orquesta Filarmónica de Tailandia, y también del Museo y Jardín de Esculturas Hirshhorn, del Smithsonian, en Washington D. C. Su nueva pasión es la de renovar edificios y casas del patrimonio artístico tailandés preservándolos para el futuro y con el objetivo de que las próximas generaciones puedan conocer y apreciar la historia arquitectónica del país. Su formación académica y sus contribuciones a la comunidad artística y cultural de este país del sudeste asiático le han valido su nombramiento reciente como decano de la Escuela de Digital y Diseño de la Universidad de la Cámara de Comercio de Tailandia.
Formado en Leyes, es el mayor productor de atún enlatado del mundo, además de hostelero, filántropo y decano de universidad: “La casa es muy tropical, una explosión de colores”, nos cuenta el propietario
En una cala privada
Su casa está considerada la más hermosa de Phuket. Adosada a una pequeña playa privada de rocas redondeadas como son habituales en el Índico, la villa consta de cinco bungalows que se distribuyen alrededor de una piscina verde jade inmersa en un jardín tropical repleto de flores. La construcción cuenta una estructura que sigue el estilo tradicional tailandés, mientras que el mobiliario es el resultado de una increíble búsqueda de telas, sedas, terciopelos y objetos antiguos, artesanos y contemporáneos. El edificio principal dispone de salón, cocina y una gran suite con cuarto de baño decorado con unas esculturas de conchas realizadas por el gran decorador Bill Bensley. En un nivel superior, se encuentra el comedor, de estilo colonial, y, aún más arriba, una gran terraza pintada de azul Tiffany que, con un gran cortinaje, se separa del dormitorio principal, en negro, coral y marfil. El resultado es una casa que deja sin aliento y de una atmósfera tan especial que invita a saborear sin fin la hospitalidad de su anfitrión.
—Quiero saberlo todo sobre su familia y sus orígenes.
—Provengo de una familia de empresarios de Bangkok. Nuestra empresa, Thai Union Group, es uno de los principales actores de la industria alimentaria del país. Es el mayor productor de atún enlatado del mundo. Lo que mucha gente no conoce es que, además, también nos dedicamos al cultivo de perlas de agua dulce y al sector inmobiliario y hotelero. Incluso, hemos hecho una incursión en la agricultura ecológica.
Rehabilitar el patrimonio
—Paso la mayor parte de mi tiempo en Bangkok, pero, mis vacaciones suelo pasarlas o en mi casa de Phuket o en mi casa de Chiang Mai. Se trata de dos casas completamente diferentes. El invierno me gusta pasarlo en el norte, en Chiang Mai, y, el verano, en Phuket. La casa de Chiang Mai es una antigua residencia real que adquirí y renové hace quince años para convertirla en mi espacio privado. Es allí donde realizo algunos de mis proyectos artísticos más personales con artistas locales y estudiantes. Estoy enamorado de las montañas del norte de Tailandia… Quizás por eso, estoy en proceso de compra de otro par de antiguas residencias reales para preservar así su belleza y para que queden para próximas generaciones.
“Fue en Madrid donde hice mi primera compra de una obra de arte. Se trataba de un pequeño dibujo de Antonio Saura. Veía sus obras por todas partes y estaba enamorado de ellas”
—¿Cómo comenzaron sus negocios en la hostelería?
—Mi familia empezó con edificios de oficinas, campos de golf y proyectos residenciales. Yo comencé a trabajar con hoteles porque personalmente me encanta la belleza con historia. Comencé a comprar edificios históricos y a convertirlos en hoteles, restaurantes… Con el fin de que la gente pudiera apreciar y conocer la belleza arquitectónica de nuestro país, nuestra cultura y, por supuesto, nuestra hospitalidad. Mi familia siempre me animó a hacerlo. Aparte de los hoteles de Tailandia, este septiembre voy a abrir un pequeño hotel en Bodhgaya, en la India, en el lugar donde Buda alcanzó la iluminación y donde voy para hacer mis obras de caridad, a rezar y a meditar.
—¿Cómo definiría su estilo a la hora de transformar estos edificios?
—Depende de cada lugar. En el caso de Bang-kok, trabajamos con el neoyorquino Tony Chi Studio para darle un sabor urbano. En el countryside, trabajamos con Bill Bensley Studio e intentamos mantener la originalidad de la cultura y el estilo locales.
—¿Cómo empezó a coleccionar arte?
—Yo no me llamaría coleccionista de arte, aunque sí me defino como alguien a quien le interesa. Ahora colecciono arte internacional: tailandés, asiático, europeo y americano y mi interés va dependiendo de donde viva. Mi colección es como mi diario de vida, porque, cuando lo miro, recuerdo dónde estaba en el momento de comprarlo. Lo mismo que ocurre con la música, con esas canciones que, al volverlas a escuchar, te devuelven a tus antiguos recuerdos. Cuando estuve en Estados Unidos, me gustaba mucho el arte americano, pero, cuando volví, empecé a interesarme más por el arte asiático.
“Tengo un proyecto para apoyar a los jóvenes artistas tailandeses. Siempre he creído firmemente en el poder de la educación. Es gratificante ver cómo estas exposiciones pueden inspirar a niños y estudiantes”
Arte moderno italiano
—¿Por qué estilo artístico se inclina actualmente?
—Cuando era más joven, me gustaba mucho el arte contemporáneo. Ahora, me sigue gustando, pero me inclino más hacia el arte moderno italiano. Últimamente, me fascinan De Chirico, Fontana, Boeti… Mi colección de arte está en Bangkok. También tengo una colección más pequeña en Chiang Mai, donde mi galería privada organiza exposiciones de vez en cuando porque quiero que los estudiantes y los niños de la zona vengan a ver obras internacionales. En este sentido, también tengo un proyecto para apoyar a los jóvenes artistas de Tailandia, una iniciativa que proviene de mi carrera académica porque siempre he creído firmemente en el poder de la educación. Siempre es gratificante ver cómo estas exposiciones pueden inspirar a jóvenes estudiantes. Recientemente, la Universidad de la Cámara de Comercio Tailandesa me ha pedido que me una a ellos como decano de la recién creada Escuela de Arte y Diseño Digital. Es una oportunidad emocionante y también un gran desafío porque no tengo formación académica en arte: ¡siempre he sido profesor de Derecho!
—Podríamos decir que, aunque su residencia la tiene fijada en Bangkok, usted viaja mucho. Pero, cuando viaja, ¿adónde va principalmente?
—Viajo todo el tiempo. O por trabajo o por placer. Me encanta explorar el mundo. Sin embargo, por motivos artísticos, suelo ir a Washington D. C. por mi trabajo con el Smithsonian. También voy a Venecia por la Bienal. A Nueva York, Seúl, Shanghai, Hong Kong, Tokio… Tengo mucha suerte de que mi familia, especialmente mi padre, me haya inculcado siempre la cultura del viaje, desde que era un bebé. También viajo a España de vez en cuando. Es más, cuando era más joven y estuve en Madrid, hice mi primera compra de una obra de arte. Se trataba de un pequeño dibujo de Antonio Saura porque veía sus obras por todas partes y estaba enamorado de ellas.
—¿Cómo encontró esta hermosa casa?
—Estaba buscando una casa en Phuket. Un amigo me habló de esta casa, así que me vine desde Bangkok para verla. El propietario original era un abogado francés que la tuvo durante veinte años y, cuando entré en ella, me sentí como en el sur de Francia. Después, le pedí a Bill Bensley que le echara un vistazo y la transformó en lo que veis ahora: una mezcla de estilo de Phuket y sino-portugués, que es precisamente el que predomina en la antigua ciudad de Phuket y me encanta. Es muy tropical, una explosión de colores. Al principio, pensé en un bungalow caribeño en blanco y negro, pero, al final, me decidí por algo mucho más colorido. Con puertas, mesas y alfombras antiguas de todo el mundo, el diseñador se encargó de todo y es fascinante cómo ha transformado esta villa en algo muy diferente de lo que era. Las sillas y la mesa del comedor son de Chiang Mai, por ejemplo. Pero también hay antigüedades birmanas, cofres indios… En la sala de estar, la pintura es de Kate Spencer una artista británica que vive en San Cristóbal. Bensley me dijo un día que había encontrado una artista perfecta para pintar un cuadro para mi casa y era ella, Kate Spencer. La trajimos en avión para que pasara unos días en Phuket, después regresó a su isla del Caribe y nos envió la obra. En el cuadro se puede ver el bungalow, la terraza, el color de la casa y, por supuesto, a Bill Bensley. A todos nos encanta.
El diseñador Bill Bensley transformó la villa del empresario con una mezcla de estilos, el thai y el sino-portugués, predominante en la capital de la isla
El tour por Sri Lanka
—Otras sillas, en cambio, son de Sri Lanka, que encontramos mientras viajábamos en un tour de compras por la isla del Índico. Allí, Bensley decidió encargar la mayoría de los cuadros de la casa a artistas locales para apoyarlos. Y lo mismo hizo con el dormitorio, donde estas pinturas se combinan con muebles antiguos y objetos de decoración thai. Recuerdo que exploramos todas las tiendas de antigüedades de Sri Lanka y volvimos con muchas piezas de ébano. Ahora, esos elementos decoran la casa entre otros muchos objetos de todo el mundo. De la India a Londres. También con piezas diseñadas expresamente para la villa. Es el caso de los espejos, obra de John Underwood, un artista australiano que vive en Phuket.
—¿Cómo define su estilo tan personal?
—Podría describirse como ecléctico. La gente dice que me gusta todo. Que puedo ser supermoderno pero también mezclar y combinar piezas vintage. Y, por supuesto, me encantan las casas tradicionales, pero también las de estilo contemporáneo. Yo mismo a veces visto muy tradicional y otras, muy contemporáneo.
—Por cierto, ¿cómo se llaman los pantalones que lleva ahora?
—Se llaman pantalones de pescador y a la mayoría de los tailandeses les encantan. Lo llevamos tanto en casa como para salir y es el pantalón más cómodo. Y la bata está hecha a medida por Pyvet Studio, un diseñador tailandés. El cinturón es de Lotus Arts de Vivre y los zapatos son mocasines venecianos de terciopelo.
“Me encantan las casas tradicionales, pero también las de estilo moderno y actual. Yo mismo a veces visto muy tradicional y otras, muy contemporáneo”