María Lozano es arquitecta y diseñadora de interiores. Cuando regresó de Nueva York, donde había pasado ocho años completando su formación, y después de fundar el estudio TheDreamLab o D.Lab, se encargó de dar una vida nueva a un pequeño apartamento en el edificio Torres Blancas. ¿Te apetece ver el resultado?
Un edificio de lo más peculiar
Proyectado por el arquitecto Sáenz de Oiza en 1968, el edificio Torres Blancas es uno de los más característicos de Madrid. Se localiza en la confluencia de la Avenida de América con la calle Corazón de María, y es un ejemplo de la arquitectura organicista y brutalista española de la segunda mitad del siglo XX.
Visible a lo lejos, se trata de una gran torre de 81 metros de altura que se construyó para albergar viviendas de lujo. En un principio iban a ser dos las construcciones, de ahí el nombre Torres Blancas, aunque finalmente solamente se edificó una.
Se trata de una gran estructura de hormigón armado formada por cilindros rodeados por balcones, con formas curvas y sinuosas. Cuenta con 23 plantas que hoy están destinadas a residencias y oficinas, además de dos plantas de sótano y la azotea, con una piscina muy original.
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TheDreamLab, un estudio de diseño para soñar
María Lozano pasó ocho años viviendo y trabajando en Nueva York. Allí cursó un Master en Advanced Architectural Design en GSAPP, en la Universidad de Columbia en Manhattan. Ella había estudiado arquitectura en Madrid.
Durante la última década se ha dedicado a trabajar en el mundo del diseño de interiores. Al regresar decidió fundar su propio estudio, TheDreamLab o D.Lab, para explorar este ámbito y combinarlo con otras disciplinas como el arte o la arquitectura.
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El tesoro inesperado
Cuando, después de muchos meses buscando el piso ideal, María encontró este apartamento en Torres Blancas, le pareció haber descubierto un tesoro. Aunque no era muy grande (cuenta con 79 metros cuadrados) se localizaba en uno de los edificios más destacados de Madrid, el mítico Torres Blancas, que ella admiraba desde niña. Y no es para menos porque se trata de una construcción muy especial.
María se fijó el objetivo de crear en ese entorno una vivienda funcional, práctica y decorativa, que aprovechase al máximo el espacio y que mostrase su propio estilo.
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La magia de las zonas comunes
Uno de los encantos del edificio Torres Blancas es la originalidad de su arquitectura que da como resultado unas zonas comunes espectaculares: los portales, las escaleras, las zonas de paso, etc.
La torre es un ejemplo de la mejor arquitectura del siglo XX y eso no pierde vigencia por mucho tiempo que pase. Esa atemporalidad y esa distinción del diseño se respira en cada rincón del edificio, desde la fachada hasta la piscina de la azotea.
El salón, un universo de color
En el interior del apartamento, todos los espacios muestran el estilo de D.Lab. El salón es un espacio cómodo y luminoso, donde María utilizó una paleta de colores muy especial que después se repite en el resto de la decoración, y que se basa en tres tonalidades principales: el rosa, el mostaza y el azul.
Las paredes blancas y el suelo de madera aportan el escenario perfecto para la creatividad. El amplio sofá en esquina se diseñó sobre una estructura de DM lacado en blanco, con cómodas colchonetas tapizadas en terciopelo de color mostaza. Los cojines de rayas Stripey Pillow son un diseño de D.Lab para BelongNYC.
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Arte y piezas de diseño
Tanto en el salón como en otros espacios de la casa, el arte y el diseño están muy presentes. En la imagen, otra vista con el sillón Drift de Tornasol Studio y la lámpara de mesa Boatiné de Cristina Omarrementería. El cuadro es de José Guerrero, de la galería Artelandia.
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Un comedor en el mirador
En un rincón del apartamento, delante de un gran ventanal y dispuesto en un nivel ligeramente superior, encontramos el comedor. El espacio disfruta de una luz espectacular y está marcado por las formas curvas y sinuosas del propio edificio.
Para dotarlo aún más de entidad propia se instaló un pavimento con efecto craquelado en blanco, muy original. La mesa, diseño de D.Lab, fue fabricada por JRR Studio. Destacan las sillas modelo Gofi y Bold de Moustache, y la lámpara de techo Cirkus de Bymar. Las cortinas de color rosa son de Pepe Peñalver.
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La cocina joya
Aunque es pequeña, la cocina posee detalles únicos que la distinguen y la hacen especial. El espacio está determinado por la peculiaridad de la construcción, pero no faltan los guiños de diseño propios.
El blanco de las paredes y los muebles superiores potencia la luminosidad y amplía el espacio visualmente. Para los muebles inferiores se eligió el dorado, al igual que para la grifería. Destacan los ladrillos de pavés en color ámbar, que aportan a la cocina un toque de lo más personal. El mobiliario es de Vonna.
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Un dormitorio con estilo
En las zonas de descanso, serenas y luminosas, continúa el mismo planteamiento de diseño que en el resto del apartamento. Las paredes son blancas, así como los armarios, pero también hay color y toques de negro.
Los textiles en color mostaza y rosa, con guiños en azul. Las cortinas son de Pepe Peñalver y los almohadones Stripey Pillow, son los mismos que los del sofá del salón, un diseño de D.Lab para BelongNYC. En la pared del cabecero, un aplique negro y el cuadro Napolitana de Jorge Dana, de Gärna Studio Gallery.
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Auxiliares que destacan
No faltan los detalles en este apartamento tan especial. En cualquier rincón nos sorprende un mueble peculiar, un objeto de diseño, una pieza de arte…
En el dormitorio, la mesilla de noche muestra formas circulares y estantes abiertos. Se trata del modelo Hide Pedestal, de Hem. La alfombra, diseñada por D.Lab, es de WoopRugs.
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Funcionalidad en el baño
Las características propias del edificio aportan personalidad al interior del apartamento, pero también condicionan los espacios. El cuarto de baño es pequeño, pero funcional.
Las paredes están revestidas por azulejos de formato rectangular dispuestos en sentido vertical, de Nais. El mueble es de Musavia, con lavabo de apoyo, y al grifería es de la firma Icónico.
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Un rincón de estudio
Tanto el escritorio como el resto del mobiliario del estudio, realizados por Musavia en azul celeste, se adapta a los rasgos propios del espacio. La silla es el modelo Coco de Gubi. Cuadro Hyperballad de Santiago Picatoste para Gärna Studio Gallery.
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